Entre dos mundos
img img Entre dos mundos img Capítulo 5 Confusiones
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Capítulo 6 Soluciones img
Capítulo 7 Secuestrada img
Capítulo 8 Comentarios img
Capítulo 9 Una vida img
Capítulo 10 Actos (Parte 1) img
Capítulo 11 Actos (Parte 2) img
Capítulo 12 ¡Se acabó! (Parte 1) img
Capítulo 13 ¡Se acabó! (Parte 2) img
Capítulo 14 ¡Se acabó! (Parte 3) img
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Capítulo 5 Confusiones

Me queda exactamente una semana para culminar el único proyecto de mayor importancia que ha llegado a mi vida, estaba prácticamente atado de manos, con una enorme carga encima que no podía descuidar, y que en cierto aspecto me sentía orgulloso de tener conmigo. El trabajo iba encaminado de la forma correcta, justo como lo quería llevar, y justo como sabía que le gustaría al señor Daniel, los trabajadores se habían esmerado sin duda en uno de los más grandes proyectos en esta zona del país, y me sentía muy satisfecho en haber sido yo, quien hasta ese momento controlaba la obra.

La semana pasada había sido un poco diferente, por decirlo de un modo, algo no común, y realmente distinto a lo habitual, aún no había recibido ninguna llamada telefónica de Susana y creo que en parte eso de alguna manera en particular me afectaba, y lo digo directamente por Bianca; no lograba entender con plena certeza lo que me estaba ocurriendo, pero es que cada vez que la miraba todo a mi alrededor cambiaba, me daba ese aire puro que podía respirar, esa calma y paz interna que debería sentir a diario, y esa tranquilidad o serenidad que tanto necesitaba, ella podía controlarme con tan solo una mirada, y lo más cumbre de todo es que sé que es así, y claro está que no debería ser así.

¡Me estoy hundiendo en mi propio fango!

Ese día que la mire en el cafetín no fue justamente de casualidad, ya estaba "siguiéndola" por un segundo llegue a pensar que se encontraría con Cristian, y aún no sé por qué me propuse a seguirla; me había levantado muy temprano y me detuve frente a su casa esa mañana, pensé en bajarme e invitarla a desayunar –

Necesitaba hablar con ella – pero la vi salir, subir a su coche y simplemente opté por lo más fácil, seguirla, claro que ella no lo noto y fue por una parte lo mejor, cuando me di cuenta de que estaría sola fue cuando decidí entrar al cafetín y allí tome la decisión de entablar conversación a su lado.

Cada minuto en el que levantaba su mirada para mirarme a los ojos mientras me hablaba, ella me hacía respirar, mientras que durante los otros segundos, simplemente mi corazón se detenía, solo esperando el momento en el que ella lograra reanimarlo, y así continuaba pasando cada vez que lograba ver sus ojos.

Pero llego ese momento incómodo, esa llamada que descompensó mi cuerpo totalmente, y que a la vez logró despertarme de un sueño imposible y ficticio. Justo en ese instante fue cuando decidí levantarme e irme sin despedirme, no podía seguir soñando despierto, nadie nunca dijo que era malo hacerlo, pero tampoco dijeron que era bueno.

Lo mismo ocurrió el día después, cuando me la encontré en el parque, en esa oportunidad fue casualidad encontrarla allí, supongo que tenemos gustos parecidos, pues cuando me siento muy preocupado por algo, o extremadamente obstruido de compromisos voy hasta ese lugar y me siento en las ramas de ese gran árbol, en el logro relajarme mientras observo a muchos de los niños que van a divertirse con sus padres, también me hace pensar en el día que logre tener mis propios hijos, sé que no seré como mi padre, yo si hablare con ellos, les enseñaré lo malo y lo bueno de la vida, y trataré de apoyarlos y ayudarlos en lo que pueda, seré totalmente lo opuesto a Miguel Castillo.

Volviendo a Bianca, si fue de casualidad encontrarla, me dirigía a la construcción cuando la vi sentada justo en las ramas, así que me detuve y camine hasta donde ella se encontraba, como en los viejos tiempos. Hubo un segundo en el que en definitiva me transporte totalmente a esos días, cuando corríamos por el parque del colegio a ver quién llegaba primero a sentarse en la rama principal del árbol madre, normalmente ganaba yo, pero siempre la dejaba sentar a ella, yo me sentaba luego a su frente en la grama, y la observaba detenidamente mientras desayunaba, era una costumbre, pues sabía que en cualquier segundo iba a sonreír, de esa manera achinaba su mirada y terminaba complementando mi día.

Tuve un impulso de la nada, ¡Le dije que me llego a gustar!

No fue planeado, ni tampoco lo quería decir, simplemente salió desde lo más profundo de una manera totalmente espontánea, y al decirlo quede en silencio, pues ni yo mismo podía creer que lo había dicho, me dio mucha vergüenza al inicio – ¿Pero ya qué? – solo continúe diciendo lo que fue una realidad, luego no pude seguir estando allí con ella, no pude siquiera mirarla a los ojos, tenía esas cuatro letras esparcidas en todo mi cuerpo la famosa "PENA" y salí como un niño corriendo a su casa, de esa manera lo vi yo.

Llegue a la construcción y pude olvidar lo ocurrido, claro que no por mucho tiempo, pues no paso ni una hora cuando Cristian me llamo, preguntándome cómo iba toda la construcción – ¡Y sí! No me pregunto por Bianca obviamente – pero es que él principalmente me la recordaba cada segundo, y considero que es mucho peor recordarla a través de mi mejor amigo, se vuelve más doloroso.

Ahora estoy en otra semana, una nueva donde puedo olvidar lo ocurrido, o definitivamente nunca olvidarlo, y he optado por mejor superar lo ya pasado, concentrarme en lo que realmente debería ser importante en mi vida, y en lo que debería ser mi prioridad, es decir, debo tratar de estar como unas semanas atrás, feliz por mi compromiso y por mi trabajo.

Y en definitiva ¡No es fácil ni olvidar, ni superar!

Dicen que la consciencia es nuestra aliada, ella debe orientarnos a no cometer errores, a no fallar, y aunque deberíamos escucharla, no lo hacemos, y volvemos constantemente a equivocarnos sin aprender de lo pasado.

¡Volví a caer en lo mismo! Pero esta vez anhelaba equivocarme, no fue tan difícil después de todo, simplemente la invité a salir, como los amigos que alguna vez fuimos. Al comienzo pensé que me rechazaría, y podría entenderlo, – Pero no fue así – ella en la llamada sonó tan entusiasmada y me dijo que si, sin ningún remordimiento o preocupación, en parte eso fue lo que me alegro tanto.

Quedamos en encontrarnos en el gran árbol del parque central, allí yo la pasaría buscando y la llevaría a uno de mis lugares favoritos, una colina donde me había llevado mi madre al poco tiempo de mudarnos a esta zona del país, desde allí se observaba gran parte de la ciudad, y se respiraba el aire puro de la naturaleza. Estaba un poco alejado por ser una zona alta, pero no lo suficiente como para notar una ausencia por tantas horas, sin embargo quería regalarle ese momento a ella, quería de alguna manera estar con ella a solas en uno de mis lugares favoritos.

Y se dio todo justo como lo planeamos, llegue al parque, ella estaba allí de pie esperándome, lucia tan hermosa, una chaqueta de cuero marrón con unas botas del mismo color altas, una camisa debajo, suelta de color blanco que tapaba parte de su pantalón, y había recogido su cabello por una cinta que descubría un poco su frente, y caía a lo largo de su chaqueta.

En el camino casi no conversamos, solo coloqué un poco de música y ambos comenzamos a cantar, como dos niños. Al llegar a la colina me pregunto ¿dónde estábamos? Y solo le respondí con una sonrisa, la tomé de la mano y la hice caminar unos diez pasos, donde por fin pude mencionar palabra y solo le dije – Ya puedes conocer el lado mágico de la vida –

**Fue el lugar más hermoso que mis ojos alguna vez llegaron a ver, se notaba con tanta claridad la puesta de sol y la ciudad entera de que simplemente quede sin palabras, no sabía que decir, porque en cierto aspecto no había nada que decir, simplemente la vista dejaba mudo a cualquier persona, y en este caso, me dejo sin habla a mí.

- Y... ¿Qué te parece? – Le pregunté muy nervioso, sin dejar de mirarla –

- ¿Existe una palabra mejor que increíble o fascinante? Porque entonces sería esa, simplemente es lo más hermoso que he visto.

- Lo mismo pienso yo, sabía que te gustaría.

- Me encanta, ¿ya habías venido aquí con alguien? – No

– le interrumpí.

- Disculpa, no nunca... eres la primera persona que viene conmigo a este lugar, ni Susana lo conoce – Le dije.

No quería quedar como una mala persona, es decir, mi prometida no conocía uno de mis lugares favoritos, cuando yo mismo dije unas semanas atrás que ella era todo para mí, ya simplemente no sé qué pensar, todo es más complicado ahora, y no quiero pensar en ello.

- Mejor no hablemos de Susana si no quieres, tampoco de Cristian entonces.

- Bianca, cuando te dije que todo cambio ahora que llegaste hablaba realmente en serio, es decir, no lo sé, yo... yo me siento como ese niño que compartía los colores contigo, y sé que está mal, pero es así.

- La cuestión esta, en que llegan momentos en los que yo me siento igual que tú, y otros en los que simplemente debo despertar a la realidad – Me dijo muy segura de su respuesta.

**Esa realidad que se vuelve dolorosa, justo ahora, cuando creía que podía ser feliz, todo se vuelve un remolino en mi vida, y Santiago es la fuente principal de este remolino que me atormenta, pero que a la vez me da esa felicidad total.

- ¿Quieres olvidar por hoy, solo por este día, que el mundo existe?

- ¿A qué te refieres Santiago?

- Me refiero, ¿A que si quieres disfrutar este día a mi lado?, y olvidarte que allí fuera en esa ciudad existe la realidad que al despertar nos espera.

Fue realmente una tarde romántica, una de las mejores que he tenido en mi vida, quizás porque era con la mujer correcta; nunca llegamos a besarnos ni abrazarnos, aunque me hubiese encantado hacerlo, pero mantuvimos por encima de todo el respeto, quizás no tanto hacia nuestra persona, sino hacia los que podíamos hacerle daño, como Susana y Cristian. Luego nos fuimos, la deje en su casa y como no podía dormir de la felicidad, me fui al NightClub.

Comencé a tomar como un desquiciado, recuerdo solo que pague muchas rondas de bebidas e invite a muchas personas en la barra y luego de allí que desperté en casa, exactamente en la sala, con el rostro de mi padre mirándome fijamente de una manera muy molesta, pero el dolor de cabeza que me había comenzado no aguantaría un regaño de él, así que me levante y me recosté en mi habitación, pedí un café muy cargado a Flor, la encargada de la casa y gran amiga de la familia, y luego me duche con el agua muy fría para lograr despertarme e irme a la construcción.

Ese día no hable con Bianca, pero si recibí una llamada de Susana, ella me contó sobre su viaje y el cómo marchaban las cosas por allá, me sentí muy feliz por ella, porque estaba haciendo de sus sueños y metas una realidad, y avergonzado por no poder responderle quizás como ella se merecía o esperaba.

- Te noto diferente Santiago, algo distante ¿Qué ocurre mi amor?

- Nada es solo cansancio princesa, si quieres esta noche te llamo al hotel y conversamos, yo volveré a la construcción.

- De acuerdo, Santiago, recuerda que te amo.

Increíblemente no tuve ni la valentía de poder devolverle el "Te amo" cuando hace unas semanas atrás me salía con tanta naturalidad y completa sinceridad, ahora simplemente me costaba decirlo. Colgué la llamada y volví a la construcción, todo había marchado a la perfección, estaba realmente terminado el proyecto, con mínimos detalles que se complementarían en los tres días que nos faltaban para entregar el centro comercial, como pintura y rallado para el aparcamiento de vehículos.

Hasta que por fin llego el gran día de la entrega, juro que nunca me sentí tan orgulloso como ese preciso momento, yo solo respire hondo y contemple al lado del señor Daniel Mora lo que con mucho esfuerzo habíamos comenzado a hacer y ya finalmente concluido. Esa noche el señor Daniel Mora hizo un brindis dentro del Centro Comercial con todos los trabajadores y mi persona, claro que a mi lado estaba Cristian, reímos lo necesario y disfrutamos de igual manera, hasta ese momento en el que Cristian decidió hablar de ella.

- Hermano necesito decirte algo... Decidí preguntarle a Bianca este fin de semana cuando la invite a salir, ¿Si quiere ser mi novia?

No lo niego, en el momento que me dijo eso me corrió por el cuerpo un frío tan desagradable que simplemente me dieron ganas de golpearlo, ¿Pero qué estaba diciendo? Estaba simplemente ya trastornado con una idea que era una fantasía y ya en definitiva esa fantasía me estaba afectando a tal punto de imaginar que la vida sería así de fácil, dejar a una y estar con otra... Simplemente no se puede.

- ¿Este fin de semana, no crees que es muy pronto? – Le pregunté.

- Si eso pensé, pero Santiago tú has durado menos, además tampoco es que me casaré con ella,

Bianca es estupenda, pero necesito conocerla mejor, tú mismo lo dijiste, antes era insoportable, ¿Ahora qué ocurre?

- Nada, es solo que precisamente porque yo la conozco me preocupo por la soltería de mi hermano.

- Hermano, Cristian Coronel nunca cambiará, ni por una mujer, bueno... eso si esta no logra cambiarme – Me dijo mientras sonreía –

Risas y risas... solo eso demostraba, carcajadas que en realidad no eran reales, pero ¿Qué es lo real en mí? Ya ni yo mismo lo sé, me encuentro en una situación donde simplemente decidí por optar el camino fácil y para mí era olvidar. Así llego ese gran deseado fin de semana, donde me encontraba en el NightClub esperando la respuesta de Cristian, la que le daría Bianca, cuando de pronto él apareció de su "Mágica cita" con ella y...

- Me dijo que sí.

Allí mi mundo cambio, y al terminar esa noche de embriagarme, llegue a casa y la llame.

– Por un instante llegué a pensar que todo seria de un modo diferente, pero me volví a equivocar, volví a cometer el mismo error de siempre, pensar, pensar y seguir pensando que ocurrirán las cosas sin yo ponerlas en marcha, ¿sabes? En parte tengo la culpa de todo, y me culpo por haber perdido a una persona maravillosa, y me enojo porque sé que tuve la oportunidad de recuperarla, pero sigo fallando, y sigo viviendo en una ilusión; acepto que estoy entre dos mundos, entre dos mujeres espléndidas, y que mi realidad esta solo con una... y no eres tú, olvidemos lo ocurrido, olvidemos incluso esta llamada y olvidemos que alguna vez pude sentir algo nuevamente por ti –

No sé si hice lo correcto, – pero ahora no importa – ya ha pasado una semana y no sé nada de ella, se vuelve perturbador porque en mi vida se volvió una necesidad, una mala costumbre de tener noticias suyas, sin embargo es mejor así, mantener esos recuerdos alejados conserva mejor mi presente, ocultando todo tipo de ausencia que de algún modo podría afectarme. Pero... siempre llega aquella inoportuna ocasión cuando todo se sale de control...

Esa mañana tendría que asistir a una reunión con los socios del C.C. Club Real y el señor Daniel Mora, su dueño legítimo, plantearíamos la idea de expandirnos y crear sucursales en otros... estados, ya que poseíamos la fama, y las críticas positivas que habíamos estado esperando.

Se me estaba haciendo algo tarde, así que prácticamente corrí de mi casa, en el camino el tráfico no cooperaba conmigo, todo se volvía en mi contra en definitiva, todo apuntaba a que no llegaría a tiempo. Conduje lo más de prisa que pude, hasta llegar y conseguir un lugar donde aparcar mi auto, por lo más rápido tome el ascensor de la entrada, me quedaba más distanciado de la oficina, pero al subir ya no tendría por qué preocuparme.

¡Y justo en ese momento la vi!

- Buenos días Bianca.

- Santiago, buenos días, una pregunta ¿Por qué no se puede subir por las escaleras aun?

- Bueno es que aún estamos en remodelación y están puliendo detalles, pero puedes subir por el ascensor – Le dije.

- Bueno es que...

Abrieron las puertas del ascensor y entramos solo nosotros dos.

Me encontraba en un espacio reducido con una mujer maravillosa, quizás tanto como la que ahora mantenía como prometida, estos son los segundos donde me pregunto ¿Me gustan dos mujeres a la vez? Bianca esa mañana lucia tan hermosa, llevaba una camisa de vestir blanca con pequeñas líneas vinotinto en forma vertical, un pantalón negro y tacones del mismo color, con su cabello a los hombros y una cartera en su brazo derecho, mientras sostenía unas carpetas ¿Estoy paranoico? A veces creo que sí, estoy fantaseando con la novia de mi mejor amigo ahora, y yo estando comprometido con otra mujer totalmente diferente.

¡Y pasa!

- ¿Qué fue eso Santiago, nos detuvimos?

Un gran estruendo sonó tan brusco como cuando un camión lleno de tubos pasa a gran rapidez un reductor de velocidad... ¡Y CAE!

- ¿Qué ocurre? No comprendo no hemos llegado al piso, estamos en la mitad.

- ¿Estamos dónde? Santiago... ¿Estamos atrapados?

¡Sí! Estamos encerrados en el ascensor.

Las cosas ocurren por un motivo, a veces muy directo y concreto, otras veces extraño y misterioso, y este motivo no me daba respuestas ni concretas ni misteriosas, solo mecánicas, una mala ejecución en la obra.

- ¿Por qué respiras así? Cálmate, solo tomará unos segundos.

- No Santiago tú no lo comprendes, yo detesto los ascensores.

**Nunca lo dije pues no lo considere prioridad, más bien siempre fue personal, pero en vista a lo ocurrido es momento de decir que soy claustrofóbica, todo espacio o lugar cerrado me desata en pánico total.

Afortunadamente no paso como en las películas donde la cobertura colapsa, pues pude llamar al señor Daniel Mora y explicarle en la situación en la que me encontraba, bueno... en la que nos encontrábamos. Me dio vergüenza el hecho de imaginar que podría pensar el Señor Mora con respecto a los trabajos en los ascensores, pero intentaba alejar esos pensamientos y concentrarme en esperar la respuesta que me sacaría de ese lugar.

- Bianca ¿Podrías calmarte? No sé, respira como una persona normal, o acaso ¿Eres claustrofóbica?

- ...

- ¿Eres claustrofóbica Bianca?

- Si Santiago sí.

¿Qué debe hacer un ingeniero con una claustrofóbica en un ascensor?

La Psicóloga era ella, así que lo más lógico es que ella misma intentara calmar sus angustias, sus miedos, pánicos o fobias, lo que fuera que la tuviera en ese estado.

**Quizás se pregunten ¿Cómo es que una profesional en la Psicología estaba tan asustada? Pues les confieso que ninguna fobia se puede controlar con totalidad, y aunque he intentado controlarla se me hace imposible.

- ¿Cuánto tiempo crees que tome reparar el elevador?

- No lo sé Bianca... quizás alrededor de 30 minutos, ni siquiera sé cuál es el problema.

No soy de muy buena compañía en estos momentos, y eso lo sé, pero intento hacer lo que puedo para que ella se sienta cómoda, y no desespere.

**¿Cómo te sentirías estando encerrado con esa persona especial?; no era lo que esperaba después de todo, me hubiese gustado hablar con él, ¡Sí!, pero en un momento menos estresante y en un lugar más transitable, un espacio abierto sin duda... Sin embargo creo que mirarlo tratando de ayudarme era lo que me mantenía en calma.

Mirarla sentada en esa esquina, tratando de calmar su pulso y respiración me hacía sonreír, ¡Aunque suene irónico en esos momentos! Ella se veía tan hermosa, tan desprotegida que sin duda sentía ganas de abrazarla y hacerle saber que siempre estaría para ella en todo momento, para cuidarla y resguardarla. Pero no siempre se pueden mostrar los sentimientos. No tengo ni la menor idea de que podría estar pasando por su cabeza, pero cuando levantaba su mirada hacia mí, lo hacía con cierta pena, se sonrojaba de la nada y eso me encantaba.

- ¿Estás mejor?

- Estoy contigo, claro que me siento bien... ¿Santiago?

- Si dime.

- Lo que me dijiste, en esa llamada, Santiago tú... ¿Por qué pensaste que todo sería diferente, tú aún sientes algo por mí?

¿Por qué tenía que preguntarme eso justo ahora?; Bianca no era tonta, ella estaba consciente de mis sentimientos, de mis deseos de estar con ella, y no precisamente de momentos si no para siempre.

Pero... ¡Estoy comprometido!

No entiendo cómo es que justamente ahora ella tiene que reaparecer en mi vida, justo cuando estaba más feliz que nunca con la mujer "Perfecta", y ahora exactamente con la que antes solía llevarme tan mal me sucede, bien esta eso, de que del odio al amor, solo hay un paso.

- Te quise, eso es todo Bianca, el pensar solo nos vuelve más soñadores, me gustaste alguna vez y ya... ya paso.

- Ya paso... tienes razón, el pensar mucho a veces te vuelve vulnerable y menos realista.

¿Te quise? No soy bueno para mentir, en realidad nunca lo he sido, y menos teniendo frente a mí la única verdad a la que podría aferrarme sin temor... pero lo tengo, sigo siendo un cobarde al amor.

Aquellos recuerdos, aquellos momentos que en un pasado fueron todo, y en un presente viven, seguirán marcando por siempre un futuro incierto.

Siguen corriendo los minutos, llevamos exactamente tres horas encerrados, sin agua, y sin noticias de que está pasando, e increíblemente en todo este tiempo Bianca y yo no hemos hablado, el silencio no es mi mejor amigo, y el de ella me afecta,

¿Pero qué puedo hacer?

**Comienzo a sentirme débil, y es que no puedo seguir aparentando que todo está de maravilla cuando siento que me falta el aire, cuando me doy cuenta de que ya no puedo ni respirar.

- Ya ha pasado mucho tiempo, ¿Qué pasa que esto no arranca?

- ...

- ¿Bianca, háblame estás bien?

Estaba pálida, literalmente como un papel, comencé a sentir miedo así que me acerque a ella y al fijarme bien, no reaccionaba, ¡Se había desmayado!

- No, no, no Bianca no me hagas esto...

¿Qué hago?

Afortunadamente en ese momento el ascensor volvió a funcionar, pude volver a respirar por ella. De prisa hice llamar una ambulancia y la llevamos al hospital más cercano, nunca me había encontrado tan asustado como en ese momento, sentí que no la cuide lo suficiente, como debía hacerlo, que mi orgullo me había ganado.

Llame a Cristian pues él era su pareja, supuse que se sentiría preocupado, era lo correcto.

- Doctor ¿Cómo se encuentra ella? – Pregunté.

- Afortunadamente no fue más que un susto, ella se encuentra bien ¿quiere verla?

- Me gustaría por favor.

Gracias a dios ella estaba bien, sus miedos le habían ganado y la habían hecho caer, pero siempre contaba con esa fuerza interna y externa para levantarse hasta de la caída más profunda.

Tenían que mirarla allí dormida, parecida a un ángel.

- Que susto me diste hoy Bianca, ¿Pero sabes qué? Me lo merezco, por seguir cometiendo el mismo error, en seguir pensando y soñando cosas que no ocurrirán, y tienes toda la razón, nos volvemos vulnerables y nada realistas, pero seguimos jugando como dos niños, a ver quién de los dos se rinde primero.

¿Cómo seguirá avanzando el tiempo? Será cierto que ¿en realidad seguiremos jugando con los sentimientos, hasta que uno de los dos ya no pueda más y decida rendirse ante el otro? A veces quisiera pensar que no será así.

- Santiago, aquí estoy, gracias por avisarme.

- No te preocupes hermano, yo ya me iba, cuídala mucho Cristian por favor.

Lo más duro de aceptar que amas a una persona,

es saber que tal vez esa persona no sea nunca para ti.

En un breve resumen de tiempo todo fue total oscuridad para mí, y solo al despertar de esa sombra negra, pude aceptar que había cometido el más grande e inimaginable error... Justo allí en ese corto lapso de tiempo pedía a gritos que mi madre estuviera conmigo para decirme que hacer, razonablemente ahora me encontraba más desorientada que nunca.

Fueron días de completas alegrías complementados de tristeza, enojo y decepción por mi parte, ¿Por qué? Bueno, ocurrieron muchas cosas, que en realidad nunca fueron planeadas, solo pasaron y marcaron un punto en la historia, hubo muchas alegrías porque la mayoría de los aspectos relevantes que se dieron a notar fueron con mi consentimiento, y no era un secreto el saber que ciertas personas iluminaban mi panorama con solo pensarlas, así también como enojos, por no poder decidirme realmente por lo que quería hacer, lo que quería decir u opinar, tristezas por los actos que realice sin pensar, y luego me toco aceptar las consecuencias y decepción por el mismo motivo, por no saber elegir, por ser débil.

No quisiera recordar lo que ya todos sabemos, ¡lo que es un hecho! Sin embargo la historia da un giro radical, cuando se narra desde otro punto de vista.

Es un hecho el que siento algo por Santiago, pero allí es cuando entra la verdadera confusión, porque también siento algo por Cristian, y aunque suene realmente descabellado e imposible, es así... me encuentro en esta etapa donde todo es confusión, no sé si realmente quiero a Cristian de verdad o simplemente siento por él un gran cariño que no permite dejarlo ir, o si de verdad me siento atraída hacia él como mujer. A diferencia con Santiago, en esa línea que sigue alargándose en nuestras vidas todo tiene sentido, ya veníamos conociéndonos de años pasados, y con él tengo más claro todo, sin embargo lo único que no me permite avanzar es su compromiso.

Estoy realmente clara en lo que ha pasado y en lo que viene, no soy de las que cree que él vendrá mañana por mí y volverá su compromiso añicos por un capricho de años, – que en cierto modo es más que un capricho – y por más duro que suene incluso para mí es la realidad, y así lo miro yo.

Enfocándonos en los puntos más resaltantes, comenzamos por ese día en el que me llevo a la colina. Sencillamente no sé cómo acepte ir con él, yo me encontraba en la casa hablando con mi hermana Paola acerca de cómo iban sus estudios y el trabajo con papá, cuando de pronto entro esa llamada, solo sé que al contestar mi expresión tanto física como interna cambio totalmente, él me hizo la pregunta y yo con gran entusiasmo le dije que sí, y al colgar el teléfono Paola solo me miro y me pregunto si había sido Cristian, – odio mentirle – pero le afirme.

No me pareció apropiado que ella supiera que mientras salía con Cristian me encontraba con Santiago, y en cierto aspecto no me parecía fuera de lugar, pues quería mirarlo como una salida de amigos, más sin embargo muy en el fondo sabía que no era una salida de amigos, estaba consciente que esta ocultaba mucho más de lo que se miraba a primera vista.

¿Realmente observas lo que a tu alrededor se muestra?

O solo es otra prueba donde al final te das cuenta de que sigues sin mirar,

lo que más allá del fondo tus ojos te puedan mostrar.

¡En fin! Nos fuimos en el coche y llegamos hasta el lugar, no hubo ningún acontecimiento en el camino, pero eso ya lo sabemos, no tengo mucho que decir, solo que fue un momento perfecto, el mejor día de mi vida, fue inesperado y un poco atrayente en muchos sentidos, yo solo quería que ese día nunca terminara, pero todo siempre llega a su fin. Al llegar a casa esa noche no pude dormir nada, solo me quede observando la ventana, – tal vez esperando que él se asomara en ella – y tratando de calmar el pulso que cada segundo se aceleraba más y más.

Luego continúan pasando los días, y todo sobre Santiago se volvía a oscurecer... En esos días logré hablar con Cristian, antes de que formalizáramos una relación, él me hablaba sobre la relación de Santiago y Susana, algunas veces los hacía ver como la pareja más "Romántica y duradera" otras veces melancólicos y soñadores, como una relación basada en una ilusión, en esos momentos se volvía bipolar con respecto a lo que pensaba y decía, era como si sintiera orgullo de que Santiago estuviera feliz, pero a la vez pena por su felicidad, simplemente algo inusual.

Cuando llego ese día de nuestra salida, no me encontraba preparada para aceptar ningún tipo de propuesta, ni de él, ni de nadie realmente, yo había hablado ese día entero con Andrea y le comente mi inquietud con respecto a mis sentimientos, después de todo, Andrea se había ganado mi cariño y confianza:

- ¿Problemas de amor?

- Confusión... Andrea, ¿Cómo haces para saber si realmente te gusta una persona? – Le pregunté.

- Esos son sentimientos que no se saben ni se aprenden, se sienten simplemente, es cuando sueñas con esa persona, la imaginas a diario incluso al tomar agua, proyectas un futuro y él está allí, son aspectos que por más que quieras ocultar no puedes, porque estarán presentes.

- Pero... ¿Y si el destino actúa en contra?

- Entonces, esa es una señal que debemos analizar.

No digo que no capte las señales, pero es que no quisiera aceptar nunca el hecho de que no podrá ser lo que alguna vez soñé, o soñamos ambos, yo estoy consciente que él siente algo por mí, y yo por él, pero estamos atados, y más él que yo, pues Santiago es el que está comprometido para casarse, y duele el solo recordarlo.

Esa noche Cristian me paso buscando y nos fuimos a un restaurante cerca del centro, imagine que sería una cena común como las que ya habíamos tenido, cuando de pronto todo dio un giro de 90 grados, y pronuncio esas palabras, a las que tanto le huí:

- ¿Quieres ser mi novia?

No sé si fue su expresión, o fue mi alto grado de altruismo lo que me hizo decirle que sí, pero estoy completamente segura que amor, o deseo no fue; si es cierto que me atrae un poco, pero no a tan alto nivel para formalizar una relación, tal vez gano el hecho de que siempre se comportó a la altura cuando estaba conmigo, y poco a poco fue ganando puntos, – No lo sé – todo ahora se volvió simplemente nublado en mi cabeza. Actualmente soy oficialmente la novia del mejor amigo de la persona por la que siento literalmente – ¡TODO! –

Luego vino aquella llamada, fue cuando estaba en casa, llorando como una quinceañera, llorando como aquel día en el que recibí la noticia de la muerte de mamá, así igual de desconsolada, pero con una diferencia, esta vez lloraba por algo a lo que no se le veía ni pies ni cabeza... Cuando mire en el celular su nombre no pretendí atender, incluso los primeros dos intentos no los conteste, y al tercero cedí, fue cuando solo lo escuche, y mientras lo hacía mis lágrimas continuaban cayendo sin ninguna explicación, – Aunque si había una – me había enamorado estúpidamente de quien nunca me imaginé. Era justo como dijo Andrea, consiguientemente lo miraba en mis sueños, lo miraba en la ventana de mi habitación, en cada rincón de la casa y cuando hablaba con Paola, sentía que ella lo mencionaría, aun así no lo hiciera ya estaba resignada a escuchar su nombre.

Luego paso, cuando menos me lo imagine, cuando ya habían transcurrido tantos días, sin verlo, cuando ya me había comenzado a fortalecer en la idea de reaccionar y actuar de una manera inteligente y madura, ocurre. Nunca llegue a imaginarme que tan majestuosa obra estuvo siempre reflejada en la cabeza de Santiago, el Centro Comercial Club Real era ejemplo de trabajo duro, y debo admitir que cuando papá, me contó sobre ello, sentí mucho orgullo.

- ¿Supongo que estás enterada quien es el genio detrás del Centro Comercial donde trabajaras?

- Pues no papá, no lo sé, ¿Quién es?

- Un viejo amigo tuyo, Santiago Castillo... Su padre Miguel, debería sentirse orgulloso de él.

Me había tomado por sorpresa pues en realidad nunca me lo imagine, pero como dije, estaba totalmente llena de orgullo, y consiguiente a eso, sabía que tenía que ir al local que papá me había comprado, para comenzar con los detalles de decoración que le daría; recuerdo que cuando llegue a la entrada del lugar, lo mire detenidamente y respire profundo, solo se repetía en mi cabeza constantemente – Dios, no permitas que me lo encuentre ¡No ahora! – pero ocurrió todo lo contrario.

¡Y ya conocen el resto de la historia! Paso lo que tenía que pasar.

¿Pero qué paso cuando desperté en el hospital?

Bien, fue principalmente una sorpresa despertar en ese lugar, porque no sé siquiera en qué momento me había desmayado, solo recuerdo estar mirándolo mientras caminaba en círculos de dos pasos por lo estrecho del lugar, cuando de pronto mis ojos se cerraron y ya no supe nada. Cuando reaccione Cristian estaba sentado en un mueble al lado de la camilla donde me encontraba, solo lo observe y le sonreí, y él me respondió con un beso.

- ¿Cómo te sientes princesa?

- Muy bien gracias, ¿Qué fue lo que ocurrió? – Le pregunté.

- Te desmayaste, Santiago estaba como loco, asustado y te trajo en una ambulancia.

- ¿Él está aquí?

- No ya se marchó, pero si quieres agradecerle puedes llamarlo luego.

- Si... eso haré.

Afortunadamente nuestra visita en el hospital fue corta, pude regresar a casa, mi padre no se enteró de la noticia y todo siguió como si nada hubiese ocurrido, ¡Mejor así! Ni Paola ni papá tenían porque enterarse de algo que no paso a mayores, no había motivos para preocuparse. Y llegué a casa:

- ¿Qué fue lo que te paso? Santiago vino y me dijo que estabas en el hospital, pero no le dije nada a papá – Preguntó Paola.

- Santiago tiene una boca muy grande, y no pasó nada, solo un desmayo y listo.

- ¿Él no sabía que eres claustrofóbica, porque no se lo dijiste?

- No había necesidad, además Paola yo nunca me imaginé que nos quedaríamos encerrados en un ascensor.

- No importa hermana, lo importante realmente es que estás bien, y yo no le diré nada a papá.

Por esa parte estaba más tranquila, pues sabía que podía confiar en mi hermana, además quería agradecerle a Santiago también, pero no sabía si llamarlo o ir directamente a su casa...

– Soy tan indecisa – hasta que Paola entro a la habitación y decidió por mí, ella solo me dijo – ¿Has hablado con Santiago? No lo sé, pero a mí pensar deberías ir y agradecerle personalmente – así que sin más tome las llaves del auto y me marche.

El corazón actúa muchas veces sobre ti sin darte cuenta, a su vez nunca está en acuerdo con tu cerebro, es como esa lucha diaria entre nuestros impulsos y nuestra consciencia, al final debemos fallar para aprender de lo ocurrido.

En todo el camino los recuerdos de lo que hablamos en ese ascensor se me venían a la cabeza como perturbaciones, constantemente una palabra tras otra, hasta el punto donde tuve que detenerme a mitad de camino y respirar un poco, baje del auto camine unos pasos y volví a respirar profundo, me quede observando la carretera y el coche, hasta el momento en el que me decidí y finalmente me subí para continuar conduciendo hasta mi destino. Me estacione y me quede de pie por unos minutos frente a la puerta de su casa, pensando en nada realmente, pero si intentando calmar los nervios y los pálpitos de mi corazón que cada vez se aceleraban más, y de pronto se abrió la puerta y eran ellos.

- ¿Bianca, que haces aquí?

- Hola Santiago.

¡Sí! Eran ellos dos, Santiago Castillo y Susana Jones, su futura esposa, en ese momento fue como si una vajilla entera se hubiera caído y roto dentro de mí, sentí que mi corazón hizo el mismo sonido de miles de platos y cubiertos cayendo al piso y quebrándose. Él la despidió a ella con un beso y me dijo – Espera un momento no te vayas – y aún no entiendo por qué le hizo caso; ella subió a su coche y se fue.

- ¿Cómo te sientes, estás mejor, quieres hablar en otro lugar?

- No Santiago, yo solo vine a darte las gracias por lo que hiciste por mi hoy, y si estoy bien, gracias de nuevo y adiós.

- Bianca – me tomo del brazo – no te vayas por favor, quisiera hablar contigo.

- ¿Qué sucede?

- Hoy sentí realmente miedo por ti, me diste el susto de mi vida, y me di cuenta de que muchas veces no decimos lo que sentimos por miedo, entonces tuve mucho miedo a no serte sincero de nuevo. – mejor no lo seas – le interrumpí, me di vuelta y me subí al coche.

Así comienza siempre todo, así comienzan las traiciones, aceptas tus sentimientos, pero no acabas con lo que tienes, y al final de cuentas lastimas a muchas más personas de lo imaginado, y definitivamente no quiero que nuestra historia termine de ese modo, yo no quiero ser la causante del dolor de otras personas, no podría llevar esa carga nunca. Llegue a casa y me acosté esperando despertar en otro siglo si era posible.

Después de ese día nunca más hablamos, nos vimos en varias ocasiones, pero nunca llego a nada mayor o nada comprometedor, simplemente un saludo de amistad, de conocidos y listo, y un día simplemente se apareció en mi consultorio para pedirme ayuda. En este punto quiero aclarar que mi especialidad no tiene nada que ver con la sexología, son cuestiones realmente diferentes, a pesar de que se comienza estudiando lo mismo, pero no tienen nada que ver, no tiene nada que ver conmigo.

- ¡Necesito tu ayuda! – Me dijo.

- ¿En qué te puedo ayudar?

- Siento que me volví impotente.

Claro está, que no se necesita saber solo de sexología para conocer la impotencia masculina.

- ¿Impotente? – Le pregunté.

- Si, y me da mucha vergüenza hablar este tema contigo, pero desde que Susana llego de su viaje no he podido estar con ella, no sé qué me pasa, es como si ya no la deseara ¿Entiendes?

- Creo que sí, pero ¿Ella que opina al respecto?

- Ella mencionó que tal vez, debería verme contigo, me pareció al comienzo una locura, pero prefiero hablar de este tema con alguien a quien ya conozca.

Entiendo el que a Santiago como a cualquier hombre le cueste hablar sobre un tema tan delicado como lo es la impotencia, no obstante, aún no es seguro que Santiago la tenga del todo, a mi parecer es solo falta de deseo, – Y creo que eso a la vez quiero pensar – aunque también pudiera ser solo algo temporal, pero no soy quien para afirmarlo, no tengo conocimiento sobre ese tema a fondo.

- Tal vez, no sea del todo una impotencia, quizás solo se trate de algo temporal.

- ¿Crees que deba probar con otra mujer? – Me preguntó.

- Yo no te orientaré a hacer una cosa así, lo sabes, por más que quieras salir de esto rápido no creo que debas serle infiel a Susana.

- ¿Pero, y si con otra persona si funciono?

- Santiago, estás demente, no digo que no pueda funcionar, pero no lo veo correcto en ningún modo, mejor busca a un especialista, lo siento, pero yo no puedo ayudarte.

**Al hacerle esas preguntas se sonrojaba, y creo que llego un momento en el que las hice solo para mirarla sonrojarse, aunque nunca le mentí ciertamente, todo fue muy real, pero cuando le dije sobre estar con otras, esperaba que me respondiera con una afirmación, no quizás por quien pudiera estar conmigo, sino para que ella fuera esa mujer... y ya mi cabeza estaba fuera de lugar.

No es que no pudiera ayudarlo, pero ¿Cómo le dices a la persona que quieres, que le sea infiel a su prometida con otra mujer para probar si es o no impotente? Si de por sí no soporto la idea de que esté con Susana, no puedo imaginarlo con otras mujeres, tendría que tener una mente realmente dispareja y cochina. Y cuando piensas que lo que has escuchado o hablado es suficiente, te llega otra sorpresa; al irse Santiago, fui a informarle a mi secretaria que me transcribiera unos documentos mientras atendía a mi próximo paciente, y en ese segundo volvió a aparecer, pero esta vez con un ramo de rosas rojas y blancas.

- ¿Y ahora que ocurre Santiago, que es esto?

- Son rosas, pensé que ya las conocías.

- Bien, no te hagas el chistoso, ¿Para quién son o qué? No entiendo.

- Son para ti, es un regalo, para darte las gracias porque hoy me has ayudado mucho – Dijo.

- ¿En qué te ayudé específicamente? – Le pregunté.

- En entender muchas cosas de mi vida.

Si me preguntan a qué se debió, pues no tenía la menor idea, él solo lo dejo allí y se marchó, mientras yo solo sonreí al mirarlas y me di vuelta para continuar con mi trabajo, ya lo que llegara a pasar luego, sería el destino actuando en su mejor momento.

Muchas veces el tener experiencia en un campo,

¡no significa que sepamos manejar el asunto!

                         

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