Antologías
img img Antologías img Capítulo 3 ¿¡Por quién corres tú!
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Capítulo 6 Prohibido Fumar img
Capítulo 7 Break My Heart Again img
Capítulo 8 El etc de una relación img
Capítulo 9 El té de Gea img
Capítulo 10 Cóctel de Escarlata img
Capítulo 11 Conflicto Maternal img
Capítulo 12 Las mascotas de Lain img
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Capítulo 3 ¿¡Por quién corres tú!

Él simplemente corría, desesperado, escapando de algo que supuestamente lo perseguía. Un amigo leal queriendo evitar su realidad, esperando la mano de alguien para ser salvado. No había manera de entender el porqué lo hacía, incluso aunque sea yo quien lo persiguiera. Nada lo detenía, sólo pretendía obtener su objetivo mirando hacia adelante, sabiendo perfectamente hacia dónde se dirigía. Queriendo ayudar tome por objetivo alcanzarlo cueste lo que cueste. No hay razón para dejarlo correr a solas, de algo escapaba y no quería dejarlo solo en ese tormento.

Corría y corría, hacia adelante, a la derecha y a la izquierda, de arriba a abajo, dando vueltas dentro de un laberinto tridimensional. Ni las paredes parecían entender la razón, por más que fueran las más confidentes. Aunque suene ilógico, ellas lo acompañaban, sabían incluso mucho más de lo que yo sé de él. Sin embargo, ahí estaba yo, corriendo tras él, esperando alcanzarlo algún día, y de alguna manera, poder entenderlo. Me esforzaba.. Lo intentaba.. Quería tomar su mano y acompañarlo, pero él siempre avanzaba.

Aun sabiendo que él quería estar solo, no podía abandonarlo y dejarlo a merced de sus pensamientos. Eso le hacía daño, por más que a veces sonreía, no era realmente él. He sido testigo de cómo sus padres lo rechazaban por llorar arrodillado ante la vida, por no tener la fuerza para afrontarlo como hombre. Lo juzgaban, le exigían, pero ninguno le enseñaba. No pretendan solo decirle que está mal llorar, o que parece un cobarde, eso no hará que se sienta mejor. No fue lo que él sentía cuando le decían eso, él solo se convencía cada vez más, de que no servía.

Luego de correr tras él, tratando de alcanzarlo, terminé perdiéndolo. Creí que llegaría a tiempo, pero las circunstancias no me lo permitieron. Imagine que algún día lo entendería y lo aceptaría, a decir verdad, estaba en lo cierto. Soy yo quien escapa ahora mismo, corriendo sin cesar, con la intención de no ser alcanzada por nadie.

A diferencia de mi padre, las paredes no me hablaban, cada vez más rechazada me sentía, porque no había nadie quien me enseñara a vivir la realidad, ya que me lo han arrebatado con sus palabras. Hoy la vida está detrás de mí, queriendo cobrar algo que nunca pedí, pero no me molesta, porque de alguna manera, siento que me estoy acercando a él.

            
            

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