Capítulo 10 Mantén tus palabras

Justo cuando ella estaba en trance, Oliver cambió las tornas.

Mary se sorprendió y su mente se quedó en blanco.

Oliver la empujó hacia abajo.

María tembló de miedo.

Aunque se vendió locamente por venganza. Pero ella todavía tenía miedo.

Al parecer, Oliver sintió el cambio emocional de Mary. Bajó la cabeza y la besó como si la estuviera consolando.

"¿Tienes miedo?"

Mary no quiso responder. Ella se sintió avergonzada.

Con una risita, Oliver tomó la iniciativa.

Como si hubiera activado un mecanismo, las lágrimas de Mary susurraron.

Oliver besó suavemente sus lágrimas. El olor salado hizo que le doliera el corazón.

"No llores". Su tono era tan tranquilo como el agua. Juró que realmente la estaba persuadiendo.

Pero Mary no pudo entenderlo. Después de todo, Oliver nunca le había hablado a ninguna mujer de una manera tan humilde.

Excepto ella, su gatito salvaje.

María lloraba cada vez más violentamente, y sus lágrimas estallaron y corrieron.

Oliver se detuvo de repente. Perdió su interés, no porque estuviera decepcionado, sino porque sentía lástima por ella.

No quería dejarle una mala impresión. Quería que ella recordara su amabilidad, su romance y calidez por primera vez.

En lugar de tratarlo como una pesadilla.

Se puso de pie, sacó un puro y se lo puso entre los dedos.

El humo negro se alejó.

Después de mucho tiempo, Mary dejó de llorar.

Sacó la cabeza de la colcha y miró a Oliver en secreto, con los ojos llenos de desesperación.

¿No estás dispuesto a ayudarme?

Pero no podía preguntar.

El cigarrillo en las yemas de los dedos de Oliver estaba a punto de apagarse.

María exclamó, "tu cigarrillo ..."

Como si nada hubiera pasado, Oliver apagó el cigarrillo en el cenicero con calma. "¿Está preocupado por mí?"

"¡No lo hice!" Mary estaba tan avergonzada que levantó la colcha y quiso levantarse de la cama.

Pero antes de eso, Oliver la presionó y le pidió que estuviera dentro de la colcha, "¡Acuéstate, no te muevas!"

María se sintió agraviada y dijo: "Ya es así. ¿Por qué todavía me tienes aquí? "

"¿Qué quieres decir?" Oliver la miró.

Mary se sonrojó de vergüenza.

"Si no estás dispuesto, no te tocaré".

Sus palabras parecieron tranquilizar a Mary.

Al mismo tiempo, también la puso en prisión de muerte.

"Entonces, no me ayudarás, ¿verdad?"

Las pupilas de Oliver se encogieron lentamente y una luz peligrosa brilló en sus ojos.

Estaba de mal humor.

Ella pensó que él no dijo nada, lo que significaba que accedió.

Mary sintió que no tenía sentido quedarse aquí, así que se puso de pie de nuevo.

Oliver la presionó con fuerza, "¡No te muevas!"

Mary no se movió, pero se sintió agraviada.

Las lágrimas brotaron de sus ojos. Ella era tan fuerte, pero siempre quería llorar frente a él.

"¿Por qué estás llorando de nuevo?"

"No hay almuerzo gratis en el mundo ..."

Sí, recordó lo que le acababa de decir.

Oliver miró a Mary con sus ojos profundos. Podía sentir su respiración surgiendo a través de la fina colcha cuando estaba diciendo.

Mary se mordió los labios y continuó: "No puedo darte nada. No me ayudarás ".

Había una leve fragancia a leche en el cuerpo de Mary, y Oliver no pudo evitar dar un paso adelante y olisqueó con fuerza.

Mary apartó la cara horrorizada. El gatito se sintió agraviado.

Oliver giró su rostro hacia la derecha, "eres mía. Nadie puede intimidarte excepto yo ".

Mary estaba atónita y sintió calor en su corazón. Dijo que ella era suya. La familia Gu la abandonó y volvió a recogerla.

Oliver se inclinó y la besó entre las cejas, como una libélula rozando el agua.

Dio un paso atrás y le puso las manos en la cabeza.

"Mientras te portes bien, te daré lo que quieras".

Los ojos de Mary estaban llenos de resentimiento. Ella apretó los dientes y dijo: "La persona que me tendió una trampa será llevada ante la justicia".

"Bueno."

"Quiero lo que me dejó el abuelo".

"Bueno."

"Quiero que el abuelo vuelva a la vida ..."

Con una mirada apagada en sus ojos, Oliver se inclinó y le dio otro beso.

"Estaré contigo de ahora en adelante."

Mary lo miró con sus ojos brillantes, con lágrimas en ellos. "¿Quieres decir lo que dijiste?"

Oliver asintió. Se lo podía permitir.

Mary estiró los brazos, rodeó a Oliver y tomó la iniciativa de acercarse a él.

"Pon el sello".