Tus besos de veneno
img img Tus besos de veneno img Capítulo 1 Introducción
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Capítulo 7 El futuro padre de mis hijos img
Capítulo 8 Solo amigos img
Capítulo 9 Aunque no sea conmigo img
Capítulo 10 Los sueños se hacen realidad img
Capítulo 11 ¿Así cómo puedo ayudarlo img
Capítulo 12 A ti nadie te quiere como yo te quiero img
Capítulo 13 Amar con un corazón roto img
Capítulo 14 Belleza y miedo img
Capítulo 15 Jazmines en el pelo img
Capítulo 16 Aunque no sea conmigo img
Capítulo 17 Si estoy loca es asunto mío img
Capítulo 18 Bienvenidos a mi infierno img
Capítulo 19 De aquí no sales img
Capítulo 20 Escapar img
Capítulo 21 Hasta nunca img
Capítulo 22 Empezar de cero img
Capítulo 23 Volver a confiar img
Capítulo 24 Roi img
Capítulo 25 Mariposas img
Capítulo 26 Perdiendo los miedos img
Capítulo 27 Nuevos comienzos img
Capítulo 28 Narrado por Roi img
Capítulo 29 Se acabó vivir con miedo img
Capítulo 30 Narrado por Roi img
Capítulo 31 Volver con la frente marchita img
Capítulo 32 Conversaciones incómodas img
Capítulo 33 No puedes solo regresar como si nada hubiera ocurrido img
Capítulo 34 La realidad que me mordió sin avisar img
Capítulo 35 Se marcharía la mosca, pero no para siempre. img
Capítulo 36 Y el monstruo regresó a los sueños img
Capítulo 37 Un adiós img
Capítulo 38 Siempre vuelves al primer amor img
Capítulo 39 Por tu felicidad a costa de la mía img
Capítulo 40 Carcelero img
Capítulo 41 El jodido teléfono y la llamada a Roi img
Capítulo 42 El vestido amarillo img
Capítulo 43 Madrid me duele img
Capítulo 44 El monstruo debe morir img
Capítulo 45 No es un crimen soñar img
Capítulo 46 Duérmete ya img
Capítulo 47 Más amargo que de costumbre img
Capítulo 48 A cuchillo img
Capítulo 49 ¿Cerraduras a mí img
Capítulo 50 Cuando las pesadillas se acaban img
Capítulo 51 Las últimas flores img
Capítulo 52 ¿A que no sabes quién a vuelto img
Capítulo 53 Epílogo img
Capítulo 54 ¿Te has sentido identificada img
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Tus besos de veneno

Sarah Shea
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Capítulo 1 Introducción

Cuando termine de recoger todos los pedazos,

tal vez siga adelante; cuando termine de ahogarme en mis propias lágrimas,

tal vez me olvide de ti.

Tus llamas quemaron la mitad de mi corazón la otra mitad ya te la había regalado.

Aunque llueva, tú nunca te mojas y no puedo echártelo en cara.

Me gustaban los misterios hasta que te convertiste en uno.

Dicha sea la verdad, no sé si alguna vez fui feliz contigo.

Con la punta de la navaja y los besos que se esfumaron me amaste, y a la vez, me mataste.

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Narrado por R.

Un futuro todavía distante.

Fue entonces que la vi.

Recibí su presencia como el sol que renace en el horizonte después de una noche fría y sin luna. De esa forma en que te llena de energía y te sientes parte de este mundo, porque hacía mucho tiempo que yo no me sentía parte de él. Las personas eran un trámite más que formaban parte de la vida, llegaban, convivían y se marchaban para ser reemplazadas por otras.

Ella no era así, lo supe desde el instante en que nuestras miradas se cruzaron y temí ser el único flechado por ese ángel que rara vez acertaba en el blanco. Temí por lo que vi en sus ojos, una tristeza tan encarnada que hablaba de una vida demasiado larga para la edad que aparentaban sus facciones.

Puede que ese día descubriera lo que era tener miedo por primera vez, porque ella era como una flor expuesta a los rayos del astro en plena sequía. Presumiendo sus pétalos, con su tallo alzado y orgulloso, sin percatarse de que bajo toda aquella presentación de belleza se escondía una terrible amargura. Sí..., tuve miedo por mí, porque supe sin preguntarme sobre ello, que quería ser aquel que regresara la lluvia a su vida y la ayudara a retoñar sus pétalos caídos.

Lo supe al instante, ojalá hubiera sabido también el motivo de ese dolor en sus ojos, ojalá, tal vez habría podido ayudarla.

            
            

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