Capítulo 5 ¿Cuántas veces te has acostado con él

Rena, una mujer, no era rival para Harold por mucho que se esforzara.

Al final, solo pudo mirarlo con odio ardiente en la mirada.

Cuando dejó de forcejear, Harold por fin la soltó y se burló con desprecio: "¿Quieres acostarte con Waylen? ¿Qué te hace pensar que eres lo bastante buena para él? Todo el mundo sabe que no se enreda fácilmente con las mujeres. Además... Siempre estabas tan rígida cuando te besaba. ¿De verdad puedes soportar que un tipo empiece a quitarte la ropa?".

La mujer apretó los dientes y maldijo en su interior al hombre que tenía delante.

Bajó la vista y dijo con frialdad: "Eso no es asunto tuyo".

Harold la miró de arriba abajo y se burló con incredulidad. "Te acercaste a Waylen a propósito delante de mí. ¿Crees que me importa?".

Ese hombre le daba asco a Rena. Ella lo miró con un desdén evidente y espetó: "Harold, si no hubieras incriminado a mi padre, ¡no me habría importado en absoluto con quién te casaras! ¡No te creas tan importante!".

Harold se la quedó viendo sin decir nada.

Rena se obligó a sostenerle la mirada, pues no quería mostrar debilidad ante él.

Al cabo de un rato, Harold se burló con desprecio: "Rena, serás mi amante de una forma u otra. ¡Solo espera y verás!".

Luego abrió la puerta y se marchó, dando un portazo tras él.

En el instante en que se fue, las piernas de Rena cedieron. Apoyó la frente contra la pared y las lágrimas comenzaron a deslizarse lentamente por sus mejillas.

¡Qué hombre tan cruel!

En los últimos cuatro años, Rena había hecho tanto por Harold, ¡pero él no había hecho más que traicionarla!

Solo ahora se daba cuenta de que Harold estuvo jugando con sus sentimientos desde el principio. ¡Nunca quiso casarse con ella!

Fue tan estúpida que incluso se pasaba el día soñando despierta con su boda.

Al pensar en eso, lloró amargamente.

"¿Rena?".

La voz de Vera la hizo volver en sí.

Se secó las lágrimas y levantó la vista. La escena que la recibió la dejó paralizada en el acto.

Junto a la puerta no solo estaban Vera y su esposo, sino también Waylen.

Este se había cambiado y llevaba una camisa azul oscuro y unos pantalones de traje grises.

Vera estaba preocupada por su amiga, pero decidió no mencionar nada sobre lo de Harold. Se inventó algo rápidamente y dijo: "De repente empezó a llover, así que juguemos al golf en otra ocasión, ¿de acuerdo?".

Su esposo captó la indirecta y se hizo eco: "¡Buena idea! Juguemos al golf en otra ocasión. Señor Fowler, ¿puede llevar a Rena? Me temo que Vera y yo tenemos algo que hacer justo después de esto".

Waylen miró brevemente los ojos rojos y llorosos de Rena y, tras un rato, finalmente asintió. "Por supuesto".

Vera respiró aliviada, pero al mismo tiempo se sintió un poco mal por Rena.

La pobre acababa de ser agredida por Harold y ahora no tenía más remedio que irse con Waylen.

Era un día realmente ventoso y la lluvia no daba señales de amainar. Al contrario, los truenos y los relámpagos eran implacables. El estacionamiento era al aire libre, así que Waylen se adelantó para buscar su auto.

Al cabo de un rato, un Bentley Continental GT dorado se detuvo despacio frente a Rena. Ella no tenía paraguas, pero no se atrevió a pedirle a Waylen que saliera del auto para sostenerle el paraguas.

Se apresuró a entrar en el vehículo, bajo la lluvia que caía sin tregua. A pesar de moverse lo más rápido que pudo, quedó empapada cuando se abrochó el cinturón de seguridad.

Con el pelo goteando, se sintió un poco incómoda, temiendo que Waylen se molestara.

Pero el hombre simplemente la miró y, sin decir nada, arrancó el auto.

El club estaba a mitad de camino de la montaña, así que el trayecto hasta el pie de la montaña llevaría un tiempo, y el aire acondicionado estaba encendido. La mujer no tardó mucho en empezar a tiritar de frío, y sus labios se volvieron pálidos y azulados.

Mientras esperaba a que el semáforo se pusiera en verde, Waylen le arrojó un abrigo, diciendo: "Toma".

Rena le agradeció con un gesto de cabeza.

En cuanto se puso su abrigo, suspiró aliviada ante el calor. Sin embargo, Waylen no apagó el aire acondicionado, pues estaba demasiado ocupado vigilando la carretera que tenía delante.

Era un día tormentoso, así que el tráfico era denso en la ciudad.

Waylen encendió un cigarrillo y le dio una larga calada, preguntando con despreocupación: "¿Cuánto tiempo llevas con Harold?".

Rena se tensó ante la pregunta.

Pero no tenía motivos para ser deshonesta. "Cuatro años".

Waylen se sorprendió un poco. Al cabo de un rato, desvió la mirada hacia las esbeltas piernas de ella y, con lujuria en los ojos, fingió preguntar con despreocupación: "¿Y cuántas veces te has acostado con él?".