Miré a Matt con compasión. Sus ojos estaban vidriosos y sabía que lo único que deseaba era echarse a mis pies y llorar como un niño pequeño. Mi alma se partía en mil pedazos al verlo así, tan fuerte ante los demás, pero tan roto por dentro.
La gente comenzó a retirarse de a poco. Una tormenta se aproximaba y las lágrimas pasaban desapercibidas entre la lluvia que caía sin piedad.
Cuando ya nadie quedaba presente en el lugar, un silencio ensordecedor lo inundó todo. Estábamos Matt y yo frente a la tumba de quien quizás fue el mejor hombre de nuestras vidas.
De pronto, el sonido de unos tacones resonó a lo lejos. Miré en dirección al ruido para saber quién era aquella persona tan impuntual que acababa de llegar, pero me fue imposible reconocer a aquella mujer. Al parecer, para mi esposo no lo era, pues al darse vuelta y verla acercarse, su boca se abrió ligeramente y sus lágrimas se secaron de inmediato.
-Lamento la demora, el vuelo se atrasó un poco y además los periodistas acapararon la entrada -dijo ella con voz suave.
Matt no dijo absolutamente nada. Simplemente soltó mi mano y corrió en dirección a la mujer desconocida mientras sonreía de oreja a oreja.
Algo extraño ocurría aquí. Ellos se conocían, eso era evidente, pero yo no tenía ningún recuerdo ni detalle sobre aquella mujer. Matt nunca la mencionó y eso me parecía demasiado extraño.
Caminé en dirección a ambos para presentarme, ya que al parecer Matt no tenía intenciones de hacerlo. La nueva mujer acaparaba toda la atención de mi esposo.
-Ah, disculpa, Sofía. Ella es Anais Carrera, fue mi mejor amiga en la infancia -comentó Matt mientras se separaba de la chica.
Mi mente intentaba unir los cabos sueltos. ¿Una amiga de la infancia que no veía hace años y de la cual nunca me habló? Fruncí el ceño y miré dudosa a la chica.
-Un gusto, soy la esposa de Matt -dije con firmeza. Quería dejarlo claro, aunque seguramente ella ya lo sabía.
-Ya lo sé, sus rostros están en todos lados. Ser la esposa del CEO de K.O Company no es algo que pase desapercibido. Soy Anais -respondió con una sonrisa educada.
Estreché su mano a modo de cortesía, pero algo en ella no me agradaba. No sabía qué era exactamente, solo sentía una incomodidad difícil de explicar.
-¿Qué haces aquí? Creí que te habías ido del país para seguir tus estudios -preguntó Matt.
-Ah, supe la noticia de tu padre. No podía no despedirme de él, jamás me lo habría perdonado -respondió ella con aparente sinceridad.
-Eres muy amable. ¿Cuánto tiempo te quedarás? -preguntó él.
-Tenía planeado buscar trabajo aquí. Ahora debo ir a buscar mi maleta y hospedarme en un hotel -contestó Anais.
Ambos continuaron su conversación como si yo no existiera. Incluso, parecía que Matt había olvidado por completo que su padre acababa de fallecer.
-Te ayudaré enseguida. Kevin -dijo Matt, dirigiéndose a su conductor personal-. Lleva a Sofía a casa. Yo iré con Anais a buscar el mejor hotel para que se hospede. No me esperes despierta.
Fueron las únicas palabras que salieron de la boca de mi esposo. Matt y Anais se marcharon rápidamente por la puerta trasera, mientras Kevin me escoltaba al auto intentando evadir a los periodistas.
Cuando llegué a nuestro hogar, el silencio era abrumador. Encendí la televisión para distraerme, pero fue aún peor.
"¿Acaso el CEO de K.O Company dejó a su esposa sola luego del funeral?", "¿Se divorcia la pareja más querida del país?", "¿Qué pasará ahora con K.O Company?"
Era horrible. Matt solo había ido a dejar a su amiga Anais a un hotel, ¿por qué todos pensaban que nos divorciaríamos?
Por un momento decidí hacerle caso a mi intuición. Caminé hacia mi computadora e intenté averiguar algo sobre aquella chica. No sabía su apellido, así que fue imposible encontrar información. Sin embargo, en el álbum familiar que Philip guardaba, quizás encontraría algo útil.
Busqué entre las fotos más antiguas y ahí estaba lo que tanto temía encontrar. Un joven Matt llevaba en brazos a Anais mientras la besaba. Bajo la imagen decía: "Mejores amigos de infancia".
No habían sido solo mejores amigos de la infancia. Y ahora mi esposo estaba con esa mujer, solos, en un hotel.
Suspiré frustrada. El sonido de mi celular interrumpió mis pensamientos. Era del hospital; el doctor Edward tenía noticias sobre mi tratamiento. Tomé mi abrigo y salí rápidamente. Seguramente Matt llegaría en unas horas, yo no tardaría mucho.
Al llegar al hospital caminé hacia la oficina. Sonreí al ver al doctor frente a mí con unos papeles en las manos.
-Sofía, tengo los resultados de los análisis que tomé para saber si podíamos acudir a algún tratamiento para que puedas concebir un bebé -dijo mientras me invitaba a sentarme.
-Supongo que son buenas noticias, ¿verdad? -pregunté esperanzada.
-Más que nada, podemos iniciar un tratamiento si estás de acuerdo. Necesitarás tomar pastillas que pueden tener muchos efectos secundarios. Estarás cansada y debilitada, pero aumentan considerablemente las probabilidades de concebir un bebé.
Sonreí feliz. Finalmente podríamos ser una familia y podría darle el heredero que Matt tanto anhelaba.
-Quiero firmar -dije sin dudar.
Autoricé al doctor Edward a darme los medicamentos. No quería contarle nada a Matt aún; quería que fuera una sorpresa. Sin embargo, mi emoción era tan grande que sabía que al verlo le contaría todo.
Salí del hospital cubriendo mi rostro para que los periodistas no me reconocieran. Caminé hacia la limusina y le pedí a Kevin que me llevara a casa.
La cena de esa noche sería el momento perfecto para contarle la noticia. A pesar de haberle dicho a Matt que canceláramos nuestra cena de aniversario, insistió en que debíamos pasar tiempo juntos para distraerse.
Me cambiaría de ropa, usaría un vestido elegante y cenaríamos en el mejor restaurante de la ciudad. Por fin estaríamos solos.
Al llegar a casa todo seguía en silencio. Las mucamas dijeron que Matt aún no había llegado. Tomé mi celular y lo llamé para confirmar nuestros planes.
Marqué una, dos y tres veces, pero no respondió. Mi mente empezó a imaginar lo peor. Encendí la televisión y ahí estaba.
"El nuevo CEO de K.O Company es captado cenando con una mujer desconocida. ¿Acaso ya no está casado con Sofía?"
Mi corazón se rompió en mil pedazos. Ahí estaba ella, Anais, con su larga cabellera blanca y un vestido ajustado, sentada donde yo debía estar. Sonreía al hombre del cual me había enamorado, disfrutando de una cena que debía ser nuestra cena de aniversario.
Intenté convencerme de que no pasaba nada. Tal vez solo querían ponerse al día después de tantos años. Pero... ¿por qué todo esto me dejaba un sabor tan amargo?
¿Acaso Matt canceló nuestra cena solo para poder estar con su amor del pasado?