-Llévate a un grupo de lobos y vayan a cazar, regresen al pueblo cuando hayan terminado ¿entendido? Ordeno eren ignorando la pregunta del lobo.
-Sí señor.
El lobo corre en otra dirección llevándose consigo a varios lobos, Eren continua su camino seguido de los chicos. Debía darse prisa, si no lo lograba su luna morirá en sus brazos. Y no estaba dispuesto a correr ese riesgo, había esperado mucho tiempo por ella.
Unos minutos después el alfa entro en sus territorios corriendo directamente hasta su casa, el pueblo luna de plata era como cualquier otro lleno de casas y escuelas para los cachorros, la única diferencia era que permanecían adentrados en la montaña... era una manada grande, la más grande de todas las existentes. La más resistente y unida por esa razón muchos llegaban a diario para unírseles. Eren tenía mucho trabajo a diario investigando a estos nuevos lobos, no cualquiera podía ingresar ya que muchos eran espías que al final no terminaban siendo nada productivos.
En cuanto es divisado por su gente, el pueblo corre hacia él. La desnudes en luna de plata era normal, todos eran lobos y al convertirse en uno perdían todas sus prendas... cargado con la humana en sus brazos las lobas llegaron a él para auxiliarlo.
-Mi alfa, ¿Quién es ella?
-Necesito que busquen al doctor y lo envíen a mi casa.
-Sí señor.
Eren dejo el cuerpo de la chica sobre su cama, estaba muy mal herida sangraba muchísimo y su temperatura era muy alta. Unos segundos después, el doctor entra en la habitación divisando el cuerpo de la joven humana y luego observa al alfa.
-Intenta salvarla Mico.
-Haré lo que este en mis manos mi alfa.
Mico era un lobo de 300 años especializado en la medicina por ende se había convertido en el médico de la manada. Por su apariencia cualquiera diría que era muy joven para ser doctor, los lobos no envejecían como los humanos, su proceso era más lento.
Largas horas tuvo que esperar Eran fuera de su recamara. La impaciencia que sentía comenzaba hacer mella en él. No sabía si su luna estaba con vida, o había muerto, o lo haría muy pronto. Esa agonía solo lo hacía pensar en teorías que solo lo inquietaban más... frustrado por tener que permanecer sentado Eren se pone en pie caminando hasta la cocina para servirse un poco de café. Y justo en ese momento siente la esencia del médico bajar las escaleras.
Al darse la vuelta lo pilla entrando en la cocina, todo su cuerpo olía al aroma de la chica. Las manchas de sangre estaban por toda su ropa, eso no era bueno.
-¿Sobrevivirá?
-Si. Responde al fin caminando hasta el fregadero para lavarse las manos. -Tiene heridas severas Eren, algunas costillas rotas, muchos golpes externos. No tengo todos los implementos necesarios para saber si algún órgano está dañado pero lo que pude revisar no los tiene, sin embargo no te doy seguridad. Se verá con el pasar de los días.
-Pero ¿si va a vivir?
-¿Por qué trajiste esa humana contigo Eren? Mico se fue directo al grano dado el reciente interés del alfa por la mujer.
-¡Ella es mi luna! Responde con firmeza.
-Vaya, me lo estaba imaginando. Ya que tú aroma era diferente en cuanto entre en la casa. Mico se sienta en la mesa de la cocina. -¿Qué fue lo que le paso?
-Viajaba en un autobús que se volcó en el camino, desde que salí temprano un aroma diferente rondaba el aire. Lo seguí y me llevo hasta ella. Eren imita al doctor sentándose en la silla.
-Es una humana, no sé cómo se tomara todo esto. Debes estar preparado para un posible rechazo.
Eren piensa en las palabras de Mico, estaba consciente de ello. Para un lobo ser rechazado era lo peor. Nunca se preocupó por buscar a su luna, pero tampoco había dejado de pensar en el día que ella apareciera en su vida.
-Yo me las arreglare.
-Muy bien, si me necesitas solo envía a por mí. Termina la frase poniéndose en pie. -No puede estar mucho tiempo sola, así que será mejor que alguien la esté vigilando al menos cuando no estés en casa.
-De acuerdo.
Mico se marcha y en segundos en su puerta se planta Deon su beta. Y a juzgar por su expresión sabia que estaba preocupado, detrás de él se encontraba su esposa e hija.
-Eren, ¿Qué rayos fue lo que pasó? He venido lo más rápido que he podido ya que sentí un aroma diferente introducirse en el pueblo. Todos están nerviosos murmurando por todos lados.
-¿Estas bien? Pregunta Lili la esposa de Deon.
-Pasen, yo estoy bien no se preocupen. Contesta acariciando la cabeza de la pequeña Sofía hija de Deon.
-¿De quién es ese aroma?
-He traído a la casa a una humana.
-¿Por qué harías algo así? Pregunta la mujer asombrada.
En luna de plata no existían humanos, solo hombres lobos. La entrada a los mismo estaba prohibida por las mismas razones por el cual Eren mantenía a salvo a su pueblo. Todos sabían que los humanos eran peligrosos y solo traían desgracia.
-No se preocupen es una mujer. Sufrió un accidente cerca de la carretera. La he traído porque ella es mi luna. La pareja abrió los ojos como platos al escuchar la noticia.
-Bueno ahora entiendo porque te has arriesgado a traerla. ¿Qué quieres que les diga a los lobos? Todos sienten preocupación por tu llegada con esa chica.
-Diles la verdad. Comunícales que su alfa ha encontrado a su pareja. De todos modos ella no podrá abandonar la casa por muchos días.
-Entiendo, se los haré saber para que se tranquilicen.
-Lili, necesito que cuides de ella los días que yo deba salir.
-Claro yo te ayudo. Sonríe la chica.
-¿Los cazadores llegaron?
-Aun no... responde el Deon.
Eren frunció el ceño. Si no habían regresado aun, significaba que la comida cada vez se hacía más escasa. Ese era un problema muy grande ya que eran una comunidad bastante numerosa y todos necesitaban alimento.
-Muy bien, quiero que estén pendientes de ellos y me estés informando de todo.
-Yo regresare más tarde para ayudarte con la chica. Comenta Lili siguiendo a su esposo.
El alfa asiente viéndolos marchar. Al cerrar la puerta suspira mirando las escaleras. Decidido subió a la planta de arriba... en lo que entro en su recamara el aroma de la chica se había impregnado en toda la recamara y con ello había vuelto a ponerse baboso y ansioso. Mordió sus labios para evitar cualquier desgracia.
Observo detalladamente todo su cuerpo, tenía tantos golpes. Aun no comprendía como seguía con vida después de todas las vueltas que dio ese autobús. Eren frunció el ceño al notar un pequeño bolso en el piso.
-¿Y eso?