La mañana transcurrió relativamente normal, Ciana no tuvo que volver a ver a su jefe y eso fue de gran alivio para ella. Sin embargo, sabía que no siempre correría con esa suerte... la joven observa la puerta y siente una especie de desmayo incontrolable.
Es que de solo saber que él se encontraba del otro lado de la puerta la ponía muy nerviosa.
-¿Mi esposo se encuentra en su oficina? -en eso la voz de Mónica la sobresalta.
-Sí, el señor esta...-pero no le dio oportunidad de terminar ya que Mónica ya había entrado en la oficina.
No es que necesitase anunciarse, Mónica prácticamente era su jefa, aunque el dueño de todo fuese Phil.
En eso Ciana comienza a pensar en lo que esos dos pudieran estar haciendo o hablando en ese lugar, Ciana muerde sus labios regresando la vista a su ordenador. Eso no era problema suyo, lo que Phil hiciera con su mujer no era de su incumbencia.
Eran esposos, ¿no?
< Esposos, como fui tan tonta al no pensar siquiera que ese hombre era casado. Como fui tan ingenua para creer que era soltero>
Se reprocha a sí misma, pero de nada servía que lo hiciera. El error ya estaba cometido, comienza a teclear cuando el teléfono comienza a sonar. Con manos temblorosas atiende la llamada.
-Niña, quiero que me traigas los documentos de compra que se hicieron la semana pasada.
-Si señora Mónica.
Ciana localiza los documentos para luego encaminarse a la oficina sabiendo que tendría que ver a ambos en un mismo lujar. Con la frente al alto ella se adentra en la oficina tratando de ignorar por completo a Phil.
-¿Esto es todo? -fue Mónica la que pregunta sin siquiera verla.
-Si señora -Ciana únicamente observa a su jefa sabiendo que el esposo de su jefa no le quitaba los ojos de encima, podía sentir esa mirada fiera.
-Sí, aquí están todo, ya puedes irte.
Ciana hace amago de irse, pero sin que pudiera evitarlo sus ojos la traicionan y termina viendo de soslayo a Phil. Él la estaba mirando fijamente sin importarle que su esposa estuviera delante de él.
Su mirada la puso más nerviosa que antes así que apresura el paso para salir de ese lugar. Pero antes de poder cerrar la puerta escucha una palabra que la trae de vuelta a la realidad.
-Cariño, aquí tienes todo lo que necesitas.
Ella cierra la puerta al mismo tiempo que traga saliva, no debía olvidar que él era un hombre casado y aunque tuviera problemas con su esposa se notaba que se querían.
-Joder...
Su cabeza era un completo caos. Si continuaba con ese susto encima no iba a durar mucho en esa empresa.
[...]
Phil observa a su esposa cuando lo llama cariño y sabe que no lo hace porque le naciera, simplemente lo hacía para cabrearlo. Mónica era una mujer muy celosa, y cada vez que una mujer se encontraba muy cerca de ambos actuaba como la esposa más abnegada del mundo.
-Vez que todo está en orden, no entiendo porque actúas de esta manera cuando yo hago algún negocio.
-Porque sabes bien que antes de firmar algún documento debes consultarme Mónica, lo sabes bien, te deje a cargo de la compañía porque debo estar viajando constantemente.
-No estabas aquí para solventar el problema, ¿Qué querías que hiciera?
-Esperar.
-Te recuerdo que, como tu esposa, también soy participe de esta compañía.
Eso no lo olvidaría nunca... Phil observa a su esposa con mucha paciencia reflejada en la mirada, luego baja la vista hacia los documentos los cuales debía hojear detenidamente sobre todo las malditas clausulas.
-Revisare todo esto y luego hablaremos.
-Tienes que dejar de tratarme como una estúpida secretaria, cuando te largas por varios meses yo soy la queda al mando de esta compañía, también tengo muchos derechos en hacer todos los negocios que crea conveniente -Mónica se había levantado, pero dejando la palma de sus manos contra el escritorio.
-No sabes hacer tratos justos Mónica, y lo sabes perfectamente, esta es la prueba de uno -señala los documentos los cuales ella ve con recelo.
-Haces todo esto para fastidiarme, pero no lo vas a conseguir querido esposo.
Y con esas últimas palabras se da la vuelta para encaminarse hasta la puerta resonando sus tacones sobre el marfil.
Phil suelta el aliento al mismo tiempo que se inclina hacia atrás, cierra un poco los ojos y relame sus labios. En eso sus pensamientos se llenaron de recuerdos de Ciana, aquello lo hace abrir nuevamente los ojos para mirar la puerta.
[...]
Mónica cierra la puerta de su oficina quedándose un momento allí, luego observa a la secretaria quien se encontraba ajena a ella. Mónica se compone y actúa como si su idiota marido y ella no tuvieran problemas.
-Ciana, se me olvido recordarle a mi esposo que lo estaré esperando para almorzar. Avísale.
-Claro señora Harper.
Ciana ve a su jefa alejarse como si nada hubiera sucedido, era evidente que ella y su marido se la llevaban muy bien a pesar de las diferencias en el trabajo.
La joven niega y vuelve al trabajo, ya no debía de estar pensando en esos dos. Muchos problemas tenían ella como para estar metiéndose en la vida de su jefa y su esposo... pero entonces las dificultades llaman a su teléfono en ese instante.