Por su manera de hablar se podría pensar que realmente se sentía angustiada y nerviosa, casi aparentaba ser una hermana mayor cuidando de su hermanita pequeña.
Sin embargo, Anne estaba plenamente consciente de que todo eso no era más que una actuación.
Sus radiantes ojos expresaban algo muy diferente a sus palabras, estos centelleaban con la felicidad de haber logrado su cometido.
"La razón por la cual estoy aquí es para pedirte disculpas. No te preocupes, después de eso me iré", respondió la mujer notando la hipocresía y el disfraz que intentaba usar su prima, pero manteniendo su imperturbable expresión en el rostro. Ella no quería ser quien la expusiera.
También estaba el hecho de que sin importar lo que tuviera para decir, Cherry siempre tendría más personas de su lado, cayendo en sus trampas.
"Ya dije que no fue tu culpa. ¿Por qué tienes que pedirme disculpas?", dijo la chica mirando a su novio como acusándolo de todo aquello. "No tenías que reaccionar de esta manera, Anne no tiene nada que ver con esto. Tampoco es una razón para preocuparse tanto, debes tener presente que las personas se enferman de vez en cuando. ¿Acaso eso es culpa de Anne?", continuó.
Verdaderamente aparentaba querer culpar a Kevin.
Aun así, Anne pensaba que esa solo era una de sus maneras de demostrarle cariño a su novio.
Durante todo el tiempo de relación de la feliz pareja, ella había aprendido a que las frecuentes muestras de afecto entre ellos no lograran alterarla, sin importar lo repugnante que le pareciera, era algo a lo que ya estaba acostumbrada. De hecho, había tenido que presenciar situaciones mucho peores.
La escena que acababa de observar no era nada en comparación a todo lo anteriormente visto.
"No debí haber permitido que te quedaras esperando al conductor bajo la lluvia, así que, todo fue mi culpa. Cherry...", dijo respirando profundamente como tratando de reunir fuerzas para continuar. "Por favor, te pido que me perdones". Al instante de haber pronunciado aquellas palabras, sintió como si acabara de recibir un golpe muy fuerte en el estómago.
Fue tan fuerte el impacto que hasta llegó a sentir el sabor de la sangre en su boca.
Cherry parecía estar disfrutando mucho con la miseria de Anne, como si la hiciera sentirse más fuerte. "No tienes que decir eso, por favor", expresó con un intento de sonrisa amable en los labios.
"¿Por qué debo perdonarte por algo que no hiciste? Todo esto es...", dijo levantándose de la cama para tomar la mano de su prima, tratando de que su preocupación pareciera más convincente.
Con mucha indignación, Kevin se apresuró y devolvió a su novia a la cama. Hablando apresuradamente y con ansiedad, dijo: "Sigues muy enferma. ¿Por qué tienes que levantarte?". Luego giró la mirada hacia su esposa y añadió: "Ella se lo merece".
Cherry lo miró con una mirada de reproche, pretendiendo que todo era culpa de él.
En respuesta, el hombre la besó rápidamente en los labios, en un intento por no hacerla enojar más.
De inmediato, la chica le correspondió el beso con una sonrisa de satisfacción.
Anne sintió una fría ráfaga de brisa que le envolvió por completo el cuerpo mojado mientas apartaba la mirada lentamente. Deseaba poder salir de ese lugar de una vez por todas.
Antes de poder pronunciar palabra alguna, Kevin habló de mala manera: "Mañana vamos a tener una cena familiar a las cinco en punto en la casa antigua", dijo mirando directamente a Anne. "Tú debes asistir también, así cuidarás de Cherry", concluyó.
La mujer quedó boquiabierta ante las palabras de su esposo, no podía creer lo que acababa de escuchar, mientras que Cherry tan solo se sonrojó con un poco de timidez.
Luego de esto, el hombre le dio la espalda y, de manera arrogante, le dijo: "Al fin y al cabo, es por tu culpa que ella está enferma". Con un tono frío y cortante en su voz, agregó: "Es tu obligación cuidar de ella, de no ser así, no tendrás permitido el acceso a la antigua casa".
Anne solo pudo apretar sus puños con fuerza en señal de evidente molestia, ya que, tan solo tenían permitido visitar aquella casa los miembros de la familia Fu y sus parientes respetables. Siendo ella la esposa de Kevin, la convertía en pronuera de la familia, es por eso que el solo hecho de pensar en que podía asistir únicamente si se ocupaba de la amante de su esposo le parecía completamente indignante.
Sus ojos se llenaron de odio y repulsión mientras miraba por la espalda a Kevin. Sintió como si una flecha llena de veneno le hubiera travesado el corazón, un veneno tan fuerte que hacía que su cuerpo se paralizara totalmente.
"Entiendo", dijo tratando de mantener la calma, y agregó: "Es hora de irme, así que... Espero que descanses bien, Cherry".
"Sí, lárgate. Estás arruinando el ambiente aquí dentro", dijo Kevin, soltando las palabras como mil agujas afiladas perforando el cuerpo de la mujer.
Aunque, a decir verdad, su corazón ya estaba agujereado casi por completo a causa de su esposo. Ella jamás se imaginó que un hombre tan apuesto y gentil pudiera ser tan espléndido y despiadado al mismo tiempo, capaz de llegar a lastimar tanto a las personas que el solo hecho de respirar cerca de él se convertía en algo sumamente doloroso.
No pensó siquiera en la existencia de hombres con esa descripción hasta que se casó con Kevin.
Quizás era cierto eso que dice la gente: si alguien no te ama, puede convertir tu vida en el mismísimo infierno en tan solo unos minutos. A ella le tocó aprenderlo de la manera más difícil.
'Al igual que Cherry, yo también soy un ser humano y tengo sentimientos', pensó.
Tomando una profunda respiración, mientras todos esos pensamientos flotaban en su cabeza, bajó las escaleras con rapidez, pero su cuerpo se balanceaba a los lados fuertemente. Sintió cómo todo le dio vueltas en un segundo y al instante se desplomó en el suelo.
"¡Señora Anne!", gritó Emily al tiempo que corría asustada a levantarla en sus brazos.
Tras varios segundos, Anne logró levantarse y recuperar el conocimiento, pero lucía muy pálida y decaída. Sintiendo una enorme debilidad en el cuerpo, la mujer habló: "No te preocupes, estoy bien", pudo decir.
"Está tan fría como un témpano de hielo. Por favor, permítame ayudarla a subir al auto", dijo Emily en voz muy baja mientras seguía sosteniéndola con firmeza.
El rostro de Anne se tornaba cada vez más blanco y su piel cada vez más fría, la verdad era que no se veía para nada bien. El malvado de Kevin... Había sido demasiado cruel con ella.
Emily se sentía sinceramente muy mal por su jefa. Al tiempo que la ayudaba a caminar hacia el auto, le habló con un tono de culpa en su voz: "Señora, en realidad todo esto es mi culpa. No permitiré que las personas de nuestro equipo se pueda comunicar de nuevo con ninguno de ellos dos".
"No digas eso, nada de esto es tu culpa", le respondió la mujer mientras se desplomaba sobre el asiento del auto y el sueño se apoderaba de ella.
Para Emily era más que evidente que Kevin lastimaba a su jefa solo por gusto. Ella sentía gran simpatía por aquella mujer, pero sentía que necesitaba hacer más para de verdad marcar la diferencia. Sin embargo, simplemente podía ayudarla al ser amable y buena con ella.
"No luce nada bien. Llamaré de inmediato al doctor Feng", dijo Emily muy preocupada y al momento tomó su bolso para buscar su celular.
Anne se sentía segura estando con Emily, sabía que con ella no debía fingir firmeza y se podía mostrar vulnerable. Aún manteniendo los ojos cerrados, le dijo: "No hay necesidad de llamarlo. Por favor, necesito que me prepares alguna ropa limpia y compres una taza de té de jengibre. Esta noche debo asistir a una cena con los miembros del Grupo KIA".
"Pobre mujer", dijo Emily sintiendo compasión por su jefa que, aun estando enferma y cansada, debía ocuparse de los negocios de la compañía.
Pese a que, en efecto, Kevin daba la impresión de ser perfecto ante los ojos de las demás personas, la verdad era que solo se trataba de un hombre imbécil, sin clemencia y de sangre fría, al igual que un reptil, que no pudo cumplir con sus obligaciones hacia su esposa y que, además, la engañaba con otra mujer.
Kevin observó por completo la escena desde su enorme ventana francesa. Pudo ver la manera en que la ropa de su esposa se pegaba a su cuerpo debido al agua que aún escurría por este, y vio cómo su cabello era un desastre aglutinado en su cabeza. Se le asemejó a una rata ahogada.
La ropa mojada le hacía lucir mucho más delgada y frágil.
El hecho de ver a una mujer en esas condiciones de repente hizo que su corazón de hierro se arrugara un poco.
Por un segundo, estuvo a punto de llamar al conductor para que le llevara ropa limpia a su esposa y encendiera la calefacción del auto, pero luego recordó lo que ella había hecho. Por eso dejó el teléfono donde estaba y la frialdad habitual volvió a su mirada. Si había sentido aunque sea una pizca de pena hacia aquella mujer, ya había desaparecido por completo.
'Anne, el dolor y sufrimiento que sientes ahora no es ni una milésima parte de todo el daño que tú ocasionaste', pensó.
Sin ningún tipo de sentimiento en su corazón, simplemente giró a mirar a otro lado.
Luego de tomar una larga ducha con agua caliente, ponerse ropa limpia y beber su taza de té de jengibre hirviente, por fin, Anne logró sentirse mucho mejor.
Gracias al buen estado de su cuerpo y según las recomendaciones del doctor de la Familia Fu, solo necesitó beber una taza de té muy caliente y consiguió recuperarse de los dolores de cabeza y el resfriado.
Estaba usando un hermoso conjunto con un top negro de seda y una falda con el mismo patrón que le llegaba hasta las rodillas. Los tacones altos, del mismo color del conjunto, la hacían lucir como una bella y orgullosa reina.
En cada una de las oportunidades que la mujer usaba ese tipo de tacones y caminaba con su cabeza erguida, su asistente sentía la necesidad de caminar tras ella diciendo: "Reina Anne, por favor, permítame llevarle sus zapatos y bolsas".
Sin embargo, la primera vez que se les escaparon aquellas palabras, la 'Reina' se había volteado a mirarla con desprecio por tal acto.
El sitio en el cual el Grupo KIA había decidido reservar la cena se trataba de un club privado que se encontraba justo a las orillas del río. El sistema de membresía de dicho lugar reducía el acceso de personas a solo un grupo muy limitado.
La estructura de este era del estilo occidental antiguo, estaba rodeado de miles de árboles centenarios, lo cual lo hacía destacarse e imponerse en aquel paisaje con mucha extravagancia y encanto.
Ryan se encontraba en aquel lugar, pero Anne no tenía idea de que él asistiría. Usaba una impecable camisa blanca con un traje plateado y un refinado cinturón que hacía destacar su perfecto cuerpo esbelto. El cabello delicadamente corto y su estilo exquisito hacía una maravillosa combinación y realzaba sus profundos y atractivos ojos.
Al verla, inmediatamente le hizo un guiño con el ojo logrando hacer reír a la mujer.
Se sorprendió bastante al ver la elección de los platos de comida que ya estaban sobre la mesa.
Todos los presentes en la velada estaban conscientes de que Ryan elegía con premeditación los plato de comida según los gustos de ella, pero nadie se atrevió a mencionar nada al respecto.
En el momento en que propusieron un brindis, a ella le sirvieron una copa con una sopa muy nutritiva. Al instante, él le dedicó una sonrisa amable.
La expresión gentil que mantenía hacia ella no le llegaba a los ojos, en los cuales sostenía una mirada fría y penetrante, como preparado para luchar sin compasión con todo aquel que se atreviera a desafiar o incomodar a la reina.
Es por esto que todos fueron muy precavidos con sus palabras y acciones.
Luego de haber pasado una hora de la cena, Anne ya se sentía un poco aburrida, así que decidió levantarse poniendo como excusa que necesitaba algo de aire fresco.
Ryan fue tras ella de inmediato, al alcanzarla y notar la palidez en su rostro, le peguntó muy preocupado: "¿Te sientes bien? Por favor, deja que te lleve a tu casa, no luces nada bien".
"Estoy...", dijo, sintiendo cómo todo a su alrededor comenzaba a darle vueltas haciéndola sentir muy mareada. Con mucha dificultad por mantenerse en pie, intentó sostenerse de la barandilla a su lado.
En un segundo, Ryan corrió para intentar sostenerla, al tiempo que intentaba no entrar aún más en pánico.
Pero antes de que pudiera siquiera rozarla, sintió como le apartaban la mano bruscamente.
Vestido con un traje negro, Kevin apareció de la nada y sostenía a Anne que justo cayó sobre sus brazos al no poder mantenerse de pie por más tiempo.
Ella sintió un frío familiar sobre su cuello y, de inmediato, el mareo que había sentido se esfumó.
"Señor Xiao, ¿acaso usted no recuerda que ella es una mujer casada?", preguntó Kevin despiadadamente. La luz amarilla del lugar hacía que sus rasgos fuertes y rudos lucieran aún más acentuados.
Daba la impresión de haberse vuelto más desalmado y dominante. Con su sombra sobre Anne, le hizo sentir ahogada, como si le faltara el aire repentinamente.
La mujer se sentía incapaz de salir de los brazos de su esposo aun cuando no dejaba de luchar por hacerlo, mientras que él tan solo la sujetaba firmemente por la cintura.
"Créame que no me atrevo a olvidarlo", dijo Ryan con una mirada fría y cortante, pero manteniendo la calma en su voz, agregó: "Tan solo me ofrecí a ayudarla como su amigo".
"Le doy las gracias en nombre de mi esposa", respondió Kevin girando un poco su cabeza para encontrarse con el rostro pálido de Anne. Su corazón duro como piedra se ablandó un poco, pero tan solo un segundo después volvió a esa indiferencia que lo identificaba, y dijo: "Pero mi mujer no acepta la ayuda de otra persona que no sea yo".
'¿Acaso acaba de decir lo que escuché?', pensó Anne mientras sentía que sus latidos se detuvieran por un momento. Sin embargo, su corazón se detuvo con lo que hizo Kevin a continuación.
Él simplemente la levantó en sus brazos.
La reacción de Anne fue tan solo mirarlo aturdida por la situación.
Pudo notar la manera en que las luces le resaltaban la frialdad en su rostro y sus ojos brillaban de manera temible.
Ese hombre frente a ella... '¿Acaso ese hombre se trataba realmente de su marido, Kevin?', pensó. Ella seguía mirándolo incrédula, sin poder pestañear. ¿Podía ser que todo aquello no era más que un sueño?