Capítulo 4 Ayla

Cuando cierro mi computadora vuelvo a recibir una llamada de mi hermano.

- Según lo que investigue, te van a regalar una patada y yo te doy otra de a gratis.

- Mira, hermano, ya dime qué es.

- No lo sé, en realidad sí, pero no puedo decirlo porque si no ya no será sorpresa. Tú lo dijiste– Mi hermano me cuelga y yo me bajo de mi cama, si lo tuviera en frente ya le hubiera dado una páliza por hacer sus travesuras.

Cuando bajo a cenar, lo veo sentado con mis padres en la mesa esperándome. Ah y no es panzón, le digo panzón de cariño, mis amigas aveces me piden su número y él me regaña por pasarlo.

Mis padres actúan normal, como si no me fueran a regalar nada, y mi hermano como si lo del regalo en verdad fuera la patada de la que hablaba.

Despues de terminar mi hermano se va dormir a su cuarto y mi padre me ve- ¿Todo bien con el novio?

-Sí – Me levantó de la mesa y me voy a mi cuarto.

En mi teléfono aparece el registro de una llamada perdida, por supuesto de Fernando. Me acuesto en la cama y no le devuelvo la llamada, si quiere hablar conmigo volverá a llamar.

Y esperando una próxima llamada de él me quedo dormida.

Y así es como llega el día sábado, mi cumpleaños, sé que no me van a regalar nada ni hacer nada hasta mañana. Así que decidí salir a caminar.

Escucho música y trato de relajarme, la universidad me estresa mucho, mientras camino una persona pasa corriendo a mi lado y un aroma que no olía desdé hace años me inunda. Cierro mis ojos y trato de recordar el rostro de aquel hombre.

Todo el día me la pasé de un lugar a otro, fui al parque al que mis padres me solían llevar de niña, entre a unas tiendas y finalmente regrese a casa antes de las 6 de la tarde.

Cuando llegue les avisé que ya había llegado desde la sala y después subí a mi cuarto. Encendí mi computadora ¿Y qué creen? Tenía una solicitud en mensajes.

El mensaje decía así «Escuchar musica te ayuda a relajar, bien por tí, mi pequeña luna"

Y buum, mi mente se hace un caos, ¿quién me vió cuando salí a caminar?

O mejor dicho ¿A quién se le ocurre llamarme luna?

Esto se pone cada vez más sospechoso y a la vez me da una curiosidad y lo digo, me frotó las palmas de mis manos, antes de aceptar la solicitud de amistad y responder no de buena manera como es mi costumbre.

"Y la cabeza ayuda a sostener su nariz para no meterla en los asuntos de los demás»

Y creo que fuí muy dura con mi mensaje porque no volví a recibir otro. Despues de varios minutos ni siquiera tenia un visto. Así que creo que debo de bajarle a mi manera de responder.

A las 8 de la noche mi novio me manda un mensaje antes de adjuntar un vídeo en el que puedo ver a todos los chicos bebiendo y celebrando, pero algo no cuadra en el vídeo, resulta que en el fondo debajo de un sofá está el bolso de una chica.

Lo dejo pasar, puesto que puede ser el de la novia de el dichoso amigo. Pero eso no quita que deje de pensar sobre ese asunto.

A las 9 recibo la llamada de mi amiga.

-Ayla, sabes, hoy es día más feliz de mi vida. Tengo al chico que me gusta conmigo.

-¿De verás? Que bien por ti– Le digo, el que ella sea feliz me alegra. Pues es mi mejor amiga y eso quiere decir que por fin tendrá algo con que distraerse.

-Ayla, eres una mala amiga, jamás me has preguntado quién me gusta- la escucho ebria y ruedo los ojos.

-Respeto tu privacidad, si un día quieres decírmelo te agradecería, si no te entiendo.

-Yo lo quería, era él chico más destacado de la clase y tú... tú- la escucho vomitar y decido ir al lugar al que esta y me doy cuenta que no sé en dónde esta.

-¿Dónde estás?– Le pregunto y no tarda en darme la dirección.

Salgo de casa, no sin avisar y les digo que regresaré antes de la cena, solo iré por mi amiga y la llevaré a su casa ¿Qué puede pasar?

Despues de llegar me percató de que la casa está grande y me puedo perder en cualquier momento al no conocer.

Cuándo tocó el timbre un sirviente me abre y me encuentro con todos los chicos bailando y algunos con cerveza en las manos. Las luces de colores iluminan la casa y se escucha musica.

Busco a Karen, mi amiga, no la veo por ningún lado. Afortunadamente Carlos, un amigo de mi novio se me acerca y me dice que lo más probable es que este en el segundo piso por la tranquilidad al recibir llamadas.

Y aquí voy yo, a subir escaleras y a buscar a mi amiga, la busco en el balcón, en todos los pasillos y de pronto recuerdo algo.

Puedo volver a llamarla y preguntarle en donde está, no entiendo cómo no se me ocurrió antes, lo sé soy genial.

La llamó y escucho un teléfono sonar desdé adentro de una de las habitaciones. También escucho algunos golpes en la pared y posteriormente gemidos.

No soy chismosa, solo que soy virgen y en ocasiones me imagino perdiendo mi virginidad con cualquier hombre de cara bonita, me acerco a la puerta y escucho más gemidos.

No sé quién esté ahí, solo que esos sonidos me hacen sentir calor en la parte de ahí abajo.

Pero todo se desmorona en cuanto escucho la voz de la mujer...

-Fernando, un poco más- Se supone que estaba borracha y por su tono de voz me doy cuenta que no y que está bastante sobria- Aaah, Fernando- Lo bastante como para saber que se está acostando con mi novio.

Abro la puerta lentamente, no por completo, solo la dejo entreabierta y me encuentro con la sonrisa de triunfo de Karen.

Mi novio esta acariciando su cuerpo con las manos y en tal posición. ¡No puedo creer que él no noté mi presencia!

Arrempujo la puerta y la luz entra en el cuarto.

Karen agarra la mano de mí novio y la mete en sus piernas- Fernando, deberías de dejar a Ayla, ella no te da lo que yo.

-Solo es diversión entre tú y yo, Karen. Ayla es la mujer que quiero para mi futuro.

Me río, no tan bajo y no tan alto solo para que él me escuche. Y funciona, porque al segundo siguiente se aparta de Karen y se cubre.

-Ayla, esto... estaba ebrio y no sabía lo que hacía- Trata de excusarse cuando ya escuche todo. No sé desde cuándo estos dos me ven la cara de tonta.

-Fernando, no te preocupes, ella me lo dijo y solo venía a comprobar- Me doy la vuelta y corro escaleras abajo, no quiero volver a saber nada de esos dos.

Todos los chicos me ven como si entendieran algo y recién se acordarán de evitar que subiera al segundo piso. Cuándo salgo de la casa veo un taxi parado y sin dudar me subo, cuando ya estoy lo suficiente lejos checo por el espejo retrovisor y me doy cuenta que mi novio esta afuera de la casa, pero ya es tarde.

Él taxista se detiene en la villa y después de pagar bajo del taxi.

-Llegas tardé, te esperamos por más de 1 hora, ¿qué horas son estás de llegar a casa?– Me dice mi padre evitando que me vaya a mi cuarto sin ser regañada.

-¡Ya no soy una niña para que me cuides, papá! ¡Déjame en paz! ¡Todos ustedes, déjenme en paaz!- Grito y subo a mi cuarto.