Capítulo 4 Cancelando el compromiso

La luz del sol se extendía sobre las sábanas de la cama. Incluso antes de abrir los ojos, una extraña tensión le erizó la piel a Nadine, pues sintió otras dos presencias en la habitación.

Su mano se acercó a la daga oculta en su manga, con los músculos tensos y lista para lo que fuera.

Cuando abrió los ojos, nada parecía amenazante para ella.

Stacey y Jacob estaban de pie junto a ella y la miraban con ternura y dolor silencioso, como si temieran que pudiera desvanecerse.

Los labios de la mujer mayor temblaban y sus ojos se llenaron de lágrimas. "Naddie, gracias a Dios que estás aquí con nosotros".

A su lado, Jacob, alto y normalmente seguro de sí mismo, se retorcía las manos, mostrando un nerviosismo inusual en él. "Ayer pasaste por mucho, Nadine. Si necesitas más descanso, estaremos aquí".

La frustración se notaba en su rostro. Él no podía perdonarse a sí mismo por no haber podido hacer nada la tarde anterior.

Se vio obligado a quedarse de brazos cruzados mientras su hermana adoptiva se llevaba todo lo de valor y veía a su padre derrumbarse, escupiendo sangre.

Nadine había intervenido y mantuvo a la familia unida. Sin ella, estarían perdidos.

Para él, Nadine era simplemente extraordinaria.

La joven se sentó y miró a su alrededor en la habitación, limpia pero desgastada, y su mirada se fijó en un retrato suyo de la infancia que ni siquiera recordaba haberse tomado.

Tenía que llegar al fondo de todo lo que había ocurrido. Había mucho en juego.

¿Por qué las cosas se desmoronaron tan rápido tras su desaparición?

¿Quién había estado trabajando en las sombras contra ellos?

Se calmó y habló, con la voz ronca por haber dormido: "No se preocupen. ¿Me pueden decir... dónde está papá?".

Decir esa palabra en voz alta se sintió extraño, como si fuera de otra persona.

A Jacob se le iluminó toda la cara. Escuchar a Nadine preguntar por su padre fue casi una señal: por fin los estaba dejando acercarse.

En ese momento, creyó que ella había llegado para quedarse.

"Papá está mucho mejor. Se despertó esta mañana y consiguió comer un poco de papilla, luego volvió a dormirse. Hacía siglos que no lo veía tan tranquilo".

No pudo ocultar la admiración en su voz. Nadine había hecho un milagro.

"De acuerdo". Ella asintió, aunque por dentro sus pensamientos se atropellaban. La Toxina del Sueño de Décadas seguía siendo un reloj en cuenta regresiva en el cuerpo de Jordy. Su intervención de ayer solo les había comprado tiempo, pero no una cura.

Sabía que no le quedaba mucho tiempo a menos que encontrara una forma de eliminar el veneno.

Jacob la sacó de su ensimismamiento con una sonrisa llena de esperanza. "Debes de estar hambrienta, Nadine. Mamá te preparó el desayuno. Bajemos a comer juntos".

Ella le dedicó una leve sonrisa y se levantó de la cama.

En la mesa, Jacob se mantuvo cerca de ella, siempre listo para servirle el té o pasarles la comida, decidido a que no sintiera la más mínima molestia.

Stacey no dejaba de mirarla, con una mirada suave y constante, como si temiera que ella pudiera desaparecer de nuevo.

Tras un largo silencio, Jacob finalmente reunió el valor para decir: "Nadine, los Bailey convocaron hoy una reunión sobre el acuerdo matrimonial". Su voz se quebró por la vergüenza, y bajó aún más el tono. "Todavía no sabemos nada de Brad, y en cuanto a Kaden...".

Una expresión de preocupación cruzó su rostro, pero se enderezó. "No te preocupes. Pase lo que pase, no dejaré que te obliguen a hacer nada que no quieras".

Nadine dejó su cuchara a un lado y se secó los labios con una servilleta, recuperando la compostura.

Para ella, todo el acuerdo matrimonial no era más que una pequeña molestia.

"Envíame la ubicación, Jacob", dijo en voz baja.

Él la miró, asombrado. "Nadine, ¿quieres decir que...?".

Ella asintió con un gesto pequeño pero decidido. "Voy a cancelar el compromiso hoy".

Nadine tenía claro que si a los Bailey les hubiera importado de verdad esta alianza, nunca habrían dejado que la familia Clark se desmoronara.

Además, los rumores en la ciudad decían que Rhys Bailey, el notorio heredero de una familia con una reputación envuelta en misterio, ya estaba enamorado de otra mujer.

Era la oportunidad perfecta. Los problemas de la familia Clark le daban toda la justificación que necesitaba para romper este acuerdo.

...

En la Cafetería Stardust, Rhys estaba sentado cerca de la ventana, con una tormenta gestándose bajo su expresión tranquila.

Miró su reloj.

Ya habían pasado tres minutos desde la hora prevista para la reunión.

Solo sentía fastidio por esa prometida a la que nunca había visto y quería disolver cuanto antes ese contrato sin sentido. Estaba a punto de levantarse e irse cuando la silla frente a él se movió y una mujer serena se sentó. "¿Señor Bailey?".

Rhys levantó la mirada con el ceño fruncido. Pero al instante siguiente, la sorpresa lo dejó clavado en el sitio.

Ese rostro... jamás podría olvidarlo. Lo perseguía en sus sueños y llenaba los bocetos que estaban esparcidos por su escritorio.

Años atrás, mientras se desangraba en un almacén abandonado en la frontera de Urygan, fue su rostro el que vio justo antes de que todo se volviera negro. Ella fue quien lo sacó del abismo.

Nadine, por su parte, malinterpretó la tensión en su mirada, pensando que era simplemente molestia por el asunto del compromiso. Eso era exactamente lo que quería.

Ella deslizó una pequeña caja por la mesa, sin apartar la mirada. "Soy Nadine Clark. No perdamos el tiempo. El compromiso se acabó. Ya no tienes que preocuparte por ello. Todo lo que la familia Bailey envió a mi familia está aquí. Te lo devuelvo todo".

Rhys sintió que todo su mundo daba un vuelco. Durante tres años implacables, había estado buscando a la mujer que le salvó la vida.

Usó toda la influencia de los Bailey para la búsqueda, removió cielo y tierra en Urygan y siempre terminaba con las manos vacías.

Y ahora, la mujer que había buscado estaba sentada justo frente a él: Nadine Clark, su prometida.

A Rhys se le cortó la voz al forzar las palabras: "¿De verdad no me recuerdas?".

Nadine lo miró con un toque de irritación.

Según lo que había escuchado, él tenía fama de mujeriego.

Se preguntó si también eran ciertos los rumores sobre sus ETS.

Apartando un poco la silla, Nadine le dedicó una sonrisa fría y burlona. "No, no tengo ni idea de quién eres. Si eso es todo, señor Bailey, hemos terminado aquí. El compromiso se acabó. Hasta nunca".

Se levantó de la mesa y se dio la vuelta para irse.

Rhys se puso de pie de un salto y extendió el brazo para bloquearle el paso. "¿Quién dijo que estoy de acuerdo con terminar esto?".