Capítulo 2 2| Fiona

*** Comisaría***

Mi amigo viene el rostro triste, le abren las rejas y me mira.

- ¿Y tu prima va a venir? -le pregunto. Él niega con la cabeza y me explica que hicieron que la llamada se colgará por más que intento pedirle que quería hacer otra llamada se negaron.

Malditos bastardos -pienso, pues no los puedo insultar sino estaremos en más problemas.

-¿Pero lograste hablar con tu prima?

-Si pero se escuchaba una bulla, lo más seguro y salió con sus amigos a una fiesta.

Se le ve apagado y triste al castaño, intento estar fuerte por ambos.

-Esperemos un rato. Sino te daré mi llamada para que llames a tu familia.

-Bro mi padre me dará de alma y mi mamá solo llorará mientras me golpean -dice apenado.

Se que su padre es violento con él, somos amigos desde que tenemos cinco años de edad, mi familia trabajo para sus padres hasta hace dos años donde mi papá aplicó a un trabajo mejor y pudo sacar a mi madre de trabajar.

-Tranquilo -le digo. Le doy pequeñas palmadas en el hombro.

-Gracias Daniel por ayudarme, lo siento si estás en problemas, todo es mi culpa.

Veo sus ojos apunto de llorar y lo abrazo de costado para reconfortarlo.

-Oye amigo tranquilo -le digo con la voz baja. Se que a mi también me mataran en casa si se enteran.

Estamos sentados hasta que un policía se nos acerca.

-¿Así que eres soldado? -me pregunta.

-Si señor -respondo.

-Despidete de tu vida militar te pondrán una infracción por abuso de autoridad.

Siento que el mundo se me cae encima y mi amigo se levanta molesto.

-¿Cuál abuso de autoridad tombo comprado? -grita con fuerza -Aquí el agredido soy yo y mi amigo. Danielito salió en mi defensa porque ese tipo me robo mi teléfono y el corrió y yo corrí y nos quiso golpear pero él me salvó, es una lástima que se le halla salido el brazo.

Quiero matarlo con mis propias manos, pero al verlo me da la misma ternura de cuando éramos niños y me defendía de esos niños adinerados.

-Igual ya se jodieron, ahora sí -dice el policía desapareciendo en el pasillo.

Francisco me mira y yo solo le muestro una sonrisa. Se que ahora ellos harán abuso de autoridad con nosotros.

A los pocos segundos viene con un balde de agua y se que no mojara para pasar frío, pero yo estoy acostumbrado.

Me mira y mira a mi amigo, lanza el agua y en ese preciso instante pongo a Francisco detrás de mí. El agua fría cae por toda mi ropa y siento el frio. Me quito la saca entre la mirada incrédula de mi amigo y las risas de los policías, voy quitándome el polo.

Veo a un oficial de mayor rango aparecer por el pasillo y me mira, luego mira a Francisco.

-Saca al gringo de aquí -ordena el oficial mayor.

La reja se abre y él me mira con miedo. Estoy asustado por lo que le puedan hacer a él. La reja se vuelve a cerrar mientras que lo llevan a otra lugar.

-¿Qué pasó? -me pregunta.

-Nada señor -respondo.

-Hijo tu eres militar, no debiste meterte en ese problema ese gringo tiene plata para comprarse otro teléfono -dice preocupado por mi situación.

-Señor era un delicuente...

-Se te paso la mano con él, le han dislocado el brazo.

-Señor no me arrepiento de haberlo hecho, él no volverá a la calles por un buen tiempo.

-Si levanta cargos te puedes ir hasta preso.

-Lo sé señor, yo asumiré mis acciones -respondo bien parado y mirándolo fijamente.

-Hijo piensa, en tu declaración di que fue ese gringo.

Me quedo en silencio.

*** Comisaría en la sala principal***

-Llego Fiona -grito. Los policías me quedan mirando, y algunos solo miran mis piernas. Camino hacia la oficinal del oficial al mando y ingreso sin tocar.

El viejo gordo está sentado en su escritorio con su teléfono en la mano, alza la mirada y se inquieta un poco.

-Buenas madrugadas soy Gianella Cross.

Extiendo mi mano, pero al solo mencionar mi apellido y mirarme el rostro debe reconocerme de las noticias o de alguna revista en la cuales me ha visto al costado de mi padre.

Se levanta y me ofrece un asiento de inmediato, un poco más y me limpia el piso con si lengua.

-Sere directa, tienen a mi primo en una celda, ¿Tiene fianza para salir? -pregunto.

-Claro que si señorita Cross, el monto es mínimo por desacato a la autoridad -dice mostrándome el papel con el monto y una coima grande.

Si mi padre supiera lo que hace la institución estaría votandolos, pero pagare lo que deba pagar para sacarlo.

-Desea un cheque o una transferencia -pregunto.

Él lo piensa un rato y luego de un conversación corta y una emisión de cheque, salimos de su oficina para que me entreguen a mi primo.

Los ojos de mi primo se agranda cuando me ve, corre hacia mí para abrazarme con fuerza.

-Te amo prima -dice separándonos, mira hacia sus zapatillas y están mojadas.

-¿Qué pasó? - le pregunto.

Su mirada cambia y mira alrededor, se me acerca y me susurra al oído que le hicieron ahí dentro.

Mierds su amigo.

-Sacalo de ahí por favor Gia, él no tiene la culpa solo me ayudó y...

Intento calmarlo a pesar de ser mayor que yo por dos años aún tiene la mentalidad de un chico de dieciocho.

-¿Y donde lo tienen? -le pregunto.

Él me dice que en las celdas, ingreso antes los gritos de todos y veo a varios presos.

Entre insultos y comentarios de mal gusto veo a un hombre alto parado mirando hacia la celda, está algo oscuro y en el umbral de luz, puedo verlo. Esta sin polo parado en posición de descanso, pero sin perder la elegancia.

-Piensa hijo esos riquillos no te van a sacar.

-¿Y quién dice que no pagaré su fianza? -le preguntó.

Me acerco lentamente.

-Yo pagaré su fianza - le digo al oficial. Cuando mi mirada se desvía a ese torso firme y desnudo.

            
            

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