Tras la Pista del Ángel
img img Tras la Pista del Ángel img Capítulo 3 2.-Duda
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Capítulo 3 2.-Duda

La tensión se respiraba en el aire luego del mensaje de Raziel.

El director Larsson decidió seguir con la graduación como si nada hubiese pasado, pero se podía notar, en los murmullos y las miradas nerviosas que las palabras del pelinegro habían causado conmoción.

Evelyn y Cameron permanecieron de pie junto a las puertas el resto de la ceremonia y al terminar esta observaron como todos salían, camino al comedor donde se llevaría la tan ansiada celebración. El director, los cuatro Generales y los dos líderes de cada equipo permanecieron dentro, y de haber podido ella también se habría quedado.

-¿Vamos al comedor? -preguntó Cameron y ella negó.

-Ve tú, yo me quedaré a esperar que mi padre salga -contestó, sin ocultar sus ánimos decaídos. Caminó hasta la pared contraria a la puerta y se apoyó en ella.

-Volveré en un rato -prometió el castaño.

Una vez sola, Evelyn se perdió en sus pensamientos, ella sentía su cerebro trabajar a máxima velocidad, intentando procesar lo que había visto en el video. Era él, de eso no le cabía la menor duda, pero aun así no lo reconocía, no parecía el chico que había conocido por tanto tiempo. Esa mirada, tan cruel y fría, era algo nuevo para ella.

Una serie de pasos, acompañados de voces interrumpió sus pensamientos, volteó hacia el origen de estas y vio a los cuatro miembros del escuadrón León que habían salido antes a arreglar el problema. En cuanto percibieron su presencia ellos callaron y cruzaron frente ella para entrar al auditorio, el último de ellos se detuvo un momento a analizarla y ella le devolvió la mirada, sin dejarse intimidar, y con eso ella pudo notar en sus ojos la desconfianza. ¿Podían creer que ella estaba involucrada?

Era una tontería. Durante todo el tiempo que había vivido allí les demostró que su lealtad estaba con la organización y lo que hiciese Raziel no iba cambiarlo, por más que lo amase.

Camerón volvió tras quince minutos, con una bandeja llena de aperitivos y dulces, cosa que ella agradeció hasta el infinito. Los nervios le generaban hambre.

-Eso fue inesperado -comentó Cameron luego de varios minutos-, hackeó la red de la CIC y él ni siquiera es un León. -añadió, impresionado.

-No, pero es un Lobo demasiado inteligente -señaló Evelyn y dio un mordisco a su ponqué.

-¿Cómo te sientes? -indagó él, en un tono suave.

-En shock -respondió sin pensarlo. Evelyn enrollo entre sus dedos las puntas de sus cabellos y acomodó sus lentes-, yo me negué a creer que Raziel de verdad podía ser un criminal, me parecía algo inaudito, por favor, crecí con él y no había nadie más entregado a la seguridad y a defender las leyes que él. -Las palabras fluyeron con rapidez, como si no pudiese mantenerlas aprisionadas en su pecho un segundo más.

-¿Y no crees que él siempre pensó de la manera que expresó en la transmisión? Que se sentía usado o presionado para ser algo que no era.

-No, si se hubiese sentido así me lo habría dicho.

-¿Estas segura? Confesar algo así era casi como decir que su lealtad estaba flaqueando, y decírtelo a ti, que eres hija de un General, tal vez le pareció ilógico -supuso y se encogió de hombros.

Evelyn se mantuvo en silencio, recordando cada momento que compartió con Raziel, tratando de encontrar una señal que hubiese podido advertirle de los pensamientos del pelinegro, sin embargo, por más que lo intentaba no encontró en sus memorias algún signo de incomodidad de su parte. Raziel siempre pareció feliz con su trabajo, satisfecho con lo que había elegido y en ningún momento, sin importar lo duras que fuesen las misiones o el agotamiento, le escucho arrepentirse.

La puerta del salón se abrió con un chasquido, dándole a la rubia la excusa para evitar responder. El General Hyle salió y sonrió a medias al vela allí, no obstante, ella pudo notar el estrés en su postura.

-Sabía que te encontraría aquí -mencionó y cerró la puerta tras de él.

-No podía ir a ningún lado -respondió ella-. ¿Tienen algo más sobre Raziel, papá?

-De hecho, necesito que veas algo. -El hombre se acercó, sacó su teléfono de su bolsillo, tecleó en la pantalla y lo sostuvo con la parte trasera hacia la pared, en esta se dibujó el mapa del centro de la ciudad con un círculo rojo marcado en él-. Los informáticos lograron rastrear la señal, les dio un rango de cinco kilómetros a la redonda en el centro, intentaron reducirlo pero tardaba mucho y decidieron detenerse en cuatro kilómetros antes que dejar que Raziel siguiera con su agradable discurso -explicó con bufido. Evelyn observó con detenimiento las calles y su vista se dirigió de inmediato a un punto que ella conocía muy bien.

-Esta es su casa. -Apuntó hacia una casa, casi fuera del rango marcado.

-Lo supusimos, pero quería que me lo confirmaras. -El General desactivó la proyección.

-¿Irán a su casa a buscarlo? -indagó Cameron.

-Por lo momentos es la única opción que tenemos -contestó.

-Yo quiero participar -expresó Evelyn.

-Yo no...

-¿Qué? ¿No confías en mí? -cuestionó la chica.

-No creo que sea prudente -corrigió su padre-. De cualquier forma, por ahora no puedo decirte si puedes o no, ve al comedor o a dónde sea, yo te buscaré más tarde. -El General besó su frente y despeinó sus cabellos antes de ingresar al auditorio de nuevo.

Con renuencia, Evelyn acompañó a Cameron a el comedor y si iba era más por la comida que por tener ánimos para celebrar, los cuales bajaron aún más cuando entró y todas las miradas se posaron en ella, la mayoría con desaprobación y desconfianza, la misma mirada que le dio el León.

-No lo puedo creer -murmuró para sí misma.

-No les hagas caso -aconsejó Cameron y la llevó hasta una de las mesas más alejadas. La dejó allí un momento y fue a buscar algunos dulces y bebidas para ambos.

Evelyn se apoyó en la mesa y sacó su teléfono para fingir chequearlo, mientras observaba de reojo a todos a su alrededor; varios mechones que cayeron sobre su rostro y sus lentes le ayudaron aún más a ocultar que los espiaba. Pudo captar las miradas de varios e incluso leer sus labios para entender que no hacían más pensar que ella era cómplice de Raziel, pero más allá de eso, también se dedicó a analizar sus posturas con respecto a lo dicho por Raziel, en especial n los nuevos reclutas.

Si bien la gran mayoría parecía no haber tomado en cuenta el discurso, había pequeños grupos que lucían consternados, con las miradas en el piso o hablando entre ellos, al tiempo en que se aseguraban que nadie los escuchara, no obstante, para un camaleón el sonido era solo una ventaja. Evelyn se acomodó en su asiento, quedando con una mejor vista de un grupo en particular, y se fijó con detenimiento en sus labios.

"Él puede tener razón"

"Nos han inculcado hasta el cansancio la lealtad por la agencia"

"Tal vez nunca nos dieron elección"

-No pierdes la costumbre, camaleón. -La voz de Cameron la sacó de su análisis-. ¿Qué hacías?

-Solo estaba estudiando el panorama, y por lo que veo, Raziel logró su cometido -confesó en voz baja y tomó una galleta del plato que él dejó en la mesa.

-¿Lo dices en serio?

-Muy en serio -afirmó-, por supuesto, no todos cayeron en sus palabras pero sí logró obtener la atención de varios y eso es más que suficiente para iniciar el descontento que él quería causar -opinó e hizo una mueca.

-Fue bastante convincente -aceptó Camerón.

-Lo que es extraño -mencionó ella.

-¿Por qué lo dices?

-Raziel nunca fue bueno con las palabras, era terrible con los discursos y exposiciones, incluso el discurso de graduación tuvo que decirlo el segundo mejor, porque Raziel se negó a hacerlo -expuso Evelyn-. Es inusual que haya podido dar ese discurso, con tanta seguridad y siendo tan convincente, en especial si pensamos que lo ideó él.

-¿Quieres decir entonces que tal vez Raziel no está trabajando solo? -cuestionó.

-Es mi única explicación, porque dudo mucho que en dos años haya aprendido de oratoria de forma efectiva -sentenció.

            
            

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