Capítulo 2 Capitulo II. El encuentro

Narra Save...

El ruido de mis latidos resonaba como eco en mi cabeza, ¿Quizá estoy enferma?, Sin embargo, debía llevar las camelias a mi madre. Bajé del árbol y me dirigí hacia el huerto de camelias, corté algunas y las eché en la canasta. Fui directamente hacia el lugar donde estaba antes con mi madre y les entregué las flores. Mi mente estuvo divagando todo el día; ¿Quién era aquella criatura? ¿Por qué mi cuerpo habría reaccionado así? ¿Cuándo volveré a verlo?

Narra Leandro...

Sentí un suave cosquilleo en los labios, desperté asustado. ¿Que había pasado? Miré alrededor y no vi nada, el mismo hermoso escenario de siempre. ¿Habrá sido un insecto? Miré pon unos minutos mas y me dispuse a levantarme, tenia muchas cosas que hacer, pero necesitaba aquel descanso; me encaminé a la salida del hermoso jardín el cual mi hermano había nombrado ''nuestro lugar secreto''. Llegando a mi destino, rebusqué en mis bolsillos por mi pase de salida, no estaba. Quizá lo había dejado en el lugar secreto; di la vuelta y caminé a paso lento hacia el jardín, disfruté del camino realmente no quería volver a castillo.

Había llegado hasta las grandes puertas doradas cuando observé una figura deslizarse por el tronco del gran árbol. En un rápido movimiento me escondí detrás de los arbustos cercanos a la puerta; la figura se volvía cada vez más nítida mientras me deslizaba entre ellos, aquella figura era una chica; vestía un simple y suelto vestido blanco, sin embargo, era tan delgado que aun estando lejos podía vislumbrar su delgada y hermosa contextura, su pelo de una tonalidad rosa caía hasta un poco más debajo de sus hombros; esta recogía flores del huerto de camelias. Se movía elegantemente entre las flores seleccionando a prisa las de los colores mas fuertes, al terminar salió a paso apresurado del jardín pasando justamente frente a mí. la miré fijamente a los ojos, eran de un extraño color anaranjado.

Un extraño escalofrió recorrió todo mi cuerpo. Habría jurado que ella también me había visto, sin embargo, ese planteamiento desapareció en cuanto perdí su figura de vista. Salí de los arbusto sin despegar la vista del camino que había recorrido la chica, no podía moverme; su penetrante mirada me había dejado pasmado.

...

Leandro caminaba lentamente por el camino de tierra, cuando se empezó a visualizar torres de mármol apaciguó su paso; mientras más visible se hacia la estructura del castillo más lento era su paso. No había encontrado el pase bajo el árbol así que tenía que entrar por otro lugar. Al llegar a unos enormes muros se detuvo por un momento realmente estaba reconsiderando si volver; al no tener otra opción se deslizó por un hueco que había en el muro adentrándose en el jardín de un hermoso castillo.

-¡Su majestad, ¿Dónde estaba?! -escuchó gritar a sus espaldas. Era Esther su criada personal.

-Estaba por aquí cerca -respondió señalando un lugar al azar.

-La señorita Marcy lo esta esperando, esta furiosa porque está horas tarde -informó. Leandro volteo los ojos y caminó sin decir palabra hasta la sala de descanso del castillo, al abrir la puerta lo recibió una hermosa chica de piel de porcelana, cabello dorado y ojos azules la cual vestía un pomposo vestido verde decorado con perlas.

- ¡Su majestad! -gritó emocionada al ver a Leandro. – Estaba sumamente tarde -regañó haciendo una reverencia.

Leandro se sentó en el sillón frente a la pequeña mesa decorada con un jarrón con flores blancas. La señorita Marcy se sentó en el otro y empezó hablar, hablaba sin parar iba de un tema a otro, sin embargo, Leandro solo le respondía con monosílabos. Llegó un instante en que él ya no podía escucharla, estaba sumergido en el color naranja del atardecer dibujado en el cuadro que decoraba la pared del frente; ese color le recordaba el de los ojos de aquella hermosa chica que había visto, ella era como un hermoso atardecer, su cabello y sus ojos combinaban a la perfección con los colores del cielo a esas horas.

- ¡Su majestad! ¿Me está escuchando? -escuchó provenir desde el sillón frente a él.

- Así es -respondió vagamente Leandro.

- ¿En que está pensando? O ¿¡En quién!? -gritó enojada mientras mordía suavemente su uña. Los celos irracionales de su prometida siempre le habían causado problemas, pero esta vez ella había acertado; estaba pensando en una chica, aunque no fuera nadie quien ella se pudiese imaginar.

- Cálmese señorita Marcy, no estoy pensando en nadie más -respondió.

La señorita Marcy le miró dudosa, pero continuó con su charla. Sin embargo, Leandro estaba perdido en los colores del cuadro preguntándose ¿Cuándo volvería a ver aquella extraña chica?

            
            

COPYRIGHT(©) 2022