Capítulo 8 Golpeando al bastardo

'¿Qué?', se preguntó Peter, sin poder creer lo que estaba sucediendo.

"¡Oh, dios mío! Bella, ya te reconozco. ¡Qué bueno verte otra vez! De hecho, soñé contigo la noche que nos conocimos. ¡Siempre sé que eres una persona especial, pero, no esperaba que fueras la directora ejecutiva de esta compañía! Encaja perfectamente con tu encanto y tu elegancia".

'Tal vez hablarle con dulzura logre ponerme de su lado', pensó. Él podría haber olvidado que le dijo a la mujer que no deseaba verla otra vez.

"Ja, ja, ja, ¿de verdad?", contestó la chica. Parecía estar halagada. El plan de Peter estaba funcionando.

"De verdad, cariño", aseguró el joven.

"Interesante. Me acuerdo de que las cosas pasaron de otra manera. En mi vago recuerdo, ¿no habías dicho algo así como no querías verme de nuevo? Y bueno, corrígeme si me equivoco, pero... Recuerdo que te negaste a darme tu número telefónico", confesó Bella con una expresión significativa.

"Para ser honesto, estaba teniendo un día muy duro", contestó él, intentando desesperadamente salvar la situación. ¿Cómo podría haber sabido que ella sería su futura empleadora? "Además, yo estaba muy borracho, por eso no lo pensé mucho. Lamento si dije algo cruel".

"Bueno, está bien. Ahora que dijiste que lo sentías y que realmente estabas ebrio esa noche, aceptaré tus disculpas", declaró la chica con un lindo puchero en sus labios.

"Oh, te agradezco mucho, cariño. Realmente, eres hermosa física e internamente". Al notar que Bella ya no estaba molesta, el hombre empezó a cambiar de tema para charlar sobre el trabajo: "Ya que somos amigos, mi querido ángel, me pregunto si podemos conversar sobre una compensación adicional, tal vez un ascenso. ¿Qué te parece?".

De repente, la expresión en el rostro de la empresaria cambió. La dulce chica juguetona se había ido, y la exigente jefa había regresado. "Tú, te vas a dirigir a mí como la señora Song, señor Wang", exigió.

'¿Qué demonios?', pensó el otro en su interior.

No lo podía creer. ¡Toda esa adulación fue inútil!

"No voy a recibir órdenes de un simple guardia de seguridad, sobre a quién ascender y cuánto pagarles a mis empleados. ¡Sal de aquí ahora mismo! ¡Estás despedido!". Pronunció ella, golpeando fuertemente su escritorio con las manos, mientras se ponía de pie.

'¡Mierda!'.

En ese momento Peter estaba muy frustrado, pues, en un abrir y cerrar de ojos, ¡sintió que la chica era una persona completamente distinta!

Él había dicho lo que ella quería escuchar, pero de la nada, ¡ella se volvió loca!

"¡Entonces púdrete! Eres una jefa de porquería. ¡Ya ni siquiera quiero trabajar en este lugar!", gritó él, comenzando a correr hacia Bella.

"¿Qué es lo que quieres hacer?", interrogó ella alarmada y un poco agitada, mientras retrocedía lentamente, dejándose caer en su silla.

"¿Qué es lo que voy a hacer? Te voy a...". El hombre presionó su cuerpo contra el de ella, la tomó por los brazos y la empujó hacia el escritorio de la oficina, moviéndose rápidamente para extender su mano hacia el trasero de la mujer.

En ese momento, se pudo escuchar el sonido de un golpe seco, el cual resonó en la enorme habitación. El cuerpo de la empresaria se estremeció, sintiendo dolor por todas partes. A pesar de haber sentido aquello, la joven soportó la nalgada sin emitir ruido alguno.

"¿Cómo te atreves a morder la mano que te da de comer? ¡Te vas a arrepentir de esto, perra!". Tras recordar el juego de poder y la injusticia que había vivido durante todo ese día, Peter sintió que toda su furia iba incrementando desde su interior, por lo tanto, continuó golpeándola.

Una y otra vez.

Los sonidos de la mano chocando contra la carne continuaron inundando la habitación.

Peter no paró hasta que pudo sentir que ya era suficiente.

Tan pronto como se tranquilizó, tuvo una gran sensación de vergüenza. Él podría haberle causado mucho daño, pero después de lo que le hizo, ella se lo merecía. La había rescatado en el bar, y ahora, la mujer estaba haciéndole pasar un mal rato en el trabajo que él mismo había conseguido.

Bella se encontraba en el escritorio, acostada sobre su estómago, con las nalgas levantadas. Estaba sonrojada gracias a la ira, observándolo.

La posición en la que estaba su cuerpo... Su rostro... Su mirada...

"Señora Song, me disculpo profundamente por lo que acaba de suceder. Ya me voy, y me aseguraré de que no me vuelvas a ver nunca más". Sintiéndose muy culpable, el hombre decidió marcharse y aceptar la decisión de la otra.

Cuando ya estaba a punto de alcanzar la puerta, la escuchó hablar: "Deja esa puerta o llamaré a la policía justo en el momento en que salgas, para que te arreste por abusar de mí. Mi oficina está bajo medidas estrictas de seguridad y vigilancia, además, tengo todas las pruebas en tu contra".

Bramó la empresaria, mientras se levantaba lentamente a pesar de las punzadas de dolor.

'Dios mío, este imbécil no sabe cómo comportarse correctamente', pensó.

"¿Qué quieres de mí?", preguntó el chico, perplejo ante el reciente giro de los acontecimientos. Aun así, él perdió los estribos e hizo lo que hizo, por lo tanto, solo le quedaba aceptar las consecuencias de sus actos.

"¡Vete a trabajar en este preciso instante! No tienes permitido dejar de hacerlo sin mi autorización. ¡No tienes la facultad de salir de Silverland Group, y estarás de guardia cuando yo quiera!", agregó ella con calma e indiferencia.

"Yo... Creí que me habías despedido", Peter no podía comprender lo que quería hacer.

"Sí, lo sé. Ahora me retracto", contestó la otra.

"De acuerdo, pero, ¿qué pasa si alguien más me despide?". 'Esta mujer debe ser una masoquista', pensó el joven. De haberlo sabido, habría comenzado a golpearle el trasero en el momento en que entró en la oficina.

"Nadie puede hacerlo, excepto yo".

'¿Qué demonios?'.

Renunciando a tratar de entender la situación, Peter cedió y se fue.

Aliviada, Bella tomó asiento después de echar al otro de su oficina, sin embargo, se encontró rápidamente levantándose de nuevo. ¡Sus nalgas dolían muchísimo! "¡Mierda!", exclamó ella irritada. 'Eso fue muy desconcertante', pensó: '¡Él es tan fuerte, y sus nalgadas fueron tan dolorosas! Por lo menos no es totalmente inútil. Me parece que podré seguir adelante con mi plan. Realmente me sentí culpable por aprovecharme de él, pero ya estamos a mano'.

Por otra parte, Peter dio un gran suspiro de alivio cuando salió de la oficina de la directora ejecutiva.

'Hay una solución para todo', reflexionó; ya no estaba tan preocupado por su futuro. Para ese momento, ya tenía un empleo que podía generarle un ingreso y así pagar las cuentas...

Saludando a la secretaría, el hombre forzó una sonrisa mientras caminaba de regreso a la recepción.

Tras su llegada, la ira comenzó a brotar desde su interior nuevamente.

Un sujeto calvo y de baja estatura hablaba en voz alta con Shelly, apuntándole con su dedo a la cara muy de cerca. Y en un momento, ¡incluso la abofeteó!

La joven se encogió y sus lágrimas comenzaron a descender por su rostro. ¡Pobre chica!

Por otra parte, Lisa no parecía estar nada mejor, pues, su cara estaba roja e hinchada gracias al llanto.

A Jack no le veía por ninguna parte.

'¿Quién se cree este hombre que es, para hacer una escena de tal magnitud en esta compañía? Debe ser un completo imbécil para intimidar a las chicas de esa manera'.

"¡Oye! ¡Deja de hacer eso!", gritó Peter, mientras corría y abordaba al otro tipo, dándole una buena paliza.

"Solo me fui dos minutos y repentinamente tú, bastardo, ¿entraste a causar problemas? ¿Acaso atemorizar a nuestras recepcionistas te hace sentir más masculino? Luces como uno muy digno con tu traje, sin embargo, debajo de todo eso solo eres un cretino enfermo. ¡Sal de este edificio ahora mismo!".

Peter empezó a golpear al sujeto y lo echó del lugar.

Él estaba muy furioso.

Shelly y Lisa intercambiaron miradas de preocupación. Verdaderamente, apreciaban lo que el chico había hecho, pero, parecía haber causado otro problema.

"Uhh... ¿Peter?", articuló Shelly vacilando: "Es el señor Kang, y es nuestro supervisor".