UN ÁNGEL EN EL INFIERNO
img img UN ÁNGEL EN EL INFIERNO img Capítulo 4 ¿Quién soy
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Capítulo 6 Paimon img
Capítulo 7 Suplicas img
Capítulo 8 Confesión img
Capítulo 9 Cacería img
Capítulo 10 Desaparecida img
Capítulo 11 Emboscada img
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Capítulo 4 ¿Quién soy

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Ashley, tienes unos minutos para mi necesito platicar contigo linda, búscame después de la salida de camino a casa. Aron.

-La nota estaba sobre unos de mis cuadernos asentí a seguir las instrucciones de Aron me pare del asiento apresuradamente comencé a guardar mis cosas, me despedí de la señorita Stevenson, y ella de una forma amable me sonrió, salí por la puerta del aula y corrí lo más rápido que pude hacia el bosque que conecta hacia el campo de las luciérnagas, una voz me saco de pensamientos.

-¡Ashley, querida estaba esperándote! -dijo él en tono muy sarcástico.

-Creí que no responderías a mi llamado «eres demasiado ingenua para no darte cuenta de lo que está sucediendo a nuestro alrededor», -deberías marcharte, tu presencia solo ocasiona prejuicio sobre la humanidad, pero cada día una parte de ti está muriendo «deberías de saber tu propósito sobre la tierra o tal vez no.»-pensé -antes de ponerla más nerviosa de lo que ya estaba, sinceramente me está gustando jugar con su ingenuidad me es agradable.

-Pero tras el intento de mostrarte el camino voy a perder el aliento y extrañar el sonido del viento golpear mi espalda.

-A lo largo de la historia vuelves de alguna forma sobre la tierra prometiendo cambiar nuestras vidas, creada de fuego y luz. "Dicen que lo no te mata te hace desear estar muerto". «Hay un inmenso agujero en tu alma, solo un minuto más de silencio, la soledad te persigue y el peso de los mundos se te está haciendo difícil de sostener tu postura.»-solo mírate no tienes ni siquiera la menor idea de tu vaga existencia.

-¡Te estas divirtiendo! -acaso crees que puedes jugar con mi mente, sé que estoy demasiado confundida, pero -¿Quién eres tú para tortúrame de esta manera? -exclame titubeando de forma que apenas y podía sostener mi cuerpo.

-Hay una inmensa probabilidad que sea el fin de mis días, así que te ayudare a elegir tu camino, Rebeca es demasiado cobarde como para asimilar nuestra realidad y decirte de una vez por todas el tiempo que lleva guardan tu secreto, ahora pensaras que todos estamos enloqueciendo quizás lo estemos o solo estas alucinando.

Aron estaba rodeándome, camina en círculos con la mirada centrada en mí, su voz me quebrantaba en cientos de pedazos.

«¿Quién soy en realidad?»-pensaba una y otra vez sin conseguir respuesta alguna. -si tienes algo que decir, es ahora cuando confiesas, no estoy para más dramas. -Solo dime quien soy en realidad y deja de tortúrame con tus juegos mentales que no están dando resultado.

El seguía caminando en círculos lentamente sus ojos verdes intimidaban cada parte de mí, no estaba consiguiendo respuestas.

Antes de que Aron pudiera seguir con su malévola sonrisa, una mujer se acercaba a nosotros, «¡esa mujer de nuevo!»-pensé. ¡Este día no podía ser más misterioso! -Exprese con furia. Era el mismísimo fantasma de la mujer de las neblinas que hace días me cuestionaba.

La mujer se dirigió con toda firmeza hacia Aron, él estaba demasiado nervioso a punto de correr, sin embargo, no lo hizo se quedó inmóvil por algunos segundos la presencia de esa mujer es escalofriante.

- ¡En los ojos están las verdades que la boca no puede decir o no es así Aron! -la mujer interrogo al chico de la sonrisa malévola parecía disfrutar aquel momento, pero a su vez el miedo lo consumía poco a poco.

-Vienes a revolcarte ante tu fracaso, no puedes negarlo estas aquí solo por una razón. «Tú tienes el control absoluto Aron, no dejes que esa mujer se apodere de tu mente»-pensé- ¿Por qué no regresas a las penumbras de tu abolición? -Ella tiene que saber la razón de su existencia.

- ¡Estas nervioso Aron! -puedo olfatear tu miedo, me hace más fuerte. - ¡Sabes! -el olor a miedo es dulce más que satisfactorio.

Es ahora cuando la mujer toma el control de la conversación, apenas y podía verle cierta parte de su cuerpo los zarajos que viste son demasiado voluminosos que me es casi imposible recordar su rostro. «No la recuerdo en absoluto» la piel pálida, su cabellera es demasiado larga y su voz tenebrosa.

- ¿A qué has regresado? -Ella sabrá la verdad.

-Una palabra más Aron y juro que yo misma te llevare al mismo infierno y la culpa será tu condena -dijo en voz baja apenas y era un murmuro.

-Te daré una última oportunidad Aron márchate ahora mismo y remediaré lo que has ocasionado o serás devorado por la culpa.

-Me iré -dijo gritando furiosamente, Aron se alejó lentamente maldiciendo.

-Sabia decisión querido. -márchate ahora.

Las órdenes de la mujer fueron muy simples, Aron se dio la vuelta sin antes despedirse con murmurios.

-En los ojos están las verdades que la boca no pude decir, Ashley eres mucho más fuerte de lo que puedas imaginar, -"Deja que tus sentimientos se muestren", "deja que tus sentimientos se muestren".

Sus frases fueron retumbantes para alguien como yo «¿Quién soy yo?»-de nuevo pensé en mi subconsciencia atormentándome con la misma pregunta «¿Quién soy?, ¿Quién soy realmente?» la misma pregunta.

Después del enfrentamiento que tuvimos a estas gratas horas del día lo único que quería es llegar a casa el único lugar donde podría estar más tranquila miles de preguntas resurgían de mi cabeza como un laberinto sin salida, pero solo una tenía más importancia para mí, ¿quién soy?

-Ashley, espera. -la mujer exclamo con voz quebrantada, esperando que regresara.

-Lo siento debo irme a casa.

Apenas y podía sostener mi postura, una voz en mi cabeza me indicaba que siguiera mi camino, deje a tras a la mujer que solo me causaba misterios sin resolver. Camine lo más rápido posible.

Me tropecé con alguna piedra por lo rápido que estaba caminando y lo distraída que estaba, lo último que recuerdo fue el dolor del golpe en la cabeza antes de quedar inconsciente.

Al despertar el dolor era insoportable me dolía totalmente el cuerpo, apenas y podía arrastrarme sobre el suelo frio, la noche estaba cayendo y la neblina estaba bajando, un inmenso silencio me hizo entrar en pánico y estremecer mi cuerpo adolorido por la caída. No sabía si pedir ayuda o simplemente quedarme tirada.

-Ayuda, ¿Alguien puede escucharme? -mi voz era casi un susurro, ni yo podía escucharla.

-Por favor, ayuda -repetía una y otra vez, mis lágrimas corrían por mi mejía de dolor, el aire es frio estoy casi congelándome, y mi cuerpo cada vez es más pesado.

Si acaso era inoportuno en mi mente rogaba a la esperanza. -Padre celestial imploro piedad por mi alma -apenas y podía respirar. Y fue entonces cuando una chispa de fuego comenzaba a resurgir, el olor a manzanas podridas estaba de vuelta.

A lo lejos de las penumbras del bosque una inmensa llama ardiente tomaba forma, el rojo vivo del fuego se esparcía por todos lados y de ella un ente se acercaba hacia mí, sus ojos rojos como el mismísimo infierno, huecos, enormes y su sonrisa malévola, sus dientes eran afilados, no tenía forma solo era una masa obscura.

-Caminaba sobre los valles del infierno y escuche tu llamada de auxilio, estoy a tus ordenes -me sonrió.

Tomo mi cuerpo y lo cargo consigo y eso fue lo último que recuerdo de esa noche.

La mañana siguiente estaba recostada en la alcoba, aun el dolor era insoportable, me queje del dolor al levantarme, tome un conjunto de ropa limpia y fui a la ducha el agua caliente se deslizaba sobre mi cuerpo herido.

Me tambaleaba, me arrincone en una esquina, al agua seguía cayendo hasta que la voz de mi madre interrumpió mi ducha, abrió la puerta y cerro el grifo del agua.

-Ashley, ¿Dónde has estado? -Gritaba y sacudía mi cuerpo. Seguía perdida no podía ni asimilar lo que había sucedido anoche no tengo ni idea de cómo llegue a casa.

- ¿Dónde has estado? ¡Contesta! me tenías toda la noche preocupada sin saber nada de ti.

-Te he dicho que no salgas de casa sin antes avisar, sabes que es peligroso andar afuera. -Demonios Ashley mírame cariño estas bien, ¿Cómo es que te hiciste esos golpes?, ¿Quién te los hizo?

Ella seguía sacudiéndome, me tomo de un brazo y me abrazo muy fuerte me enrollo sobre la toalla hasta lograr ponerme de pie, me ayudó a vestirme, me siento fuera de órbita no logro aterrizar, mi madre sigue observándome desde la esquina del cuarto.

-Estoy bien -susurre en voz baja,

-podrías dejarme sola.

-Cariño, segura que estas bien.

-Ya te dije que estoy bien -grite muy fuerte, alarmando más a la mujer de que algo muy malo me había sucedido. -Solo tropecé y me golpeé con alguna piedra. -ahora puedes dejarme sola, solo quiero descansar.

Ya enfadada mi madre dijo antes de salir del cuarto: -Tu y yo tendremos una plática más tarde

-Estará en la cocina. -Salió del cuarto sin antes cerrar la puerta.

«Ahora estoy perdida esperando la oportunidad de hundir mis dientes en una desesperación»-Rebeca ¿dónde estás?, estoy tan preocupada que ya perdí la cuenta de los días, ahora no puedo ni siquiera ir al instituto, trato de pensar en lo que sucedió, quizás solo sea una clase de espejismo últimamente mi mente juega de una forma terriblemente conmigo que me hace pensar que estoy enloqueciendo, quizás estoy perdiendo la poca gordura que me queda ahora que no tengo más respuestas.

No tengo ánimos de ir al instituto y menos con todos los golpes que tengo aun me duele me quedare todo el día en el cuarto será lo mejor tengo algunos trabajos pendientes de la escuela sería el momento de ocuparme en algo más que solo atormentarme por mis pensamientos que sin duda algunas son demasiado intensos, por favor a quien quiero engañar. - ¡Oh por Dios! Estoy enloqueciendo.

Me pase todo el día ocupándome en las labores escolares, merezco un descanso y fue entonces cuando mi madre llamo de nuevo a la puerta.

-Ashley la comida esta lista, baja a comer.

Debo pensar con claridad los argumentos que utilizare para enfrentarme a sus preguntas. Debe de estar más que inquita por todo lo que me ha sucedido.

La comida estaba servida, sin interrogaciones concluimos la comida sin más peleas, ayude a recoger la mesa.

-Cariño sé que últimamente hemos estado peleando mucho, no es del todo agradable, me gustaría poder ayudarte si así tú lo quieres, puedes confiar en mí, anoche me preocupe al estar esperándote y no llegabas pensé una infinidad de cosas, pero me alegro de que estés en casa, quieres hablar de lo que te sucedió.

Me percaté de que sus palabras eran más que honestas, odio pelear con mi madre por cosas sin sentido, -«quizás si le doy la versión original de lo que está sucediendo de seguro me gano un pase directo al psiquiatra.»-Pensé, y será mejor que omita algunas escenas de mi susodicha desaparición de anoche.

-Ayer después de clases salí a dar una vuelta con Aron, tuvimos una larga platica, ya sabes cosas de la escuela de regreso a casa caminaba apresuradamente ya que era un poco tarde y tropecé con alguna piedra y me golpee la cabeza lo que me hizo caer en un estado de inconciencia no te preocupes estoy bien desperté y regrese a casa.

Vaya que si omití todo en absoluto no quiero alarmarla con historias paranoicas de seres que quizás solo estén vivas en mi cabeza.

-Si no te importa, ahora que sabes lo que me sucedió anoche me gustarías salir al patio y respirar aire fresco. -Exclamé con autoridad -salí por la puerta de atrás de la cocina que lleva al jardín. La mujer solo me observo y dejo el tema por terminado.

Estando afuera la brisa en mi rostro podría ser lo mejor del día me siento completa. -«Paz y tranquilidad al fin»-esos eran mis pensamientos por ahora.

Me dirigí hacia el columpio de madera y me senté sobre el mientras me balanceaba despacio. El silencio me hizo caer en un sueño no tan profundo por un par de horas.

Antes de despertar, el sonido de su voz estaba de nuevo interrumpiendo mi descanso.

-Cariño despierta, todo lo que algún día me mato me hace sentir más vivo.

-Porque, estas de nuevo en mi cabeza -mi cuerpo esta tenso, la piel se me pone de punta cada vez que está de vuelta susurrándome al oído, mi presión sanguina aumenta y mi sistema nervioso colapsa.

-Estas a salvo conmigo, no hay que temer si yo estoy a tu lado, somos inquebrantables.

-Ahora hay alguien quien cuidará de ti, y protegerá.

El sonido se esfumo como un fantasma a media noche. Sin pensármelo era más de media noche he dormido mucho tiempo afuera, será mejor entrar a casa.

Y entonces cuando estaba por entrar a la casa un ruido me distrajo sacándome de entre mis confusos pensamientos, busque con la vista de dónde provenía aquel ruido. Un pequeño felino maullaba entre las plantas, el pobre parecía tener frio lo cogí, envolví con mi abrigo y llevé conmigo a dentro.

-Estas perdido -le dije en voz baja, unos ojos enormes huecos de color negro y su pelaje era misma brillante como la obscuridad, lo cual llamo mi atención me parecía familiar, era demasiado pequeño como del tamaño de la palma de mi mano.

Entramos a casa.

-Aquí estarás a salvo del frio pequeño.

Lo cobijé con una manta, me recosté sobre la alcoba, caí en sueño profundo.

            
            

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