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12 de junio, esa era la fecha que marcaba el calendario de la cocina, el día de hoy, el día en que me interrogarían en la comisaria. Henry me llamo tras enterarse de quien había muerto, me había dicho que no me preocupara al ir a la pista para entrenar, que estaba cerrada por cuestiones de intereses públicos y que había demasiados periodistas rondando en los alrededores, esto se volvió un escandalo no solo regional, si no nacional, a tal punto que New York Times hizo un articulo hablando del caso. Prácticamente las cadenas de noticias se peleaban de quien cubriría los asuntos de Serine.
Su familia les había vendido su privacidad a los medios y con ello la privacidad de todos los de la pista.
No hablábamos de un simple caso de dopaje, o alguien que se había caído y había notificado que se retiraba, no, hablábamos de un asesinato, uno a sangre fría como para hacer que las fotos de Serine siendo degollada por unos patines, sus patines, se vieran tétricas, como escena de una película de destino final.
Me ajuste la chaqueta café y me pase las manos por la coleta de caballo, hoy me había puesto unos jeans ajustados azul marino y unas zapatillas cómodas a juego, traía una blusa blanca de manga larga, nada informal ni formal, algo neutro algo que se viera como ‹‹yo no soy la puta asesina››, mamá había sugerido eso, ya sabes, como si te fueran a meter a la cárcel y necesitabas verte presentable para un jurado.
Dalia estaba limpiando los cuartos y me dejo un billete de 100 dólares debajo de la azucarera que de seguro eran cortesía de mi madre para emergencias, o cualquier cosa que necesitaba en el camino, pero no era necesario, Shawn me llevaría en su coche y luego le pediría que, si por favor me llevaba a mi clase de pilates que había atrasado por todo lo que había pasado con Serine, no me podía dar el lujo de gastar dinero en una clase que no iba.
Mire el plato que estaba en el mesón, ensalada, aguacate, un huevo sin sal y un plátano. Dalia había sido amable en el sentido de meter un plátano el día de hoy, de seguro la pobre se había apiadado de mi porque tocaba un huevo sin sal, pero ya era costumbre la dieta desabrida que había integrado a los 4 años cuando me empezaban a enseñar saltos sencillos y romper el miedo a caerme con el arnés y sobre todo mi primera entrenadora había pedido a mis padres explícitamente que me llevaran a clases de ballet, que muchos patinadores cometían el error de tomar clases ya muy tarde y que antes era mucho mejor para la interpretación y gracia en los movimientos. Esa era mi ventaja, era tan delicada y me veía como una bailarina en el hielo que en interpretación nadie me vencía, tal vez no era tan alta como Serine, ni esterilizada, pero mi interpretación y mi eje de rotación era tan impecable que eran pocos los errores que cometía.
Piqué el huevo, comí con la ensalada y moví el tenedor tratándole de hacerle fuchi al aguacate, después de 3 minutos donde la batalla de comerlo o no, no lo pensé y simplemente abrí la boca para tragarlo de una vez, tome agua del grifo y cuando termine de desayunar, levante el plato y lo lleve al lavadero para limpiarlo, lo puse en el lavavajillas y tras terminar mire mi celular, desbloque la pantalla donde había una foto familiar de la competencia pasada, con la medalla de plata en mis manos siendo mostrada y Shawn poniendo cuernitos detrás de mi cabeza, entre en Twitter para enterarme de las noticias, no había entrado durante esas dos semanas que había estado en casa por miedo a que encontrarme, baje la pantalla con la yema de los dedos para entrar a la sección de notificaciones y repase: notificación de Ben Barnes, "new sigue". estaba enamorada de él desde que hizo el príncipe Caspian en 2008, sonreí tan solo ver su publicación, tener casi 20 no quitaba que me gustaba ese hombre, es más si no fuera que Anna Popplewell estaba casada yo los seguiría shipeando con el suspian y me confesaba culpable de leer fanfics de ellos.
Pero un tweet me llamo la atención.
-‹‹Seriene fue asesinada el 30 de mayo tras la final de la competencia›› #lifeserine.
Otro tweet de la misma cuenta
-‹‹Alina gana el oro y Serine muerta ese mismo día, sospechoso›› #lifeserine, #fuckalina.
Otro.
-‹‹Alina fue una perra por no hablar de Serine››#serinelove, #hatealina.
Habían retuiteado, comentado y darle me gusta, me llamaban perra y zorra por no hablar del tema.
Entre a mi cuenta, donde estaba infestado de comentarios de odio por todos lados de un montón de fanáticos de Serine, culpándome por ser la que gano, que era una tramposa, una maldita perra desgraciada sin corazón por no hablar del tema.
Me estaban convirtiendo en la nueva Tonya Harding y ni siquiera tenia un novio que le había dado en un bate en la rodilla. Miré mi teléfono con una mueca de asco y salí de mi cuenta, no quería ver nada, ni siquiera quería entrar a Instagram, Twitter necesitaba un filtro de tweets de odio.
Miré frustrada a la ventana cuando el teléfono vibró en mis manos, la pantalla se encendió y vi de que se trataba.
Un mensaje de texto:
SHAWN: Piolina mueve ese trasero a la acera que llegamos tarde.
YO: llegaremos tarde por tu impuntualidad, mira la hora son las 9:46.
SHAWN: mueve tu culo ya, que no llegas a la comisaria y te arresten por impuntual.
Solté un suspiro largo y sonreí un poco, Shawn era el único que me sacaba una sonrisa insultándome, a veces nos cuestionaban como es que nos llevamos tan bien a pesar de la diferencia de edad, pero como no llevarte bien con tu hermano quien te recomendaba poner hielo en el trasero porque te dolía por el entrenamiento. Apague el móvil y lo metí en mi bolso, agarre los 100 dólares de debajo de la azucarera y los metí a la cartera.
-¡Ya me voy! -le grite a Dalia, no espere a que me contestara, simplemente agarre mis cosas y cerré la puerta tras mi salida, cheque que traía las llaves, el móvil, la cartera y ropa cómoda para la clase de pilates que le diría a Shawn que me llevara. Bajé los escalones con cuidado de no caerme y me dirigí al auto rojo de mi hermano, se había comprado un Mercedes Benz, y me había llevado de paseo en el asiento de copiloto por todo el centro de Boston, solo para estrenarlo y me había hecho llamar a Nicolas y ponerlo en alta voz para contarle el recorrido. Yo la verdad lo había disfrutado, no por ser el copiloto de un Mercedes, que eso ya eran un logro grande, sino porque yo era la encarga del alta voz de la llamada, escuchando la voz ronca de Nicolas por el vocero, y lo bien que la pasaba mi hermano contando todo sobre el nuevo coche, a veces pensaba que Shawn y yo compartíamos el mismo enamoramiento por Nicolas, pero luego se me pasaba al saber de Lira, la causa de su falta de sueño los fines de semana formaba parte de su vida.
Abrí la puerta trasera del auto y eché mi bolsa de mano con la ropa, le di una miradita al asiento trasero del coche: bolsa deportiva, red de plástico del supermercado, six de cerveza, una bolsa de bocadillos, ropa sucia y carpetas llenas de pegatinas verdes que remarcaban lo importante de los documentos de derecho. Hice una mueca al desorden que era el coche de Shawn y cerré la puerta de una para abrir la puerta del copiloto, me adentre al coche, agarre el cinturón de seguridad y mire a Shawn.
-Que desastre traes atrás -le reclame abrochando el cinturón-. Parece el estanque de Sherk.
-Piolina, ni que tu fueras tan ordenada, ya venga, hay que irnos que ser criminal está de moda.
Le di una mirada fulmínate a su cara de bebé burlona.
-Tú empezaste, metiste a Sherk en esto -se escuso-. Con Sherk nadie se mete, es más dicen que verlo doblado es mil veces mejor, pero no le entiendo ni puta madre que dicen y pongo los subtítulos como tus series coreanas que ves.
-Son Kdramas Shawn -le dije de manera cansada mientras veía el porche de la casa-. Y son entretenidas.
-Venga ya, que no llegamos a tu cita con la ley.
-¡Shawn!
-Vale me calmo.
-Me llaman perra y zorra en Twitter -le dije a mi hermano enfadada, Shawn simplemente negó tras encender el motor y quitar el freno de mano.
-Ya te dije que Twitter es una mierda, hay gente de mierda escribiendo mierda.
-Sabes que lo ocupo para comunicarme al igual que Instagram sobre mi carrera deportiva.
-Ese es tu error, ya te dije que es mejor ser artista sin redes sociales.
Shawn metió el acelerador y condujo por las calles de Boston como si el diablo no tuviese alma que me tuve que sostener del agarrador de la manija de la puerta. Lo mire de reojo y estuve apunto de decirle que bajara las ventanas porque tenía unas inmensas ganas de vomitar. Y tal vez se debía a mis nervios, al estómago revuelto y mis manos que estaban sudadas mientras trataba de sujetarme pero no quería por un instante siquiera pisar la comisaría y sentirme como una criminal al ser interrogada por algo que yo no había hecho.
Era de las personas que se regresaba por si el autoservicio no cobraba bien los productos, pagaba mis cuentas y siempre trataba de llegar temprano a mis citas médicas o personales. Cosa que era de mucho agrado, no trabajaba, ni siquiera sabia que era ganar un centavo fuera de la pista. Porque el dinero de las competencias se iban de cierta de manera a pagar el mantenimiento de la pista de entrenamiento, los trajes y los viajes.
Toda persona que se dedicaba al patinaje artístico gastaba más y ganaba menos que un jugador de béisbol. Y si era posible hasta ni siquiera eran lo suficientemente reconocidos como los demás deportes. Era simplemente injusto.
Porque no funcionaba de la misma manera como en Canadá o siquiera Rusia.
Tal vez necesitábamos salir en la caja de cereales para que las personas supieran del deporte.
-Shawn -llame mientras me tapaba la boca con la mano-. Ve más despacio o me voy a vomitar en tu precioso auto recién lavado y no voy a pagarte si me vomito.
-No puede ser Alina -bramo Shawn negando con la cabeza-. ¡Ni siquiera lo pienses!
-¡Pues ve más lento pedazo de mierda!-grite cuando una arcada la sentí en la garganta.
Shawn aparco el auto a lado de la acera y yo solo me apure a jalar el gatillo para bajar del coche. Me agache y puse mis manos en las rodillas a la primera arcada que salió de mi boca y el vomito se hizo presente en un charco a media calle.
Otra arcada.
Más vomito. Me puse las manos en la boca tratando de limpiar mi mal sabor de boca, Shawn me extendió un pañuelo desde su pantalón. Yo solo lo tome y me limpie el resto de desecho de la boca.
-Gracias.
-Si... si -aíro las manos-. Y cómprate unos cloralex porque vas a oler a vomito en tu entrevista.
Yo lo fulmine con la mirada.
Pero no podía negar que Shawn tenía Razón, mi desayuno estaba en un charco a media calle.
-Soy un desastre Shawn -le dije mirándolo con arrepentimiento-. Mírame, ni siquiera puedo calmar mis nervios.
Shawn me miró con compasión.
-No es tu culpa Alina, hasta yo estaría hecho mierda si me dijeran que mataron a mi archienemigo y me culpan por algo que ni sé.
Mire a mi hermano a los ojos, comprendiendo que él aunque no lo dijese igual estaba preocupado.
-Alina, yo -comenzó mi hermano llevándose la mano a su cabeza y se rasco el cuero cabelludo con nerviosismo-. Hablé con Nicolás.
Yo lo mire a los ojos impactada.
-Shawn...
-Antes de que me mandes a la mierda, escúchame -pidió-. Le he pedido de favor que venga por ti. Alina tú ya no puedes estar en Estados Unidos, menos con lo de ahorita.
-Si me voy me culparan -confesé-. Dirán que escapó porque lo que se dice de mi es verdad.
-Si te quedas aquí también te culparan -objeto.
Shawn me dio una mirada resignada y suspiro. Sabía que si no estuviera conmigo se compraría una caja de cigarros y se fumaria uno para luego echarse una calada.
-Este lugar ya no es seguro para ti Alina y yo sé que Nick te cuidara en Londres -razonó-. He hablado con nuestros padres y piensan igual que yo. Sería lo mejor para ti.
Mire a mi hermano con resignación y lo escuché atentamente mientras meditaba lo de irme de Boston. Se me hacía injusto por el simple hecho de que en realidad yo no había hecho nada. Y las personas solo me iban a ver culpable hiciera lo que hiciera.
-Y...¿Nick que piensa? -pregunte estrujándome las manos-. Tiene mucho tiempo que no lo veo Shawn.
-Nick está de acuerdo, acepto en acogerte en su departamento en Londres, se hará cargo de ti y de tu entrenamiento. Nosotros cubriremos tus gastos de manutención pero Nick acepto con una sola condición...
Shawn hizo una pausa y yo solo lo mire para saber que trataba de decir.
-¿Qué clase de condición?
-Que tendrás un trabajo de medio tiempo para cubrir tus gastos personales. Y que tienes hora de llegada, no hacer fiestas y ni siquiera puedes tener un novio.
Lo miré sorprendida por las condiciones que me estaba poniendo Nicolás y eran repartidas por mi hermano.
-¿No puedo tener novio? -pregunte incrédula.
-No, es una condición para vivir con él. Así Nicolás se asegura de que extraños no entren a su casa.
Lo miré directamente y mire de nuevo al auto, el tiempo estaba pasando, los minutos y los segundos en este espacio temporal donde una sola decisión definiría mi vida.
El cielo estaba nublado y lo único en lo que podía pensar era en como había llegado a estás condiciones.
-Esta bien -dije mirándolo. La cara de mi hermano se torció en una ligera sonrisa y pude ver con claridad como su cuerpo se relajaba-. Aceptó las condiciones, ¿Qué debo hacer ahora?
-Primero llevarte a la comisaria -Shawn se dirigió al auto y me miró indicándome que me subiera.
Cuando llegue a la comisaría no puede evitar sentirme como un cerdo sudado. Estaba tan nerviosa que debes de empujar la puerta de la entrada la jale.
Shawn permaneció en el auto, y yo me acerque a la recepción. Olía a isopropilico y a desodorante de baño. Agarre un número y me acerque a la muchacha de la recepción.
-Hola, buenos días. -salude.
La chica de recepción me ignoro por el celular y cuando me vio simplemente me dio una mirada arrogante.
-Firma aquí -señalo, la taquilla con la hoja cuadriculada de entrada-. Si buscas a una persona desaparecida tienes que esperar 78 horas antes de realizar un reporte.
La chica marco la casilla de recepción y persona a cargo y la hora. Me miró girando la cara y simplemente dijo:
-¿Drogas?
Negué.
-¿Violencia Doméstica?
-No.
-¿Alcohol, Robo o tienes un inconveniente en la cual necesitas de un profesional? -pregunto.
Negué de nuevo. -Vengo a un interrogatorio sobre el caso de homicidio de Serine.
La chica me miró sorprendida y simplemente cerro los labios de golpe antes de siquiera decir algo nuevo.
Saco otra taquilla y un bolígrafo y me lo tendió.
-Pon tu nombre, firma, número de teléfono y deja tus pertenencias en la siguiente canasta-. La chica miró a su compañera y con los labios simplemente le dijo: Ve por el detective.
Yo agarré el bolígrafo, puse mi nombre en las hojas cuadriculadas, escribí mi número de contacto y firme. Me acerque a la canasta que estaba en recepción y saque mi teléfono, mis llaves, la cartera, el bolso, un labial y el espejo de mano.
Levante las mano en señal de que era todo.
La chica me analizo dudosa.
-El detective te esperará en la oficina contigua cuando escuches tu nombre...-miro la taquilla-. Alina, tú podrás pasar a qué te atienda.
Me senté en los lugares libres de recepción y mire las plantas artificiales y la poco luz que entraba de los tragaluces. Este lugar era horrible, tenía un aroma completamente artificial como los hospitales.
El reloj tictaba enfrente de la pizarra y el chasquido de la engrapadora me estaba causando estrés de la poca paciencia que me quedaba.
Mire el reloj de pulsera de mi mano izquierda. Mi cita era a las 10:30 am, y había llegado exactamente a las 10:20, pero el reloj solo había marcado apenas 6 minutos.
Espere un poco más, no tenía mi celular en laano y trataba de pensar en algo más que no fuera a qué olía artificial este lugar.
El chasquido de la puerta sonó y se abrió para dar paso a un hombre con calvicie de estatura promedió.
Miró hacia la sala de espera donde solo estaba yo y simplemente dijo con voz autoritaria:
-Alina Holandle.
Me puse de pie para notar mi presencia aunque no cambia en nada por la simple razón de que era la única en la sala de espera. El detective me señaló con un dedo que lo siguiera.
Yo lo hice y me acerque a la puerta de madera y a la habitación prefabricada.
El detective espero que entrara y cerró la puerta detrás de él.