El hilo rojo
img img El hilo rojo img Capítulo 4 *Mi prometida es ardiente Hermanita.
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Capítulo 6 Papá. img
Capítulo 7 La fiesta. img
Capítulo 8 Fiesta parte 2. img
Capítulo 9 Las escorias como tú tiene un castigo. img
Capítulo 10 Anonimo img
Capítulo 11 Jack Colsón.... img
Capítulo 12 Visitando a mi suegro. Parte 1. img
Capítulo 13 Conociendo a mi suegro. 2 parte. img
Capítulo 14 Me enamore de Sael. img
Capítulo 15 El viaje en caballo img
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Capítulo 4 *Mi prometida es ardiente Hermanita.

Lo mire con cara de no entender pero al final, asentí; no será malo tener un aleado como Zack después de todo es el hombre más poderoso de la ciudad de Paris; pero aun así no puedo bajar mis defensas. No puedo volver a confiar de esa manera; nunca le podre decir el por qué volver, iba a dejar todo en paz, pero el video que me llego dejo claro que si quieren guerra, pues; guerra tendrá. Me separe de Zack, le sonreí mientras caminaba al ventanal.

-Tienes una hermosa vista. - mire por el ventanal a la ciudad.

-Si... - el teléfono comenzó a zona lo puso en altavoz.

*Jefe, acaba de llegar la arpía... digo la señorita Smith con sus progenitores, van rumbo a su oficina. *

Se escuchó claramente, una sonrisa maliciosa se puso en mis labios; nos volvemos a encontrar, quería hermanita. Veremos qué tan buena persona eres delante de Zack. Mire a Zack con una ceja levantada por su expresión. Tenía una mueca en el rostro, algo que me divertido un poco al parecer le desagrada Mariana.

-¿¡Crees que podemos comenzar ahora!? - lo mire divertida, pensé que no lo preguntaría.

-Nuestra actuación debe ser merecedor de un Oscar - le sonrió con travesura.

***

Aquella sonrisa no me gustaba para nada. Ella se acercó al escritorio se puso al lado mío con cara de chica buena a punto de hacer una travesura. Él porque está aquí es para tomar venganza aunque ella no me dice, lo sé; lo veo en sus ojos.

- ¿¡Que tienes en mente!? - le pregunte con interés, quería saber que tan dispuesta esta para llevar al acabo su venganza.

-La mujeres, no le gusta que otra pise su territorio. - me paso la mano por el cabello desordenándolo. - te vez más guapo con el cabello desordenado. - paso su mano por mi corbata desajustándola hasta quitándola. - por eso debo marcar mi territorio, desde ahora. - me sonrió terminado de desabotonar alguno botone de mi camisa color vinilo.

- ¿¡Tu territorio!? - la obviedad en mis palabra la sorprendió, lo cual se encogió de hombros. No pude evitar divertirme con las cosas que le pasaba por la cabeza.

-Ahora estamos comprometido, soy muy celosa - bromeo, mire como se alzaba la falda de tubo color negro. Hasta los muslos, pase en seco - bien, aún estás a tiempo de dar una idea mejor que la tengo en mente.

Un silencio se puso en el lugar; ideas tengo muchas pero sabía de ante mano que una mujer sabe pelear con otra. Negué; comenzó a desabrocharse los botones de su camisa rojo dejando más pronunciado su escote, de momento la garganta se me seco, el calor en mi cuerpo comenzó a subir. Me hizo una señal para que me acercara, se sentó en mi escritorio; esa imagen, tiro de mi camisa desabonada.

Mi prometida es tan ardiente.

Quede entre su pierna, mire sus ojos; negué divertido en que momento me deje llevar por esta chiquilla, baje un momento la mirada, grave error; note el color de su ropa interior de encaje, rojo igual que el color de su camisa, ahora que lo noto siempre usa el mismo color de su blusa en la ropa íntima, haciendo que se note un poquito de su senos, el cual no era tan grande, pero debajo de ese sujetado se notaba.

-No te sobre pases, si lo hace te dejo sin descendencia, recuerda que mi tío es un ex soldado y me enseño unos pequeños trucos- la advertencia estaba lanza. Solo que llego tres años tardes.

-No soy de hierro, corazón, así que teme paciencia- la mire a los ojos lo cuales se oscurecieron con fuerza; le sonreí con diversión - me acaba de cumplir una de mis grande fantasías. - incline mi cuerpo hacia a ella que dando el de ella levemente implicado. Los tacones de Marina y su madre resonaban en la entrada.

Sus manos se fueron a mi cuello apretando mi cabellos, una sonrisa se puso en sus labios, sus ojos me decir que no cante victoria, mis manos fueron acariciando la piel de sus pierna alzándola leve mente, tomando la con firmeza; su respiración se volvió pesada una mira de advertencia estaba en sus ojos, me acerque para besar su labios pero lo que hizo me sorprendió, jalo de mi cuello hasta el hueco de su cuello, un dulce aroma a durazno me invadió, ese es su olor característico a durazno.

Comencé a dejar besos húmedo por su cuello, su manos apretaron mis hombros; este es tu castigo por desaparecer tres años de mi vista, hermosa; mordisque suavidad su piel, un jadeo escapo de su labios.

-Z-zack... - pronuncio mi nombre entre cortado, se escuchaba jodidamente bien de su labio.

-Confía en mí. - pronuncie con deseo, hasta yo no me reconocía en ese momento, me dio más acceso a su cuello, presione mi intimida en su zona Y, jadeo con fuerza mientras yo le dejaba un hermoso regalo en su cuello por ser tan atrevida conmigo. Nena no sabes en donde estas metiéndote.

-ZACK, ¿¡QUE CREES QUE ESTA HACIENDO!? - escuche un grito que me hozo gruñir de furia. Levante mi rostro del cuello de mi mujer, que por desgracia me está poniendo como un caño, suspire; note el estremecimiento del cuerpo de Celeste. - EXPLICATE.

Mire los ojos de Celeste que tenía un brillos de lujuria, mi mirada se dirijo a la señorita Smith que esta que echaba humos por los oído de lo roja que esta, estaba con su padre y su madre, suspire con indiferencia, sentí como me estaba abotonando la camisa, baje mis ojos toparon el celeste de mi mujer, encontrándome con una sonrisa de unos labio rosados, estaba de lo más tranquila en su lugar. Termino de ponerme mi corbata.

-Teniendo un momento de intimida con Mi prometida - conteste con indiferencia mientras miraba como mi mujer se recolocaba la ropa - Tal vez, no está claro con lo que te dije hace mucho tiempo tu y yo no tenemos nada, así que no puede venir a reclamarme como si fuéramos algo.

-Pero... pero - comenzó a tartamudear. - tu eres mi novio ¿¡Porque haces esto!? - le sonreí con arrogancia a lo que ella callo de inmediato.

-Tú hablas de ser fiel, mientras te revuelca con hombres a mi espalda. - respondí sentándome en la silla, mi mirada se fue a eso ojos celeste que me miraba con diversión. Vaya le parece gracioso.

-Te has vengado, perdón por lo que paso... pero eso no significa nada para mí - respondí a punto de llorar, aquí viene la magdalena.

-Ya te lo dije, Señor Smith, debió criar mejor a su hija para que no fuera una niña mimada a esta edad. - le sonreí con falsedad al señor Smith, que no dejaba de ver el mal comportamiento.

-Lo tendré en cuenta cuando llegue a casa. - respondió serio como siempre.

-NO, esa per... - le iba interrumpir pero Celeste de me adelanto.

-Hermanita, debería saber perder, en vez de estar insultado y causando problemas - su voz sonó divertidamente con cierta malicia en ella. Mientras se levantaba del escritorio y se volteaba a los presente con su sonrisa traviesa en sus labios.

Las cara de los presente perdieron color al ver a mi prometida, ella se puso a mi lado, mire como su padre salir de la oficina tan precípitemente, las mujeres le hicieron frente a mi mujer, pero nunca contaron que Celeste estaba nos solo por negocios sino porque en realidad esta mujer se va convertí en mi esposa.

-Esto apenas comienza - miro con frialdad a las mujeres.

-Crees que por que sea una mujer empresaria y con plata puede intimidarme - respondió con enojo Mariana.

-Querida, nos vemos el jueves en mi empresa para que ve quien es la ganadora de este juego - la sonrisa de confianza que le regalo Celeste a estas mujeres era de admirar - por cierto; deberías decirle al estúpido de tu dominante que si quiere jugar rudo, pues; jugaremos rudo.

-No me amena...

-No te estoy amenazando, estoy respondiendo a tu declaración de guerra - le lanzo un CD a la cara. - Si yo caigo, ustedes caerán conmigo, después de todo; Marcos es un conocido de mi tío.

La cara de terror de Mariana no era nada grata para mí, ¿¡Quién es Marcos!? ¿¡Porque le tiene tanto miedo!? Mariana salió de la habitación como alma que lleva el diablo.

-Veo que has cambiado, señorita Blaster, pero te recuerdo que está hablando de la familia...

-La Familia que me desprecio y de me ultrajo, estás hablando de esa familia, entonces también; hablemos de cómo te encargaste de destruir a mi madre. - la mirada feroz de Celeste me hizo temblar de excitación.

***

Maldita mocosa, debí deshacerme de ti cuando tuve la oportunidad, la arrogancia brillaba en sus ojos, le sonreí, si no puede con tu enemigo; únete. Pero la mueca que me dedico no me dejo nada que pensar.

-Por cierto, tengo entendido que la revista de mi madre está en bancarrota - la sonrisa, su mirada intensa no paso desaparecida para mí.

-Es lamentable, pero poco a poco nos vamos - la mira asentir con tranquilidad.

-Claro, la mayoría de acciones ahora están a la venta - miro su reloj de mano Tommy color rojo. -En este momento la mayoría debe estar comprada.

No escuche más nada, me encamine a la salida con un sudor frio recorriéndome por la frente, algo anda mal con la venta de la acciones de la revista; tengo que ponerme a ver quién es el comparador. No puedo permitir que la mocosa tenga la revista de su madre, me costó mucho quitárselas.

***

Suspire para calmar un momento mis pensamiento; me volví a sentar en el escritorio esta vez, con mi ropa en su lugar, mirando la ventana. Nunca les he hablado de los proyecto de mi madre; mi madre Dulces Blaster era dueña de un pequeña revista que no era tan famosa pero aun así mantenía la vida de la mayoría de su personal, por un tiempo estaba perdiendo dinero, fue hay en donde pareció mi padre con dobles intenciones, Arturo Smith; le brindo el apoyo que necesitaba para seguir adelante y volverse más grande. Pero que fue lo que a cambio le pido, ser una de su amante.

Mi madre desesperada por su compañero de trabajo, sin poder comunicarse con mi tío Milán, accediendo; en ese momento mi padre no tenía ninguna relación con la madre de Mariana, todo iba bien hasta que, Sara apareció; diciendo que estaba embarazada de él. Arturo, no le importo mucho que estuviera embaraza de él, ya que con quien estaba a punto de casarse era con mi madre, pero mi madre no tenía corazón para separar a una hija de su padre. Así que se alejó de él no contaba con que tenía dos semanas de embarazo. Arturo; se casó con Sara sabiendo que mi madre estaba embarazada pero preferido el dinero y el poder que el amor de su vida.

Después de eso, solo aparecía cuando era mi cumpleaños, con una sonrisa hipócrita que no se la creía ni el padrino. Con el tiempo nos abandono; él tenía el poder de la entrevista de mi madre y se la dio a esa mujer. Dejaron a mi madre sin nada, mientras que ellos se volvían más rico a costa del trabajo de mi madre.

-¿¡Te encuentras bien!? - levante la mirada encontrándome a Zack con sus ojos profunda.

-No, no soy una persona arrogante ni mucho menos codiciosas - respondí pensativa. - pero ellos me declaran guerra y vengo con todo, sobre todo a recuperar lo que es mío.

-¿¡Quién es Marcos!? - el interés de él me sorprende.

-Es un primo de mi tío, no es muy bueno meterme con él pero sé que si algo sucio hay él es el primero en ser nombrado - sonreí al ver la cara de Mariana - por lo visto no me equivoque.

-¿¡Te vas enredar con ese tipo!? - pregunto alarmado.

-Soy la hija de la única mujer que le comprendió a pesar ser como es - lo mire, había tenido muchos encuentro en él, es muy dulce y cariñoso conmigo. La última vez que lo vi fue cuando tenía 10 años y de ahí no le volví a ver - el me adora, no quiere que nada malo me pasara... conozco mi familia, Zack así que no te preocupes.

-Bien - suspiro mirando a otro lado, se levantó de la silla apoyándose con la mano a cada lado donde estaba inclinado su rostro a mí. - Debemos hablar, mi prometida.

-Traje un contrato, aún falta tus condiciones - me incline volteándome sobre el escritorio tomando mi bolso para sacar el contrato.- Mirarlo y dime.

Se lo entregue lo cual él lo tomo, lo deje sobre el escritorio con una sonrisa divertida en sus labios, sus ojos verde claro brillaban con intensidad. Le sonríe con inocencia, aparte el rosto a una esquina evitando el sonrojo intenso que tenía, aun mi cuerpo sentía la sensación que me dejo esa calidad y la suavidad que me brindaba sus caricias, las firmeza de sus manos recorrer mi cuerpo, esa carga que me recorrió mi cuerpo, era inexplicable. Sentía mi zona humedad, lo mire y tenía una sonrisa pervertida en su rostro.

-¿¡Que estas pensado!? Querida - me miro mis labios y después a mis ojos - es difícil concéntreme ahora, contigo en mi escritorio - susurro en mis labios, hasta para mí pero la puerta fue mi salvación.

-Señorita Blaster, su café cargado - por la puerta que entro el secretario personal se Zack, el cual gano una mirada llena de furia de Zack.

-Tu jefe la necesita para bajar un poco su calentura. - me escape de las manos de Zack, cogiendo mis cosas mientras me iba, camine con despacio un tranquilidad.

Cuando entre el asesor nuestra mirada se cruzaron con una sonrisa en sus labios mientras tomaba su café, este es el inicio de algo bueno. Una vez afuera estaba caminando me puse las gafas negras, cuando alguien se me puso en el camino.

-Has crecido mucho, Celeste - la voz seriedad del señor Smith se escuchó en mi espalda.

-Tiempo si verlo, señor Smith - lo mire con una sonrisa sínica en mis labios.

-Te busque por la ciudad y entre otro lugares - su voz sonaba cansada. -Hasta pensé que estabas muerta.

-Señor Smith, no tengo que darle explicarle de mi vida - me encamine a la salida- después de todo no soy miembro de su familia. Que tenga una buena tarde.

Me adentre al auto, con algo dentro de mi rompiéndose pero no puedo ver la expresión de dolor de mi padre, sonó porque a pesar de todo siempre quise su amor, pero lo que hizo no pude perdonarlo simple no puedo, una lagrima Salí de mis ojos; mentira si dijera que no tengo miedo, pero lo tengo y no puedo simplemente quedarme de brazo cruzados y haciendo lo que me dice. Mire las flores que tenía mi lado, el auto se dirijo al cementerio. Tenía que llenarme de valor para poder ver la cara de mi madre, que tal vez, este decepcionada de su única hija.

-Hola, he vuelvo con el tío Milán, me gustaría que conocieras a los niños - cambie la flores marchitas que el conserje dejo hace días atrás - pero es se quedar unos días y después se ira, porque no quiere dejar solo a los niños, es todo un mimador con ellos ya ni sé que hacer. Jajá... pero vine es a pedirte disculpa por lo que voy hacer y lo que estoy haciendo.

Después de desahogarme con mi madre un poco, me fu a la casa en donde estaba con mi tío por unos días, al verlo me sonrió, lo abrace con fuerza él era un verdadero padre. Le conté todo lo que me paso hoy y que Zack acepto el trato, cuando estaba por dormirme el celular suena.

-¿¡Halo!? - respondí mientras me ponía la piyama que constaba de una busca larga que llegaba hasta mis muslo y mis bragas.

-Tenemos que hablar sobre del contrato - se escuchaba movimiento de papel. - mañana paso por ti.

            
            

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