Edain fue quien la lanzó a la cama de manera brusca, ella reaccionó quejándose, pues después de ponerla en la cama, él se acercó a ella, y la besó de manera tosca y frenética, y como ella era nula en ese aspecto, no pudo seguirle el paso de tal acto.
Minutos después, él se separo de la misma manera en la que se había acercado, bruscamente:
-A partir de este momento, este es el lugar en donde vivirás, tienes que obedecer mis ordenes, no puedes salir a menos que yo lo diga – hablo un Edain extraño.
-Señor, por favor, ¿Qué piensa hacerme? – pregunta asustada y con lágrimas en los ojos Michelle.
-Pues te informo que no serás una simple sirvienta, pues he decidido que serás mi esclava sexual, y si deseas que te trate bien, mucho dependerá de tu obediencia, y si me satisfaces, aunque no se por cuanto tiempo, pues no soy de los que le guste usar a la misma mujer por mucho tiempo – espectó Edain.
Michelle se sintió avergonzada, no sabía que pasaría, pues ella no era de las que había tenido relación alguna en ningún momento de su vida, él solo la miraba con lujuria, como si de un objeto que da satisfacción se tratara.
-El detalle es que no será hoy, así que no te preocupes – hablo Edain.
La joven se permitió sacar el aire que no sabía que tenía contenida, y luego de que el saliera de la habitación, ella empezó a buscar alguna salida, pero fue todo en vano, se encontraba encerrada, no tenía ni la más mínima idea de que hacer, solo pensaba y maldecía en sus adentros a su padre, por haberle hecho semejante canallada, ahora su vida se convertiría en un infierno.
El llanto no cesó, lloro todo el rato que estuvo despierta, ya le dolía la garganta, sus ojos estaban completamente hinchados, y cuando sintió que no podía más, se dejo llevar por el cansancio y se durmió.
[...]
En algún lugar...
-Cuéntame, ya se que el bueno para nada de Ismael, dio a su hija como apuesta en un juego y perdió, y que ahora tu la tienes, ¿es realmente guapa como muchos dicen? – preguntó Oscar el mejor amigo de Edain.
-¿Cómo te enteraste? ¿Acaso me vigilas? – respondió enojado Edain.
-Un pajarito me dijo, y pues quería confirmarlo contigo – hablo Oscar.
-Tienes pájaros chismosos – expresó.
Sin decir nada más, ni confirmar nada de lo que su amigo le preguntó, Edain tomo algunos tragos con su amigo, tiempo después se unió Erick el hermano de Oscar, amigo de Edain también, entre los tres hablaron de temas de trabajo, se tomaron algunas copas más y decidieron marcharse, como no fue mucho lo que consumieron si estaban en buen estado para poder manejar.
Edain, por momentos pensaba en Michelle, se decía para sí, que aceptarla fue mejor que recibir dinero, pues a él no le hacía falta.
Edain
-Me voy a retirar amigos – habló
-Y eso, ¿Por qué tan temprano? – Expreso Erick
-Ya he tomado lo suficiente, además no traje chofer, como para emborracharme, debo manejar – contesto Edain
-¿No será que te vas por que tienes a esa mujer hermosa esperándote en tu cama? - habló Oscar.
-Muy gracioso te has puesto, mejor me marcho, espero regresen sanos y salvos – Termino de hablar Edain, y luego de eso salió del lugar.
Cuando llegué a casa, no había nada de ruido, de inmediato, me imagine que estaba dormida, y efectivamente fue así, pero cuando me acerque, me pude dar cuenta de que la cara la tenía hinchada de tanto llorar, las manos lastimadas de haber intentado forzar la puerta.
-¡Despierta!, ¡esta es mi cama! – hable furioso - ¿Quién te crees para ocupar mi cama? – dije.
-Lo siento señor – se disculpó volviendo a derramar lágrimas.
Le dije que se fuera a dar un baño, pues su cuerpo tenía un olor exquisito, pero yo no deseaba que quedara impregnado en mi cama, y ella obedientemente lo hizo, cuando escuche que sonó la puerta del baño. Minutos después que ella salió, yo me levante para corroborar si era perfume lo que se había colocado, y no era ese el caso, pues seguía teniendo ese delicioso aroma, confundido le dije que, porque no se había bañado bien, o si acaso utilizaba algún tipo de perfume, aunque esa última pregunta no tenía ninguna lógica, pues ella no trajo consigo ninguna pertenencia.
Le indique una de mis camisas para que se ponga, si por mi fuera la tendría sin ropa, así se me haría fácil poder usarla a mi antojo, pues ese chistecito de que es virgen no me lo creía, pues ella con esa belleza, y con su padre con vicios, sin duda alguna ya la había dado como pago a algún hombre que jugara con él.
Yo me acosté dándole la espalda, espere que ella lo hiciera, pero no fue ese el caso, cuando me vire para ver donde se encontraba, me percaté que estaba acomodando los almohadones del sofá para recostarse en él, sabía que ella estaba obedeciendo cuando le dije que esta era mi cama, así que me vi en la obligación de darle otra orden, y esta era que se recostara a mi lado.
No soy de acero, ni mucho menos, pero su aroma me estaba haciendo reaccionar mi cuerpo, estaba activando cada parte de mí, lo primero que hice fue acercarme a besar su cuello, le succionaba dejando marcas, por su parte ella gimió de dolor, pero a mi eso me hacía prender de manera inimaginable, lo único que pude decir cuando sentía fuego recorrer en mí, me acerque a su oído y le susurre "hoy serás mía completamente".
-Usted dijo que no haría nada hoy - hablo asustada
-Te informo que aquí el que manda soy yo, y si deseo tomarte lo haré, ¿te quedó claro? – dije
No me dijo absolutamente nada, mientras yo dejándome llevar por la lujuria, arranque los botones de la camisa que le había dado para que se pusiera, solté su brasier y deje libre sus pechos, luego fui hacia la parte de abajo y rompí las bragas que traía puestas, ella me suplicaba que no lo hiciera, que por favor no la tomara, pero no le preste atención a sus ruegos, solo le dije que se dedicara a disfrutar como seguramente antes ya lo había hecho.
Me coloqué en medio de sus piernas, introduje mi miembro con fuerza, y de ella salió un profundo grito de dolor, y me di cuenta de la sangre que salía de su intimidad, fue cuando me di cuenta, que realmente si era virgen. Preso de la lujuria y el deseo, con el pensamiento de que ella estaba en ese lugar para ser mi juguete sexual, no me detuve, seguí con mis movimientos, miraba su rostro para poder ver como disfrutaba de lo que le hacía, pero lejos de disfrutar, solo lloraba por el dolor que seguramente sentía, después de algunas estocadas más, me vacié dentro de ella, con la misma rudeza que me introduje en ella, salí, de sus ojos solo salían lágrimas, me plantee el hecho del porque no sentía ella placer, o es que yo no era bueno en la cama, deje esos pensamientos de un lado, y de manera tosca le dije que limpie todo. Como pude se puso de pie, tambaleándose, tomó su dañada camisa y se la puso, luego me pregunto donde había cambios de sábanas, yo le señale donde las podía hallar.
Cambió y limpio, pude ver que lloraba con fuerza cuando se dio cuenta de la sangre combinada con semen que había en una de ellas, su dolor se acrecentaba, pues había perdido su virtud de esa manera. Sin más emitió un grito, uno de dolor puro.
-Todos los hombres son unos mal nacidos, infelices, hijos de puta, mire lo que me hizo, ¿Por qué? Que hice yo para merecer que me tomara de esa manera – hablaba en medio de gritos y llanto
-A mi no me estés gritando, tu solamente eres un pago que yo recibí, y puedo hacer contigo lo que se me venga en gana, no tienes derecho a quejarte ni mucho menos a venir a gritarme – hable furioso.
Como los gritos continuaron, tomé cinta de embalaje, la senté en una silla la amarre y le puse cinta en la boca, sus ojos reflejaban miedo puro, yo le dije que era su castigo por no cerrar la boca, y haberme gritado.