En los parlantes empezó a sonar una canción nueva que Evelyn adoraba, Cameron se puso de pie y le ofreció bailar, cosa que ella aceptó, bailaron tres canciones antes de volver a sentarse. Casi al terminar la reunión Evelyn vio a su padre entrar al comedor, en cuánto su mirada hizo contacto con la de ella, este movió con ligereza la cabeza hacia abajo, pidiéndole que se acercara y volvió a salir.
Evelyn se disculpó con Cameron y salió de inmediato, esquivando las parejas bailarinas y a los pocos que ya empezaban a tambalearse por el alcohol. Una vez fuera, Evelyn observó como su padre y su esposa, que era también otra de las Generales, se alejaban a paso lento, esperando que ella los alcanzara para hablar lejos de todas las personas.
-Mañana se hará un operativo de búsqueda en la casa de Raziel -comentó el hombre en cuanto su hija se colocó a su lado.
-¿Y...? -alargó esperando que dijera lo que ella quería oír.
-Y no puedes ir -completó Leticia.
-Pero, yo conozco esa casa muy bien, podría ser de utilidad -replicó la rubia.
-Lo sabemos, pero fue una decisión mayoritaria -explicó su madre en un tono suave. Leticia y su padre se casaron luego de seis años de su adopción, pero aun así el cariño que le profesó la mujer le hizo considerarla su madre.
-No confían en mí -expresó y rio con ironía.
-Claro que lo hacemos, pero tú estás demasiado involucrada sentimentalmente en este caso -dijo Patrick-, Raziel y tú se conocen desde niños y dos años antes de que él desapareciera iniciaron una relación, creen que tus decisiones pueden verse afectadas por eso -añadió con su mirada puesta en la chica.
-Y también tomaron muy en cuenta el gran historial de travesuras que le encubriste cuando eran niños -reveló Leticia.
-Por favor, no pueden comparar esas bromas con esto -se quejó.
-No insistas, Eve, no aceptarán -le detuvo-, lo máximo que podemos hacer por ti es mantenerte al tanto de todo y también te daremos la oportunidad de reclamarle a Raziel cuando lo atrapemos, ¿te parece bien? -Patrick sonrió y tendió su mano hacia ella, para cerrar el trato, ella suspiró y la tomó.
-Está bien.
-Perfecto, ¿qué tal si ahora nos vamos a la casa? Le había prometido a Thomas que llegaríamos hace unas dos horas, mi madre debe estar enloqueciendo -mencionó Leticia, a lo que Evelyn y Patrick rieron.
♣♣♣♣♣
El día siguiente a la graduación todos los agentes tenían el día libre, a excepción de aquellos que tuviesen misiones urgentes, Cameron era uno de ellos. El castaño le escribió temprano en la mañana a Evelyn, avisándole que le habían escogido para el operativo en la casa de Raziel y le prometió que le daría todos los detalles cuando se viera.
Evelyn pasó la mañana en su casa, cuidando de su hermano menor, hasta que la madre de Leticia llegara y ella pudiera irse a su salida de chicas. Debido a sus trabajos, Evelyn, Orianna, Savannah y Whitney apenas si tenían tiempo de verse, por lo que una reunión como esa no podía desperdiciarla. Faltando quince minutos para las cuatro Evelyn salió en su motocicleta rumbo al café Rosas de invierno, el lugar favorito de las cuatro chicas desde que, luego de sacarlas del orfanato, Madame Lyna las llevara allí.
La rubia se estacionó cerca del café y caminó hasta este, desde lejos pudo notar a dos de sus amigas sentadas en una de las mesas de afuera, ya con un plato de galletas de chocolate y una tarta de naranja.
-Ustedes llegan demasiado temprano -señaló Evelyn al sentarse en la silla junto a la ventana.
-O tú llegas tarde -replicó Savannah con una sonrisa.
-Eso no, son las cuatro en punto, llegue justo a tiempo -dijo con orgullo.
-Por lo menos no eres la última -comentó Whitney y señaló a la pelirroja que se acercaba corriendo hasta ellas.
Una vez que estuvieron todas, pidieron un café con leche para cada una y cortaron la tarta para dar inicio a su larga conversación acerca de sus vidas; Whitney comenzó diciéndoles lo mucho que le gustaba su nuevo trabajo como profesora de ballet en la recién abierta escuela de danza de Madame Lyna, siguiendo con eso Savannah les habló de su trabajo como programadora en una de las empresas más importantes de desarrollo informático de Venanti, tras terminar con ese tema pasaron a hablar de los preparativos de la boda de Orianna, quien había llegado tarde debido a que había tenido que reunirse con la decoradora, pues ya faltaba un mes.
-Irás con Cameron, ¿verdad, Eve? -preguntó con emoción la pelirroja.
-Tal vez -respondió la rubia-, aunque de igual forma ya lo invitaste, irá, sea conmigo o no -comentó para restarle importancia.
-Le pones el trabajo muy difícil a Cam, ¿cuándo dejarás de ignorar sus intenciones? -cuestionó Savannah, mirándola directo a los ojos, sabía que su mirada azul intimidaba a quien sea.
-No quiero tener una relación ahora -confesó y tomó un sorbo de su segundo café de la tarde.
-¿En serio? ¿O acaso aun piensas en Raziel? -acusó Whitney, directa.
-No es eso...
-¿Segura? Permíteme tu teléfono -pidió la castaña. Evelyn suspiró y se lo pasó, aun sabiendo que con ello le daría alas a Whitney para proseguir con su regaño-. Lo sabía. -Whitney giró la pantalla para que todas pudiesen ver la foto que la rubia aún mantenía como fondo de pantalla, esa que ella y Raziel se tomaron al iniciar su relación.
-Vamos, Whit, déjala en paz -la defendió Savannah.
-No, esto ya ha sido mucho. Cariño, han pasado dos años -recalcó ella con firmeza-, y no estamos hablando de que ustedes terminaron por mutuo acuerdo o que él murió en una misión, lo que habría justificado tu duelo, estamos hablando de que él simplemente desapareció, de un día para otro, sin decirle nada a nadie y aún no ha dado señales de vida, él no merece tu tristeza -sentenció ella, viéndola directo a sus ojos-. Te conozco, sé que no darás el primer paso, así que lo haré yo. -Evelyn la vio manipular su teléfono y al devolvérselo vio que el fondo fue reemplazado por una foto de las cuatro en un viaje que hicieron.
-Intentaré olvidarlo, pero eso no cambia el hecho de que no quiera una relación ahora -rebatió.
-Ok, vayamos un paso a la vez. -Whitney tomó una de las galletas y la inclinó hacia ella, Evelyn tomó otra y las chocaron como si brindaran, dando a entender que esa conversación estaba terminada por ese día.
El teléfono de Evelyn empezó a sonar con su canción favorita, indicando que tenía una llamada entrante de un número desconocido, y a pesar de las malas caras de sus amigas, contestó.
-Buenas tardes -dijo.
-Señorita Hyle, le habla Favia Garsam, líder del comando Tiburón. -Evelyn frunció el ceño, extrañada.
-Dígame, ¿ocurre algo? -preguntó. Las tres chicas la miraron con curiosidad.
-Se requiere su presencia en la agencia lo antes posible, tenemos algunas preguntas que hacerle -anunció la mujer.
-Está bien, iré ahora mismo -aceptó-. ¿Se puede saber acerca de que son las preguntas?
-Usted debe saber muy bien sobre qué son -contestó Favia-. La esperamos en el auditorio, señorita. -La llamada se finalizó antes de que pudiera decir algo más.
Evelyn suspiró y se restregó la cara, desacomodando sus lentes, a lo que sus amigas la miraron sin entender.
-Cosas del trabajo -anunció y les sonrió para tranquilizarlas.
♣♣♣♣♣
Evelyn tardó treinta minutos en llegar a la agencia, esto debido a su ubicación a las afueras de la ciudad, una vez frente al portón exterior, colocó su muñeca sobre el lector y este se abrió de forma automática. Tal como lo esperaba, el lugar estaba casi desierto y el silencio reinaba.
Cuando entró al pasillo del auditorio, distinguió a Favia y a Dante Valderrama, el otro líder de los Tiburones, fuera, esperándola, estos le hicieron pasar primero y Favia se quedó en la puerta, mientras que Dante bajó junto a ella al centro. Evelyn buscó de inmediato a su padre y lo encontró sentado en uno de los primeros asientos, inclinado hacia delante, con sus brazos apoyados en sus piernas, en su mirada podía leer el desacuerdo y junto a él Leticia, quien le sonrió para darle seguridad.
-Siéntese, señorita -le indicó el Tiburón y señaló la única silla en el medio del escenario. Desde allí, Evelyn rastreó el lugar con la mirada con disimulo, seis agentes, entre tiburones, lobos y camaleones estaban también allí, Cameron era uno de ellos. Dante tomó un sobre que le alcanzó uno de sus agentes y se lo tendió a ella-. ¿Reconoce ese lugar? -preguntó.
La rubia abrió el sobre con lentitud, dentro había unas quince fotos, tomados desde diversos ángulos.
-Es la casa de Raziel -respondió sin titubeos y llevó su mirada de nuevo a la de Dante.
-¿Es cierto que él la adquirió un año luego de graduarse?
-Así es, en realidad fue seis meses luego de graduarse, pero no veo que relevancia puede tener ello -comentó ella con tranquilidad.
-Creemos que Raziel pudo haber estado, de una u otra manera, en actividades delictivas desde antes de irse -aclaró Leire, líder del comando Camaleón, acercándose al escenario.
-¿Por qué lo suponen? -inquirió Evelyn.
-Una casa como la de Raziel, que está en la mejor zona de la ciudad, con una extensión considerable, amplio jardín trasero con piscina, dos pisos, cuatro cuartos, tres baños, una cocina, comedor y sala de concepto abierto, y un sótano convertido en un cine, todo con muebles, electrodomésticos y acabados de primera calidad, más los sistemas de seguridad y de sonido en toda la casa, está avalada en alrededor de 1.5 millones de Morias -explicó a detalle la mujer y le señaló las fotos-. Un agente graduado, al año gana 100.000 Morias.
-Es imposible que él hubiese podido comprarla en un año -agregó Dante, señalando lo obvio.
-En eso tienen razón, él no la compró, lo hicieron sus padres -confesó Evelyn con una sonrisa al ver las caras de los dos líderes.
-¿Cómo dice?
-Los Knox tienen la costumbre de renovar casas, toman una casa que parece ser un basurero y lo convierten en su casa de ensueño -inició la rubia-. La casa de Raziel les costó 150.000 Morias, todo el valor se lo dio la ubicación, porque créanme, ese lugar era un desastre. Paredes agrietadas, problemas de electricidad por todos lados, las cañerías tenían fugas, todos los cristales estaban rotos, pueden preguntar a los vecinos, esa casa llevaba años sin ser comprada.
»Raziel invirtió alrededor de 280.000 Morias de su dinero en esa casa en cuatro años, pidió un préstamo por 100.000 al banco, todo eso pueden corroborarlo, por supuesto. Él usó muebles de segunda mano que restauró, a lo que más le destinó presupuesto fue al sistema de seguridad. Díganme, ¿me trajeron aquí solo para les diera el tip de cómo obtener una casa como la de Raziel? -Evelyn se apoyó en el respaldo y cruzó sus piernas con elegancia, por el rabillo pudo ver como su madre negaba, en desacuerdo a su insubordinación.
-No, Evelyn. -Leire se agachó frente a Evelyn, ella sabía que esa era una manera de darle confianza-. ¿Puedes decirnos dónde estabas el día que Raziel desapreció?
-En una misión fuera de la ciudad, usted debería saberlo -contestó.
-¿Tuviste comunicación con él? Necesitamos algo que nos ayude a encontrarlo.
-La última vez que hablé con él fue el día antes de irme a la misión, el miércoles para ser exactos, me dijo que se tomaría el fin de semana libre, que llevaba días sintiéndose mal, cansado, como si le faltase energía. -Evelyn ladeó la cabeza y en su mente revivió esa conversación, recordaba cada detalle, Raziel se veía enfermo, más pálido de lo normal, pero él alegaba que era a causa de las varias misiones en las participó de forma consecutiva, pensaba que con descanso se recuperaría-. Me dijo que se iría el viernes a su casa, pasaría el sábado en casa de sus padres y el domingo en su casa durmiendo todo el día, tenía planeado reportarse el lunes temprano; yo regresé el martes y él no había vuelto. No tuvimos ningún tipo de comunicación durante esos días -afirmó, apoyó sus piernas bien en el suelo y se inclinó para ver a su líder a los ojos-. Si Raziel dio alguna pista, no fue a mí, nunca mostró señales de estar en desacuerdo con la organización o de insubordinación, él es terriblemente altanero y con sus superiores nunca tuvo ni un altercado, ¿o no es así? -Evelyn se irguió y pasó a mirar a los líderes de los Lobos.
-Puede irse, señorita -concluyó Dante, tajante. Evelyn asintió y se puso de pie, pasó a su lado, no sin antes despedirse con formalidad y subió las escaleras hasta la salida.