Oh My Lady´s Nacida entre la tormenta de poder
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Capítulo 4 Capitulo 4

_ Si me lo permite, Excelencia, me gustaría presentarle a mi esposa. Estará encantada de conocerlo y de saber todo referente a Aita.

_ ¿Y no puede preguntárselo ella misma a Aita?

_ Por desgracia no _ Heliodor sonrió con benevolencia _. Por mi culpa. El conde de pertong no me considera lo suficientemente bueno para su familia. Lady Xenema no comparte su opinión, y por eso motivo ha perdido todo contacto con su Hermana.

_ Pertong es un imbécil _ añadió Falister tranquilamente _. No encontrarás una mejor compañía en este salón que Heliodor Bordo ... ni una mente tan aguda.

Isaac había oído opiniones similares sobre Heliodor, a quien se considera un viejo zorro en los círculos políticos por sus exquisitos modales y su extraordinaria habilidad para estar siempre en el lugar adecuado en el momento apropiado.

_ ¿La presencia de su esposa en esta fiesta es la razón de no haya asistido la hermana menor? _ Quiso saber Isaac, ligeramente irritado. En las pocas ocasiones que había hablado con él, el conde de pertong le había parecido un viejo estúpido y arrogante, y las palabras de Heliodor no hacían sino confirmarlo.

Heliodoro volvió a asentir.

_ Así es, Excelencia. A Aita no se le permitirá acudir debido a que íbamos a venir nosotros. Es una actitud muy poco razonable por parte de Pertong. Mi mujer y yo no podemos renunciar a la vida social solo porque una familia se avergüenza de lo que hizo su hija. _ Miro a Isaac y se ajustó los anteojos en la nariz _. Cuente con nuestra enhorabuena si se casa con Aita, pero bajo ningún concepto echaremos a perder su boda asistiendo a la misma en contra de los deseos de su padre.

_ Todavía no se ha decidido nada _ Insistió Isaac, molesto porque se diera por hecho que se casaría con la hija de pertong y quien pensaba asistir o no a la ceremonia _. He hablado con pertong del tema, de repente lo asalto una idea _. pero tu la conoces, ¿verdad? ¿Cómo es?

Una expresión de cautela cruzo fugazmente los ojos de Heliodor.

_ Es Muy bella. Rubia, con el pelo rizado, los ojos azules y unos bonitos hoyuelos. Será una esposa muy atractiva y tendrá unos hijos igualmente hermosos. No escatimaba en halagos para referirse a su aspecto, y sin embargo Isaac estaba seguro de que aquella mujer no era del agrado de Heliodor.

Pero eso no significa que a Isaac no le gustara a Aita cuando la viera. Al fin y al cabo, una esposa bonita era preferible a una fea.

_ También contará con el favor de Pertong _ continuo Heliodor _. Aita es su favorita.

_ ya había pensado en eso _ admitió Isaac.

Si el verdadero propósito del matrimonio era unir dos familias poderosas, casarse con la hija de un conde no estaba mal. Sobre Todo si quería introducir algunas de sus ideas en el parlamento y contar con el apoyo de un hombre del estado. Y teniendo en cuenta la importancia que le daba Pertong al estatus y el decoro, era lógico suponer que le hubiese inculcado a su hija los mejores modales posibles desde que estaba en la cuna.

Ella se encargaría de corregir la tendencia innata de Isaac a transgredir las normas de protocolo. Él jamás se habría imaginado que acabaría con vistiéndose en un duque, pero Lady Aita si había sido educada para ser una duquesa, o como mínimo una condesa. Sabía lo que se esperaba de ella, e Isaac no tendría que volver a preocuparse por los pactos, el matrimonio supondría un enorme alivio.

Pero le inquietaba que Heliodor no le digiera más sobre ella aparte de parte de alabar su aspecto. ¿le estaría ocultando algún vergonzoso secreto? ¿Habría heredado alguna enfermedad o alguna especie de locura, o tan solo tenía una personalidad demasiado pobre para hablar de ella? Isaac casi preferiría la segunda opción. La falta de entendederas parecía un rasgo común en las hijas mimadas y consideradas.

_ Aita es la hija de sus ojos _ Confirmo Heliodor, interrumpiendo sus divagaciones _. Y la aquí viene la mia _ La mujer que se acercaba parecía bastante cuerda, pero no era rubia ni tenía los ojos azules. Tampoco lucia, cutis rubicundo de Pertong. Los años que Isaac se había pasado criado caballo le decía que aquellas disparidad epidémica no era nada común en los hermanos.

_ ¿Has dicho que tu esposa es la Hermanastra de Aita?

Heliodor lo miro extraño, y Falister torció de ligeramente el gesto.

_ No he dicho tal cosa, Excelencia.

Sus vastos conocimientos de biología le habían hecho poner en duda que Xemena strong de pertong fuese hija legítima. Afortunadamente la mujer no parecía haberlo oído, y su marido estaba demasiado interesado en ganarse el favor de Isaac como para echarlo en cara. Pero era otra prueba de que lo controlase y guiase en aquel tipo de situaciones.

Heliodor pareció olvidarse rápidamente del desafortunado comentario y presento a su esposa. Isaac respondió con una reverencia.

_ Lady Xemena.

_ Por favor, excelencia, llámame" señora de Heliodor "_ Le pidió ella en tono suave, y por la mirada que le echo a su marido quedo claro que no había título que le resultaba más honroso.

El siempre solemne Heliodor se puso colorado y sonrió. A pesar de su falta de tacto social, Isaac sabía que no era frecuente que una pareja se quisiera tanto. Y una parte de le sintió envidia; aquello era lo que siempre había querido encontrar, antes de que su vida experimentase un giro tan dramático como inesperado; una mujer que fuese feliz de estar con él y a la que no solo le interese su título.

_ Como desee, señora Heliodor ... es un honor conocerla _ se preguntó si su hermana compartiría aquella encantadora naturalidad.

Xemena se volvió hacia él con una sonrisa esperanzada.

_ Heliodor me ha dicho que tiene noticias de mi hermana...

_ Lo único que puedo decir es que quizá pida su mano si resulta ser mi agrado.

_ ¿La ha visto? _ le pregunto la señora Heliodor con vivo interés _. ¿se encuentra bien?

_ Aún no la he conocido _, pero pronto la conocería, aunque solo fuera para dejar de admitir su ignorancia.

_ No la Conoces y sin embargo estás pensando en pedir su mano... _ La señora Heliodor frunció el ceño _. Supongo que al menos habría hablado con mi padre del tema.

Isaac asintió ligeramente.

_ Espero, excelencia, que sus intenciones sean honestas. A mi padre solo le interesa su título y no le preocupa para nada la felicidad de mi hermana, pero a mí sí. No querría que abandonara a mi familia por un hombre que no la quisiera.

Isaac miró a Heliodor y a Falister para ver si alguno impediría que la dama le siguiera faltando al respeto. Faliser le sonrió, expectante, como si lo acuciara a responder. Y Heliodor lo miro fijamente, como si estuviera pensando lo mismo, a pesar de su obvio desagrado por la chica de la que estaban hablando y del riesgo que suponía ofender a un lord.

De acuerdo, decidió Isaac. Responder al descaro con un descaro aun mayor.

_ Cierto es que sé más de caballos que de matrimonio, señora Heliodor Antes de convertirme en duque mi vida se limitaba a la crianza y la venta de ganado. Pero me he enorgullecido de buen juicio y criterio, y jamás se me ocurriría cerrar un trato tan importante sin menos haber montado a la yegua en cuestión.

            
            

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