Capítulo 4 Reunión con el emperador

- Es cierto... ¿dónde desea verme?-

- En su dormitorio, yo lo llevaré- se abrió paso para dejarle salir

- Otis espérame aquí.- le indicó al gato acostado en su cama.

La expresión del gato era obvia, no estaba de acuerdo que se reuniera con aquel hombre a solas, menos en un lugar tan sensible como es el dormitorio del emperador, pero su amo se veía tranquilo.-

Caminaron por un corredor angosto y largo, el caballero tocó la puerta del dormitorio.

- Alteza, el maestro Mads está aquí.- le avisó.

- Puede pasar... ve a descansar Arthur...- le indicó desde dentro del cuarto.

- No se asuste maestro, el emperador es un hombre amable- le manifestó Arthur intentando darle tranquilidad.

- Buenas noches Sir Arthur.- se despidió Mads.

Mads entró y cerró la puerta, bajó la mirada para saludarlo.-

- Buenas noches majestad... ¿para qué me necesita?- Al subir la vista se encontró con una imagen incómoda, Derick salía de la tina, completamente desnudo, con toda confianza, se amarró una toalla a la cintura, era imposible ignorar ese porte, el pecho y abdomen trabajado era impactante, Mads volvió a inclinarse, su corazón se aceleró y trataba de controlar la vergüenza.

- No tuvimos oportunidad de hablar a solas... usted debe saber que el uso de magia no es de mi agrado.- se secaba el cabello.

- Estoy enterado su majestad...-trató de sonar con su voz limpia y calmada.

- El comportamiento de mi hijo ha sido muy descortés, quería pedirle disculpas.-

- Es un adolescente... pueden tener esas reacciones majestad.-

- Sigue siendo el príncipe heredero, no puede tener esa reacción ante la autoridad- dejó caer la toalla y se cubrió con una bata de seda azul marino.

- Eso es correcto señor, pero sospecho que es sólo por la influencia de la maldición.- Mads no comprendía la excesiva confianza del monarca, desnudarse en frente de otros era algo extraño entre magos, por eso se sentía tan avergonzado.

- La maldición que absorbió de su madre.- se notaba el desagrado que sentía sólo con recordarla.-Escuché que se enfrentaron a un duelo, el resultado era esperable pero Ud. ¿Que opina de las habilidades de mi hijo? ¿Cree que aprenda a usar esos poderes de forma diferente a su madre?- sirvió una copa de vino para cada uno y se le ofreció.-

- En primer lugar, investigaré como quitar la maldición del príncipe junto al ministro de magia, sin ella regresará a su comportamiento original, sobre lo que me pregunta, si bien sus poderes se manifestaron tarde, con la guía apropiada sus dones pueden ser usados para el bien.-

- Es hijo de ella... supongo que sus poderes deben ser parecidos...- movía el resto de vino en su copa, su expresión se volvió triste por instantes.- ... Fui hechizado para enamorarme de su madre, reconozco su inteligencia.-

- ¿Hechizo de amor??? – preguntó sorprendido el maestro.-

- Usó magia negra para casarse conmigo. - afirmó convencido.

- Eso me parece extraño, usar cualquier tipo de magia para enamorar a alguien está prohibido en Galia. -

- ¿Qué dice?- su cara decía desconocer ese detalle.

- La antigua emperatriz, pudo conocer ambos tipos de magia pero ella debía saber que se paga un alto precio.-

- Ella murió al dar a luz.-

- A eso me refiero...-

El emperador se quedó mudo, como si anticipara la respuesta del mago.

- Sea hombre o mujer, usar el hechizo de enamoramiento provoca infertilidad.- Mads sonaba calmado, pero en el fondo estaba desilusionado, que esa persona creyera que sus sentimientos fueron falsos le dolía, a la vez sentía cierta felicidad el ver la expresión de desconcierto del esposo de la emperatriz.

El emperador se sentó en la cama, miraba a Mads pálido, su esposa le dio un heredero, no era infértil, eso descolocaba todo en su cabeza.

- ¿Tiene como probar lo que dice?- le exigió más información al emperador.

- Por supuesto, si no me cree a mí, puede preguntarle al mago imperial, debe tener algún libro con las consecuencias del uso de hechizos prohibidos o el ministro de magia de Galia.

- Siendo ella tan hábil, ¿no pudo revertir ese efecto?-

- No se puede, es un castigo por interferir en el destino. -

- Castigo...- esa palabra le trajo a la mente el rostro lleno de sufrimiento de su esposa antes de morir, asumió la sentencia sin quejarse y la última vez que se vieron Melissa sólo le deseo felicidad en su futuro matrimonio.

- ... Siento tocar ese tema mi lord... con respecto al príncipe...- continúo hablando como si nada.- le pido disculpas por pasarme de la raya... él es un noble... no debí humillarle en público, también usé magia sin autorización del mago imperial, probablemente se quejó con usted.-

- No se preocupe por ello, me informó de la situación, usted se está acostumbrando a vivir con las normas del imperio, sospecho que lo hizo para darle una lección a ese chico, necesita que lo pongan en su lugar.- seguía contrariado por la impactante revelación. – ¿Puede hacer algo con su comportamiento violento?-

- ¿El príncipe es violento?-

- La primera vez que usó magia, su expresión estaba llena de maldad, es muy destructivo, incluso la razón por lo que lo suspendieron de la academia fue porque atacó a un compañero.-

- ¿Será por la maldición?- murmuro en voz alta Mads.-

- ¿Cree que su actuar impulsivo sea producto de la maldición?-

- Puede ser... hace poco lo estoy conociendo, el ministro me pidió estudiarlo.

- Si aprende magia entonces él será un peligro, no debí acceder- sonaba arrepentido

- No. La academia es el lugar más seguro para el príncipe, los maestros podrán moldearlo-

- Usted...-

- No es la maldición completa.-

- ¿ Cómo puede saberlo?

- Gran parte de ella fue consumida por su madre...- no podía mostrar que sabía tanto.- ... Eso me lo explicó el ministro, quitar un maleficio es complejo, pero una pequeña parte de él no es un problema.- Era una mentira, porque quedaban muy pocos magos que supieran limpiar maldiciones, él no era uno de esos especialistas.- ... En mi país existen magos domadores de espíritus, les escribiré hoy mismo.-

Mads sintió una puntada en su hombro izquierdo, no podía seguir ahí, la maldición estaba reaccionando al cuerpo que estuvo a punto de poseer, al del emperador, el brazo completo comenzaba a picar.

- ¿Le duele el hombro izquierdo?- le preguntó el emperador.-

- El clima está cambiando... con el frío... me duele mi antigua lesión.-

- Vaya... ¿ cómo se lesionó?-

- Me caí de la escoba.- se masajeaba el hombro preocupado, debía alejarse del emperador antes de que el dolor aumentara.

- Si desea, puedo llamar al médico imperial para que le revise la lesión.- Derick caminó hacia él movió su mano para alcanzar su hombro, el mago retrocedió asustado, la forma en que le miró le recordó la expresión de Melissa cuando quiso ayudarle a ponerse de pie.

- No, no necesito un médico, sólo requiero descanso, hoy le exigí mucho a mi brazo al enfrentarme con el príncipe en ese duelo.- notó que su rechazo le descolocó.

- Haré que ese chico le pida disculpas... –

- No mi señor, cuando la maldición deje su cuerpo, quizás ni siquiera recuerde su comportamiento actual...-

- ¿Además de contactar a esos magos especialistas, tiene otro plan?-

- Sobre eso...- estaba a punto de darle una respuesta cuando fueron interrumpidos.