Me tenía el pelo apretado en un puño. Tiraba de el y me inclinaba la cabeza hacia atrás mientras entraba y salía de mí. Se empujaba contra mi sexo con tanta fuerza que me daba golpes en el clítoris solo con la violenta fricción. Era una locura su posesión sobre mí. Y los movimientos que hacía provocaban desordenes mentales, estaba segura. No se podía salir sana de entre los brazos de un hombre así.
Entraba tan duro en mí, que me hacía saltar sobre sus muslos y caía sobre ellos con descontrol, me seducía la manera bruta que tenía de joderme.
Mordía mis labios en todo momento y tiraba de mis pezones con sus dientes, alternadamente. Era un demente y follaba como una bestia.
Mis uñas se clavaban en sus brazos y mis dientes en cada espacio de piel que dejaba cerca de mi boca. Era una auténtica locura y me apetecía demasiado.
-He dicho que grites, joder.
Soltó mi pelo y agarró una de mis piernas y la comenzó a levantar hasta dejarla entre su cuerpo y el mío como un gran mástil entre los dos y no pude dejar de obedecer cuando me hundió la polla hasta el final de mi canal y sin poder evitarlo... grité su jodido nombre y me sonrió egocéntrico.
-¡Maldito seas!...me encanta.
Le dí en esa frase las armas que necesitaba para venirse arriba y siguió embestiendo en mí como si le fuera la vida en ello. No podía parar y había conseguido que yo no pudiera dejar de gritar.
Me pegó a su boca y la fricción se hizo más potente, cada vez me abría más a él y empezaba a ser insoportable el aumento del placer.
Me ví de pronto corriendome con fuerza y le mordí uno de los brazos que me presionaba mientras él se clavaba dentro de mí, buscando su propia liberación.
¡Había sido alucinante!
(...)
-Cada vez me gusta más follarte..., eres una puta locura. Me vas a costar la vida, lo veo venir.
-No seas dramático, Jacques, el que ha estado a punto d matarme eres tú a mí -le manoteé el abdómen con poca fuerza y jadeando dije -y que sepas que tendrás que secuestrarme si piensas llevarme a Francia contigo. Eso no va a pasar.
Estábamos los dos sobre la cama de su suite, sin poder movernos y jadeando todavía con fuerza uno al lado del otro. Él con un brazo sobre su vientre y las piernas abiertas y estiradas y yo..., yo no sabría decir como estaba porque no conseguía ni siquiera abrir mis ojos. Lo bueno era que por lo menos en esta ocasión no había hecho que perdiera la memoria.
-Quiero volver a hacerte mía...¡Ahora!
Sus palabras me hicieron abrir los ojos cuando le sentí respirar en mi sexo.
Ni siquiera sabía que me había abierto las piernas, o quizás ya las tuviera así, no podría asegurarlo pero lo siguiente que supe es que su boca se hacía con el control de mis deseos y me provocaba cada vez más y más placer.
Toda la fuerza que a mí me faltaba o que por lo menos yo creía que me faltaba, volvió instantáneamente cuando su lengua me tomó otra vez y su dominio me encendió.
Aquel hombre me domina y consigue de mi lo quiere cuando quiere y no hago mucho por resistirlo. Me encanta. Estoy poseída y embelesada por él.
Es tosco, bruto y sexy a la vez. Me hace sentir única para él y aunque me mienta, no lo sé, en los instantes en que me tiene siento que soy la diosa que el menciona todo el tiempo y nadie nunca, me ha hecho sentir así. Él es peligroso...y mucho, pero no puedo resistirme a quemarme en ese fuego.
Me folló como un demente dos veces más y estaba pensando justo cuando me tomaba por última vez en la bañera, que era un jodido adicto al sexo y me iba a contagiar su enfermedad.
Me volvería adicta al sexo...con él.
(...)
Trato de abrir mis ojos y me pesan. Algo no va bien conmigo.
Los párpados son casi imposibles de mover y siento que no consigo despertar, estoy como anestesiada.
Me muevo, sin embargo.
Mi cuerpo esta laxo y casi sin vida, siento que no puedo controlar mis músculos y nada de mi responde.
Empiezo a asustarme y sigo intentado una y otra vez abrir lo ojos y cada una de esas veces la repuesta es la misma, mi cuerpo no me obedece. Los ojos no se abren y entonces oigo una voz.
-Esto no va a salir bien, nos va a dar muchos problemas y cuando la empiecen a buscar vamos a tener un mundo detrás y dispuesto a matarnos.
La voz suena a persona mayor, no lo sé, estoy confundida.
No es alguien que conozca por lo que continúo entrando en crisis nerviosa pero solo internamente porque mi cuerpo no colabora. Nada se me mueve. Soy un puto vegetal.
-¡Cállate y conduce!
Entonces esas palabras confirman que voy en un auto, con personas que no conozco de nada y que evidentemente sí saben quien soy y lo que puede significar secuetrarme a mí.
Y llega mi siguiente epifanía: Me han secuestrado.
Hay una especie de ruido de fondo y voy intentando atar cabos y recordar que estaba siendo tomada como un mandril por el francés del demonio. Luego de eso me dejó en su cama para buscar champán y bebimos, los dos bebimos, de una botella sellada y ya no recuerdo más.
Aunque, antes de eso, él me dijo que me sacaría del país así fuera secuestrada.
¡No puede ser!
¡Está loco!...Muy, loco.
-Es la última oportunidad tío -la misma voz de antes me llega y me saca de mis pensamientos.
-Cárgala y súbela al avión, no me toques las narices.
-Ese tío nos va a dar caza... es su maldito juguete nuevo.
Y cuando dice eso, entiendo que tal vez no fue el francés quien me puso en esta situación.
David había amenazado con hacerse cargo del asunto y mi hermana, la loca de Sami también me propuso algo parecido... ¡Joder! ¿Cómo voy a saber quien demonios me está sacando del país?
Maldición...
Finalmente se consiguieron abrir un poco mis ojos y justo cuando me cargaban para moverme, conseguí estirar una mano asustando al tío canoso y con barba enorme que me intentaba mover.
-¡Hostias, me ha visto!
-Y, ¿A quien coño le importa eso, imbécil?
Empezaron a discutir escuetamente entre ellos y acto seguido el otro, al que no le acababa de ver el rostro, me inyectó algo en el cuello y nuevamente sentí que me dormía y les daba con esso, toda la posibilidad de hacer conmigo lo que quieran y sobre todo bajo las ordenes de quien sea que estuviese detrás de todo esto.
Ahora, estaba en manos del destino y algún desconocido.