Capítulo 2 Un hombre extraordinario

Tan pronto como Rena entró de golpe en la casa, vio a Eloise sentada en el sofá, en estado de shock.

Sus ojos estaban rojos, como si hubiera llorado.

Rena echó un vistazo a su alrededor y ansiosamente preguntó: "¿Qué pasó, Eloise? ¿Dónde está papá?".

Ella era la segunda esposa del padre de la joven, y no pudo evitar romper en llanto al oír la mención de su marido.

"¡Harold es tan cruel! Cuando el Grupo Moore estaba en problemas hace unos años, nunca lo abandonaste. ¡Ahora que el Grupo Moore ha ganado estabilidad, no solo te dejó, sino que incluso intentó meter a tu padre en la cárcel! ¡Tu padre está ahora en el centro de detención por culpa de ese ingrato!".

Después de una breve pausa, Rena murmuró: "Déjame hablar con Harold primero".

Aunque habían terminado, habían estado juntos durante mucho tiempo, y ella creía que él no sería tan cruel.

Marcó el número de él y, pronto, la llamada entró.

Rena rogó: "Harold, ya terminamos. Por favor, no te desquites con mi padre".

Sin embargo, el hombre soltó una risa fría. "Alguien tiene que hacerse responsable de las pérdidas".

Ella aún quería seguir rogando, pero él se adelantó. "En realidad hay otra salida... Siempre y cuando estés dispuesta a ser mi amante durante cinco años, dejaré libre a tu padre".

Rena se quedó con la boca abierta.

Nunca se imaginó que su exnovio pudiera ser tan descarado. ¡Quería quedarse tanto con su propia carrera como con el cuerpo de ella!

Rena, temblando de rabia, dijo: "¡Harold, me repugnas!".

Él replicó con picardía: "Siempre has sabido qué clase de persona soy, ¿verdad?".

Ella, apretando los dientes, soltó: "¡Me niego a ser tu amante! ¡Ni loca!".

Harold se rio con desdén. "Entonces más te vale que contrates a un buen abogado para tu padre. Después de todo, una suma tan grande de dinero lo mantendrá tras las rejas durante al menos una década".

Rena espetó: "¡Pues contrataré al mejor abogado del país!".

"¿Te refieres a Waylen?". Harold soltó una risita burlona. "¿Acaso olvidaste que es mi futuro cuñado? ¿Crees que de verdad te ayudará con la demanda?".

Rena cerró los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos, y se dio cuenta de que no tenía cómo refutarlo.

Harold sonrió con suficiencia y dijo: "¡Rena, esperaré a que me ruegues!".

La joven colgó el teléfono abruptamente, demasiado furiosa para seguir escuchando las estupideces de ese hombre.

Al escuchar la conversación, Eloise soltó: "¡Ese desgraciado! No te preocupes, Rena. ¡No dejaremos que te haga daño!".

Lágrimas de rabia corrían por las mejillas de la mujer mientras decía: "Pero Harold tiene razón. El señor Fowler es su futuro cuñado. ¿Por qué nos ayudaría? Rena, tiene que haber una solución...".

La joven bajó la mirada y, después de un momento, murmuró: "Conocí al señor Fowler una vez. Intentaré hablar con él".

Eloise la miró con incredulidad. Era una mujer especialmente perspicaz, y solo entonces se dio cuenta de que Rena olía a alcohol. Al ver el abrigo de un hombre sobre sus hombros, supuso lo que había pasado, pero no la confrontó sobre eso.

*

No fue fácil para Rena volver a encontrarse con Waylen.

En el vestíbulo del Bufete Sterling, la recepcionista rechazó cortésmente la petición de Rena. "Me temo que no puedo dejarla subir sin cita previa, señorita".

Rena apretó los labios, lamentando no haber tomado la tarjeta de visita del hombre la noche anterior.

"¿Cuándo es su próxima cita disponible?", preguntó ansiosa.

La recepcionista revisó y dijo: "Dentro de medio mes a partir de ahora".

A la joven se le encogió el corazón.

En ese momento, las puertas del ascensor se abrieron y salieron un hombre y una mujer.

¡Era Waylen!

Vestía un traje negro hecho a medida, con el aspecto de pertenecer al uno por ciento más rico de la sociedad.

La mujer, en cambio, era desconocida para la joven. Tenía unos treinta años y era extremadamente sexy.

Waylen cruzó la mirada con Rena, pero actuó como si no la conociera en absoluto y escoltó a su clienta hasta la puerta.

Le estrechó la mano a la mujer y se despidió de ella.

La mujer dijo con coquetería, "Si no fuera por usted, señor Fowler, ¡no habría conseguido ni un centavo de mi exmarido! No tiene ni idea de lo tacaño que fue conmigo después de que se consiguió una amante...".

Waylen sonrió levemente. "Es parte de mi trabajo".

La clienta lo recorrió con la mirada e inquirió: "Señor Fowler, ¿le gustaría acompañarme a tomar una copa esta noche?".

Rena miró a la atractiva mujer y pensó que ningún hombre común podría rechazarla.

Pero Waylen no era un hombre común.

Él echó un vistazo a su reloj de pulsera y rechazó cortésmente. "Me temo que tengo una cita esta noche".

La clienta no era tonta. Se dio cuenta de que él no estaba interesado en ella y que solo era lo suficientemente educado como para no decirlo directamente.

Se despidió de él, se subió a su auto y se marchó.

Una vez que la mujer se fue, Waylen fue directo a la recepción y le preguntó a Rena: "¿Ya cambiaste de opinión?".