Amada por el Rey Alfa
img img Amada por el Rey Alfa img Capítulo 3 Lágrimas de cocodrilo
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Capítulo 6 La victoria img
Capítulo 7 Un aroma irresistible img
Capítulo 8 : Lo siento img
Capítulo 9 El encierro img
Capítulo 10 La decisión del príncipe img
Capítulo 11 Visitar a Elizabeth Jones img
Capítulo 12 Nuestra primera noche juntos img
Capítulo 13 Entrenamiento especial img
Capítulo 14 El amor en el campo de entrenamiento img
Capítulo 15 Favoritismo img
Capítulo 16 Escalada en roca img
Capítulo 17 La visita img
Capítulo 18 Rumores img
Capítulo 19 Expulsada img
Capítulo 20 La trampa img
Capítulo 21 Los verdaderos sentimientos hacia ella img
Capítulo 22 Recobrar el conocimiento img
Capítulo 23 Por casualidad img
Capítulo 24 La carnada img
Capítulo 25 No quiero perderla img
Capítulo 26 Un cambio repentino img
Capítulo 27 Fuego en la cueva img
Capítulo 28 Una noche apasionada img
Capítulo 29 Día de San Valentín img
Capítulo 30 Un baño en aguas termales img
Capítulo 31 El complot de los vampiros img
Capítulo 32 Pasión en la mazmorra img
Capítulo 33 El escape img
Capítulo 34 Fiesta de máscaras img
Capítulo 35 Revelar un secreto img
Capítulo 36 Confesión de amor img
Capítulo 37 Una cita romántica img
Capítulo 38 Placer y deseo img
Capítulo 39 Tengo ganas de ti img
Capítulo 40 Un plan macabro img
Capítulo 41 Los malditos celos img
Capítulo 42 Su manera de castigarme img
Capítulo 43 Solo amigos img
Capítulo 44 Sexo en el auto img
Capítulo 45 Indagación img
Capítulo 46 El verdadero culpable img
Capítulo 47 La pareja de Skylar img
Capítulo 48 El hermano de Jennifer img
Capítulo 49 Amnesia img
Capítulo 50 Incendio en el dormitorio img
Capítulo 51 Las secuelas de un desastre img
Capítulo 52 La llegada de la princesa img
Capítulo 53 La fiesta de bienvenida de Caroline img
Capítulo 54 Un incidente que involucró a Kevin img
Capítulo 55 La visita de Dylan img
Capítulo 56 Jennifer debe morir img
Capítulo 57 Ebria y lujuriosa img
Capítulo 58 El pacto img
Capítulo 59 Vacilación img
Capítulo 60 Una cita a ciegas img
Capítulo 61 La estrategia de Skylar img
Capítulo 62 Secuestro img
Capítulo 63 Coacción img
Capítulo 64 Anthony ha muerto img
Capítulo 65 La nueva esclava sexual de Austin img
Capítulo 66 Reunión img
Capítulo 67 ¡Somos pareja! img
Capítulo 68 La amenaza de Austin img
Capítulo 69 El acuerdo img
Capítulo 70 Un plan para destronar al rey img
Capítulo 71 Blanda de corazón img
Capítulo 72 La propuesta img
Capítulo 73 La ceremonia de bienvenida img
Capítulo 74 Los enemigos tocando a la puerta img
Capítulo 75 Una mufa img
Capítulo 76 La sugerencia de Austin img
Capítulo 77 No eres una mufa img
Capítulo 78 Intercambio de anillos img
Capítulo 79 Aguas termales y pétalos img
Capítulo 80 La decisión de Skylar img
Capítulo 81 Reunión img
Capítulo 82 Coqueteo borracho img
Capítulo 83 En busca del anciano Tony img
Capítulo 84 Una chica misteriosa img
Capítulo 85 La videollamada img
Capítulo 86 La poción mágica img
Capítulo 87 El plan de Caroline img
Capítulo 88 Insomnes img
Capítulo 89 Desastre en la cocina img
Capítulo 90 Confesión de amor img
Capítulo 91 Fragmentos de memoria img
Capítulo 92 Más poción mágica img
Capítulo 93 Un sueño profundo img
Capítulo 94 La boda img
Capítulo 95 El plan de envenenamiento img
Capítulo 96 Foto familiar img
Capítulo 97 Un loco img
Capítulo 98 Sexo desenfrenado en el baño img
Capítulo 99 Juntos img
Capítulo 100 Una trampa tentadora img
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Capítulo 3 Lágrimas de cocodrilo

PDV Kevin:

La voz de Jennifer sonaba calmada y su rostro exhibía una sonrisa de satisfacción. Yo, por el contrario, me sentía aturdido. Su deslumbrante sonrisa me impedía mirarla a la cara.

¿Qué clase de disparates estaba diciendo? ¿Cómo podría ser ella la hija del decadente Alfa Lewis Smith de la manada del Arcoíris? ¿Acaso no era una humilde esclava? ¿Cómo podría correr por sus venas la sangre de un Alfa?

Mi lobo interior se quejó: "¡Idiota! ¿Cómo pudiste rechazar a la hija de un Alfa?".

"La manada del Arcoíris ya tiene un nuevo Alfa. Esa chica es solamente una humilde esclava, que no merece ser mi Luna. Hice bien en rechazarla", le respondí tercamente. Pero entonces, ¿por qué estaba tan furioso?

"Eres un imbécil. Ahora te arrepientes, ¿verdad?", se burló de nuevo mi lobo.

"¡Maldita sea! ¡Cállate ya!", le dije.

¿Arrepentirme yo? Yo era el futuro Alfa. No había mujeres loba en la manada que no quisiera acostarse conmigo. ¿Por qué me arrepentiría de haber rechazado a una simple esclava? No tenía ningún sentido.

"¿Puedo irme ahora?", la escuché preguntarme.

Sus ojos me miraban con evidente desdén e impaciencia.

Me entraron ganas de agarrarla y follármela violentamente, para castigarla por su irreverencia, pero no podía soportar su mirada altanera.

"¡Vete a la mierda!", gruñí.

Jennifer se encogió de hombros y salió del baño sin siquiera mirar atrás. Era evidente que no tenía ninguna intención de quedarse. Ya había notado que ella me evitaba cada vez que podía.

No obstante, la visión de su delgada y elegante espalda hizo que me excitara. Impotente, rugí y golpeé la pared.

La ira amenazaba con dominarme.

¿Cómo se atrevía esa perra a mostrarse indiferente conmigo? ¡Era inaceptable!

PDV Barbara:

Esa zorra, Jennifer, nos interrumpió a Kevin y a mí cuando estábamos follando. Peor aún, mi compañero parecía estar interesado en ella. ¿Cómo podría soportar semejante insulto?

Yo provenía de una familia noble y conocía a Kevin desde pequeña. Además, ya había decidido que algún día sería su Luna.

El Alfa Norman siempre me había tratado con simpatía. Si le presentara alguna queja sobre Jennifer, seguro que la castigaría.

No lo pensé más y corrí rápidamente hacia su oficina. Justo antes de entrar, me detuve, y en un ejercicio de actuación me concentré en soltar algunas lágrimas. Cuando logré que mi rostro inspirara lástima, empujé la puerta y penetré en el interior.

"Barbara, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás llorando? ¿Alguien se atrevió a maltratarte?", preguntó con preocupación el gran Alfa Norman.

"No es nada", murmuré, bajando la cabeza respetuosamente. "No era mi intención preocuparlo".

"¿Quién te hizo daño? No tengas miedo de decírmelo. ¡Quienquiera que sea, le daré una lección!". El poderoso líder de la manada se puso de pie y acarició suavemente mi cabeza.

"Fue... Jennifer". Mientras decía su nombre, mis ojos rojos dejaron caer otro par de lágrimas de cocodrilo. "Ayer, se robó mi collar de perlas. Le pedí que me lo devolviera, pero ella se negó, y hasta tuvo el atrevimiento de decirme que me iba a patear el trasero. Logré recuperarlo, ¡pero ella me amenazó y casi me abofeteó! Y lo que es peor, intentó seducir a Kevin. Ella me dijo que estaba destinada a ser su pareja...".

Hice una pausa para observar el efecto de mi historia, como si no pudiera soportar continuar hablando.

"Lo siento, Alfa Norman. No debería de haber venido a molestarlo por semejante insignificancia...".

Cuando levanté la mirada y le eché un vistazo al rostro del Alfa, vi que estaba a punto de explotar de la ira.

"¡No es ninguna insignificancia! ¿Cómo se atreve una humilde esclava a amenazarte? ¿Y también pretende quitarte el puesto de pareja de Kevin? ¿Quién se cree que es? ¡Una esclava tan desvergonzada y malvada debe ser castigada!", dijo gravemente antes de dirigirse a sus guardaespaldas. "¡Tráiganme a Jennifer!".

No les tomó mucho tiempo encontrarla, en menos de 10 minutos la loba estaba en la habitación. Su ropa vieja y raída la hacían parecer una mendiga.

Al verla caminar hacia el sofá, el Alfa Norman hizo un gesto con la mano. Dos altas y fuertes mejeres loba la agarraron por detrás y la abofetearon varias veces.

El sonido de los golpes me llenó de satisfacción, aunque me guardé bien de exteriorizarlo.

"Señor, ¿por qué me hacen esto?", preguntó Jennifer confundida, cubriendo con sus manos las enrojecidas mejillas.

"¡Este es el castigo por ofender a Barbara!", respondió el viejo lobo con el ceño fruncido. "Nunca te olvides de que eres una esclava. Recuerda, la próxima vez que te atrevas a cruzar esa línea, no seré tan amable contigo".

Enojada, Jennifer trató de explicarle. Sin embargo, como había calculado, el irritado Alfa no le dio la oportunidad de hablar.

"Dentro de dos días, el señor Anthony Jones vendrá a seleccionar a nuestros mejores hombres lobo, para que asistan al adiestramiento que tendrá lugar en el campo de instrucción real. Jennifer, será mejor que te prepares para la ceremonia de bienvenida y para las pruebas. ¡No lo arruines o te despellejaré viva!".

"¿Puedo participar en las pruebas?", preguntó la esclava con los ojos llenos de esperanza. Parecía que ya se había olvidado de la humillación que acababa de sufrir.

Su insólita petición casi me hizo estallar en carcajadas. El Alfa Norman la miró de arriba abajo, sin ocultar su desprecio.

"¿Tú? ¿Quién diablos te crees que eres? ¿Cómo crees que le permitiría a un esclavo participar en las pruebas organizadas para los guerreros de élite? ¡No seas ridícula! No estás calificada para algo semejante. Mejor dedícate a tu trabajo. No dejes que se te suban los humos a la cabeza", gruñó.

Me sentí muy contenta de ver cómo ponía a Jennifer en su lugar.

"Solo los hombres lobos de noble linaje son capaces de superar esas pruebas. ¿De veras piensas que te mereces una oportunidad como esa?", agregué socarrona, mirando su rostro pálido.

"¿Y si yo fuera capaz de superar las pruebas?", dijo Jennifer con firmeza.

"¡Ni lo sueñes!", repliqué enfadada. "¡Lo único que se merece una esclava insolente como tú es que la muelan a golpes!".

"¿Piensa que es de sangre noble? ¿Cómo se atreve a decir semejantes tonterías frente a nuestro líder? Si solo soy una humilde esclava, ¿por qué anda siempre poniéndome zancadillas? ¡Es un ser despreciable!", dijo fulminándome con la mirada.

"¿Que tú, una esclava, me menosprecias a mí?", le espeté llena de rabia. Sin pensarlo dos veces, le salté encima como un animal salvaje. "¡Perra, destrozaré esa boca insolente!".

En ese momento, solo deseaba despedazarla.

Me abalancé sobre ella, agarré su cabello y traté de arañar su impecable rostro. Sorprendentemente, la esclava se defendió de mi acometida con maestría. Bloqueó mi ataque con el codo, me pateó en el vientre y arañó profundamente mis brazos.

Gruñendo de dolor, me doblé para proteger el vientre y miré mis ensangrentadas extremidades. Me volví loca de la frustración y de la impotencia.

"¡Perra! ¿Cómo te atreves a lastimarme? ¡Maldita!". No me importaba que mi impecable cabello estuviera desordenado.

Sabía que mi apariencia debía de ser terrible en este momento, pero todo era por su culpa. No esperaba que una esclava pudiera derrotarme tan fácilmente.

"Señorita Barbara, usted se lo buscó", me dijo Jennifer con frialdad.

Finalmente, el Alfa Norman dio por terminada nuestra pelea con un gruñido. "Jennifer, prepárate para las ceremonias. No te lo volveré a repetir".

Parecía que no pensaba castigar a esa perra esclava. Mi plan estaba arruinado, no había podido lograr mis propósitos. Tendría que encontrar otra forma de castigarla. Lo único que me importaba era convertir su vida en un infierno. De repente, entre el dolor y la frustración, se me ocurrió la idea perfecta.

            
            

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