¿Dónde estaban sus buenos modales? ¿Era muy difícil dejarlo pasar y seguir adelante con una sonrisa?
Justo en ese momento pudo sentir la brisa de la noche moviendo su cabello y refrescando su cálida piel. Por fin pudo relajarse.
"¿Estás cocinando?", preguntó Kevin confundido, pero en un abrir y cerrar de ojos enfureció de nuevo. "¿Te encuentras con ella en este momento?", interrogó.
"Soy su doctor", respondió Sam evadiendo la pregunta principal.
Al escuchar esa respuesta, el hombre intentó calmarse poco a poco, un instante después preguntó de manera incómoda: "Anne... ¿Se encuentra bien?".
Cherry se apoyó en el pecho de su novio, sentía como su rostro se iba tornando a uno más sombrío y cómo su sangre se enfriaba.
Sirviendo los platos en la mesa Sam le respondió: "Sí, ella se encuentra bien, si no te molesta, voy a colgar si esta no es una llamada de emergencia, Anne tiene hambre, ya es hora de cenar".
Al no tener algo para decir, Kevin enfureció tanto que quiso tirar su celular, apretando la mandíbula, no tuvo otra opción que colgar la llamada, pero antes exclamó: "Sam, ya nos veremos, que te quede claro".
Ya entrando a la villa, el hombre no podía ocultar su enojo. Por su parte Cherry intentó hacer reír a Kevin, pero sus intentos fueron fallidos.
"Estoy muy cansado, ha sido un día bastante largo", dijo él con impaciencia.
"Prepararé la ducha", contestó Cherry amablemente ocultando su sonrisa fingida.
"Te agradezco, pero no", insistió el novio con angustia mientras se dirigía al baño, entró y cerró la puerta tras de él.
Apretando los puños con irritación, la mujer aguantó el ruido de la puerta cerrándose.
Se fijó en el clóset y encontró su ropa íntima, esperó que su novio terminara de bañarse y fue ella a hacer lo mismo, pero al terminar su baño y vestirse de manera provocativa con la lencería que había encontrado para sorprenderlo, él ni la miró.
Su molestia se hizo más evidente, pero con paciencia se dirigió hasta Kevin y frotó su cuerpo suavemente contra el de él.
"¡Este no es el momento, ahora no!", gritó el hombre alterado empujando a Cherry.
La chica se sentó mirando fijamente a su novio que ya estaba acostado en su lado de la cama, su rechazo la enfadó.
Él jamás la había tratado de esa manera, la rabia invadió su ser, pero se levantó de la cama sin decir una sola palabra.
El hombre no tenía idea de lo que le ocurría, pero se sentía molesto.
Su esposa estaba esperando un hijo, por fin. Al finalizar el embarazo podrían divorciarse, pero algo en su interior lo hacía sentir mal, era una sensación que no se podía explicar.
Estaba muy inquieto y eso no le permitía quedarse dormido, no sabía si Sam aún se encontraba en la casa de su esposa, no sabía si ella se encontraba bien. ¿Comió toda la cena?, ¿Aún tenía fiebre?
De repente, un sonido parecido a una explosión retumbó el lugar. Kevin tuvo que salir del estado pensativo en el que se encontraba, al escuchar como si algo pesado hubiese caído sobre el piso de la sala.
De inmediato, se escuchó el sonido del timbre de la casa. Intentaba controlar la ira en su interior cuando una voz le hizo molestar aún más.
No podía soportar un minuto más, apartó la fina cobija que cubría su cuerpo, se levantó furioso y fue hasta la sala de estar.
Cuando se disponía a entrar, la escena que vio frente a sus ojos lo dejó inmóvil.
Cherry seguía en ropa íntima, estaba en cuclillas llorando desconsoladamente en silencio.
"Me haces tanta falta, mamá", dijo ella.
A él le partía el corazón ver a su novia llorando de esa manera.
El cuerpo de ella empezó a temblar a medida que el llanto se hacía más fuerte, la falta de ropa le hacían lucir más vulnerable.
La culpa no tardó en aparecer en el interior de Kevin, sus acciones causaron esta situación.
Caminó hasta ella, la tomó en sus brazos y le susurró: "Vamos a la cama cariño, necesitas dormir un poco".
La mujer se asustó, no sabía que él estaba ahí. Rápidamente dejó de llorar y pronunció: "Perdóname, no quería interrumpir tus pensamientos".
Frunciendo el ceño, él se limitó a callar, le quitó el porta retrato de las manos a su novia y lo guardó en uno de los cajones. "Es muy tarde, si no duermes tu piel se va arrugar, envejecerás", dijo el hombre.
Ella no pudo evitar asentir eufóricamente, lo abrazó y recostó su rostro en el pecho de él mientras sonreía.
Minutos después Cherry ya estaba dormida al lado de él, pero Kevin aún no podía conciliar el sueño. Wendy, la madre de Cherry, había muerto por culpa de él.
La recordó y su humor cambió por completo.
A la mañana siguiente Sam abrió la puerta de la casa para sacar la basura, no esperaba encontrarse a cuatro personas fuera del lugar, estos invitados misteriosos estaban ordenados en una línea.
"¿Qué hacen aquí?", preguntó el doctor confundido.
"La señora Selma, nos mandó a cuidar a la señora Anne", respondieron los cuatro al mismo tiempo.
"No es necesario, se pueden retirar", finalizó Sam.
Al salir de la habitación, Anne pudo observar lo que estaba pasando, e intentó intimidarlos con su expresión seria, deseaba que se fueran.
El hombre cerró la puerta, al voltear pudo ver que la mujer se dirigía a la cocina y le preguntó: "¿Qué intentas hacer?, yo te ayudaré con lo que necesites".
Sin mirarlo, ella le preguntó: "¿Te quedaste anoche aquí o viniste más temprano?".
Caminando rápidamente hacia ella le contestó con tranquilidad: "Se me hizo muy tarde anoche, así que me quedé a dormir en el sofá para no conducir a esa hora, pensé que no te iba a importar".
Anne se sirvió un vaso de agua sin decirle nada, cuando ya estaba por beberlo, el doctor la interrumpió diciéndole: "El agua está muy fría para ti, toma, aquí tienes un poco de agua a temperatura ambiente.
Dándole otro vaso de agua a la mujer.
Sin aceptar lo que él le ofrecía, lo miró en silencio, su mirada era tan serena y fría como un lago de agua clara en invierno.
Sam estaba más calmado que ella, le colocó el vaso en una mano y le recordó: "Soy doctor".
Dándole a entender que sabía de lo que hablaba y que podía cuidarla mejor que nadie.
Finalmente, Anne aceptó y bebió el agua rápidamente echando la cabeza hacia atrás.
"¿Qué te preparo para desayunar?", preguntó él.
En ese momento ella supo que no podía soportarlo mucho tiempo más, "¿No tienes que ir a trabajar?", preguntó ella.
"Otros doctores pueden cubrirme en el hospital", respondió él.
Ella sabía que quería quedarse a cuidarla, así que pensó en otra razón malvada para que él se fuera y le dijo: "Sin ofender, cocinas horroroso, tomaré algo para llevar, no te quiero ver en mi casa cuando regrese".
Agarró su cartera y abrió la puerta, pero se llevó una sorpresa.
Emily estaba ahí parada y con una sonrisa la saludó: "Buenos días, Anne".
Pero al notar que estaba Sam detrás de su jefa, no pudo evitar sorprenderse aún más que la misma Anne.
La chica era una persona que había visto muchas cosas, así que, se recuperó de inmediato.
"Muy buenos días, señor Sam", saludó con una enorme sonrisa.
Anne tenía las sospechas de que la visita de su asistente no era solo por socializar. Entonces, le preguntó muy seria: "¿Por qué viniste hasta aquí? ¿Es por algo relacionado al trabajo?".
La chica le respondió de inmediato, tratando de calmarla un poco: "No, no, Anne, todo está bien en la compañía, no tienes que preocuparte. Fue en realidad el señor Kevin quien me dijo que viniera junto con algunas otras personas para cuidarte. Él me dijo... Me dijo que no tienes que ir más a la oficina".
Anne sintió como si una tonelada de ladrillos le hubiese caído encima al escuchar aquella noticia. No lo podía creer. "Qué carajo", dijo en un tono un poco alto.
"No, Anne, no tienes por qué preocuparte. No es como lo imaginas", habló Emily dejando notar su nerviosismo. A medida que la chica seguía hablando, Anne se confundía más. "El señor Kevin... Quiere que te quedes en casa para que puedas cuidar bien del bebé que llevas dentro.
Al escuchar esas palabras, Anne quedó petrificada. La ira que había comenzado a acumularse dentro de ella, de pronto comenzó a evaporarse.
Tardó varios segundos en reaccionar. Se quedó sin palabras. Luego de un rato, al fin dijo: "Aún tengo varios proyectos por revisar. No me puedo dar el lujo de abandonar la empresa en este momento".
Kevin estaba sentado en la silla principal de la mesa dentro de la sala de reuniones de la compañía. Tenía una mano sobre la mesa y otra sobre el reposa brazos de la silla mientras sonreía animado.
Sus ojos se hicieron más pequeños debido a la gran sonrisa en sus labios, realmente parecía estar de muy buen humor. No obstante, tal actitud tenía un poco asustados a los empleados presentes en aquella reunión.
Muy rara vez, habían podido ver a su jefe de esa manera. ¿Cuál es el motivo de haber llegado tan temprano y pasar directo a la sala de reuniones? ¿Es por algo grave?
Cada uno de los empleados tenía su propia teoría tratando de adivinar los motivos del hombre.
Por otro lado, Kevin no estaba nervioso ni ansioso, todo lo contrario. La verdad era que estaba bastante relajado. Observó a todos los presentes en aquella reunión y dijo: "Deben saber que, a partir de hoy, la señora Anne no estará más aquí. Así que, me encargaré de todos los proyectos que tenía asignados".
"Ah con que... ¿Ella no estará más en la compañía?"
"¿Eso quiere decir que la señora Anne... ha sido despedida?".
Todo lo que se escuchaba eran débiles susurros.
Kevin tenía los codos sobre la mesa y sus dedos entrelazados. Muchos de los presentes se contuvieron de hacer algún movimiento por lo imponente que se veía aquel hombre. Sus labios mantenían una sonrisa algo siniestra que hacía aflorar el miedo de sus empleados.
Con esa misma actitud, continuó: "La señora Anne ha tenido que tomarse unas largas vacaciones".
"¿Qué dice?"
"Ah, ya veo...".
La sala se llenó de palabras que solo exclamaban una enorme confusión. ¿Eran acaso esas "largas vacaciones" un despido inminente o realmente se trataban solo de un descanso? De cualquier manera, todos pensaban que la primera opción era lo que verdaderamente ocurría.
Todos habían sido testigos de la manera en que el señor Kevin trataba a la señora Anne cada vez que interactuaban entre ellos. Lo más seguro era que no la había podido soportar más, así que la quitó del camino.
Justo en ese momento, el celular de Kevin sonó indicando que recibía una llamada. Al ver de quién se trataba, contestó de inmediato.
"No me gusta que tomes decisiones por mí. ¿Crees que no debería ser yo quién decida si quiero tomar un descanso del trabajo?", habló Anne del otro lado con un poco de rabia en su voz.
El hombre seguía con la sonrisa en sus labios mientras giraba en su silla y decía: "Lo pensé bastante bien, de hecho. ¿Acaso no confías en mi desempeño?".
Anne quedó sin palabras. No había nadie que pudiese dudar de las habilidades de su esposo. Con tan solo diecisiete años ya había logrado duplicar el valor del Grupo AN. Aún así, desde que ella había asumido el cargo de vicepresidenta, Kevin había dejado de lado muchas de sus obligaciones sin importar que su esposa se encargara de casi todo.
"Ya me reuní con todos los gerentes y les expliqué que no estarás. De ahora en adelante, no tendrás que preocuparte más por la compañía", siguió Kevin.
"No necesito ningún tipo de ayuda aquí. Tan solo quiero que todas esas personas que enviaste se vayan ahora mismo. Tu madre también envió unos sirvientes para ayudar. Quiero que se vayan también. No necesito a ninguno de ellos", exclamó Anne.
Kevin se sorprendió mucho, no tenía idea de que su madre había sido tan considerada. Luego de analizar las cosas por un rato, habló: "No quiero que te creas falsas ilusiones. Simplemente quiero asegurarme de que mi hijo esté bajo los mejores cuidados".
De repente, una voz extraña se escuchó del otro lado: "Sin importar de a quién sea que estén cuidando, lo que Anne necesita es un profesional médico, no una ama de llaves", exclamó Sam quitándole el celular a Anne.
Kevin quedó sin palabras al principio.
Anne tampoco sabía qué decir.
Mientras tanto, Sam continuó: "Yo puedo manejarlo".
Después de haberse quedado paralizado por unos segundos, Kevin golpeó la mesa con fuerza haciendo notar su preocupación al tiempo que preguntaba: "¿Qué haces tú allí? ¿Acaso ella está enferma?".
Mirando a Anne y con un tono indiferente, el doctor respondió: "Ella está bien. No hay nada de qué preocuparse. Sin embargo, si todas las personas enviadas por ti y por la tía Selma no se marchan de inmediato, podrían tener una mala influencia en la salud de ella y en la del bebé".