Antes de que pudiera responderle la invitación a la idea de pasar el día juntas Lindsay me había tomado del brazo estábamos saliendo del aula con dirección a la cafetería.
- ¡Te encuentras bien Ashley!
De nuevo Lindsay estaba interrogándome es claro que estoy perdida pero no quería responderle eso ya que se pondría más interesada en saber lo que me ocurre, en realidad ni yo misma tengo la certeza de saber lo que está pasando conmigo, quería hablar con alguien y la tenía a ella pero tengo miedo a que piense que estoy loca si le cuento que hay una voz en mi conciencia implorándome que le escuche tal vez crea que estoy demente, deje a un lado todos esos pensamientos que me estaban comiendo viva.
─Estoy bien no te preocupes, es solo que estoy cansada.
-Segura, te observé durante la clase estabas realmente perdida, lo siento, pero tenías la vista fija a la nada observando el vacío por un momento creí que estabas presenciando a alguien por la forma en que tu vista estaba estática.
Lindsay tenía razón y al parecer no me di cuenta que ella estuvo observando cómo me perdía en el vacío.
-Me podría preparar un café doble cargado por favor. Ordenaba mientras Lindsay me indicaba que nos sentáramos en alguna mesa vacía.
Lo único quería en este momento es salir corriendo del instituto he ir a buscar a Rebeca, me siento tan confundida y no habría forma de explicar lo que siento en este instante una nostalgia profunda que me está hundiendo en un mar de dudas, no podía establecer una conversación con Lindsay por el simple hecho de que estaba en shock intentando encontrar una lógica, lo que no te mata te hace desear estarlo y lo que no te destruye de alguna forma.
-Ashley, has notado que la mayoría no ha asistido al instituto, los rumores vuelan el ciclo está por comenzar y esas supersticiones tienen a los habitantes demasiado alocados.
Por suerte antes de responderle el timbre había sonado de nuevo para poder ir a las últimas clases así que me levanté del asiento lo más rápido que pude para ir a mi siguiente clase despidiéndome de Lindsay.
-Nos vemos después tengo algunos trabajos pendientes que entregar.
Mentí de alguna forma para deshacerme de ella no ayudaba mucho me ponía aún más nerviosa de lo que estaba, me apresure a entrar a clases ella tomo camino en dirección opuesta, las clases continuaron no podía prestar atención ni mantenerme cuerda ansiosamente estaba esperando la salida y justo en ese instante sonó el timbre apresuradamente tome mis cosas y salí corriendo de ese lugar en dirección al bosque, camine durante algunos minutos estaba demasiado solitario no era de preocuparse las veces que he venido por estos rumbos nunca me he percatado de la presencia de algún habitante, corrí lo más rápido que pude por el campo ya que tenía que pasar sobre este para llegar al otro lado.
Pasaba del medio día Rebeca debería estar en algún lugar, pero no estaba comencé a caminar hacia las ruinas del castillo y comencé a llamar a Rebeca.
- ¡Rebeca!, ¡Rebeca! Estas aquí.
Comencé a preocuparme ya que no respondía, estaba sola gritando desesperadamente y angustiada, ella no pudo haberme hecho venir hasta aquí y dejarme sola.
-Rebeca sal de donde quiera que estés, necesitamos hablar, sé que estas aquí.
Continuaba hablándole, pero no había rastros de ella así que comencé a buscarla por las ruinas con la vista sin perderme de algún detalle, después de tropezarme con una rama caí de las escaleras soltando una maldición sobre mi desgracia, pude observar a lo lejos un sobre en la esquina, me puse de pie haciendo una mueca de dolor y me acerqué a ella, la abrí con desesperación era una nota de rebeca.
Querida Ashley;
Debes estar furiosa conmigo y lo siento mucho te debo una explicación, pero no tengo tiempo escucha a tu corazón te dará las respuestas y no lo olvides, eres la sombra en la obscuridad de este mundo, la muerte es solo un capítulo a lo lejos del horizonte no dejes que te atrape, nunca dude de ti eres nuestra salvación recuerda ¡para vivir hay que dormir, para morir tienes que despertar!
Mis lágrimas caen sobre el suelo desenfrenadamente y no puedo contener el llanto que está pasando, de nuevo vuelvo a lo mismo pero mi cabeza comienza acecharme.
-Rebeca donde estas, tengo miedo.
Apenas y podía pronunciar las palabras tengo que ser fuerte, sus palabras fueron claras pero confusas de cierta forma es un acertijo de inmediato me puse de pie y lo primero que pude pensar fue en ir a buscarla a su casa, no lo dude ni un segundo corrí hasta llegar a su puerta comencé a gritar su nombre.
- ¡Rebeca! Tenemos que hablar, por favor sal.
Seguía llamando a su puerta, pero no había nadie me acerque a la puerta resbale sobre ella dejando caer mi cuerpo me pase toda la tarde esperando que alguien saliera o por lo menos me respondieran, pero no fue como yo esperaba resignada me levante del piso la noche había caído sobre mí.
Un millar de estrellas sobre el cielo, era el segundo día la luna ya no estaba completa, caminaba sola sobre la obscuridad de intermedio luchando contra mis pensamientos llegue a casa la al abrir la puerta mi madre me observaba con angustia.
-Ashley, ¿Dónde has estado? Me tenías realmente preocupada.
-Lo siento, pero no estoy de buen humor para hablar de esto. ¡Podría ser en otro momento! Estoy cansada.
Realmente estoy furiosa y la actitud de mi madre no ayuda en mucho, aun las palabras de Rebecca seguían retumbando sobre mi cabeza una y otra vez.
-Ashley no te confíes de nadie en este mundo, porque hasta tu sombra te abandona en la obscuridad.
-Hasta mañana, necesito descansar.
Realmente estoy muriendo por dentro, la angustia y el temor me invade absolutamente, fueron mis últimos pensamientos antes de cerrar los ojos y quedarme profundamente dormida.
Lo último que recordaba aquella noche antes de poder perder la conciencia y caer en sueño profundo era cada línea del escrito de Rebeca "para vivir a hay que morir, para morir tienes que despertar" subconsciente cuando más cerca estaba de la verdad más lejos me encontraba de la realidad invadiendo cada uno de mis sueños y secretos luchando desesperadamente por desvanecerme ante la obscuridad.
La luz alcanzando su más radiante esplendor reflejándose en la vidriera me hizo recuperar la conciencia.
- ¡Ashley es tarde! Baja ahora mismo o llegaras tarde al instituto.
Mi madre no paraba de gritar mi nombre estropeando mi existencia,
-Madre, por favor deja de gritar mi nombre como loca estoy despierta.
El desayuno estaba listo, el aroma del café por las mañanas sin duda alguna era lo mejor, ese dulce aroma que llenaba mis pulmones con satisfactoria mi dulce perdición.
-Ashley date prisa por favor, llegaras tarde
La mujer seguía atormentándome de alguna forma con su intolerancia, camine hasta la cocina con vista fija al desayuno, mi amarga perdición esperaba sobre la mesa a que bebiera de ella y me envolviera sobre su exquisito sabor.
-Ashley escucha, los ejércitos celestiales pelearan de forma súbita hasta contemplar tu ser, somos ángeles con libertad somos el fugo ardiendo entre las llamas de los valles del infierno. ¡Ten un poquito de fe!
- ¡Madre que has dicho! acaso estas enloqueciendo, no comprendo tu punto de vista.
-Hay una delgada línea casi invisible entre lo bueno y lo malo de ti depende si tu templo es derribado por tu conciencia. Ashley ten cuidado con lo que deseas, ahora puedes marcharte y por favor no llegues tarde de nuevo.
Mi mente estaba totalmente confundida, quisiera despertar en un lugar más sencillo que este, porque cada vez que la obscuridad se desvanece y la luz es un factor que forma parte de esta amarga agonía que me sofoca en contra de mis pensamientos creando una lucha en una batalla del día a día.
El camino no parece tan largo cuando una mente perdida en lo más profundo de sus entrañas no pude pensar con exactitud todo es más confuso de lo que parece, mi madre tiene razón mi templo está apunto de derribarse y no sé qué hacer.
Un susurro me hizo volver a la realidad, el campo por el cual mi cuerpo atravesaba parecía tan común como cualquier otro día.
-Cariño, cierra los ojos.
De pronto mi vista era borrosa y pronto mis ojos comenzaron a cerrarse y un ligero aire me tenía atrapada e inmovilizada tratando de recuperar la cordura, cierta parte de mi estaba inconsciente pero fuera de la gravedad que me sostenía.
-No puedo existir si tú no piensas en mí, te gustaría poder presenciar mi viva imagen.
-¿Quién eres? ¡Eres tú de nuevo!
Mi voz se perdía y retumbaba sobre el aire, las sensaciones son tan extrañas y tenebrosas, su voz está de nuevo consumando totalmente mi ser.
-No me dejes morir en la absoluta perdición, puedes traerme de nuevo a la vida, quiero despertar a brillar y consumarme entre las llamas ardientes, deja de fingir que solo soy un recuerdo vago por tu mente, nunca he dudado de ti eres mi salvación, recuerda seré el fantasma en la noche que agobia tu respiración, soy la sombra en tu puerta, la polilla en la luz, la manzana envenenada a tu mordida cariño, tráeme de nuevo a la vida, tú eres todo lo que no te imaginas.
Mi cuerpo tenso estaba tirado sobre el pasto, intentaba ponerme de pie y fingir que no había pasado nada sin embargo me era imposible poder adentrarme a la realidad, Padre celestial si tu existencia no es errónea guía mi camino que estoy tan lejos de la realidad, mi llanto era simplemente un estado de ánimo que requería algo de tiempo para que las lágrimas comenzaran a caer una a una generando una explosión de sufragio, ante todo.
Durante unos minutos estaba de pie observando fijamente el panorama, comenzando a caminar y salir de este lugar, mi mente me asecha de forma que el sonido del eco de su voz comienza a alejarse. Rebeca donde estas, sin ti estoy pérdida la pelirroja seguía desaparecida y no tenía ni la más mínima idea de donde podría estar.
Llegue al instituto y camine lo más rápido que pude y desde lejos pude observar la presencia de Lindsay esta chica estaba haciéndome señas de que me dirigiera hacia ella, así que me acerque.
-Ashley te encuentras bien, Pregunto una y otra vez y me juzgaba con su mirada pesada haciendo un recorrido de inspección con tan solo una mirada.
-Estoy bien Lindsay, te agradezco que te preocupes por mí, pero, tengo que entrar a clases no deberíamos estar conversando, las clases están a punto de comenzar.
-No temas ser quién eres en realidad Ashley es tiempo de mostrarle al mundo quién eres realmente, y no hablo de la rebelión entre el cielo y el infierno, solo se nuestra salvación no te desvíes hacia los prejuicios.
-Lindsay realmente no comprendo a que vas con este discurso, acaso todo el mundo está enloqueciendo y soy la única que aún no ha perdido la cabeza o viceversa soy yo quien ha perdido por completo la sintonía de la vida, por favor no sigas más con este misterio solo quiero que te alejes de mí y por favor no menciones al cielo y al infierno estoy cansada de escuchar relatos, revelaciones sin poder entender nada en lo absoluto.
-Ashley no era esa mi intensión, lo lamento me es difícil superar los recuerdos de las batallas que hemos perdido en la guerra contra el mal, sin duda alguna el siempre triunfara, gozara del glamur de la humanidad y cavara nuestras tumbas en el fondo de los valles.
-Lindsay, realmente estoy confundida no tengo ni la menor idea de que estamos hablando, que preferiría seguir dormida aun, solo quiero paz en mi interior, no sé si sea mucho pedir, pero realmente no sé qué está sucediendo solo aléjate quieres.
-Uno no se conoce así mismo hasta que se pierde.
Entramos por la puerta del aula ella se dirigió hacia su asiento, y yo hacia el mío sin mirar atrás me integre en los temas, las horas comenzaban a ser eternas, así pasa el tiempo, hasta sonar el timbre del receso.
Y cuál es el punto de la vida acaso es relevante pasar toda una noche averiguando en qué momento las cosas se han salido de control, en qué momento todo cambio.