Capítulo 5 Ayla

El único lugar en el que dejó caer mis lágrimas, mi padre toca la puerta y después la abre para entrar.

Se acerca hasta la cama y me da un abrazo -¿Cómo te encuentras? ¿Te paso algo? -Yo asiento entre sus brazos y él me aprieta fuerte.

-...

-¿Quiéres que hablemos sobre eso?- Niego y el me da una palmadita en la espalda- Esta bien.

-No esta bien, papá. Nada esta bien.

-Las cosas pasan por algo, no sé que tienes, pero pronto estarás mejor- Mi padre se levanta y sale, en ocasiones nadie me entiende.

Me acuesto en la cama y lloró hasta tranquilizarme, enciendo mi teléfono y me doy cuenta que él extraño ya contesto mi mensaje.

«Esa boquita, ¿así te educaron tus padres?, Luna» -De nuevo me llama así, no lo culpó, es un idiota y al no tener a nadie con quien desquitar mi coraje la descargo en él.

«¡¿Qué le importa mi vida?! ¿Por qué todos me ven cómo una niña?» -Le mando el mensaje y al parecer se queda pensando mucho tiempo antes de responder.

«Más de lo que imaginas ¿Y acaso no eres una bebé?» -Este tipo sabe cómo sacar lo peor mi, no, no soy una bebé.

«Soy una mujer, ya tengo 20 años, en este año voy a graduarme y en menos de dos años me casaré »

«Felicidades, en especial a tu novio, supongo que él es muy afortunado» -Lo último me rompe el corazón y no sigo mandando mensajes.

Ya por la mañana me siento tranquila en la mesa y desayuno en silencio, me arrepiento por lo que dije ayer.

-¿Hoy ya no vas a decir que te dejemos en paz?- Se burla mi hermano y eso es algo intolerante para mí. Agarró mi vaso de jugo y se lo aviento.

Mi padre se pone de pie y señala a mi hermano- Ayla, pide una disculpa, al igual que tú Larry, el que estén de malas los dos no significa que tengan ese tipo de comportamiento aquí en la casa y mucho menos en la mesa.

-Ayla, perdón– Dice mi hermano buscando algo con que limpiarse.

-Vete a la mierd*– Le digo y trato de escapar antes de que mi padre me regañe.

-Ayla Cheng, ¿qué dijiste?- Corro por mi vida antes de que algo malo me pasé.

Vuelvo a encender mi teléfono y veo que ya tengo mensajes nuevos.

Uno es de mi amiga y el otro de aquel desconocido. Abro el de mi amiga primero y mi coraje aumenta.

«Ayla, ya no eres mi amiga, todos los chicos siempre te prefieren a ti. Eres malcriada, mimada, presumida, te aprovechas del dinero de tus padres, no sé que te ven todos»

La dejó en visto, no se que responder ante esto, ella tiene razón, soy una niña malcriada.

Me pongo a llorar por un momento y después vuelvo a encender mi teléfono para ver el segundo mensaje.

«Pequeña luna, ¿te sientes bien?»

«No»

«Soy un desconocido, si gustas puedes contarme, no lo publicaré o iré a anunciar» -Sin duda me hace reír y limpiarme las lágrimas.

«Cambios hormonales y un novio que me falló»- No sé porque le cuento a él, en lugar de mi padre, pero es que este desconocido tiene el don de hacerme sentir bien.

«¿Te fallo?¿Cómo?»

«Olvídalo, no es nada, hoy es mi fiesta de cumpleaños sabes... Y ayer recibí una noticia por adelantado»

«Felicidades»

«¿Por qué?»

«Por tu cumpleaños y por terminar con tu novio»

«Lo de mi novio no es algo que se pueda felicitar, teníamos más de dos años de novios»

«¿Y? Las relaciones que terminan ya estaban destinadas desde antes a fracasar ¿Lo sabías?» -Sus mensajes me dejan pensando en muchas cosas, es como si hablara con mi padre, o mejor dicho alguien mayor, es que esa es la manera de pensar de alguien adulto. Momento ni siquiera sé su edad.

«Señor desconocido, ¿cuántos años tiene?»

«...No la puedo decir por el momento, mi pequeña luna»- Me pregunto porqué no, y entonces después de varios minutos le vuelvo a escribir.

«¿Es casado?»- Lo sé, estoy violando su privacidad, pero en realidad siento curiosidad por él.

«No, si un día me caso, me temo que alguien se puede poner triste»

«¿Y quién es ese alguien?»