Capítulo 4 Abusador

Cuando entré a la sala Cristal me miró con una mezcla de preocupación y compasión, pero no dijo nada, el profe empezó la clase enseguida.

-bueno hoy empezaremos con la unidad de geometría – dijo el profe, dibujo un cubo en la pizarra – en un de los vértice de la base escribió 4, al igual que en el del alto... y anotó una fórmula al lado "área= 6 *a al cuadrado" bien... ¿Quién me pude decir cual es el área de este cubo? – pregunto.

yo sabía la respuesta era 96 pero no pensaba responder. Algunos hacían cuentas mientras otros se recostaban en la silla esperando que alguien más contestara pero, nadie se atrevía a levantar la mano.

-Señorita Ruiz, ¿puede pasar a la pizarra a resolver el problema? – dijo tranquilamente, lo odie.

Me puse de pie y caminé hasta la pizarra de mala gana, escribí lo más rápidamente que pude el resultado 6 * 16 = 96. No lo veía pero sentía su mirada sobre mi, especialmente en mi trasero.

-muy bien, no esperaba menos de ud – dijo. cuando me di vuelta rozó mi falda disimuladamente. Me imaginé golpeándolo hasta tirarlo al suelo con su estúpido rostro lleno de moretones pero ambos sabíamos que no era ni tan fuerte ni tan valiente como para hacer algo así, así que solo volví a mi puesto.

Siguió con el área de otras figuras geométricas, luego nos enseñó a calcular el perímetro, nos pasó una guía para que desarrolláramos la cual tenía calificación. Al terminar las entregamos, las revisó en silencio sin decir nada, dejó la mía arriba, lo sabía porque la hoja en la que había respondido era rosada.

-Señorita Ruiz, necesito hablar con ud – dijo con voz profesional cuando yo iba saliendo de la sala.

-lo siento profe, necesito ir al baño urgente – mentí.

-solo será un segundo – insistió él sosteniendo mi mano. Todos habían salido de la sala menos Cristal.

-creo que ya le dijo que no podía quedarse – me defendió.

-vaya a recreo, señorita López – dijo él con voz dura.

-si tiene algo que decirle algo puede decirlo frente a mi, entre nosotras no hay secretos – insistió Cristal.

-Crista, creo que en serio necesitas irte – dije asustada por ella. El profe me soltó y cerró la sala mientras decía.

-bien, ya que comparten todo creo que podrán compartir esto también... - se acercó a mi amiga peligrosamente.

-no le hagas nada por favor... - supliqué pero el no me escuchó, entonces agregué desesperada – haré lo que quieras, solo déjala en paz – el me miró con una sonrisa perversa.

-¿lo dices en serio? ¿Estás dispuesta a cualquier cosa por proteger a tu amiguita?.

-Sofi... no sé que esta pasando pero sea lo que sea no tienes que hacer nada por mi – dijo ella, pero no sabía lo que yo sabía, no quería que ella pasara por lo que yo pase...

El se detuvo en medio de las dos, luego caminó hasta mi amiga mientras se sacaba la corbata.

-ya dije que haré lo que quieras ¿Qué más quieres? Déjala por favor – supliqué.

-tranquila, no le haré daño – dijo, la empujó hacia una silla y le amarró las manos al respaldo – solo me aseguro que no nos interrumpa – dijo y le puso una cinta de embalar en la boca – desvístete – ordenó mientras caminaba de vuelta a mi. Yo dudé un segundo pero al ver a Cristal así fui incapaz de resistirme, ella negaba con la cabeza mientras yo me quitaba la ropa hasta quedar en ropa interior – todo – insistió él.

Le obedecí mientras el miedo crecía cada vez más en mi interior, el me agarró por la cintura con una mano mientras con la otra agarraba mi cabeza para besarme a la fuerza, obviamente no respondí, el acaricio todo mi cuerpo, se bajó el pantalón y me abrió las piernas, su cosa estaba dura como palo...

-por favor, no... - supliqué.

-dijiste cualquier cosa... ¿o acaso quieres que se lo haga a tu amiga? – abrí los ojos como platos mientras negaba con la cabeza – eso creí – dijo con una sonrisa triunfal.

Me lo metió hasta el fondo bruscamente, dolía, dolía mucho pero a el no pareció importarle, solo siguió haciendo lo suyo como si yo fuera alguna clase de juguete sexual, me quedé ahí esperando que terminara mientras lágrimas de desesperación corrían por mis mejillas.

-no te hagas, sabes que te gusta, zorra – dijo al verme llorar pero se equivocaba, no me gustaba, no me gustaba para nada.

Mi única esperanza era saber que pronto sonaría el timbre para volver a clases, dos minutos después sonó mi salvación, el se detuvo y se arregló como si nada, yo me quedé ahí temblando, sabía que tenía que vestirme pero no podía moverme. El soltó a Cristal y se ganó un intento de combo que solo lo hizo reír.

-te voy a decir lo mismo que le dije a tu amiga, si abres la boca y dices algo de esto date por muerta ¿entiendes? Si hablas, te mato – dijo mientras la ahorcaba, ella asintió, en cuanto la soltó corrió hasta mi y me ayudo a vestirme, mejor dicho, me vistió como si fuera una muñeca. En cuanto vio que estaba vestida el profesor salió de la sala como si nada.

-vamos, amiga, reacciona – dijo Cristal acariciando mi mejilla con cariño.

Yo no podía hacer nada más que llorar, los compañeros se empezaron a amontonar alrededor mío a medida que entraban.

-¿Qué te pasa Sofi? – dijo Carlos, odiaba que me viera en ese estado, él me gustaba no quería que me viera así pero seguía sin poder moverme.

-oye... ¿estás bien? – dijo alguien que no vi... ¿qué era esa pregunta estúpida? ¿Acaso estaba ciego? "sí, estoy súper bien" pensé sarcásticamente.

-solo necesita estar tranquila – dijo Cristal -Denle algo de espacio ¿quieren?.