En otra piel
img img En otra piel img Capítulo 8 Preparación
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Capítulo 9 Hacer el amor como la primera vez img
Capítulo 10 Una prueba exitosa img
Capítulo 11 Forzarla img
Capítulo 12 Ser entregada img
Capítulo 13 Tiempo de calidad img
Capítulo 14 Lo bueno siempre es bueno 😌 img
Capítulo 15 Distorsión img
Capítulo 16 En un abrir y cerrar de ojos. img
Capítulo 17 Enojo img
Capítulo 18 Sin lograr nada aun img
Capítulo 19 Un calvario img
Capítulo 20 Asemejarse aún más... img
Capítulo 21 Darse cuenta que no era ella. img
Capítulo 22 Amenazas img
Capítulo 23 Los problemas estarán allí siempre img
Capítulo 24 Encontrarla img
Capítulo 25 Sorpresas img
Capítulo 26 Las dos caras de la moneda img
Capítulo 27 Intentar dar excusas img
Capítulo 28 Un juicio sin precedentes img
Capítulo 29 Sin final img
Capítulo 30 Inocente de todos los cargos img
Capítulo 31 El momento crucial img
Capítulo 32 Iniciando un plan img
Capítulo 33 Darle gusto img
Capítulo 34 Brilla de maldad img
Capítulo 35 Las oportunidades vienen y van img
Capítulo 36 El calvario img
Capítulo 37 Tener cuidado img
Capítulo 38 Bajo más sufrimientos img
Capítulo 39 Benjamín ya sabe img
Capítulo 40 Los lamentos de Lia img
Capítulo 41 Arbitrario img
Capítulo 42 Seducción fatal img
Capítulo 43 Probar un poco de su mismo img
Capítulo 44 Años más tarde img
Capítulo 45 De vuelta img
Capítulo 46 Matar por matar img
Capítulo 47 El secuestro img
Capítulo 48 Siempre hay oportunidad de un cambio img
Capítulo 49 Calmarla img
Capítulo 50 Tiempo después img
Capítulo 51 El final de algo inicia el principio de otra. img
Capítulo 52 Darle tiempo al tiempo img
Capítulo 53 Epílogo img
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Capítulo 8 Preparación

En los días siguientes, Lía Michel estaba muy entregada a enseñarme a ser como ella, según.

Me enseñaba a hablar cultamente, a expresarme correctamente, según su criterio, pero yo seguía tan insatisfecha con su plan.

Siempre que quisiera, yo podría ser incluso su clon exacto, pero eso no era lo que yo deseaba o quería.

Había pospuesto mis propios planes de entrar a la universidad de aquí y acabar con mi último año, pero ahora el famoso plan de Lía me atrasaba.

Quiso comprarme ropa, pero me negué, su vestimenta no era mi estilo, sorry no lo era.

Al cabo de una semana de que estuviera dándome detalles de los nombres de las posibles personas con quienes yo trataría, a ella se le ocurrió la brillante idea de ir a suplantarla por el fin de semana, mientras ella se fuera a unas cortas vacaciones a Cancún, México.

Muy disgustada me sentí al entrar a esta casa, me sentí algo perturbada, ya sabía mi propia historia con ese idiota, el mismo que ahora era esposo de mi hermana gemela, sinceramente no quería verlo siquiera, pero según Lía, yo debía cuidar su posición para que él no se revolcara con Sandra, una hermosa y escultural mujer que siempre estaba detrás de él muy enamorada de Benjamin, así me dijo que se llamaba su esposo y padre de su hijo Daniel.

Al entrar, ya parece que todos están acostumbrados a que Lía vaya y venga a su antojo, así que nadie me pone atención, yo subo a la habitación y observó hacia afuera, daba la vista al mar, esta residencia se hallaba a la orilla de una de las mejores vistas al mar.

Me Incorporo y suspiro en silencio, me da tristeza ser parte de todo este complot, no me había percatado que Benjamín había entrado a la habitación y al verme sumida en mis propios pensamientos, se había detenido a mirarme con discreción.

Un poco de tiempo después me dí cuenta que lo que pasaba, Carraspié nerviosa, y lo volví a ver, rápidamente se movió hacia el baño.

En ese momento me di cuenta que este hombre amaba a mi hermana Lía Michel, pero que por parte de ella no había absolutamente nada en su corazón hacia él.

"Qué lástima por él" -Me dije, debía pagar por lo que me había hecho en un pasado, aunque estaba casi segura de que él no estaba en sus cabales, nunca sabría que haría él, si me hubiese visto por la mañana, ¿hubiera pedido perdón o algo así?, porque yo me largué de allí lo más rápido que pude.

Me senté en el tocador y empecé a quitarme el poco maquillaje que traía encima, él salió del baño, lo miré vestirse de reojo, se puso muy encopetado, atractivo diría, pero todo el tiempo traté de no mirarlo, aunque los ojos me salían por la espalda.

Una vez que terminó salió por la puerta, en cuanto él hubo marchado, corrí por el pasillo buscando la habitación del bebé, resulta que estaba a la par de la habitación donde compartía con Lía, al parecer él era la mamá gallina con el crío.

Cuando entré miré al pequeño en medio de la habitación, en el piso, tenía una alfombra de hule suave para impedir que se cayera y se lastimara nuestro pequeño Daniel, yo me acosté boca abajo y puse ambas manos en mi quijada y empecé a mirar al pequeño ángel jugar con un rompecabezas.

Yo ayudaría mucho a mi hermana a cuidar de su hijo, no de su marido, que se largue con la tal Sandra. Sin darme cuenta estaba haciendo pucheros mientras veía al pequeño jugar contruyendo a un robot fuerte.

Le pedí a la niñera que trajese el alimento del niño acá, allí ante mí el niño Daniel empezó a jugar y comer cuando deseaba, lo miré muy feliz, le tomé en brazos y le empecé a dar muchos besos y abrazos.

Al fin después de mucho juego, bañé al pequeño en la bañera metido en agua tibia muy rica para estar metido a temperaturas.

Luego voltié solo para ver ante mi la mirada curiosa de las empleadas, encontré muy divertido verles la cara de tontas asombradas que tenían, pensé en mi interior, vaya bobadas, no es la gran cosa estar dando de comer a un hijo, mucho menos estar un ratito con él, ¿De qué se sorprenden? Me dije sin saber que Lía Michel jamás hacia esas cosas.

Siendo el asunto de ese tamaño, yo ya la estaba encavando, me fui a dormir, pero más noche sentí como alguien se acostaba a mi lado.

Era él, me puse tensa de inmediato, Lía Michel me había dicho que su esposo nunca se atrevería a tocarme, que nunca lo haría, no era apasionado que no me preocupara por la intimidad, incluso se burló de él diciéndome que su esposo estaba tan bien equipado, pero no usaba su arsenal y su bazuca con ella.

Verla reírse así de él me dio una idea de ella y de como era de déspota, apática y muy frívola, esas cosas sé que se hablan entre parejas para una solución, usualmente yo servía de hombro para algunos de esos hombres que me buscaban para intimidad, creo fervientemente que hay situaciones en las que una esposa lanza a sus esposos a la calle, a buscar la compañía de otras mujeres, por no decir solo compañías.

Había unos cuantos hombres que me frecuentaban, estos me pagaban por unas horas de sexo, pero lo que hacían estos en particular, era hablar de sus cosas, sus tormentosas vidas, para que yo con paciencia y tolerancia los escuchara, después de oírlos quejarse, medio llorar, yo tan solo los abrazaba, y luego se iban a sus vidas cotidianas.

Sé por lo mucho que la mayoría de hombres están locos por sexo, que quieren lapidarte y darte duro aunque en el proceso nisiquiera te de a gozar de un buen orgasmo, y que quizás entre un 90 y 95 por ciento esté buscando algo así, pero me atrevo a defender a aquellos que realmente son víctimas de sus destinos, a aquellos que realmente lo único que quieren es algo de paz, ¿Por qué sería que a mis cortos 22 años me siento como una experimentada de 60 años.

Aquí acostada al lado de este ser, el que me arrebatara mi primera vez con tanta pasión, que lejos de intimidarme también lo besé aquella ocasión, miré su espalda solitaria. Mi hermana quería que cuidara de su esposo también, sería darle lo que él necesita y eso también es darle un buen sexo. Por que esa es una buena forma de cuidar de su cariño intacto para ella no.

Llevo mis manos a su espalda y lo toco, su cálido piel me hace sobresaltar, es algo inexplicable de entender, tiene se voltea lentamente hacia mi, sus ojos están limpios, tiene una mirada franca, "al fin estoy viéndote" pienso para mí misma.

Cómo no me rechaza y solo me miraba así con perplejidad, me subo sobre él y me posiciono a horcadas encima y empiezo a moverme suavemente se adelante hacia atrás, haciendo que su miembro se endurezca de un solo.

Sigo restregando mi centro sobre su duro miembro, mientras su cara cambia literalmente por una de deseo y pasión de inmediato.

¿Cómo es que Lía Michel me dijo que su esposo no era apasionado y que no usará su estaca?" Hay que saber hacer florecer a las orquídeas.

                         

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