Capítulo 7 ¡Golpéame hasta que muera!

Brody sintió gran emoción al ver que las mejillas de Tracy se llenaron de lágrimas.

Pero aquello no era suficiente.

Él quería ver el verdadero dolor reflejado en sus ojos; quería que ella suplicara por piedad.

La joven lo miró a través de sus lágrimas y vio como el rostro de su esposo sufría un cambio que no predijo. El pánico se apoderó de la boca de su estómago; lo único que quería era salir de esa cama y escapar de él. Sin embargo, fue demasiado tarde. Aquel hombre había adivino sus pensamientos.

"¡Ven aquí!". Brody se puso de pie, la tomó por el cuello de su blusa y la arrastró con rudeza.

Tracy realmente se sorprendió al ver como echaba humo por la rabia.

Él parecía una bestia salvaje a punto de lanzarse por su presa.

"Yo no he hecho nada. ¡No puedes hacerme esto!", gritó Tracy, con el cuerpo temblando por miedo.

Los gritos de la joven se hacían más desgarradores mientras se retorcía por el dolor. Tuvo que morderse los labios para contener sus sollozos.

El abdomen de Tracy palpitaba por todo aquel dolor. Con los ojos rojos inyectados en sangre y lágrimas, ella miraba a Brody.

"Veo que no te darás cuenta de los errores que has cometido a menos de que te dé una lección".

El hombre apretó su mandíbula y luego pellizcó la cintura de su esposa.

Tracy intentó esquivarlo; pero solo la pegó más a él para poder hundir las uñas en su piel y hacerla llorar más fuerte.

"¡Ahora te advierto que te mantengas alejada de Ben!", gruñó Brody.

Cada vez más lágrimas brotaban de sus ojos, ya que el dolor en su cintura la estaba matando. Sus continuos sollozos hacían que su cabeza quisiera explotar.

De sus venas, la ira, el miedo y el odio surgieron. Tracy finalmente había obtenido fuerzas y logró ponerse de pie. "¿Por qué demonios debería escuchar lo que dices? Que me casara contigo solo fue un puto accidente. No tienes ningún derecho para controlarme. Me agrada pasar tiempo con Ben. No quiero permanecer en este lugar, no siquiera un maldito segundo. ¡Esto es una puta jaula!", lloró Tracy histéricamente.

Se estaba volviendo loca con el comportamiento que Brody tenía y, también, se avergonzaba de sí misma por sucumbir a toda esa tortura.

El hombre tomó con más fuerza la cintura de Tracy, apretó sus propios dientes y la miró. "Ben, ¿Qué tiene de bueno? Si dices alguna cosa más, destruiré su puta vida".

Con amargura, Tracy solo rio y resopló. "Brody, sé que me odias, pero eso no te da derecho para lastimar a Ben. Solo quieres torturarme. ¿No es eso lo que deseas, Brody? ¡Vamos, hazlo, golpéame hasta que muera! Véngate. Mi muerte destruirá a mi padre y tu venganza podrá cumplirse".

Tracy sentía cómo su cuerpo temblaba y cómo las lágrimas aún caían por su rostro.

Brody estaba pasmado; las palabras de la joven lo habían enfurecido más. Dejó que sus manos cayeran y dio unos pasos hacia atrás. Un destello de ira apareció en sus ojos antes de que fuera reemplazada por una sonrisa maliciosa.

"Eres muy hermosa", dijo el hombre al acercarse y pasar los dedos por las mejillas de su esposa. "¿Cómo puedo dejarte que mueras?".

Tracy giró el rostro con disgusto, ella ya no podía respirar. Era desgarrador que su matrimonio fuera así.

Ella solo cerró los ojos y esperó a que él comenzara con su tortuoso asalto.

En su mente, solo se preguntaba si aquel hombre tenía alguna pizca de humanidad en su corazón.

Él había pisoteado el último rastro de dignidad y orgullo que le quedaban a la joven.

Tracy ya no pudo contener sus lamentos. Solo se abrazó a sí misma y se ahogó en sus sollozos.