- ¿Está familia no sabe que existe más vida que solo trabajo?.
-¿Lo dice la persona que vive del trabajo y nunca viene a reuniones familiares por lo mismo?.
- No voy a las reuniones familiares precisamente por mi trabajo, sino por la gente que va y no son familiares. Además, no te llamo para eso. Llevo horas llamando a mi hermano y no contesta, se supone que iba a buscar a mis papás.
- Pues...- escuchar su tono de evasión, termino de levantar mis alarmas.- yo también ando llamando y no contesta. Lo más seguro es que lo llevó a comer o no sé.
- Pero mamá se comunicaría conmigo, me dijo que llamaría a penas, llegará.
- ¿No eres su única hija, sabes?.- aquí vamos las peleas a todos las conversaciones, que mamá me quiere más a mí que a ella. - llamará cuando pueda.
- Si, si la niña trabajando.
- ¿Dónde estás que se escucha mucho ruido?.- me pregunta.
- Saliendo agarrar el bus para que me lleve a casa, quiero ver a mi mamá.
- ¿A mi papá no?. ¿Espera estás en bus?. ¿Por qué diablos agarras un bus arriesgándote de esa manera?.
- Deja el drama, lo hago, siempre deberías intentarlo para que veas la aventura que vivirías. - lo pienso y me río; no me imagino a mi sifrina, pretenciosa e insoportable hermana en un bus.
- No te rías y por supuesto que no me verás montada en eso, yo no aparento ser lo que no soy como otras.
- Aquí vamos otra vez, hermanita ya supera, eso han pasado años para que lo asumas.
- Te llevaste a mi mamá, por supuesto que no lo superó.
- Cualquiera cae que te abandono, por Dios, vives en tu apartamento desde antes que yo saliera de casa y mamá trabaja contigo o tú con ella, como sea es lo mismo; el caso es que la vez todos los días más que yo, así que no te quejes.
-¿Por qué simplemente no puedes aceptar la realidad y tus responsabilidades?. Te toco estar en esta familia y eso viene con ciertos deberes Mía algún día te guste o no los tendrás que asumir.
- Esos deberes queridos te los dejo a ti y a mi hermano que nacieron con esa habilidad, yo prefiero asumir otras clases de responsabilidades que escogí y no voy a discutir el tema contigo porque siempre terminamos peor. Nos vemos en casa.
-¡Ah! Es que la niña recordó el camino a su hogar...
- Deja el sarcasmo que nunca lo he olvidado y si!, Quiero ver a mi mamá y mi papá antes que lo menciones.- colgué.
-*-
Paso una hora y mi hermano aún no me contestaba y el camino a la casa de mis padres tampoco es tan cerca. Solo deseaba llegar.
Al rato suena mi teléfono, por fin es mi perdido, imbécil hermano que me va a escuchar por insensible.
- Mía...- me responde, apenas descuelgue la llamada.
- ¡Ay!! Pero el señor se digna a responder; donde te metes, llevo horas llamándote y no respondes. Quedamos en que ibas a llamarme a penas, mis padres bajarán del avión.
- Mía...
- Mía nada, estoy furiosa contigo, cuando te vea voy a ahorcarte, pásame a mi mamá ahora que quiero hablar con ella, ya que tampoco sé acordó en llamarme.
- ¡MÍA!- me grita, dejándome en silencio, ¿qué diablos?.
-¡Oye! A mí no me grites.
- Escúchame, necesito decirte algo.
- ¡Bien!.- debo admitir que me entró ese susto de nuevo en el pecho e iba entrando a la casa, no sé que me iba a decir, pero no era nada bueno porque al abrir la puerta vi la cara de mi hermana pálida, ojos llorosos y a punto de salir.- ¿qué sucede? ¿Qué le pasó a mis papás?.
- ¿Dónde estás?. - esa no es la pregunta que esperaba.
- ¡Dime que pasó, ya!.
- Necesito que estés calmada, que respires y lo tomes con mucha calma que te conozco.
- Dime qué diablos pasa ahora. Mi hermana tiene una cara de que se le fue la vida, así que dime, ¿qué pasó?.
- Tuvimos un accidente camino a la casa.- escuchar eso fue como si me hubieran dado una mano una granada y me hubiera explotado en la cara, sentí que mi mundo de me venía abajo.- estamos en la clínica, llamo ahora porque me estaban revisando y no me daban mi teléfono.
-¿Cómo están mis papás?. - fue lo único que pude decir. Creo que salió como susurro.
- Están adentro, solo me dicen que los están viendo más nada.
- Bien.
Colgué y con las mismas salí corriendo a la clínica, mi mundo se estaba derrumbando, solamente me venían imagines de mis sueños, mi papá, mi mamá. Dios mi mamá, si algo le pasa a uno de los dos me muero eso lo sabía.
Maggie salió corriendo detrás de mí.
- Yo manejo, tú no estás en condiciones.- me sentía en una pesadilla, todo era como un mal chiste.- ¡Mía móntate!.
- Tú tampoco estás en condiciones para manejar- le digo.
- Vámonos quiero llegar.
Me subo al coche solamente pensando en mis papás, la presión del pecho me está cortando el aire.
-Si pierdo a mis papás, ¿qué vamos a hacer?. -Mi hermana no sabe ver por otros ojos que no sean los de mi papá igual que mi hermano y yo?. Yo no sé vivir sin mi mamá.
- Debí haber ido con él, yo debí estar ahí, no debí quedarme en el consultorio.
- No sabemos qué pasó, esperemos a llegar y que nos digan que pasó. Mis papás están bien, tienen que estar bien.
Las dos vamos en silencio hasta llegar a la clínica, las dos vamos pensando, angustiadas, nos conocemos y sabemos que por nuestras cabezas ronda lo peor. Mamá siempre decía que de sus hijos el varón es el único que sacó la positividad porque mi hermana y yo siempre pensábamos en cosas malas.
Razón de porque hablamos con la mirada, sabíamos lo que pensaba la otra con solo mirarnos. Nuestros padres habían tenido un accidente, nuestras vidas se estaban yendo de nuestras manos, no podíamos ni respirar. Apenas llegamos estacionó casi chocando contra la pared, la verdad solamente salí corriendo del carro, quería ver a mis papás.
Al entrar me lleve por delante alguien, creo que le tumbe algo encima, apenas y me fije hasta que escucho que me gritan.
- ¡Oye, ten cuidado, aprende a fijarte por dónde caminas niña! ¿Eres ciega?!- escucho me gritan y mi humor empeora.
-¿Qué hace atravesado en el medio?.- como si no fuera suficiente con mis padres en emergencia.
- Yo no estoy atravesado, tú estás entrando corriendo, lo mínimo que puede hacer es pedir disculpa.- lo que me faltaba.
- Primero que nada las disculpas no se me dan bien y mucho menos con sifrinos insoportables.
- Me acabas de tirar el café encima.
- ¿Qué quieres que haga? ¿Te compro uno?, Hay cosas más importantes que su café, deje de molestar.
- ¡Tú deja ser correr! ¡Insolente!- me doy media vuelta y me voy, hombres, guapo pero imbécil.
Solamente quería ver a mis padres, así que corrí hasta donde estaban y a lo lejos vi a mi hermano, todo golpeado, con heridas y la camisa ensangrentada; solo me pude quedar inmóvil, mi mente empezó a volar y a volar y nada era bueno.
-¿Cómo estás?.- Escucho a mi hermana preguntarle, observando lo mismo que yo. Solamente nos miramos, me di cuenta de que estaba pálida, apenas respirando y ese miedo en sus ojos en el cual me veía reflejada.
Se acerca a él con toda sutileza como trayendo a la realidad.
- ¿Tú, cómo estás?.- él asiente, sus ojos llorosos y sus golpes, que esconden esa belleza.- ¿Dónde están mis papás?
Mi hermana lo acaricia, revisando sus heridas, yo solamente me dedico a observar e inmóvil. Las piernas no se mueven y mi voz no sale, sé que me falta el aire.
- ¡Guapo!. - era el apodo que mi mamá le había puesto a mi hermano desde niños. -¿dime qué sucedió, dinos qué pasó?. - le vuelve a preguntar mi hermana.
- No sé, estábamos en la carretera y de pronto apareció el camión, luego solo los vi...- jamás había visto a mi hermano tan afligido, lloroso, con la mirada ida y las palabras entre cortadas.
- Cálmate, respira. - le decía mi hermana.- fuiste a buscar a mis papás.- asiente- ¿estaban bien?. - asiente.
- Felices, como siempre. Fuerte y sonriente. Mis papás...
- Tranquilo, se subieron en el carro, ¿venían el de papá o en el tuyo? ¿Te fuiste con Rubén?.-
- Si, Rubén iba manejando, está muy malherido - me iba a desmayar.
- Respira, guapo. Bien, ¿mis papás están heridos?. - no quiero ni escuchar su respuesta. Mi hermano asiente; puedo ver el dolor de mi hermana en su rostro.
-¿En dónde están mis papás?...
Las dos teníamos tanto miedo de su respuesta, yo no quería escuchar nada, solo quería despertar de esta pesadilla.
- Papá está en observación, el neurólogo dice que tuvo un golpe, pero hay que esperar a que despierte la tomografía, salió un hematoma, pero hay que observar por 24 horas - vi el alivio de mi hermana en su rostro, pero a mí no se me quitaba el miedo.
- ¿Mi mamá?. - me escucho decir y los dos voltean donde estoy, mi hermano entra en silencio y el miedo de mi hermana se vuelve a reflejar en su rostro y a mí se me quiere reventar el pecho del dolor y la angustia.
- Guapo, mírame - le dice mi hermana. - ¿dónde está mi mamá?.
- Adentro en quirófano - respiro mi mamá está viva - está muy mal.- lo vuelvo a mirar y me quiero morir si le pasa algo.
- ¿Mal cómo?- mi cuerpo vuelve a la vida y se mueve hasta donde está apartando a mi hermana. - a ver mírame flaco. - Así le digo desde que era una niña, porque así le decían en casa.
Él me mira asustado y yo empiezo a ver sus heridas.
- Lo siento por no acompañarte - empiezo a decirle - debí estar con ustedes, escúchame. - me mira atento, vi culpa en sus ojos, pero más culpa tenía yo por dejarlo solo.
- No tienes la culpa de nada, tú también pudiste salir mal y no solamente con unas heridas, déjame verte bien.- le digo.
- Yo estoy bien, solo son superficiales.
- Tienes un golpe en la cabeza.- dice mi hermana justo cuando la estoy revisando.
- Ya la vieron, me hicieron rayos x de todo y tomografía, dijeron que estaba bien solo cuidarlas y evitar que se me infecte.
- Vas a estar bien, mis papás van a estar bien - se lo digo, pero me lo decía más a mí que a ellos porque mis papás van a estar bien.
Termino de verificar a mi hermano mientras que ni hermana buscaba información de Rubén y mis papás. Pasaron las horas y nadie salía decir cómo estaba mi mamá, yo solamente pensaba si nadie sale, es porque todo debe estar bien, las malas noticias son las primeras en saberse.
Mis tías llegaron y esta vez mi hermana era la que decía como estaban y lo sucedido. Mi hermano se mantenía distante, aislado, mi hermana y yo no queríamos hablar con nadie, solo queríamos, quería que todo esto terminara de pasar.
Después de casi 5 horas salió un médico a decir que podíamos ver a mi papá uno solo, porque estaba en zona delicada, mis hermanos decidieron que entrara yo porque con mis conocimientos médicos íbamos a ver si de verdad papá estaba bien.
Al entrar papá estaba muy golpeado, conectado a oxígeno y a un monitor de signos vitales, revise cada uno de sus signos, cada herida, cada solución y medicamentos que lo pusieron, revise su contenido en la sonda vesical, quería garantizarme que estuviera bien.
- No vas a ver mis partes - escucho el susurro de la voz de mi papá y parte de mi vida volvió al cuerpo.- te amo, pero ese nivel de amor nada más es permitido para tu madre.- nos reímos.
- Me alegra que estés despierto, ¿cómo te sientes?.- se quiso despertar y quitarse la mascarilla de oxígeno - no, no, papi, déjate eso que es por tu bien respóndeme.
- Me duele un poco la cabeza y las piernas - tenía una herida en una de sus piernas nada bonita, estaba vendada con una inmovilización en la otra debido a que se fracturó la tibia en el accidente.
- Trata de no moverlas mucho porque tienes una herida y un yeso, te diste un buen golpe papá. - le digo riendo para que no se angustie, lo veo pensando viendo todo a su alrededor y me preocupo -¿Papá, me escuchaste?.
- ¿Cuánto tiempo estado aquí?.
- Lo suficiente para tener a tus hijos y a toda tu familia angustiada.
Veo miedo en sus ojos, angustia, su respiración pasa hacer más rápida y su corazón se empieza acelerar.
- ¡Papá, mírame, papá! - le digo angustiada, pero lo más tranquila que puedo para que él entre en calma.- ¡papá!.
- ¡Tu madre, tu hermano!. - me dice al verme con ese terror que solo un padre puede tener - accidente, el camión. - trata de levantarse.
- Papá cálmate, escúchame. ¡Papá!.- le gritó y me mira - Tranquilo, estás muy golpeado, apenas acabas de despertar y te tienen que revisar, mi hermano está bien, está afuera, solamente tuvo pequeñas heridas pero está bien.
Él se empieza a calmar y estabilizar sus signos vitales.
- Tu madre, ¿dónde está?, ¡¿Cómo está Dela, Dela?!...- empieza a ver por todos lados, gritando y buscando a mi mamá. Nunca le he mentido a mis padres, odio mentir, aunque en este momento de mi vida eso parece una ironía, el punto es que no sé que decirle.- ¿Mía, donde está tu mamá?.- papá le decía así por cariño.
- Te calmas primero, mira cómo estás. - él empieza a refunfuñar, pero se va calmando. - Mamá la están viendo los médicos.
- ¿Como así? Dijiste que llevo tiempo aquí como es que aún ven a tu mamá.
- Mami la están operando Papá, tenía heridas un poco severas, pero está en buenas manos. Tú debes calmarte para que ella esté bien, ¿si?.- le digo mientras tratado de calmarlo, se ve su angustia. Si supiera que no es el único que tiene ese miedo atravesado en medio del pecho.
El médico entra y se sorprende verlo despierto, lo empieza a revisar y hacerle preguntas para evaluar su estado neurológico. Veo que está todo estable con él y empieza a preguntarle de mi mamá, pero el médico evade sus preguntas.
Termina de comprobarlo.
- El señor Ambronsine está muy bien para la magnitud del accidente y sus golpes, el traumatólogo vendrá a verlo en unas horas para decirle las recomendaciones. Trate de que no se mueva mucho.- me dice.
- Vez papá, debes estar calmado, así que pórtate bien. - sonreímos.
- Lo que me faltaba que mi hija me regañara como un bebé y que yo deba obedecer.
-¿Vez lo que se siente cuando me mandas hacer cosas que no quiero?.
- Soy tu padre, mi deber es ese el tuyo obedecer.
- Pero los dos sabemos que no soy buena obedeciendo.
- A mi porque a tu madre ni le subes la voz.
- No es cierto, solo que mamá da miedo.- reímos
- Si tu mamá da miedo. No creas que no me di cuenta de que el médico evadía mis preguntas.
- Trata de descansar. Voy a salir para que uno de mis hermanos entre y ver cómo está mamá, pero debes quedarte quieto si no, no te averiguo nada.
- Eso es chantaje brujita.
- No, eso es hacer negocios. Tú te quedas quieto aquí mientras que yo voy a averiguar sobre mamá, pero si no obedeces no te digo nada. Así de sencillo, ¿tenemos un acuerdo?.
Me queda mirando y sonríe.
- Hija digna de sus padres, aunque lo quieras negar, lo llevas en la sangre, serías una gran arma, sí...
- Papá, no empecemos menos ahora.
Salgo y busco a uno de mis hermanos, veo a la señorita perfecta en una esquina, removiendo sus manos asustadas. Es raro verlo así, de hecho es confuso ver a mis hermanos y mi papá tan fueras de sí.
Me acerco a ella, apenas me mira.
- Papá está bien, despertó, estuvimos hablando - sus ojos brillan y es como si su alma regresará a su cuerpo.- entra a verlo.
- Me alegra saber que papá está bien, estaba asustada y el médico aún no sale para darnos información de mamá.
- Papá está angustiado, me costó calmarlo, quería ver a mamá.
- Es comprensible, ese par apenas se podían mantener separados. -La tomo de la mano.- mamá va a estar bien Mia, así que respira. Voy a ver a papá.
Me deja sola frente la puerta del quirófano, y mi angustia empieza a subir a mil. Busco algo de tomar, caminando de un lado al otro para distraerme y veo a distancia al sifrino que me acabo de tropezar, se nota que es un odioso, antipático, que cree que con su cara bonita tiene el mundo a sus pies.
Ve que decirme insolente, insolente, él que se comporta como un idiota cuando uno está pasando por un mal momento, se voltea y su mirada se cruza con la mía, le volteó los ojos y me doy media vuelta, regresando a mis pensamientos y a mis padres.