En busca de la magia
img img En busca de la magia img Capítulo 3 La misión
3
Capítulo 6 Jason img
Capítulo 7 No molestar img
Capítulo 8 Tierras calurosas img
Capítulo 9 La creyente img
Capítulo 10 La chica ideal img
Capítulo 11 Conspiración img
Capítulo 12 Londres img
Capítulo 13 Un pequeño gran cambio img
Capítulo 14 Una promesa img
Capítulo 15 Pequeños celos img
Capítulo 16 Favor con favor se paga img
Capítulo 17 Un beso img
Capítulo 18 Un brote img
img
  /  1
img

Capítulo 3 La misión

Me sentí expuesto ante ellos, lo último que necesitaba era que sintieran pena por mí. Mi orgullo era lo suficientemente grande como para permitir aquello.

-¿Por qué no dijiste nada, Jason? -preguntó Nikolai en voz baja.

-Estoy acostumbrado a resolver los problemas por mí mismo, no tiene importancia -dije con desdén.

-Claro -me miró Patrick con una ceja alzada-, ¿y tampoco le diste importancia al hecho de que te volvías menos poderoso?

Me quedé en silencio, petrificado. Resultaba inquietante que un desconocido acertara con pensamientos que nunca había exteriorizado, no cualquiera sabía cómo afectaba a nuestros poderes el hecho de que éramos guardianes de las estaciones.

-Sigo teniendo el mismo poder de siempre -mentí-, es solo que no podemos interferir en el ciclo de los humanos.

Patrick me dirigió una mirada de superioridad, ambos sabíamos que mis palabras eran mentiras. El deber de un espíritu natural era proteger y alimentar su don, pero cada vez nos volvíamos más débiles.

-Si tú lo sabes todo, dime cómo arreglaremos este problema -me crucé de brazos.

El castaño parecía complacido por saberse ganador de la pequeña discusión, él sabía que tenía la razón y quería demostrárselo a todos.

-A decir verdad, es muy fácil y me sorprende que ustedes no lo hayan hecho antes -dijo y comenzó a merodear por el lugar, mejor dicho, a volar-, basta con buscar creyentes.

-El problema es que no los hay -dijo Pascual alzando una ceja.

-Sí que los hay -señaló el globo terráqueo y miró a Nikolai-, ¿acaso no están las pruebas de que el mundo mágico y el que ellos conocen se están desmoronando?

Nikolai asintió con la cabeza, dándole una respuesta positiva.

-Debemos ir con aquellos que dudan y hacer que crean por completo -dijo Patrick antes de detenerse frente a una mesa donde había muchos artilugios del creador del otoño-, esta nueva generación debe intentar tener un futuro.

-¿Tan solo eso? -murmuró Pascual incrédulo.

El chico estaba curioseando en los cachivaches que tenía Nikolai en el palacio; los observaba y los volvía a poner en su lugar.

-Es más complicado de lo que imaginas -dijo con aparente desinterés-, en algún momento fuimos Dioses y ahora solo somos mitos.

Los guardianes lo miraron escandalizados por tal comparación, negué con la cabeza al sentir que estaban menospreciando la opinión que Patrick ofrecía. Siempre tenía presente el recuerdo del primer niño que logró verme inclusive hasta llegar a su adultez, él siguió conservando su fe en la magia y por lo tanto la idea no me parecía disparatada.

-Podría tener lógica -murmuré pensativo-, las generaciones pasadas sí creían en nosotros. Con el pasar del tiempo creyeron que los recursos eran inagotables, pero en muchos lugares del mundo están sufriendo los cambios.

Pascual nos miró a ambos con recelo, podía ver la sospecha de confabulación en su rostro.

-Tú siempre has querido interferir con el ciclo de los humanos y el cerebro congelado jamás le da la razón a alguien -dijo cruzándose de brazos-. Para mí parecen enormes señales de advertencia.

Sentí la mirada de Patrick sobre mí, pero el sonido de Summer aclarando su garganta llamó la atención de todos.

-Patrick tiene razón -concedió con una sonrisa-, los niños con los que antes hemos reestablecido la fe ahora son adultos. Quizás el problema es que nos hemos centrado únicamente en los niños, ¿ellos cómo sabrán de nosotros si sus padres dejaron de creer en la magia que alimenta a la naturaleza?

Desafortunadamente el espíritu del verano había robado el protagonismo de mi apoyo por las propuestas del castaño, haciendo que Nikolai accediera a hacer los preparativos para nuestra nueva misión. El palacio tenía a guardia otoñales moviéndose de un lugar a otro; algunos calculaban las coordenadas, otros preparaban el equipo táctico y el resto seguía cambiando el color de las hojas de verde a amarillo.

Las protestas de Pascual no sé hicieron esperar, la mitad de los protectores de las estaciones discutía los detalles de la misión por lo que no vi necesario gastar energía en ello. Preferí poner atención al chico que había sido traído en un saco y que merodeaba por el palacio, después de todo eso significaba que era un sospechoso intruso que debía ser vigilado.

-¿Realmente crees que funcionará tu plan para reestablecer la magia? -pregunté, intentando llamar su atención.

Me miró extrañado, se mantuvo en silencio por algunos segundos antes de responder.

-Fuiste el primero en apoyarme y el resto te siguió, ¿por qué razón lo harías si no estás seguro de que funcionará?

Me sorprendió el hecho de que para él no hubiera pasado inadvertida mi acción, a su vez me irritó que insinuara que podría existir alguna razón específica.

-No hay una razón -dije de manera torpe-, solo no parecía una idea tan terrible, pero ahora que lo pienso dudo que sea sencillo.

Patrick voló hacia donde estaba una criatura otoñal con una bandeja de postres, tomó un muffin de calabaza antes de dirigirme otra mirada de superioridad.

-Será fácil una vez que logremos que los humanos vean lo que han hecho, tendremos la fe y pequeñas acciones que podrían facilitarnos el trabajo. Será pan comido.

Dicho esto, mordió el muffin y sonreí esperando su respuesta de asco. Si llevas un tiempo aquí, sabes que no debes tomar galletas de las bandejas porque los guardias otoñales no saben cocinar.

Esperé paciente con una sonrisa maliciosa, pero Patrick terminó de comer el muffin sin hacer ningún gesto, recordaba a la perfección el horrible sabor de los postres de esas criaturas malvadas y merecían al menos una mueca de desagrado.

-Deberías agregarle más canela, es de mis arboles preferidos -dijo acompañando sus palabras de un guiño.

Mi gesto se arrugó al ver la manera en la que el guardia otoñal asintió con vehemencia y corrió en dirección a la puerta, lo detuve para evitar que huyera con los postres.

-Dame eso.

Tomé un pequeño cupcake y le di un mordisco, para mi sorpresa sabía muy bien. Sospechosamente bien.

En mi descuido Patrick ya había volado lejos, él estaba muy entretenido contándole algo a Pascual. Me encontré pensando sobre la posibilidad de que hubiese usado magia para mejorar los postres, ¿o acaso es que todo le salía bien a ese chico?

-Phil les enseñó a cocinar -dijo Nikolai orgulloso a mis espaldas, sacándome de mis pensamientos.

-Ya veo -dije mirando el postre a medio comer.

El grandullón quizás me conocía demasiado, como para saber cuándo mi mente estaba maquinando ideas extrañas.

-¿Sucede algo, Jason? -dijo Nikolai en tono paternal.

Mi mirada se dirigió hacia Patrick, no podía evitar sentirme un poco contrariado por su presencia.

-¿Realmente confías en él?

-¿Patrick? -dijo extrañado-. Sé que es un buen chico, siempre ha sido muy devoto con su don.

-¿En serio? -murmuré escéptico.

-Lo sé, parece difícil de creer para algunos -dijo con una sonrisa-, pero Patrick podría ser incluso una buena influencia para ti. Prácticamente son los únicos espíritus que comparten un rango de edad, date el tiempo de conocerlo.

Me dio unas palmadas en el hombro, que casi me tiran al suelo y se alejó.

-Bien, hay algo más que se debe aclarar -dijo Nikolai alzando la voz-, Patrick por obvias razones no puede ser un guardián de las estaciones.

Pascual alzó las manos al cielo, quizás agradeciéndole al mundo.

-Al fin una buena noticia -festejó.

-Pascual, Patrick es indispensable para esta misión y siempre lo ha sido para cumplir con nuestras obligaciones como espíritus naturales-dijo Nikolai haciendo que el castaño alzara una ceja y sonriera con suficiencia.

Rodé los ojos al verlo, parecía un chico demasiado seguro de su valía como para ser presumido. Después de un largo sermón por parte de Nikolai sobre aprender a trabajar en equipo y olvidar las diferencias, finalmente hizo el anuncio que secretamente ansiaba.

-Es hora de irnos -anunció Nikolai con una sonrisa maliciosa.

-Oh, no -murmuró Pascual adivinando lo siguiente que diría.

-¡Todos a la carroza! -gritó Nikolai con euforia.

Antes de que pudiera escapar tomé a Pascual del brazo, dispuesto a molestarlo un poco.

-¿No me digas que tienes miedo, solecito? -dije burlón.

Me fulminó con la mirada, se soltó de mi agarre y caminó detrás de Nikolai.

-¿Quién le teme a esa chatarra? -dijo Pascual con desdén.

Nos encontrábamos en el túnel subterráneo, se abrieron las puertas dejando ver a poderosas criaturas arrastrando la carroza de Nikolai. El creador del otoño a veces resultaba espeluznante para Summer o Pascual, no era coincidencia que los humanos festejaran Halloween durante su estación.

-Wow -dijo Patrick embelesado-, siempre quise subir.

Nikolai alzó ambas cejas y miró a Pascual, con una sonrisa de petulancia.

-Todos aman mi carroza -dijo haciendo que Pascual rodara los ojos.

Patrick voló directo a la carroza y se sentó atrás emocionado, junto a él se sentó Summer. No discutí sobre el hecho de que habían ocupado mi lugar, me sentí ofendido de no ser la primera opción de Summer como en el pasado.

-¡Abrochen sus cinturones! -dijo Nikolai tomando las riendas de la carroza.

-Aquí no hay nada -murmuró Patrick extrañado.

-Es solo una expresión -sonreí.

-Te odio con todo mi ser, Nikolai -dijo Pascual agarrándose de donde podía.

La carroza despegó mientras las criaturas otoñales corrían en sus cuatro patas, estos híbridos de hojas y ramas enroscadas lograban moverse por los cielos. Se movían dando vueltas por el aire como si se tratase de una montaña rusa, el espíritu del verano y primavera no solían transportarse volando.

-¡Levanta las manos, Pascual! -dijo Patrick entre risas.

Volteé a mirarlo y no pude evitar sonreír ante la escena; Patrick reía con diversión alzando sus manos, realmente disfrutaba el viaje. Por otro lado, Pascual abrazaba mi pierna mientras gritaba. Mejor dicho; enterraba sus uñas en mi pierna.

Noté por la torre eiffel que estábamos en París, Francia. No recordaba haber visitado París últimamente, la falta de nieve podría evidenciarme.

-Bien, aquí vamos a comenzar -dijo Nikolai dándose la vuelta para mirarnos.

-Que hermoso es París de noche -suspiró Summer.

-¿No se supone que es invierno, Jason? -dijo Patrick alzando una ceja.

-¿Estás diciéndome cómo hacer mi trabajo? -respondí de mal humor.

No podía evitar estar a la defensiva, detestaba que señalaran mis habilidades como espíritu del invierno.

-Qué amargado -murmuró.

-Nikolai, dinos qué haremos -dije quitando a Pascual de mi pierna-, al parecer tengo mucho trabajo que hacer aquí.

-Nos dividiremos y...

-Yo pido ir con Patrick -interrumpió Summer a Nikolai.

Alcé ambas cejas sintiéndome una vez más traicionado por la supuesta preferencia que el espíritu del verano tenía por mí.

-Bien, Patrick irá con Summer -dijo Nikolai mientras peinaba su barba.

Por favor que no me toque con Pascual. Por favor, por favor, por favor.

-Pascual con Jason y yo iré solo.

-¡Oh, no con él! -gritamos ambos.

-Bien -resopló Nikolai-, Pascual con Summer. No quiero discusiones.

Mi primer pensamiento fue "olvídalo, prefiero mil veces a Pascual." Me disponía a discutir el compañero que me había tocado cuando Summer se acercó a mí.

-¿No quieres que cambiemos, Jason? -susurró Summer dedicándole una sonrisa a Patrick.

Alcé una ceja con escepticismo, decidí que era preferible ir con el niño maravilla en lugar de que otro lo hiciera.

-Mueve tu trasero, Patrick.

Me resultaba irritante la extraña atención que Summer tenía hacia Patrick, ¿qué tenía de especial el chiquillo?

            
            

COPYRIGHT(©) 2022