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Estaba pensando en todo lo que había pasando en este maldito día. Mi padre se había ido por siempre, mi mejor amiga se había mudado a Seattle, y el mejor vinilo de los Beatles estaba destruido en el suelo de mi habitación.
¿Que más iba a pasar?
Lo único que faltaba es que mi gato se muera hoy mismo, y juro que si eso pasa no se que hago con mi vida.
Senti como el brazo de Luka se posó en mi hombro suavemente, finji que no me importaba, que era algo imprevisto. Pero Luka en algún punto me atraía, como a todas las chicas de su alrededor. Lo conocí el día en que mi hermano intercambió un casete en su preparatoria. Era un casete con canciones de Pink Floyd, y Luka a cambio le dio uno de los Beatles, y así fue como comencé a escucharlos también. El diálogo pequeño que habíamos conversado aquella noche donde Luka había venido a visitar a mi hermano y nos quedamos solos en la cocina, me hizo consciente en que era un chico que precisaba una figura maternal, le hacia falta alguien que lo haga sentir cuidado.
"No lo se, a veces pienso en que se sentiría poder tener a alguien con quien charlar de cosas que con los hombres no se pueden hacer"
Esa frase de el siempre quedó grabada, incluso mi respuesta.
"Puedes hablar conmigo sobre ello, soy mujer aún"
Recuerdo la carcajada que dejo salir. El negó con su cabeza y respondió.
"Lo sé, pero... no se siente igual. No lo malinterpretes, tu eres muy buena chica, pero... no se trata de solo hablar, si no sentir."
Y allí fue cuando me di cuenta de su ausencia. Yo la tenía con mi padre y el con su madre. Por eso es que tenemos tanta confianza en hablar sobre ello, y por ello es que cuando pasó su brazo sobre mi no le di importancia, no quiero que me vea como una madre.
Una sombra me saco de mi trance, al levantar mi mirada pude ver una cabellera rubia despeinada, que me observaba con unos ojos celestes penetrantes y sonreía tiernamente.
-¿Quieres ir a la habitación, bonita?-murmuró mirándome picaro. Yo lo mire de arriba a abajo y Luka frunció el ceño. Al ver una seña que hizo con su mano, me levante y todos me miraron confundidos.
-Iré con el-les dije, Luka me miro con decepción en su rostro, lo cual, admito que me sentí mal por hacerlo. Mi hermano tenía los ojos como platos y Vinnie grito un:
-¡Disfrútala!
Yo rodé los ojos siguiendo a el chico misterioso de cabellera rubia. No entendía el por que de sus señas ni su manera extraña de pedir a alguien acostarse, pero lo seguí igual, no estaba feo, de hecho era muy apuesto. Me llevo a una de las habitaciones que quedaban cerca, y cerró la puerta con traba.
En que me estaba metiendo.
Yo me acerqué a el, comencé a besarlo apasionadamente, pero veía como el chico rechazaba el beso e intentaba alejarme. Me detuve y lo mire confundida mientras el reía sin parar.
-¿Que es lo que te causa gracia, idiota?-le pregunté cruzada de brazos indignada. No es gracioso.
El sonrió de lado y se acercó a mi, yo emití la misma acción acercándome lentamente y dejé que sus labios se apoyaran en mi. Pero eso no pasó, al contrario, me quedé esperando como una tonta con los labios al aire esperando un beso jamás dado. Mis ojos estaban cerrados, y el chico no iniciaba ningun tipo de manoseó. Abrí mis ojos y dirigí mi mirada a lo que tenía en su mano. El abrió su palma y se encontraban mis pastillas para dormir, que las consumía para relajarme y ser feliz, podría decir.
Las saque de sus manos bruscamente y las guarde en el bolsillo de la chaqueta de cuero.
-¿Como mierda llego a tus manos?-le pregunté cruzada de brazos.
Era imposible, siempre las llevaba en el bolsillo de mi Jean muy bien aseguradas.
-Estaban en el suelo, yo las recoji ahorrándote un desastre.
-¿Disculpa?
El soltó una carcajada.
-No se si sabias pero están prohibidas este tipo de sustancias aquí.
Lo mire burlona.
-Típico responsable de mierda, no me jodas. Le di la espalda y me dirigí a la puerta.
-Ten mas cuidado la próxima vez, podría haber llegado a manos equivocadas.
-Si, como las de tu abuela, adiós.
Que irónico y que jodida mierda acababa de pasar.