MIRIAM
Sentí como hacían algo a mi alrededor y hablaban, pero no les tomé importancia y seguí durmiendo.
Poco tiempo después, me fui desvelando por los rayos de sol que entraban por mi ventana del avión. A mi lado estaba sentado papá. Este estaba con el móvil y cuando se dio cuenta de que estaba despierta me dijo:
ーHace un rato han venido las azafatas para traernos la comida y por los menús que me han dicho, supuse que te gustaría más este ーseñalando una bandeja con una tapa encima.
Abrí la tapa de la bandeja y vi un plato de pasta con tomate, un escalope de ternera y un yogur natural azucarado, tal y como a mi me gustan.
ーGracias papá, has acertado. No creo que ninguno de los otros menús me hubieran gustado ーle respondí sonriendo.
Tiempo después, papá y yo estuvimos hablando de cosas de la vida. Hasta que el piloto, como había hecho antes de empezar el trayecto, nos pidió que nos volviéramos a abrochar los cinturones porque íbamos a aterrizar.
Al aterrizar, como cuando entramos al avión, la misma chica y el mismo chico nos despidieron y nos dieron las gracias por volar con ellos, y nos fuimos hacia la salida del aeropuerto.
Fuera nos encontramos con algunos camiones, donde llevarían todos nuestros muebles, y un taxi que nos llevaría a nuestro nuevo hogar.
Pasó un buen rato hasta llegar a una calle muy florida, debido al jardín de una de las casas de la zona. Era enorme, con un montón de flores, de diferentes colores, pero como si estuvieran bien organizadas cada una en su lugar, y diferentes árboles, algunos solo verdes y otros con flores rosas para hacer parecer que el árbol era de ese color, y estaba rodeado por una valla blanca muy elegante.
Note que el taxi había detenido su trayectoria, pero justo se detuvo delante de esa casa, de ese jardín tan bonito.
ーBueno, pues ya hemos llegado. Os presento nuestro nuevo hogar ーdijo mi padre.
ー¿Esta es nuestra casa? ーpregunté.
ーSí, es bonita, ¿no te gusta? ーpreguntó mi madre.
ーNo, no es eso, es solo que... no se parece en nada a la casa de Madrid ーrespondí.
ーMe alegro ーrespondió mi padre.
ー Ha sido cosa de la empresa, dijeron que se sentían mal por hacer que nos mudáramos desde tan lejos y decidieron hacer algo por nosotros ーdijo mi madre ーme parece un detalle por su parte.
ーSí, lo es ーcontesté.
Sí, es cierto que es un detalle por su parte, después de hacer que nos mudemos desde tan lejos y dejar a nuestra familia para irnos a vivir a otro país, pero no sé, creo que es demasiado. O al menos para mí. Puede que mis padres se vean muy ilusionados con todo esto, y bueno por parte yo también lo estoy. Digo por parte porque no soy una persona muy sociable y soy algo tímida y sé que me va a costar tener que relacionarme con gente nueva, sobre todo ahora que he tenido que cambiarme de instituto, pero sé que para ellos también es demasiado. No es nada comparado con la casa que teníamos en Madrid, que era como una casa normal, con el tamaño justo y su jardín pequeñito. Pero esto ya es otra cosa. Si me viera por fuera y no me conociera a mi misma, diría que mi familia es una de esas familias de ricachones que solo piensan en ellos mismos.