Capítulo 6 Podrías acabar necesitándolo

Una invitación con bordes dorados estaba olvidada sobre la maltrecha mesa de café en la sala de los Clark.

Jacob la descubrió y la agarró sin pensarlo dos veces. Su expresión se ensombreció en el instante en que leyó el nombre.

"¿La familia Lewis? No puedo creer que nos hayan invitado", expresó con voz tensa.

Se volvió hacia su hermana. "¡Nadine, no deberíamos pisar ese lugar! Después de todo lo que hicimos por su familia, uno esperaría que al menos mostraran algo de lealtad. Pero en cuanto la empresa de papá empezó a derrumbarse, Blaine Lewis no dudó en pisotearnos. Se abalanzó y compró nuestros negocios por una miseria, y luego fue por ahí diciendo que trabajar con nosotros significaba hacerse enemigo suyo".

Los ojos de Jacob estaban inyectados en sangre por la rabia. Tomó una respiración temblorosa y dijo: "La verdad es que, los Lewis son la razón por la que perdimos todo".

Nadine estaba sentada en el sofá, con la atención fija al último mensaje que iluminaba su teléfono. "Jefa, conseguí la información. Resulta que fue Blaine Lewis quien orquestó la detención de Kaden. Además, la mayor parte de la riqueza reciente de los Lewis proviene del tráfico de personas a través de la frontera de Urygan".

Tráfico de personas. Eso era todo.

Kaden había sido el mejor detective de la policía. Debió haber descubierto los crímenes de los Lewis y pagó el precio.

Así que este supuesto banquete no era más que una trampa para medir el próximo movimiento de ella, la nueva amenaza que no habían previsto.

Nadine se guardó el celular en el bolsillo y miró a Jacob, cuyo rostro aún ardía de indignación. "Iremos. Quiero ver qué juegos están tramando esta vez".

...

En el momento en que Nadine y Jacob entraron en el salón de banquetes de los Lewis con su ropa sencilla, los murmullos se extendieron por la sala, y las risas no tardaron en seguir.

"¿Es esa la hija perdida de los Clark? Dicen que están prácticamente arruinados, ¿y aun así tuvieron el descaro de aparecer?".

Daniela se acercó con elegancia con su vestido de diseñador, del brazo del hijo mayor de Blaine Lewis, y se detuvo justo delante de Nadine. "Nadine, tengo que hacerte una pregunta, ¿dónde encontraste ese vestido? Casi no te reconozco. ¿De verdad vas a presentarte al gran evento de los Lewis vestida así? ¿Necesitas que te dé algunos consejos sobre cómo comportarte en público?".

Jacob cerró las manos en puños, la ira pulsando visiblemente bajo su piel.

Durante años, los Clark habían tratado a Daniela como a una más de la familia, y ahora ella cambiaba su lealtad a los Lewis sin pensárselo dos veces.

Nadine ni siquiera se molestó en responderle, apenas dirigiendo la mirada hacia la otra. "¿Fue eso un insecto lo que acabo de oír? Ustedes, los Lewis, deben estar desesperados si están dejando entrar a cualquiera esta noche".

El rostro de Daniela se enrojeció al instante de la ira.

Temblando de furia, se mordió la lengua; el recuerdo de la última patada de Nadine seguía fresco y doloroso.

Antes de que terminara la noche, juró que se aseguraría de que esa perra no se quedara con nada.

Una voz suave resonó desde el otro lado de la sala. "Vaya, Nadine, eres una persona difícil de encontrar. Sinceramente, nunca esperé volver a verte". Apareció Blaine, vestido de forma impecable, con una copa de vino en la mano y una sonrisa maliciosa en los labios.

Dejó que el silencio se extendiera antes de inclinarse más cerca. "El tiempo se le acaba a tu padre. Por suerte para ti, tengo amigos en un laboratorio extranjero, uno de los mejores, en realidad. Han logrado elaborar el único antídoto que podría salvarlo. Si lo quieres, solo tienes que subir allí y llamarme tu padre honorario delante de todos. Hazlo y tal vez te lo entregue".

Todas las miradas de la sala se dirigieron hacia Nadine y Blaine, la multitud casi conteniendo la respiración.

Todos los presentes conocían la larga enemistad entre las dos familias.

La propuesta de Blaine era un insulto intencionado, y nadie lo pasó por alto.

Daniela se irguió, con una sonrisa maliciosa en los labios, deseosa de ver a Nadine derrumbarse.

Esta levantó lentamente la cabeza con los ojos fríos y dijo con voz firme: "No te preocupes por mi padre. Yo misma lo salvaré. Puedes quedarte con tu antídoto. Puede que acabes necesitándolo mucho antes de lo que crees".