Capítulo 2 Amante

Antonio estaba sentado a la mesa, desayunando junto a su hermosa novia. Tomo su rostro entre sus manos y le dio un beso en los labios con ternura, Celeste estaba en el exterior, sentada en una banca en el jardín, intentando no llorar al ver a Antonio tan cariñoso y dulce con su hermana.

Desde allí podía observar la escena romántica que se gestaba en el interior de la mansión.

Jamás había recibido tales atenciones. Una sonrisa amarga se formó en sus labios, ¿que tenía su hermana que no tuviera ella?

Celeste se obligó a apartar la mirada de la feliz pareja.

Se mordió los labios con fuerza, no sabía si reír o llorar, cuando amas a alguien es difícil dejarlo ir. Se vuelve una lucha entre la razón y el corazón. Era tan estúpida.

El abuelo de Antonio, Max Spencer ingreso al comedor con pasos lentos. Celeste lo observo y no dudo en levantarse rápidamente de su asiento e ir a su encuentro.

El anciano no toleraba a Nicole y ella lo sabía.

Nicole era consciente de que el señor Spencer siempre la miro como una cazafortunas. Ese viejo siempre se metía donde no debía.

Gracias a ese anciano, su novio había tenido que desposar a la estúpida de Celeste.

El anciano recorrió el lugar con la mirada, pero no encontró a la esposa de su nieto.

-¿Dónde está tu esposa? -replico el señor Spencer con dureza. -¿qué hace esta mujer aquí? -señalo a Nicole.

-Abuelo por favor, sabes que Nicole es mi novia.

-Estas casado, al menos respeta a tu esposa -replico molesto. -puedes verte con tu amante en un motel, eso es para lo que sirven ese tipo de mujeres.

Nicole se sintió humillada, pero no se atrevió a decir una sola palabra. Era mejor guardar silencio y evitarse más problemas.

El anciano no podía creer que su nieto fuera un desvergonzado. Esos no eran los valores que le había inculcado.

-Mi matrimonio fue un contrato, lo recuerdas, tenías una deuda con la difunta señora Clark, yo cargué con el peso, cumplí con mi parte, pero no me pidas más abuelo. No estoy dispuesto a posponer mi felicidad por más tiempo. Ella es la mujer que amo lo aceptes o no.

El anciano estaba furioso, su nieto no veía la clase de serpiente que era Nicole. Era viejo y podía deducir muchas cosas al conocer a una persona.

-Eres un desvergonzado.

-Este matrimonio terminara en cualquier momento y lo sabes.

Celeste avanzaba por el pasillo a pasos lentos, intento ignorar lo que había escuchado de boca de su esposo, mostro una sonrisa dulce, se acero al abuelo para saludarlo.

-¡Hola abuelo! Es bueno verlo.

-¿Porque no estás aquí desayunado?

-No tenía hambre abuelo, no se preocupe -le respondió fingiendo una sonrisa.

El hombre no se creyó ni una palabra.

Miro el rostro de la joven con atención y noto la marca en su mejilla.

-Que te sucedió. ¿eso es un golpe?

La joven se mordió los labios nerviosa, no quería mentirle al abuelo, pero no tenía opción, quería evitarle más disgustos al anciano.

-Un pequeño accidente, no se preocupe. Sabe que soy muy torpe en algunas ocasiones.

El hombre podía deducir lo ocurrido, pero no iba a colocarla en una situación difícil. Se quedo platicando con la joven un par horas en la sala de estar, debían de organizar el aniversario de bodas número cinco.

Nicole se marchó de la mansión con una sonrisa en los labios, Celeste no sabía lo que le esperaba, la iba a quitar del camino. Antonio seria suyo, contaba con el apoyo de sus padres, eso era más que suficiente, su hermana siempre recogía migajas. Estaba tan acostumbrada a recoger las sobras.

Su padre le demostraba que no la quería, al igual que su esposo. -Pobrecilla, debía de ser horrible que te desprecien. Ser la rechazada de la familia Clark.

Esa tarde mientras Celeste se paseaba por el jardín de la mansión, se encontró con Ethan por casualidad.

–Ethan es bueno verte, llegas temprano.

El joven la observo por un segundo sin pronunciar palabra. Celeste pensó que quizás no era de su agrado, por ese motivo no respondió. Intento suavizar las cosas.

-¿Vienes a cenar con el abuelo?

-Iré en un momento. -respondió en tono frio.

Celeste se giró y continúo caminando, Ethan soltó el aire que tenía contenido en los pulmones.

Se veía tan hermosa, que incluso lo había dejado sin palabras. Ese era el efecto que producía Celeste Clark en él.

Amaba a la mujer de su hermano, sabía que no debía de hacerlo, pero en el corazón no se manda. No existe la lógica ni la razón. Ella jamás seria suya.

            
            

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