Capítulo 3 3|Daniel

Sus ojos son claros, de unos verdes muy inusuales, su rostro es marcado y su cabello negro le da un toque profundo. Su mirada firme se relaja al verme y mi corazón late con mucha fuerza.

Debo tener cara de tonta ahora mismo, pues él emite un sonrisa. Siento que lo conozco desde hace mucho tiempo o que lo he visto en algún lado.

-Señorita Cross -dice el oficial, me mira y por poco y hace un saludo.

-¿Eres Daniel? -le pregunto. Él asiente con la cabeza.

Sus pantalones cargo están mojados y en sus botas de cuero se ve también las gotas de agua.

-Sacalo ahora -ordeno.

Él me mira y luego desvia la mira a alguien atrás mío, volteo y veo al jefe, asiente con la cabeza. Me quito mi casaca ancha y larga y se la entrego.

-Cubrete hace demasiado frío.

Él está por rechazarmela pero lo miro con esa mirada que yo mejor se hacer, La llamo la mirada de la orden.

Se pone mi casaca que a mi me queda enorme al él le queda exacto.

Salgo con el jefe de policías y ingreso a su oficina para negociar.

***

Miro a mi amigo y está sentado esperándome. Cuando me ve viene corriendo hacia mí.

-Gracias -es lo único que puedo decirle aún sigo atontado por lo hermosa que es su prima, se que esos ojos los he visto en algún lado esos ojos verdes grandes.

-¿Tu prima es hija del ministro?- le pregunto aún con incredulidad.

Él asiente con la cabeza.

-Mierda -suelto en voz baja. Estoy algo atontado.

-Ella es Gia, no te acuerdas de la pequeña a la que molestabamos siempre.

Me quedo en completo silencio intentando recordar, hasta que recuerdo s la castaña llorona y mocosa que venía corriendo siempre a nuestro atrás para que juguemos con ella cuando éramos niños.

-No creo que te acuerdes mucho, cuando falleció mi tía, mi tío la mando al estudiar al extranjero muchos años así que por eso en su adolescencia no la vimos mucho.

-Ya me acordé -le digo, nos sentamos a esperarla mientras escuchamos los susurros de los policías sobre Gia. De inmediato me hierve la sangre al escuchar toda las groserías que dicen de ella.

Miro el reloj y exactamente han pasado quince minutos y ella sale con una sonrisa y con aire de victoria.

Mueve su cabello de un lado al otro. Mi amigo se pone de pie y corre en dirección a su prima.

-Daniel vámonos -dice mi amigo.

Cuando salimos de la comisaría ella suelta el aire y se abraza a si misma.

***

-Dios -dice. Francisco abraza a su prima y yo estoy algo inquieto -Son unos imbéciles, debiste dejar que se fuera con tu teléfono de mierda, me salía más barato comprate un teléfono con todo lo que pague ahí adentro por ustedes dos me compro tres celulares de alta gama -grita-.No señor, y no sería cualquier teléfono sería un puto iPhone.

Francisco y yo nos alejamos de ella unos pasos para que no termine de matarnos.

-No se que haces Francisco pero este favor si te lo voy a cobrar -lo amenaza.

Cuando nuestras miradas se encuentran me mira y quiere gritarme pero me ve temblando por el frío. Inhala todo el aire que puedes y luego suelta.

-Arreglense ustedes, pero yo les mandaré la cuota todo los meses -sentencia con amargura.

Avanza lentamente y hacia la avenida y para un taxi. Ella abre la puerta de atrás y nos mira.

-¿Acaso piensan irse a pie a su casa? -les pregunto.

Ambos niegan con la cabeza. Me subo al asiento del copiloto y volteo a mirarlos.

-Los llevaré a casa y después más tarde se van a casa -le siguiero.

Ambos asienten con la cabeza. Se que mi papá no se encuentra en casa como es de esperarse, así que no me preocupa mucho.

Mi teléfono comienza a sonar y ahí recién puedo ver la hora son las cinco de la madrugada, tengo demasiado sueño.

***

Ella se ha quedado dormía en el asiento del copiloto, cuando nos deja en la entrada de una inmensa casa, estoy incrédulo. Francisco busca en sus bolsillos y le entrega el dinero al señor.

-Quedese con el vuelto.

Saco en brazos a Gia del auto y la estoy cargando.

-Joven, joven -llama el taxista.

Ambos volteamos y mi amigo se acerca.

-Falta diez...

Mi amigo se acerca a su prima y busca en su bolsillos, las llaves de la casa y dinero, saca un billete de veinte y corre hacia el carro y se lo entrega al señor.

-¿Me quedo con el vuelto? -escucho que le dice el taxista.

-No -responde mi amigo.

Viene hacia nosotros y con las llave ingresamos primero había el patio enorme y con varios autos estacionados. Después con la otra llave ingresamos a la casa.

-Dios pobre, está casi inconciente -dice Francisco. Quién me guía escaleras arriba hacia la habitación de su prima.

Cuando abre la puerta me quedo con la boca abierta, ella tiene una pared con un mural enormes de notas. Veo un esqueleto humano, con varias cositas rojas rodeandolos.

-Puedes creer que la niña que nos seguía con sus mocos es ahora una universitaria y futura doctora -dice mirando con orgullo la habitación de su prima.

La recuesto sobre su cama, mientras ella se acomoda sola sobre ella. La cubro con una manta grande.

-Bueno busquemos algo que ponerte amigo, debes estar muriendo de frío.

Realmente no quiero incomodar pero es verdad mis pies están helados y mi pantalón hace que la temperatura de mi cuerpo baje mucho.

Salimos de la habitación y él me dirigue hacia una pastillo.

-Mi amada prima tiene una colección de ropa de hombre, así que encontremos algo que puedas ponerte.

Cuando abre la puerta efectivamente hay un perchero grande con una variedad de ropa.

-¿Por qué tiene tanta ropa de hombre?-le pregunto con curiosidad.

-Cuando ella tenía fiestas los hombres olvidaban sus prendas y las mujeres igual, ella los guarda y alguno los dona, no lo sé nunca nadie ha regresado a reclamarle la ropa.

                         

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