Capítulo 8 No sé tu nombre

Su reloj biológico hizo que Louisa se despertara a las siete de la mañana sin importar qué tan tarde durmiera, excepto esa noche cuando estaba en un estado de desorden.

Hoy, Louisa quería salir directamente a buscar trabajo, pero sintió que no podía comer y beber por nada en la casa de Casey cuando no estaba trabajando, así que fue a la cocina por accidente.

Louisa hizo café, leche de soja, huevos fritos, verduras y gachas de mijo con todo su corazón. Todo estaba listo, incluido el color, el aroma y la nutrición.

Cuando todas las cosas estuvieron servidas en la mesa, Louisa de repente se dio cuenta de que el hombre sentado frente a ella era un CEO, un CEO famoso. ¿Comería la comida casera cocinada por ella?

Como si pudiera leer su mente, Casey le puso su parte frente a él, se la comió y dijo: "No necesitas buscar trabajo".

"¿Qué?" Louisa preguntó confundida.

Casey sonrió y dijo: "Cocine para mí y obtendrá un salario alto".

Al escuchar esto, Louisa se tapó la boca y se rió. De repente, sintió que el legendario Casey no era tan terrible.

Sin embargo, la inocente Louisa no sabía que estos eran solo la superficie, solo para hacerla relajar su vigilancia. El verdadero Casey era algo que Louisa no podía soportar.

A mitad de la comida, Louisa dijo de repente: "Antes de encontrar un trabajo y recibir mi salario, si no le importa, seré responsable de su desayuno y cena todos los días".

De esta manera, Louisa se sintió mejor y no le debía demasiado a Casey.

Al escuchar esto, Casey le dijo a Louisa: "Te daré una tarjeta más tarde". Después de una pausa, agregó: "Puedes comprar verduras con esta tarjeta".

"No necesito mucha comida", dijo Louisa, sacudiendo la cabeza.

Pero Casey todavía sacó la tarjeta que Louisa rechazó antes de su billetera, la empujó suavemente frente a Louisa, luego apartó la silla y salió.

Louisa miró la tarjeta, se mordió los labios y la guardó. Iba a sacar cien o doscientos dólares para comprar verduras, y escribiría cuánto dinero usaba todos los días con una nota.

Aunque no tenía dinero, no podría conseguir más si no fuera el suyo.

Esta era su creencia y su columna vertebral.

Cuando Louisa llegó al mercado de talentos, se abrió la puerta. Respiró hondo, apretó el currículum con la mano, enderezó el pecho y entró.

En el mercado de talentos, en un lugar con pocos lobos y carne, la gente se apiña y pisotea a la gente. Todo tipo de ruido llegó a los oídos de Louisa, junto con la multitud en aumento, haciéndolo sentir mareado y casi desmayado.

"Tienes excelentes notas y estás calificado para ser un posgrado. ¿Por qué no eliges continuar con tus estudios adicionales? "

"¿Cómo son tus relaciones personales?"

Finalmente esperó en la fila, pero no sabía cómo responder a estas dos preguntas, porque no eligió continuar su educación superior, porque no podía quedarse más en la escuela.

En cuanto a las relaciones, fue rechazada e insultada por todos.

Pero no pudo decirlo en voz alta. Varios de ellos se negaron porque Louisa no pudo darles una razón convincente.

Louisa decidió borrar todo el honor, dejando solo la identidad de un nuevo graduado para intentar enviar su currículum nuevamente. Pero la empresa que le gustaba no le agradaba, y la empresa que no le gustaba esperaba que trabajara.

"Voy a pensar en ello." Louisa lo dijo tantas veces.

"Te avisaremos si hay alguna noticia". Louisa había escuchado muchas de esas palabras.

Sentada en un pequeño restaurante, Louisa comía el gran pastel que tenía en la mano. Miró la nota en su teléfono móvil, que decía que hoy era la fecha del premio para el concurso de diseño.

Louisa confiaba en que ganaría el premio y se llevaría el premio de cinco mil dólares.

Pensando en esto, Louisa terminó apresuradamente de comer los grandes pasteles con sopa gratis. Ella aplaudió y estaba lista para correr hacia el centro de la competencia.

El autobús, que duró dos horas, se tambaleaba. Cuando estaba a punto de vomitar, finalmente llegó el centro de la competencia y la estructura bien diseñada finalmente apareció frente a ella.

Después de respirar profundamente y ajustar la incomodidad en su estómago, Louisa entró.

"Hola, soy el concursante del concurso de diseño. ¿Tienes el resultado? "

Siguiendo el gesto del personal, Louisa se acercó a la enorme valla publicitaria y comenzó a buscar su nombre de abajo hacia arriba, que era su costumbre.

¿No? ¡No había nombre de ella!

Louisa no lo creyó y volvió a mirar hacia abajo.

Pero el resultado siguió siendo el mismo. Aún no había nombre de Louisa. Miró el primer lugar y descubrió que era el nombre de Graham.

¿Que esta pasando? A Graham no le gustaba este tipo de competencia, y solo los que se aburrían lo hacían. Por supuesto, provenía de una familia rica y no había necesidad de obtener una bonificación a través de la competencia.

Pero, ¿cuál era la situación ahora?

Con esta gran pregunta, Louisa se dirigió al personal y preguntó: "Disculpe, ¿no hay una persona llamada Louisa que se haya presentado?"

Quizás fue por el calor de la tarde, el personal respondió con impaciencia: "No tengo derecho a encontrarlo".

"Bueno, ¿puedo echar un vistazo al ganador del primer lugar, el trabajo de Graham?"

"No, no puedes." El personal agitó su mano, indicando que Louisa no debería perturbar su descanso.

Al ver esto, Louisa supo que debía irse lo antes posible, pero la bonificación era realmente importante para ella, así que continuó preguntando: "Solo quiero ver cuál es el primer premio".

"Bueno, ya está listo. Puedes ir a verlo tú mismo ".

Siguiendo la dirección señalada por el personal, Louisa vio a algunos trabajadores mostrando sus premios.

No pudo evitar sentirse nerviosa, porque una de esas obras le resultaba muy familiar. Louisa se acercó paso a paso y finalmente vio claramente el trabajo.

¡Ese cuadro era suyo! ¡Era de ella!

¿Por qué? ¿Por qué el siguiente nombre cambió a Graham?!

"¡Por favor, ayúdame a verificar si Louisa participa en la competencia de ginseng!" Louisa corrió hacia el personal y preguntó en voz baja y ronca con ojos rojos.

Quizás fue porque el aura de Louisa estaba demasiado triste e indignada que el personal se sentó y comenzó a investigar por ella.

"No, no puedo encontrarlo." Sonó una voz fría.

¿Por qué, por qué no apareció su nombre? Louisa dijo con incredulidad: "Es imposible. Vuelva a comprobarlo ".

"No, no importa cuántas veces lo revise".

Al escuchar esto, Louisa comprendió de repente que Graham había firmado su nombre en su pintura y lo había enviado aquí. Entonces, por supuesto, no había su nombre.