"Alfa Chris, ¿acepta a Grace Anderson, perteneciente a la manada Luna Azul e hija del Alfa Frank Anderson, como su pareja?", preguntó un miembro del Consejo en gris.
Chris bajó la vista por un momento. A pesar de que su lobo no estaba listo, no tenía otra opción. Luna Azul era una manada muy poderosa. Además, los contratos comerciales y los terrenos que Frank le había prometido darle, junto a la mano de su hija, le traerían prosperidad a la manada.
"¿Qué hay de nuestra pareja?", le preguntó su lobo. Rosalie había cumplido dieciocho años el mes anterior. Había estado saliendo con ella en secreto por los últimos tres años. Como le había prometido, todavía no estaban emparejados. Su lobo ahora estaba deseoso de reclamarla como suya, pero, de repente, el Consejo llamó a Chris y le ofreció Grace Anderson como su pareja.
"Acepto", dijo Chris, en voz alta.
Los miembros del Consejo asintieron.
"Te aparearás con Grace Anderson dentro de una semana, durante la luna llena. Que la Diosa de la Luna bendiga esta unión".
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"¡¿Qué?! ¿Te aparearás con Grace Anderson? ¿Qué hay de nosotros?", gritó Rosalie. Ambos se encontraban de pie cerca de la cascada, su antiguo punto de encuentro. Iban allí a menudo para verse, nadar en el arroyo y cazar conejos. La joven había estado esperando el día en el que Chris la reclamara como su pareja, pero ese día jamás llegó.
"No puedo ir en contra de lo que el Consejo decide, Rosalie. Lo lamento", explicó él, con tristeza.
"¿Me estás rechazando, entonces?", le preguntó ella, furiosa.
"No es eso, Rosalie. Pero yo soy el Alfa. Tengo que cuidar a mi manada, y tomar la mejor decisión posible. Grace Anderson sería una buena Luna", dijo él, en tono bajo y sin mirarla.
"¿Eso es lo que piensas de mí? ¿Piensas que no soy lo suficientemente buena? ¿Una simple Omega?".
"No es así, Rosalie... Te amo...".
"¡Basta! Solo detente... Ya no eres mío", murmuró ella. "No eres mío...".
Rosalie se echó a correr tan rápido como sus piernas le permitieron, abriéndose paso por el bosque. Decían que el rechazo de tu pareja dolía. Sin embargo, el rechazo le había causado un dolor tan profundo que lo único que pudo hacer fue escaparse, antes de terminar doblándose de dolor y llorar hasta convertirse en un desastre. Corrió a través de la oscuridad, por el espacio apenas iluminado. Se dio cuenta un poco tarde de que había recorrido un largo trecho.
"Maldición", espetó, frustrada. No podía siquiera pensar en la angustia y humillación que sentiría al regresar. Unas cuantas lágrimas más rodaron por su rostro, y luchó contra la bestia dentro de ella que intentaba tomar el control de su cuerpo. Los pensamientos se agolparon en su cabeza, impidiendo que pensara en otra cosa. De todas formas, consideró que no podía simplemente dirigirse a donde quisiera.
Comenzó a golpear un árbol, casi sin notar cómo este se doblaba. Al final, terminó por dejarle el camino libre al animal que había estado dando arañazos por la agonía que le causaba y que había estado tratando de controlarla y emerger de su cuerpo. Su loba blanca salió, con un aullido de tristeza que llenó el silencio.
El animal corrió hacia el bosque que le pertenecía a la manada, ya que su primer instinto había sido escapar a un lugar seguro. Rosalie había creído que abrirle paso a la loba adormecería el dolor que le atravesaba el cuerpo y que la afectaba de forma física. No obstante, se había equivocado. Ahora, en forma de loba, sentía todo el dolor y la rabia de una bestia herida con cada gruñido y gemido que daba el animal.
'¡No nos quiere!'.
Ese pensamiento la desgarró. Se dio cuenta de que la única persona destinada a amarla, el único hombre que ella había elegido, no la quería. Recordó el brillo de los ojos de Chris, y cómo se nublaron por la tristeza. Era demasiado para ella. Trató de liberarse del dolor, pero este la abrumaba. Estaba por todas partes. Agonizante, terminó por gritar, y la loba dejó de correr para largar un aullido lleno de aflicción, que la hizo sentir que esta se intensificaba aún más.
¿Acaso el animal estaba sintiendo la misma pérdida que ella había sentido cuando Chris la rechazó de aquella forma tan horrible? ¿La loba entendía lo que significaba, o era perder la oportunidad de aparearse lo que estaba lastimando a la bestia?
'Le pertenecemos a él, pero se ha deshecho de nosotras', pensó.
'No, no... Quizás él no entienda lo que en verdad significa... Puede ser que él...'.
'¡Cree que somos inferiores! ¡Nos ha rechazado!', interrumpió otro pensamiento.
Trató de formular algún otro pensamiento a pesar de la neblina en la que el dolor había envuelto a su mente. Pero sintió cómo más emociones la atravesaban: la ira, la desesperación y la soledad se apoderaron de su interior, mientras trataba de luchar contra ellas.
'¡Deberíamos forzar un apareamiento con él! ¡Él es nuestro!'.
'¡¿Qué?! ¡No! No, eso no está bien... No puedes hacer algo así. ¡No!'.
Luchó contra aquella maraña de emociones, incluso cuando comenzó a sentir que perdía la conciencia. Su control sobre la loba había disminuido, y el animal parecía querer violar el pacto al considerar hacer algo tan poco práctico como forzar un apareamiento con el Alfa. Rosalie sintió que la locura comenzaba a arrastrarse por su mente, y entró en pánico. Trató de arrebatarle el control a la loba, pero era inútil. No podía volver a su forma humana. Mientras tanto, la loba caminaba en círculos, entre gruñidos, nublando sus sentidos. Algo oscuro y vacío comenzó a engullirla, corrompiéndola con lentitud y turbando las emociones que sentía en esos momentos.
'¡NO, NO!', intentó gritar, mientras seguía tratando de recuperar su forma humana. Sin embargo, seguía sin poder transformarse. '¡Te lo ruego! ¡Por favor, no lo hagas!', suplicó, desesperada y llorando, antes de perder la conciencia.