Finalmente, el mayor logró convencer a su hermano de esperar unos minutos más, poco tiempo después se pudo escuchar unas fuertes pisadas, como si alguien viniese corriendo, segundos después, ambos hermanos elevaron la mirada notando a una agitada Tetsu correr hacia ellos.
- ¡Mierda, corran! - Exclamó, tomando las manos de ambos hermanos y llevándolos a su lado, mientras huían de un gran grupo de molestas chicas.
- ¿En qué problema te metiste ahora, preciosa? - Rio Ran, Tetsu no respondió, parecía algo cansada de correr tanto, quién sabía desde hacía cuanto llevaba así, por lo que el chico de las trenzas se detuvo, provocando que los otros dos se detuvieran de golpe. - Ven aquí.
- ¿Qué diabl-
Yamagawa se sostuvo con fuerza de los hombros del mayor al sentir como era cargada, una risilla escapó de sus labios mientras continuaban con su escape.
- ¿Nos dirás qué sucedió? - La chica miró a Rindo.
- Su grandioso club de fans estaba esperándome en mi salón cuando entré... Sí, sí, planeaba escapar de ustedes ¿No es obvio? - Ran negó sonriente. - La cuestión es que casi me arrancan la peluca, esas mujeres están locas, obsesionadas, enfermas, así que solo me quedó huir de ellas después de decirles unas pocas palabras.
- ¿Qué les dijiste para que se enojaran tanto? - Tetsu miró a Rindo, notando ambos hermanos cómo la chica apartaba la mirada.
- Bueno... No es tan importante.
- Todo es importante en una situación así, bonita. - Agregó Ran.
Tetsu suspiró finalmente. - Les dije que al menos yo sí podía estar con los grandiosos y estúpidos hermanos Haitani, y no debía ser parte de un club de idiotas locas por un par de imbéciles.
- ¿Debería de sentirme ofendido o halagado? - Los chicos se detuvieron. - Creo que ya las perdimos.
- Genial, estamos como a siete cuadras de la escuela. - Tetsu se bajó de los brazos de Ran, acomodando sus desordenados cabellos.
- ¿Vives muy lejos? - Preguntó Rindo, mientras miraba a su alrededor.
- No, en realidad no. - Tetsu observó a ambos chicos. - No iremos a mi casa ¿Cierto?
- Si tú quieres, sí. - Sonrió coqueto el mayor, Tetsu dio un par de pasos hacia atrás manteniendo la distancia.
- Solo vamos a cualquier sitio, me da igual.
- Muy bien, andando.
Los tres comenzaron a caminar, instalándose inmediatamente un gran silencio incómodo. Tetsu miraba el suelo por segundos y después elevaba su mirada para observar el camino por el que iban, siempre el mismo movimiento, situación que cansó al menor de los dos hermanos.
- ¿Por qué no vamos a tu casa y ya está? - Rindo parecía molesto.
- ¿Ah? ¿Crees que dejaré entrar a dos desconocidos a mi casa?
- No somos unos simples desconocidos, linda. - Ran sonrió. - Creí que ya nos conocíamos.
- Por supuesto, pero no lo suficiente como para dejarlos entrar a mi único lugar seguro. - Yamagawa continuó caminando. - Además, te dije que no quiero meterme en problemas con mi padre o mi madre.
- ¿Están en casa? - Tetsu negó.
- No, pero sigue estando la ama de llaves, y preferiría evitar que les diga a mis padres que su hija entró con dos hombres a su casa. - Tetsu miró la hora en su teléfono. - Bien, me largo.
- ¿Tan pronto? - La chica frunció su ceño. - Al menos acompáñanos a comprar un helado.
- Estoy llena.
- ¿Al parque?
- Muchos niños.
- ¿A tomar un café?
- Calor.
Ran suspiró, intentando buscar alguna otra alternativa. Rindo rodó sus ojos, tomando simplemente la mano de la chica y arrastrándola consigo.
- ¡Oye! ¡Suéltame! - Exigió la menor, intentando soltarse del agarre contrario.
- Volveremos, después iremos a dar una vuelta en motocicleta, después de eso te iremos a dejar a tu casa, fin de la conversación.
- No quiero ir contigo.
- No era pregunta. - Ran miró a su hermano, riendo mientras disfrutaba de la escena que ambos armaban.
- Oigan, no me excluyan, yo también quiero. - El mayor les siguió, pasando un brazo por los hombros de la chica.
Tetsu sentía que se volvería loca en cualquier momento con dos hombres a su lado, uno tomando de su mano, y otro abrazándole por los hombros. Sus orejas se encontraban de un tono rojizo que parecía explotarían en cualquier momento.
Después de unos cuantos minutos, los tres volvieron a la preparatoria. Tetsu subió a la motocicleta del hermano menor, con ayuda del mismo y después el chico subió, encendiendo el motor.
- Sostente bien o te caerás. - Yamagawa asintió, tomando los hombros del chico.
Rindo rodó sus ojos una vez más, tomó las manos de la chica y las cambió de sitio, colocándolas esta vez alrededor de su cintura.
- Todo un conquistador. - Bromeó Ran, siendo el primero en salir del sitio en su motocicleta. Rindo le siguió momentos después, sintiendo como la chica se aferraba a su cuerpo fuertemente.
- ¿Te da miedo ir muy rápido? - El orgullo de la chica era demasiado grande como para asentir, así que solamente negó. Rindo sonrió con diversión, acelerando lo máximo posible.
Yamagawa miró la calle bajo ellos, tragando grueso mientras múltiples recuerdos pasaban frente a sus ojos.
Tetsu había tenido una prima la cual adoraba, se llevaban extrañamente bien y se confiaban la vida de la otra, solían pasar mucho tiempo juntas a pesar de que su prima le llevaba cuatro años. Cuando cumplió finalmente los dieciocho años, los padres de la chica le obsequiaron una motocicleta como regalo de cumpleaños, la mayor estaba sumamente feliz, y no dudó en salir a probar el vehículo.
Quién hubiese pensado que esa noche de felicidad se volvería una noche de terror cuando un número desconocido llamó al teléfono de los padres de la chica. Tetsu recordaba perfectamente cómo las expresiones felices de sus tíos se volvían expresiones de horror, mientras su tía se lanzaba al suelo y lloraba desconsoladamente y su tío aguantaba las lágrimas intentando mantenerse fuertes. Estando en el hospital, frente a sus narices todos observaron el cuerpo pálido y sin vida de su prima. ¿Causa de la muerte? Exceso de velocidad, pero ciertos testigos juraron que no fue solamente eso, un automóvil había sido el culpable, y el conductor no dudó en huir al darse cuenta de lo que había provocado a pesar de que su auto estaba en pésimas condiciones.
Tetsu sintió como su corazón comenzaba a bombear frenéticamente sangre mientras su rostro palidecía, sus nudillos se tornaron blancos, tomando con fuerza la chaqueta del chico delante de ella.
- Rindo... - Tembló, pero las altas velocidades impidieron que el chico escuchara. Los orbes marrones de Tetsu se llenaron de lágrimas, sintiendo su respiración volverse irregular con el paso de los segundos.
– "Voy a morir, voy a morir si no se detiene ahora, moriré también, mis padres llorarán, voy a morir, voy a morir". Repetía constantemente la chica en sus pensamientos, mirando aterrada al suelo.
Ran disminuyó su velocidad, dispuesto a molestar a la chica con un par de coqueteos más, pero al observar su rostro llamó de inmediato la atención de Rindo, haciendo un par de señas para que dejara de conducir.
Ambos hermanos se detuvieron a un lado de la carretera. Ran fue el primero en bajar de su vehículo, tomando a la chica en brazos y ayudándole a bajar de la motocicleta de su hermano, quien seguidamente bajó, girándose hacia la menor.
- Tetsu, hey. - Ran palmeó suavemente su mejilla, ganando la atención de la menor, quien finalmente dejó caer las primeras lágrimas, siendo seguidas por un desconsolado llanto. - Está bien, preciosa, todo está bien.