Entre dos mundos
img img Entre dos mundos img Capítulo 4 Removiendo el pasado.
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Capítulo 6 Soluciones img
Capítulo 7 Secuestrada img
Capítulo 8 Comentarios img
Capítulo 9 Una vida img
Capítulo 10 Actos (Parte 1) img
Capítulo 11 Actos (Parte 2) img
Capítulo 12 ¡Se acabó! (Parte 1) img
Capítulo 13 ¡Se acabó! (Parte 2) img
Capítulo 14 ¡Se acabó! (Parte 3) img
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Capítulo 4 Removiendo el pasado.

Es hora de volver a mi realidad, a la de Santiago Castillo.

Esta mañana desperté con mi futura esposa, pero desconcertantemente pensaba en otra, sé que está mal, pero simplemente es algo que no puedo controlar, se escapa de mis manos, pues por muy insólito que parezca la mente juega con nosotros a su conveniencia.

- Buenos días, mamá, Miguel, Susana paso la noche aquí en casa, está en mi habitación aun dormida, yo me iré a la construcción.

- Santiago, ¿Pretendes dejar a tu prometida sola, por irte a ese capricho de trabajo? – Comentó mi padre.

- Miguel, mi prometida no tiene problemas con que yo me vaya a ese capricho de trabajo, adiós.

Las relaciones padre e hijo muchas veces suelen ser memorables. Aquellas donde el padre enseña a su hijo a jugar Fútbol, béisbol o cualquier deporte desde su niñez, aquel que lo alienta al momento de buscar "mujeres" si de eso se trata, pero claramente este no es mi caso, este no es el mundo que yo vivo.

Miguel Castillo nunca me enseño a jugar Fútbol, yo solo corrí mientras pateaba un balón y aprendí, él nunca me dijo que el béisbol existía, yo solo lo descubrí mientras miraba a los profesionales de las grandes ligas en sus prácticas, él nunca me hablo sobre mujeres, fui yo, quien pensó que la cantidad era más importante que la calidad, y disfrute jugar con muchas... Nuestra relación padre e hijo ¡Nunca Existió! Tampoco puedo decir que viví sin un padre, al contrario, él estuvo siempre allí, pero solo para lo que le convenía, "Interés empresarial" como lo llame siempre. Por este motivo fui siempre tan indiferente con él, tan frío.

Cuando llegue a la construcción el Señor Daniel Mora me pidió que asistiera a una reunión de suma importancia, se notaba tan alterado y preocupado que llegue a pensar ¿Será algo malo? Pero en cierto aspecto no lo fue.

- Santiago, necesito que me culminen la obra en dos semanas. Este plazo sé que es corto para tus trabajadores, pero es urgente para mí tener listo el Centro Comercial a final de mes.

¿Dos semanas? Estábamos hablamos de culminar una obra en tiempo récord, cuando yo le calculaba como mínimo cuatro semanas más, un mes exactamente.

- Pero señor, tendríamos que contratar más personal, y trabajar incluso de noche.

- No importa Santiago, usted es la cabeza principal del rompecabezas, contrate a quien tenga que contratar, doble el sueldo de los trabajadores si es necesario, pero culmine la obra a final de mes.

Debo decir que me coloco contra la espada y la pared, realmente en apuros me encontraba. Analizando un poco la situación, y mirando con más optimismo lo podríamos hacer, realmente todo es posible, un poco más de trabajo y esfuerzo, pero como lo dije desde un comienzo, el esfuerzo valdrá la pena. Hice unas pocas llamadas, contrate un par de personas más, busque ayuda incluso del que menos lo esperaba, hable con los trabajadores y llegamos al acuerdo de trabajar seis horas más de lo pautado, suficiente para lograr lo cometido. Claro que los gastos aumentaban a magnitud, pero todo correría por cuenta del señor Daniel Mora.

Ya muy pronto vería el fruto de mi trabajo.

Comenzamos de buena manera, con mucha energía y entusiasmo, me encontraba conversando con Juan y Pedro, los encargados principales de las máquinas, cuando de pronto suena el pito de un carro, y al observar era Cristian, pero no venía solo, Bianca estaba con él. No sé con exactitud que me paso, pues al momento de mirarla mi corazón dio un pequeño y muy ligero salto, pero pude sentirlo perfectamente, de la nada mis manos comenzaron a sudar y sin provocarlo reaccione con una sonrisa.

- Santiago, disculpa que te moleste hermano, pero quisiera pedirte un favor, esta noche llevaré a Bianca a cenar, pero Susana me pidió que la llevara al aeropuerto, y como podrás ver no poder.

- ¿Susana, y porque no me lo pidió a mí? – Le pregunté algo sorprendido.

- No lo sé hermano, pensé que sabías – Me respondió.

- No te preocupes yo me encargo de mi novia.

El que Susana le haya pedido el favor a Cristian de llevarla al aeropuerto me tenía sin cuidado, me sorprendió, pero no me preocupo, o tal vez sí, no lo sé, por lo menos no tanto como el saber que Bianca estaba con mi mejor amigo ¿Intentando tener algo? Ni siquiera comprendía por qué me irritaba la situación.

**Lo mire durante los 15 minutos que estuvo el carro detenido frente a él, observe cada detalle de su aspecto físico, sus ojos, su sonrisa, su postura, absolutamente todo, no lograba entrar en razón en saber por qué me llamaba tanto la atención pero así era.

Efectivamente sentía su mirada hacia mí, es muy inevitable pues yo también quería mirarla, pero mi hermano del alma estaba frente a mis ojos recordándome lo que yo ya sabía, que ella era hermosa.

- Entonces quedamos de esta manera, gracias hermano.

- No te preocupes Cristian, saluda a Bianca de mi parte, yo volveré a la obra.

Sentía esas ganas enormes de decirle "Hola" personalmente, pero no se podía. Bien es cierto que alguna vez me llego a gustar, claro estaba que solo yo lo sabía, y no me convenía que nadie se enterara, en ese entonces éramos solo dos niños, y los mejores amigos...

Durante el corto tiempo de infancia que vivimos juntos, Bianca y yo fuimos inseparables, ella era mi mejor amiga; Evidentemente no siempre fue así, nuestra amistad duro muy poco, pero el corto tiempo que duro, la disfrute sin problemas. Hubo una época en donde la esperaba en la entrada del colegio, siempre me encontraba allí sentado con mi morral abrazado, esperando que ella llegara para por fin entrar juntos, y así se repetía cada día, ella llegaba caminando con su papá de la mano, él le daba un beso en la frente y se quedaba observándola hasta el momento en el que ella entraba conmigo, después el tiempo que quedaba era mi responsabilidad, así lo asimilaba yo, era como si de alguna manera me hubiese convertido en su protector.

Nos sentábamos junto a la ventana del salón, del lado derecho, ella delante de mí, siempre fue muy callada, su único amigo era yo, y en cierto aspecto mi única amiga realmente era ella. Durante las horas de clases no conversábamos, como todo niño siempre fui atento a lo que los maestros decían, y considero que todos los demás eran como nosotros en ese sentido, pero al momento de salir de clases, nos dirigíamos al parque, justo a una esquina donde estaba un árbol madre, – Así le decíamos – y nos sentábamos en sus enormes raíces que brotaban de la tierra, para comer la merienda que nos preparaban nuestras madres.

Creo que desde pequeña ella siempre estuvo consciente de lo que quería, me decía que su sueño era ayudar a las personas, muchas veces imagine que sería doctora, pero no era su vocación, ella quería resolver los problemas más grandes con palabras, decía que un buen consejo alimentaba al alma más afectada, y así fue como termino estudiando Psicología.

Por lo contrario yo quise ser veterinario, amaba infinitamente a los animales, logre hacer que mi padre me aceptara tener un perro en casa, la típica mascota de un niño, luego tuve un gato, loro, hámster hasta llegar a Trini, una cerdita, pero no quisiera recordar su triste final, luego con el tiempo me aleje de los animales, gracias a la horrible experiencia que me hizo pasar Miguel con Trini, y adopte por ser actor.

Estuve en varias obras de la escuela y preparatoria, pero tampoco funciono, muchas veces al estar de pie en el escenario me quede congelado, allí fue donde aprendí que no era nada fácil y había que tener mucha vocación para esa carrera; luego quise ser músico, como todo joven siempre pasas por la etapa en donde quieres tener una banda y ser reconocido mundialmente por tus canciones, pero tampoco tuve mucha suerte ni escribiendo, hasta que finalmente en el momento que me toco decidir, solo metí la mano al bol que había hecho con miles de papelitos con nombres de carreras y saque la que ahora me convirtió en un profesional.

No me gusto al inicio, los primeros dos años fueron terribles, reprobé materias hasta decir basta, pero cuando entendí que debía ser alguien y valer de mí mismo para no depender más de mi padre, comencé a esforzarme plenamente y termine por amar la carrera.

Retomando el tema de Bianca, amaba el estar con ella, cada segundo y cada milésima de segundo que compartía a su lado era reconfortante en un cien por ciento, yo supongo que ella nunca se dio cuenta de que me gustaba ¿Y cómo no? Solo éramos unos pequeños niños, pero así era mi realidad, hasta que un día de la nada se volvió tan fría como la nieve y cambio por completo, no hablaba, no salía al parque y cuando intentaba acercarme a ella, se levantaba de la silla y retrocedía dos puestos más atrás, siempre alejándose de mí. No lo comprendí por un tiempo, y me volví tan odioso como nunca, me convertí luego en una mala persona y la hice pasar muy malos y amargos momentos, hasta ese día que supe el motivo de su cambio, su padre, pero ya era tarde, ya éramos dos extraños.

A Medida que el tiempo avanza, todo se va convirtiendo en recuerdos, y al momento de rememorar aquellos detalles olvidados, nos da miedo el aceptar que posiblemente muchos de esos recuerdos formen parte de nuestro futuro.

Llego la noche y partí a casa de Susana, la busque, la lleve al aeropuerto y nos despedimos, esperando que pasaran estas tres semanas de gira pronto, en cierto aspecto lamente el no poder acompañarla, sabía lo importante que era para ella esta gira por su carrera, pero ella también sabía lo importante que era para mí el terminar mi proyecto. Tres semanas sin mi prometida y con Bianca tan cerca iba a ser muy difícil la situación, estaba muy claro en ello.

De regreso a casa, pase por mi restaurante favorito, anhelaba tanto un buen plato de pasta que no tuve más remedio y estacione el coche, pero cuando estaba a punto de entrar note el auto de Cristian estacionado, y al mirar por la ventana estaban ellos dos, en una mesa al fondo cerca de la tarima; Bianca sonreía con tanta felicidad que no pretendí interrumpir el momento y solo me di vuelta para continuar mi camino a casa, debo decir que al llegar subí directo a mi habitación, me duche y me quede dormido, intentando no soñar con ella.

"Desde la perspectiva femenina"

Fue una semana extremadamente extraña, o más bien indiferente. De momentos no debo negar que me siento muy bien estando con Cristian, pues él se convierte en el prospecto de hombre "Perfecto" o quizás eso es lo que ha demostrado, es caballeroso, gentil, trabajador, honesto y con cierto sentido del humor; tal vez es demasiado bueno para ser real... en veces quisiera creer que nada pasara, y que la vida continuara de esta manera, que nada afectara y en él nada cambiara, pero acepto la realidad y sé que no todo es color de rosas, y que en algún momento el destino actuara, porque lo que siento no es exactamente lo que debería sentir, y a la final todo cae por su propio peso.

Es inaudito pensar que después de tantos años me siga afectando la mirada de Santiago, no sé si alguna vez realmente me llego a llamar la atención, éramos muy niños en ese entonces y no sabíamos lo que era sentir – Atracción – pero en definitiva fue la mejor época de mi vida, la que pase a su lado.

Esta semana transcurrida estuvo rodeada de muchos sentimientos nuevos para mí, se supone que debía sentirlos con certeza, pero no fue en ningún momento hacia la persona correcta... Estaban volviendo los fantasmas del pasado, esos recuerdos que afectan, pero te hacen ser mejor persona, y de cierto modo actúan en tu vida para cambiarla a mejor. Ese día que lo mire en la construcción, mi corazón se detuvo por unos segundos literalmente, estaban ambos, los dos mejores amigos hablando, pero yo solo podía mirarlo a él, y en ocasiones él me observaba a mí, aún no comprendo cómo una persona puede causar tanta influencia en tu vida.

La cena que tuve con Cristian fue reconfortante, pero debo admitir que toda la noche me pareció estarlo mirando a él, a Santiago, y esos son aspectos que en definitiva debo apartarlos de mi cabeza de una vez por todas. Comenzó otra semana llena de muchas energías y entusiasmo, me propuse no pensar en él este tiempo, y casi lo logré, los primeros tres días no tuve noticias de Santiago en lo absoluto, claro estaba que tuve también que reducir hablar menos con Cristian, y en cierto aspecto me hizo bien. Tuve el tiempo de encontrarme conmigo misma, con mis gustos y las cosas que amaba hacer que había olvidado. Esa primera mañana me senté a conversar con mi padre, a recuperar un poco del tiempo perdido.

- Hija sé que quizás es mucho para ti, pero muy poco para lo que debí darte todo este tiempo, un regalo de mi parte.

Me había obsequiado documentos de compra, él había comprado un local con amplio espacio, constaba con tres cubículos y una sala central, ya sabía para qué sería; mi mayor deseo era poseer un lugar para poder desempañar la labor para la cual me había preparado, ya que durante un tiempo pude emplearlo, cuando aún mamá vivía, y luego de su muerte descuide todo lo demás, excepto a mi hermana.

- Es demasiado papá, lo agradezco, pero no sé si en realidad lo merezco.

- No lo rechaces Bianca, es lo único que he podido darte durante todos estos años, déjame ser el padre que siempre debí ser y nunca fui.

- Lo pensaré.

¡Está bien! Lo sé, era justo lo que había deseado por años, pero los principios que me inculco mi madre todos esos años me frenaban a aceptarlo, era como si me quisiera comprar de algún modo, y sé que está mal pensar de esa manera, pero en cierto punto así lo veía, ese era el panorama que se reflejaba ante mis ojos. Estuve todo un día entero pensando en ello, quería aceptarlo, pero no sabía si realmente hacia lo correcto, y creo que a la final me vencieron los deseos de cumplir un sueño y un propósito más en la vida. Fui hasta la habitación de mi padre esa noche, estuve alrededor de media hora de pie junto a su puerta, no sabía si entrar o regresarme, pero luego de tanto, supongo que mi lado amable y atrayente me gano, y di marcha a una nueva oportunidad.

- Papá, aceptaré tu regalo.

- Gracias Bianca, no sabes lo feliz que me haces hija.

A pesar de que debería sentirme bien conmigo misma, ¡No fue así del todo!

A mitad de semana decidí desayunar en el cafetín donde conocí a Cristian, había planeado un día relajante, papá me había dicho que mi nuevo consultorio estaba situado en un nuevo centro comercial, pero que funcionaria dentro de unas dos o tres semanas, así que durante este corto tiempo me propuse, estudiar e indagar temas con respecto a la Psicología, asistir a mis clases de maestría y hacer una lista de cosas por comprar, como muebles, cuadros, pequeños detalles para la decoración de mi futuro consultorio. Justo en ese instante se acercó la camarera para preguntarme que pediría, – Era más que obvio, siempre pido lo mismo – pero mayor fue mi sorpresa cuando me di cuenta de quien llegaba al cafetín – Y no podía creerlo –

- ¡Santiago!

¡Sí! Precisamente a la persona que no quería ver, o por lo menos no por ahora, se apareció justo frente a mis ojos, y no conforme:

- ¿Compartimos el desayuno? – Me dijo regalándome la sonrisa más hermosa que pude detallar, y la cual me derretiría sin saberlo –

- Claro, toma asiento.

Nunca se me paso por un segundo la idea de compartir un desayuno con él, pero así es la vida, te da cada día una nueva sorpresa. Estuvimos alrededor de una hora conversando, quizás fue menos, quizás fue más, no lo sé con exactitud porque cuando estaba con él, el tiempo era mi menor preocupación.

- ¿Nunca desayunas en casa?

- Bueno, normalmente lo hago, cuando no está mi hermanastro Raúl.

- ¿Por qué, tienes problemas con él? – Preguntó.

- No exactamente, yo diría que más bien el que tiene problemas, pero mentales es él.

- No comprendo.

- Mejor así, olvidemos el tema.

No me gusta conversar sobre Raúl, es algo intimidante para mí, aunque muy por fuera debo aparentar que no me afecta en lo más mínimo.

- Y tú, ¿Cómo va la relación con tu padre? Sé que no es muy buena – Le pregunté.

- ¿Para qué mentirte? Estamos peor que nunca, él aspira que yo sea una persona, que en definitiva no soy.

- No sé qué persona espera Miguel que seas, pero sin duda la que eres ahora es espléndida.

- Gracias, tal vez tuve que ser así un par de años atrás contigo.

Inoportunamente mi teléfono sonó y era Cristian, supongo que fue algo incómodo para Santiago y por ese motivo se fue sin siquiera despedirse; sentí aquel frío y a la vez desagradable escalofrío, mientras salía del cafetín, me hubiese gustado mucho el saber porque se marchó de esa manera, pero no quise preguntar, solo calle y olvide que había cruzado palabras con él.

Esa misma tarde recogí a mi hermana por la universidad, conversamos acerca de sus clases, el tiempo que tenía y como lo distribuía para las cosas que amaba; papá le había dado la oportunidad de quedarse trabajando como modelo con Andrea,

¡Claro! No comprendía desnudos ni mucho menos, no creo que papá lo hubiese permitido nunca y yo menos aún, pero muy en el fondo estoy agradecida con él, en que le haya brindado la oportunidad de su vida, en hacerla feliz, y sé que en parte mi madre está muy feliz por ella. Al día siguiente me levante muy temprano tome mi libro, un resaltador, mi cartera y partí al parque central, me senté en la grama junto a las raíces de un árbol madre, – Eso parecía ser – y comencé a leer, así comenzó mi día.

- Que sorpresa encontrarte aquí, de nuevo – Mencionó él.

- Santiago, voy a llegar a pensar que me estás siguiendo

– Le dije.

- Sé que eso quieres pensar, pero no es así... ¡Un árbol! Me recuerda al del colegio cuando éramos niños.

- Si... también pensé en eso, cuando éramos los mejores amigos.

Hubo un silencio de unos minutos, en el cual ninguno de los dos giró a mirarse, ¿Qué mirábamos? Nada en realidad, creo que esperábamos que el otro diera el primer paso.

**Nunca fue mi intención encontrarla en el parque, pero cada día tenemos nuevas sorpresas, en realidad a esa hora tendría que haber estado en la construcción, pero fue como un imán, algo que me atraía a ella, y solo deseaba pasar ese momento a su lado.

- Me gustabas. – ¿Disculpa? – le interrumpí.

- De niños, me gustabas mucho, asistía a clases solo para verte a ti, ¡Ja! Lo que es la vida, te supere años después cuando me mude, y ahora volviste – Comentó.

- No volví con ninguna intención siquiera de volver a verte.

- Estoy consciente, pero es todo tan extraño.

Se levantó, se despidió y se subió a su coche, ¿Qué fue todo eso? No dejo de preguntármelo, y es que tan solo en un segundo, sentí parte de lo que puede ser plena felicidad... pero debo entrar a mi realidad, a mi mundo donde sé que no existe la posibilidad de ¡NADA! Entre Santiago Castillo y yo. De momentos pienso... quisiera pensar que no estoy sintiendo nada por él, y que todo esto es un sueño, aunque sé, que al despertar de ese sueño, muchos sentimientos encontrados volverán a atormentarme, y ya en definitiva no sé qué hacer.

Nunca nadie dijo que sería fácil olvidar, pues nunca olvidaremos, solo llegaremos a superar lo que alguna vez, fue importante.

Santiago en las pocas oportunidades que se le presentaban, retomaba su ironía, volvía a ser ese niño rico y caprichoso que tanto odiaba, muchas veces lo llego a reflejar únicamente en su mirada, pero en otros momentos, se tornaba sincero, tal vez un poco humilde y a la vez solitario... yo más que nadie sé por lo que él ha pasado desde niños, – Es cierto, estuvimos años sin

Vernos – pero los otros que había pasado a su lado, sumaron ventajas en cuanto a conocerlo mejor, y saber cuándo estaba siendo egoísta, caprichoso, malcriado, sincero o amoroso, yo perfectamente conocía esos puntos de él, y aunque no quise admitirlo hasta ahora, Santiago puede llegar a ser incluso más sentimental que yo, con una diferencia, ¡Él no lo admite!

Todo el resto de la noche termino retumbando en mi cabeza ese – Me gustabas – definitivamente hubiese preferido que nunca me lo hubiera dicho, me afecto mucho más de lo imaginado, y todavía me pregunto ¿Por qué?

            
            

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