Capítulo 4 El príncipe Anthony

PDV Jennifer:

Me concentré en seguir al detalle las instrucciones del Alfa Norman y comencé a ocuparme de todos los preparativos de la ceremonia de bienvenida y de las pruebas, tratando de no cometer ningún error. Mientras trabajaba, mi loba interior no paraba de lamentarse en mi mente.

"¿Eva, qué sucede?", pregunté.

"Hemos sido rechazadas por nuestra pareja".

"Lo siento, pero ya he aceptado ese rechazo".

"No hay razón para disculparte. Sabíamos que no sería una buena pareja. Aún así, no puedo evitar sentirme un poco triste".

"Puede que no tengamos ninguna otra oportunidad", comenté abatida.

Ella dejó de lamentarse de inmediato y replicó: "¡Eso es imposible! Estoy completamente segura de que la Diosa de la Luna nos dará una segunda oportunidad".

"Quizás tengas razón. Solo que después de esta vez, no tengo muchas expectativas para mi pareja".

"¡Vamos, sé optimista! Por cierto, Jennifer, aún no me has dicho qué deseas por tu cumpleaños".

"¿Mi deseo de cumpleaños? ¡Quisiera volverme mucho más fuerte para así poder vengarme!".

Aunque el Alfa Norman había sido muy claro cuando dijo que no podía participar en las pruebas, no me iba a dar por vencida tan fácilmente. Mi único objetivo era hacerme mucho más fuerte. Nunca olvidaría la forma en que el Beta Arthur mató a mi padre y se hizo con el control de la manada. ¡Solo si me hacía más fuerte, podría tener éxito en mi venganza!

Dos días después, el día de la ceremonia de bienvenida, la manada del Río Oscuro era un hormiguero de actividad. Los hombres lobo de la manada comenzaron a reunirse en la plaza, listos para recibir al príncipe. Todos se encontraban inquietos y emocionados de poder verlo en persona.

Justo al mediodía, el príncipe Anthony Jones del reino de Osman arribó con un grupo de guardias licántropos. La plaza estaba cubierta con una costosa alfombra roja y por todas partes lanzaban petardos en señal de bienvenida que llenaban todo el lugar de ruidos y chispas.

El príncipe Anthony vestía un elegante uniforme militar azul, con muchas medallas que le adornaban el pecho. Tenía un rostro hermoso, con rasgos faciales finamente cincelados que le daban un aspecto noble. También era alto y de constitución robusta, con una expresión seria en el rostro. Había un aura majestuosa a su alrededor, digna de la realeza. A cada paso que daba todas las mujeres loba reunidas en la plaza gritaban como locas. Sin embargo, debido a esa frialdad innata, no se atrevían a acercarse a él y se conformaban con admirarlo desde lejos.

"¡Es tan apuesto! ¡Ay Dios mío! Nunca antes había visto a un hombre tan hermoso".

"¿Quién podría no enamorarse de un hombre así, tan apuesto y poderoso? ¡Y además, príncipe del Reino de Osman! Es descendiente de una importante y noble estirpe".

"Dios, ya estoy enamorada de él".

Todas se deshacían en halagos hacia el príncipe. Algunas, incluso soñaban despiertas con acercársele. Por mi parte ni siquiera estaba de humor para burlarme de ellas, solo miraba al príncipe Anthony con total incredulidad.

Fue en ese instante cuando percibí una fragancia única que provenía del príncipe, mucho más intensa incluso que la que había olido de Kevin.

En mi mente, Eva se movía de un lado a otro, emocionada. "¡Jennifer, es nuestra pareja!".

"No, tiene que ser un error. Él es un licántropo, y yo solo soy una mujer loba, común y corriente. ¡Además, ahora no soy más que una esclava! ¿Cómo podría la Diosa de la Luna elegirme para ser su pareja?".

"Es tu pareja, lo es", insistía Eva alegremente.

En este momento, el príncipe Anthony se volvió y me miró directamente.

El corazón quería salírseme del pecho y apenas si podía respirar. ¡El príncipe debió haberse percatado de que yo era su pareja!

¿Pero, qué haría él ahora? La suya era una posición tan alta que definitivamente no podía aceptarme como pareja. ¿Acaso me rechazaría así, de inmediato?

Tenía curiosidad de ver cuál sería su reacción, pero su rostro permaneció inexpresivo. Después de mirarme por un momento, desvió la mirada y continuó hacia adelante.

Todas las que estaban cerca de mí gritaron y saltaron de emoción.

"¿Viste eso? El príncipe me miró hace un momento. ¿Crees que le agrado?".

"¡Para ya de decir tonterías! ¡Era a mí a quien miraba!".

Las muy idiotas todavía soñaban despiertas. Me preguntaba cuál sería su reacción si supieran la verdadera causa por la que el príncipe había mirado hacia aquí.

Por supuesto, no me atreví a decir ni media palabra. Si le contaba a alguien que el príncipe Anthony era mi pareja, sin duda pensaría que era una tonta ilusa.

Había demasiados hombres lobo aquí. El príncipe probablemente no había reaccionado porque no quería que todos se enteraran de que yo era su pareja. Pero estaba segura de que encontraría la oportunidad de rechazarme en privado.

Después de que pasara la sorpresa inicial, me consolé. La Diosa de la Luna debió haber cometido un error esta vez. El príncipe Anthony no era alguien con quien siquiera pudiera pensar en estar. Lo más importante ahora era volverme cada vez más fuerte para poder vengarme.

Un poco más adelante, Alfa Norman y Luna Debra saludaron al príncipe, ambos sobre una rodilla y con la cabeza inclinada ante él, atemorizados.

"Bienvenido, Señor Jones", dijo Alfa Norman con una sonrisa solícita en el rostro.

Una risa entre burla y desprecio se escapó de mis labios al verlo arrastrarse así. Él podría ser el Alfa de la manada del Río Oscuro, pero... frente al príncipe Anthony, no era nada.

Aunque el príncipe estaba rodeado por toda una multitud, su expresión no cambió en lo absoluto. El más ligero movimiento suyo delataba una extraordinaria nobleza. Incluso el Alfa Norman lo trataba con el mayor respeto.

¿Cómo podría yo ser la pareja de un hombre tan excepcional como él? Sin embargo, todavía quería participar en las pruebas y ser escogida por él. Después de ver al príncipe en medio de la multitud, decidí que no perdería la esperanza. Que me seleccionaran para ir al campo de instrucción real sería un primer paso para lograr mi objetivo final.

Pero para eso, primero tendría que acercarme al príncipe Anthony y pedirle que me permitiera participar en las pruebas. Esperaba que pudiera hacer una excepción por mí y me permitiera participar, aunque solamente fuese debido a nuestro vínculo de pareja.

Pero al parecer no tendría la más mínima oportunidad de acercarme a él.

Después que acabara la ceremonia, me arrastré, cansada, de regreso a mi habitación. Las pruebas se realizarían mañana, así que no me quedaba mucho tiempo.

Después de pensarlo un poco, decidí ir a la residencia del príncipe para tratar de hablar con él allí. Por supuesto, el lugar estaba fuertemente custodiado y como esclava, no podría entrar a verlo. Pero al menos tenía que probar mi suerte.

No obstante, de camino hacia allí, alguien me tapó la boca por detrás y me arrastró hasta un cuarto de lavado cercano. Luché por liberarme, pero no pude.

Al escuchar el sonido de la puerta al cerrarse, mi corazón tembló y tuve un mal presentimiento. Finalmente, quitaron la mano que me cubría la boca.

"¿Quién eres tú?", le pregunté y mi voz temblaba de miedo.

Entonces escuché el sonido de pasos que se hacían cada vez más fuertes. Al parecer varias personas se me acercaban.

Al darme vuelta, vi a varios hombres lobo vestidos con harapos, que se frotaban las manos y se acercaban con sonrisas obscenas. Los reconocí de inmediato. Todos eran Omegas de la manada.

"Jennifer, eres tan hermosa". El hombre lobo al frente se lamió los labios, con el deseo claramente visible en sus ojos. "La señorita Barbara nos trata bien. Encontró a una chica muy buena para nosotros".

En ese momento me pareció que el corazón se me precipitaba hasta el estómago. ¡Era Barbara, de nuevo! Literalmente me había arrojado a estos lobos.

Por supuesto, no podía quedarme quieta y esperar la muerte. Me obligué a calmarme y los miré fríamente.

"Será mejor que se mantengan alejados de mí". Cerré los puños y apreté los dientes, en mi mejor esfuerzo de lucir lo más agresiva posible. "Piensen mejor lo que van a hacer porque tengo intenciones de luchar hasta la muerte".

"¡Ja! ¿Luchar con nosotros hasta la muerte?". El hombre lobo que parecía estar al frente levantó la cabeza y se rio salvajemente. "¿Quién te crees que eres? Ya te has acostado con muchos hombres, ¿no es así? Nosotros no hemos tocado a una mujer en mucho tiempo. Nos aseguraremos de que la pases muy bien hoy".

Hizo un gesto con la mano y asintió con la cabeza al resto de los hombres lobo. "¡Vamos, chicos, adelante!".