Mi primera vez
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Capítulo 5 Insaciable

Existen tantas anécdotas que quisiera contar, explicar y detallar con claridad, pero se acabarían las hojas que poseo en mi cuaderno, una pequeña libreta que se vuelve en momentos de desesperación mi mejor refugio, mi mejor amigo y sin duda alguna, el único al que le contaría todos mis secretos sin temor a nada... Supongo que cualquier escritor o aprendiz a la escritura como me considero me puede entender, cuando hablamos de desahogarnos, de liberarnos y poder gritar al mundo lo que sentimos, pero no lo hacemos como el 60% de las personas normales lo hacen (Según mis cálculos en observación); no

sotros somos de ese 40% que ama leer, ama escribir, ama reflejarse en cada historia que relata.

Somos una pequeña población que cada día crece un poco más, intentamos culturizar y culturizarnos a través de la escritura, a través de la lectura y la vivencia del día a día que se vuelve nuestro mejor relato, nosotros escribimos para vivir, porque esa es nuestra manera de poder gritar, de llorar, reír, bailar o cantar, es nuestro mejor desahogo en pocas palabras y al hacerlo, nos sentimos tan libres que por las noches se nos hace más fácil conciliar el sueño, porque de eso se trata, siempre de vivir para tener una historia la cual contar.

No llegó aún a los 25 años de edad, y tampoco es una de las historias típicas de amor, romance y ternura que esperamos leer como mujeres, también sé que es una corta edad para las cosas que he podido experimentar en este sentido, y sé que no ha sido del todo lo mejor, pero tampoco me siento arrepentida de mis actos, al contrario, los disfruto... sé que algún día moriré, bien sea por una enfermedad, por accidente o muerte natural (intento no pensar en un asesinato) pero todos venimos a esta tierra por un tiempo corto que en parte es contado, solo que nosotros no llevamos esa cuenta.

Cuando nos referimos a la palabra "Deseo" ¿Qué realmente pensamos? En mi opinión particular pienso en satisfacción, en lujuria y apetito, pero carnal, y solo al mencionarla debo admitir que mi piel se eriza totalmente, creo que todas mis "oportunidades de vivencia" han sido por ese deseo intenso que logro tener al conocer a alguien nuevo en mi vida, sea o no en un mismo día.

Quizás algunas hayan crecido con un tabú en cuanto a la sexualidad, yo lo llamo falta de información, no es malo, al contrario es lo mejor que existe, descubres quien realmente eres y quién puedes llegar a ser; hay personas que lo hacen por oficio, otras como yo, simplemente para sentirse viva, pero no con cualquiera, sino con quien de verdad te despierte ese deseo, esas ganas remotas de poder sentir a esa persona en cada parte de tu cuerpo, de sentir sus labios, sus manos, su lengua y mucho más.

Enrique se llama, quien despertó en mí por primera vez aquello que no conocía, él solo me observaba en clases, pues solo era mi profesor, y su mirada era tan penetrante como carnosos sus labios, tan provocativos que cada día me incitaba más a insinuármele, era una adicción, él se volvió eso para mí y mucho más, llegó un punto donde pude robarle un beso, en esos labios que tanto desee, pero se sintió extraño, sentí culpa después de hacerlo y aún no entiendo cómo es que paso.

Ese "Golpe de suerte" en mi vida marcó el inicio de todo, se supone que al ser un hombre mucho mayor que yo quizás el doble de mi edad, sería una experiencia totalmente nueva, interesante y arriesgada para mí, considerando el hecho de que estaba casado, pero me atreví y no me importó nada en lo absoluto... Muchas veces me llevó a casa, pero antes de dejarme dábamos una pequeña vuelta en el auto y nos besábamos hasta quedarnos sin saliva, resecos y con muchas ganas de más, pero solo era eso... Besos y nada más.

Y llega ese momento, donde tu cuerpo te lo pide y tienes que responderle, esa noche al salir de clases fue todo diferente, salimos directo al motel que siempre veíamos al salir de la universidad, y mucho antes de entrar ya habíamos comenzado a sentirnos en uno; entramos a la habitación nos desvestimos rápidamente y en la cama entre el desespero de comernos llegamos a lo que debería llamarse "Acción" – Pero fue una pérdida de tiempo para mí –

¡Me sentí decepcionada!

¡Si la hubo! Él tuvo su erección perfectamente, pero no supo cómo hacerlo... Pensé que quizás por su edad y su mayor experiencia sería inolvidable y ciertamente lo fue, pues jamás olvidaré la peor experiencia de mi vida, donde no hubo orgasmos, no hubo una sola pizca de satisfacción, simplemente fue una rutina que solo él pudo disfrutar.

Esa fue la última vez que lo vi como un deseo, pues todo había muerto, él lo mató, lo asesinó, y no supo cómo complacerme.

¡Sí, suelo ser exigente! Yo doy lo mejor de mí y espero recibirlo, me encanta el sexo mucho más hacer el amor, y claro que espero un buen recuerdo, pero de él solo tuve una pesadilla.

Sin embargo, supongo que le encantó todo aquello que le hice con mis manos, con mis labios, con mis senos, pues aún me sigue llamando, pero ya no le contesto.

Tiempo después apareció Raúl, puesto que ya no creía en el amor, sabía que él solo sería mi acompañante en momentos de soledad y satisfacción y así fue, ¡Claro que lo fue! Con él viví todo tipo de experiencias y consecuencias claro... él estaba comprometido con una chica en ese entonces con quien tuvo que terminar su compromiso pues ya no la deseaba, pero tampoco estaba enamorado de mí, simplemente se dio cuenta de que ella no era eso que él quería, pues su apetito sexual era mucho mayor a lo que ella siempre le demostró.

Él era insaciable, siempre quería más, era ese tipo de persona que me volvía completamente loca en la cama, que me hacía pedirle más, él sabía donde tocar, donde besar, sabía todo y mucho más. La última noche que estuvimos juntos fue antes de volver de mi viaje, estuvimos en su casa donde ahora vivía con su nueva pareja, pero ella se encontraba trabajando esa mañana.

Llegué para despedirme, para darle solo un beso de despedida y desearle una buena vida, pero obtuve mucho más que un beso, él me tomó por el brazo y al besarme me cargo, me llevó hasta el comedor y allí me acostó, beso mi cuello, mis senos, mi abdomen y me quitó la ropa interior inferior, me inclinó sobre la mesa y me penetro tan divinamente que pude sentir todo su miembro dentro de mí entrando y saliendo en cada segundo, él besaba mi espalda y yo solo podía gemir de placer mientras le pedía más.

Lo hicimos tres veces seguidas, en el comedor, en aquel mueble enorme de color negro y encima de esa alfombra roja que tanto amaba, ¡Vaya que si me hizo llegar muchas veces! Y fue la mejor despedida de todas, tantas posiciones, tantos lugares y una sola casa que compartía nuestros mejores secretos.

Al volver a mi país luego de aquel hermoso viaje, conocí a quien yo pensé que sería el hombre perfecto, él no solo despertaba en mí un deseo, sino amor, cosa que desde hace mucho tiempo no sentía por nadie. Agustín, la primera persona con quien logré comprometerme, nuestras experiencias de vida en la cama fueron en realidad muy similares a las que ya había vivido, quizás ya había experimentado tantas cosas que todo era rutinario para mí, excepto una cosa que aún no me atrevía a hacer porque seguía incomodándome cada vez que lo intentaba.

Pensé que mi vida se había vuelto más tranquila, con mucha más firmeza y decisión, pensé en tener hijos, en tener una casa, un perro o quizás un gato, pensé tantas cosas que en cierto momento me asusté y me vi atrapada en una película donde simplemente no quería estar, pues todo era quizás demasiado perfecto para mí, pero la persona con quien pronto me casaría era a la vez muy recto para mi gran imaginación, así que decidí salir de esa vida por una semana y tomar una decisión, ¿Realmente quería esa vida de verdad o no?

Viaje durante esa semana fuera del país, y en mi estadía conocí a Cristian, extranjero como yo también, los dos tuvimos una química desde el primer momento, pero en mi idea de respetar a Agustín me limité a mucho de lo que en realidad quería hacer con él.

Pasado los primeros 5 días de la semana, días que mantuve contacto diario con mi prometido, me propuse a regresar antes de tiempo, pero esa noche, todo cambió, pues mi idea de ser completamente fiel, se había esfumado después de aquello vivido.

Esa noche fui a un bar donde estaría Cristian esperándome, se supone que solo charlaríamos un rato antes de yo regresar para hacer mi maleta, pero un "Estás hermosa" cambió todo, fue un impulso, algo que simplemente no pude controlar, y en un segundo ya nos estábamos besando... Durante el camino a su apartamento mi cabeza decía – NO LO HAGAS – pero mi cuerpo no me dejaba controlarlo, no podía dejar de tocarlo, dejar de sentirlo, él manejaba mientras yo me encargaba de estimular su miembro, y así al subir al piso, dimos inicio a lo que tanto quise.

El estómago me hormigueaba, mucho más cuando él besaba mi cuello, me desesperaba tanto que no podía parar de gemir, e incluso, puedo decir con firmeza que me hizo llegar solo a través de besos, cosa que jamás me había pasado con nadie. Encendimos nuestros cuerpos a un nivel de pasión tan alto que ocurrió lo que nunca había imaginado que pasaría.

Lo intenté muchas veces, fueron tantas las oportunidades que intenté tener sexo anal con mis parejas o compañeros de cama que perdí la cuenta, pero nunca pude hacerlo, siempre era lo mismo, dolía, dolía demasiado y no podía, con lubricante o sin lubricante terminaba doliéndome. Así que era una idea que había desistido desde hace mucho tiempo, pero ese día eso, cambió, dicen que siempre existe la primera vez, esta vez, era mi primera vez teniendo sexo anal y debo admitir que fue lo mejor que he experimentado hasta los momentos.

No lo planeamos, no lo conversamos, simplemente me dio vuelta en la cama y bien pensé – Ok, me pondré en cuatro – pero mayor fue mi sorpresa cuando introduce su miembro, lo sentí diferente, pero solo era un poco, luego sentía como sacaba lo poco que había introducido, y volvía a hacer lo mismo pero cada vez introduciendo un poco más, y claro que me encantaba, se sentía húmedo, excitante, compenetrado y en un segundo cuando menos lo espere, ya estaba del todo por completo dentro de mí, y fue ahí, cuando comenzó a hacérmelo rápido ¡Y si! – Me encanto –

Llegue a la conclusión de que tal vez anteriormente lo intentaba de una manera más directa y por eso dolía tanto, más, sin embargo, esta nueva experiencia dio un nuevo rumbo a mi vida sexual, esa noche fue maravillosa, la mejor de mi vida. Volví a casa del viaje y rompí con mi compromiso, me di cuenta de que no era la mujer que él esperaba que fuera, a pesar de que Agustín era un hombre maravilloso, no se merecía a alguien como yo, una fanática sexual.

Pocos meses después conocí a Samuel, otro adicto al sexo, es con quien salgo ahora, cada día creamos algo nuevo, tanto posiciones, como lugares, lo hemos disfrutado tanto que incluso en su oficina de trabajo lo hemos hecho, y ha sido increíble, sentir esa adrenalina, ese miedo de que nos descubran incrementa nuestro apetito sexual y me siento bien a su lado, no pensamos en casarnos o tener hijos, pero si en pasarla bien y por ahora es lo único que me importa, debido a eso puedo decir que estoy bien y me siento plena al ser insaciable.

                         

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