Tuya Hasta El Infierno
img img Tuya Hasta El Infierno img Capítulo 2 Rusia
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Capítulo 6 Uno menos img
Capítulo 7 Atrapada img
Capítulo 8 Huyendo img
Capítulo 9 Busqueda img
Capítulo 10 Nacimiento - Parte 1 img
Capítulo 11 Nacimiento - Parte 2 img
Capítulo 12 Rescate img
Capítulo 13 ¿A salvó img
Capítulo 14 Promesa img
Capítulo 15 Mensaje de miedo img
Capítulo 16 Fue un error img
Capítulo 17 Engaño img
Capítulo 18 Infiel img
Capítulo 19 Familia img
Capítulo 20 Ruso img
Capítulo 21 ¿Alcohol para olvidar img
Capítulo 22 Mensajes img
Capítulo 23 Amenaza img
Capítulo 24 Fiesta img
Capítulo 25 Celoso img
Capítulo 26 Desobedecer img
Capítulo 27 A salvo img
Capítulo 28 Trabajo pendiente img
Capítulo 29 Tuya img
Capítulo 30 Sentimientos - Parte 1 img
Capítulo 31 Sentimientos - Parte 2 img
Capítulo 32 Orfanato img
Capítulo 33 Protegidos img
Capítulo 34 Mis pequeños - Parte 1 img
Capítulo 35 Mis pequeños - Parte 2 img
Capítulo 36 ¿Completa img
Capítulo 37 Secreto, pasado y partida - Parte 1 img
Capítulo 38 Secreto, pasado y partida - Parte 2 img
Capítulo 39 Solteria img
Capítulo 40 Broma - Parte 1 img
Capítulo 41 Broma - Parte 2 img
Capítulo 42 Primer añito - Parte 1 img
Capítulo 43 Primer añito - Parte 2 img
Capítulo 44 Epilogo img
Capítulo 45 Extra 1 img
Capítulo 46 Extra 2 img
Capítulo 47 Extra 3 img
Capítulo 48 Extra 4 img
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Capítulo 2 Rusia

Tiempo atrás.

D A N T E

Estoy impaciente y listo para darle un puñetazo a la pared a casi nada de perder el poco control que me queda.

Otra semana más tuve que aguantar, no se porque tuve que hacer caso a Edgardo, cuando dijo que esperara más tiempo.

Ese hijo de puta e infeliz tenía a mi mujer y no podía seguir esperando sentado, tenía que hacer algo.

-No puedo seguir esperando, debo ir por ella - me levanté del sillón, frustrado y desesperado, a punto de perder la cordura.

Comencé a aflojarme los primeros botones de mi camisa mientras caminaba de un lado a otro, sentía asfixiarme. Habíamos llegado a Rusia hace apenas un par de horas y ya me sentía como un León enjaulado.

No acostumbraba venir a Rusia, ya que es territorio enemigo y nunca se las pondría fácil para que me hallarán. Pero la ventaja que tengo es el refugio bien escondido que mantengo en este país, cosa que no sería tarea sencilla para los malditos rusos si se enteraran de mí presencia por estos rumbos.

-No podemos ir así como así, es arriesgado, más para ella -anuncia Edgardo -Esto lo debemos hacer bien.

Edgardo y los chicos me habían acompañado e insistieron en querer ayudar en el rescate, después de que les amenace diciéndoles que si no se quedaban en Sicilia yo mismo los mataría por desobedecer a su jefe, cosa que les valió una jodida.

-Ya hablo el señor correcto y perfecto que siempre hace todo bien -siseo Iván.

No sé que demonios sucedía entre ellos dos, llevaban días así y no tenía idea del porqué. Tampoco me tomé el tiempo de preguntarle, no tenía cabeza para otra cosa que no fuera mi Fiera.

-No es el momento para discusiones, Iván - le reprendió Edgardo.

El rostro de Iván se retorció de rabia, y fulminó a su padre con la mirada, pero no respondió.

¿Qué demonios le sucedía?

-¿Desde cuándo se desprecian así? -pregunté.

Pero ninguno de los dos respondió a mi pregunta, de todos modos no estaba en posición de escuchar esa mierdas que hablan las familias cuando discuten.

No tengo cabeza para otra cosa que no sea para rescatar a mi mujer.

Sonó un golpe en la puerta, una vez que di la orden de que pasará, se abrió y Franco entró.

-Ya envíe el primer equipo al punto que ordeno, jefe -notificó Franco.

Di un ligero asentimiento antes de respirar hondo e irme hacia el pequeño balcón que tenía la habitación.

Inhalé profundamente el aroma de la madrugada mientras mi mirada se perdía en la nada, el clima era muy frio, bastante que hasta cala en los huesos, en Rusia las temperaturas siempre son bajas.

¡¿Qué demonios por que seguía aquí sin hacer nada?! Pase la mano izquierda por mi cabello, repetidas veces. Mi exasperación estaba llegando al límite. Saque mi celular del bolsillo y lo observé. Llevaba viendo el mismo mensaje varias veces desde hace más de dos horas, en cuanto llegó.

Maldito Bruno, el único deseo que tenía en estos momentos era hundir una bala en su puta cabeza. Ya me había jodido toda la vida y seguía haciéndolo, pero ahora con mi mujer y no se lo iba a permitir.

Tiempo atrás le dejé pasar muchas cosas, pero ahora era diferente, esto lo iba a pagar muy caro, en esta ocasión sería con su vida.

Yo era el culpable mayor de lo sucedido, si lo hubiese matado antes nada de esto hubiera pasado, Lillie no estuviera secuestrada, ahora la tendría a mi lado, de donde nunca debieron haberla apartando. Porque conmigo es donde pertenece.

Volví a echarle una mirada al maldito mensaje para leerlo de nuevo.

"En alguna parte de ti debe haber inteligencia y pensaras razonablemente las cosas, y al final la eligiera a ella porque dudo mucho que la quieras ver muerta. Que ironías de la vida, quién lo iba a decir que la misma mujer nos volvería locos. La única diferencia es que yo si podría matarla, cosa que tú no harías. El trato es que la dejé con vida, a cambio de que te entregues y mis hombres me traigan tu cabeza. Piénsalo, te conviene. Tu estarás muerto, pero ella estará viva.

Te dejo las coordenadas del lugar dónde está, el plan es simple y rápido, llegas te entregas y luego a ella la dejó ir sana y salva. No lo pienses tanto, las horas vuelan y el tiempo que te doy corre desde ahora. Que a tu atormentada conciencia lo dejaré si ella muere, Querido primo"

-Necesito una puta bebida -gruñí en dirección a Franco que seguía ahí de pie esperando alguna orden. Se movió hacía el pequeño bar y me sirvió un whisky antes de traérmelo. Lo contemplé atentamente el líquido antes de tomar un sorbo. Lo escrute con mis ojos-. ¿Tu les pusiste al tanto?

-No señor -negó de inmediato -El señor Ricci y su hijo se enteraron por otra parte, no por mí.

Conocía la lealtad de Franco, pero con los Ricci no se sabía. Mi amigo era un jodido asesino y a él se le facilitaba amenazar, siempre encontraba el punto débil para hacerlo y salir victorioso. Así que por uno segundo creí que Iván lo había amenazado para obtener información del mensaje.

-Da igual si fue él que aviso o no -comentó Edgardo -Aquí el problema es que no nos dijiste nada y así te ibas a ir. Debemos pensar con la cabeza fría y guiarnos por el plan.

-No puedo esperar a un puto plan -gruñi.

-Quieras o no lo demos hacer. No confío en ese mensaje y tengo el presentimiento de que algo malo pasará.

-Ya esta ocurriendo algo malo, lo demás viene valiendo mierda -masculle.

-Sí, se que su secuestro es algo malo. Pero no puedes avanzar sin tener algo seguro, porque algo me dice que esto es una más sus artimañas, Bruno no nos pondrá facil las cosas en una bandeja de plata.

Podría ser que tuviera razón, aún así no quería seguir esperando.

-Odio decirlo pero tiene razón -continuó Iván -Hay que centrarnos en el plan y una vez este canalizada nuestra estrategia avanzamos y atacamos.

Cómo demonios querían que siguiera esperando, no podía dejar pasar un día más. Ya había pasado otra puta semana y no estaba dispuesto a dejar pasar demasiado tiempo. Quería a mi Fiera, a mi mujer, de nuevo a mi lado y con una jodida iba hacer caer a todos aquellos que me la arrebataron.

Ir a ese lugar ya sea con un plan o sin el, era algo que ni le tomaba importancia, mientras pueda rescatarla que más da si fuera lo último que hago en esta jodida vida, lo que importa es que ella esté a salvo.

            
            

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