– Lo sé – respondo – ya estará con nosotras, lo prometo.
– Pero es humano,– murmura con tristeza.– ¿Cómo lograremos que nos quiera y acepte?
– Lo lograremos, lo sé. Buscaremos la manera de tenerlo cerca.
– Esta bien.
Alexander se adelanto – por orden mía – y fue a la facultad para intentar encontrarlo guiándose con las descripciones que le di sobre él, la verdad espero que pueda encontrarlo, así cuando yo llegue sea más fácil todo.
Y no perder tiempo valioso.
Siento que ya no doy mas escuchando a estos viejos sobre ventas, ingresos, precios bla bla bla, masajeo mi cien por agotamiento desviando mi mirada hacia cualquier parte que no sea su presentación cuando vibra mi celular en la mesa llamando mi atención, lo agarro rápidamente y es un mensaje de Alex.
Alex – 09.15 am.
Espero que tu día este yendo mejor que el mío, porque con las características que me diste te he encontrado como 20 mates.
Lo que faltaba, no lo ha encontrado, ¿Qué tan difícil puede ser encontrar a alguien de rizos rubios con ojos heterocromáticos? Dudo que hayan muchas personas con ojos de ese tipo.
Emma – 09.17.
¿Haz visto mucha gente con ojos bicolor? Imposible.
Alex – 09.20
Se me había olvidado ese GRAN detalle, bueno la lista entonces se reduce a 5 :)
Ruedo mis ojos dejando el móvil de lado, bueno como dicen, si quieres que algo se haga bien, hazlo tú misma.
– Bueno caballeros, me debo retirar, fue un gusto reunirme con ustedes – informo a los tres hombres sentados frente a mi mirándome con cara de desconcierto – cualquier información extra envíenla a mi secretaría – me levanto caminando a la puerta – Buenas tardes.
Camino por los pasillos sintiendo la mirada de todos, pero volteo a ver a nadie. Me adentro en el ascensor y apretó el botón del estacionamiento. Una vez ahí camino a paso apresurado hacia mi coche, lo coloco en marcha y salgo de mi edificio en camino hacia mi mate.
En menos de 15 minutos me encuentro caminando por la facultad, llame a Alex camino acá para que nos encontráramos y me indico que me esperaría en el casino del lugar, pero joder, este sitio es enorme.
– Jamás encontraremos ese lugar,– habla Lía.
– Claro que sí ¿por qué andas tan pesimista?
– No lo sé, es un día extraño.
– Pidamos indicaciones a algunos de los alumnos.
– Esa es una buena idea,– responde con alegría.
Voy pasando fuera de una de las sede con grandes letras y una infraestructura realmente hermosa, no es igual a todos los edificios, tiene un aspecto más abstracto, leo las letras sobre la entra que indican que es la de arquitectura. Hermoso edificio.
Alejo mi atención de ese lugar para volver a caminar cuando de repente siento ese olor tan delicioso a chocolate y cerezas provocando que me detenga, Lía se remueve dando brincos de felicidad gritándome que lo busque.
Camino entre la gente y lo veo conversando en la entrada de la sede con el mismo chico que se encontraba ayer en la pizzería, doy una repasada por su cuerpo, tiene espalda ancha, los músculos de los brazos se marcan a través de la sudadera que trae y su cabello brilla con el sol.
– Es tan lindo, quiero marcarlo – ronronea Lía.
– Controla tus hormonas Lía – respondo ganándome un gruñido de su parte.– primero debemos lograr que nos quiera.
– Bueno entonces ¿Qué esperas? acércate.
Inspiro ese rico aroma que desprende una vez más mientras me acerco.
Una vez frente a ellos carraspeo para llamar su atención, su amigo mira sobre el hombro de mi mate y él se da vuelta lentamente, de verdad espero que me recuerde de ayer. Abre los ojos como platos mientras sus músculos se tensan y su corazón empieza a latir más rápido, creo que si me recuerda.
– Disculpen, ¿ustedes estudian aquí cierto? – pregunto mientras lo miro y sonrió – ósea, me refiero a si no son visitantes.
Lo miro esperando una respuesta, pero solo es capaz de mirarme, abre su boca como si quisiera decir algo, pero no dice nada volviendo a cerrarla, su amigo lo mira con el ceño fruncido y carraspea volviendo a mirarme.
– Sí, estudiamos aquí – dice – ¿podemos ayudarte en algo?
Mi lindo mate sigue sin despegar su vista de mi y yo le sonrió lo más que puedo – Perfecto, quisiera saber si me podrían decir donde se encuentra el casino por favor.
Su amigo le golpea el brazo disimuladamente logrando que el desvié su vista hacia él mirándolo con el ceño fruncido, el chico me apunta con la vista y lo empuja con el hombro.
Mi mate vuelve a mirarme y me sonríe mostrándome sus hermosos dientes perfectos en conjunto con unos pequeños hoyuelos.
Diosa creo que me derretí ahí mismo.
– Eh sí – dice con una voz ronca y varonil – debes pasar por la sede de medicina y luego unos cuantos metros ahí está.
– Mhh ¿Si no es mucha molestia me podrían acompañar? – me mira con un brillo distinto en los ojos – digo si no tienen nada más que hacer – juego con mis manos – es que no soy de aquí entonces no conozco las sedes.
– Yo no puedo, debo partir – se disculpa su amigo mientras lo empuja con el hombro acercándolo a mí – pero estoy seguro de que Caleb puede – lo mira haciéndole señas con los ojos en mi dirección.
– De verdad espero que acepte, quiero pasar mas tiempo con él y su olor – ronronea Lía.
– Claro, yo te guío – me dice mientras se acerca bajando los escalones para que empecemos a caminar.
Caminamos en silencio mientras me embriago con su olor, intento hacerle preguntas triviales para sacar conversación las cuales me responde sin problemas, una vez que llegamos al dichoso casino veo a Alex a la distancia que busca con la mirada entre la gente, su mirada llega a conectar con la mía y eleva su mano para hacerse notar.
Miro a Caleb que esta mirando a mi beta con el ceño fruncido y siento como aprieta sus manos ¿está celoso?, una pequeña sonrisa se forma en mis labios y me detengo para mirarlo.
– Bueno gracias por acompañarme, pero ya encontré a quién buscaba – me giro en la dirección hacia Alex apuntándolo con mi dedo – que tengas buen día.
Comienzo a caminar cuando siento que me toma la mano para detenerme.
– ¡Oye! – su toque envía una descarga eléctrica por todo mi cuerpo y sé que él también la siente porque observa nuestras manos, me suelta y desearía que no lo hubiera hecho – no me dijiste tu nombre.
Le sonrió mientras me giro en su dirección.
– Soy Emma.
– Emma – lo repite como si estuviera saboreándolo y suena tan bien en sus labios – lindo nombre.
– El tuyo también es lindo – me acerco mas a él elevando mi vista para admirar esos hermosos ojos de bicolor mientras su pulso se acelera debido a mi cercanía – Caleb.
Le sonrió mientras me coloco en puntitas para dejar un beso en la comisura de su boca, siento como suspira y me alejo unos pasos antes de volver a mirarlo.
– Gracias otra vez – y me giro para caminar en dirección a mi beta.
Llego donde Alex y me sonríe con curiosidad.
– Se llama Caleb, estudia arquitectura, busca toda la información sobre el – digo mientras sigo caminando en dirección al auto – llámalo, ofrécele alguna practica o trabajo en la empresa y que vaya cuando antes a hablar.
– Sí alfa – me dice sin borrar la sonrisa de su rostro mientras nos montamos en el auto para salir de ahí.