-Me disculpo por hacerlo esperar tanto tiempo -dice la castaña, entrando a mi oficina -. Estaba terminando de practicar, ya que mañana tengo una presentación.
Eso último lo dice con un poco de molestia.
-Tome asiento -le señalo la silla frente a mi escritorio-. ¿Qué tipo de obra tiene mañana?
Camina hacia la silla y con una sonrisa, que iluminaba cualquier calle oscura, vuelve a hablar.
-Es el lago de los cisnes -apoyo mi espalda en mi silla ortopédica mientras la escucho-. La última vez que se hizo la presentación, fue en Rumanía con la actual esposa del CEO de la academia de ballet.
Recuerdo perfectamente ese día. Sara, la que había sido mi amiga, había regresado a la vida e intentó asesinar a Ayla, la esposa y nueva Luna de Velkan.
-Fue inolvidable... -respondo seco-. Ahora, vamos a hablar de mi Valentina, entrando a su clase -me ve fijamente, la veo fruncir el ceño, pero tengo más o menos una idea del motivo-. Mi niña que estuvo con usted más temprano. Ella tiene conocimientos sobre ballet, porque ha aprendido pequeñas cosas gracias a su tía, que la han hecho crecer en su baile.
Y su primer intento por llamar la atención de una humana, fue bien recibido.
-La recuerdo, es una niña muy adorable. Fue muy hermoso para todas las personas que siguen los pasos de Ayla -responde con sinceridad-. Decían que para interpretar ese papel nos debía perseguir las desgracias, pero después, todos perdían la memoria. En el trabajo las cosas no van bien y se sabía que todo se derrumbaba. Por años ese mito fue parte de todos, pero la segunda vez, cuando Ayla bailó, todos en la academia de ballet, vieron el hermoso ángel que era.
-¿La admiras mucho? -pregunto, ella asiente-. Mi cuñada es muy querida. De la misma manera en la que tú la admiras a ella, el resto del mundo te ve a ti.
Su mirada se llena de tristeza.
-Somos el ejemplo de muchos jóvenes hoy en día -sonríe tiernamente-. En el caso de su hija, estuve hablando con la señorita Mara y le enviaré un itinerario con los horarios y las clases para la niña.
Acaricio mi barbilla.
Muy audaces son mis chicas.
-Bien, ¿cuándo empezarían las clases? ¿Es después del itinerario? -ella ladea la cabeza, tratando de entender mis ojos-. Claro, imposible no verlos. Se llama heterocromía. Tengo un ojo azul y el otro color café.
Al final, todos se asustan con mis ojos.
-Oh, sé el nombre. Lo siento, es que cambiaron de color rápidamente -se excusa avergonzada-. El jueves pueden empezar las clases con ella, así también puedo evaluarla y ver en qué nivel se encuentra.
-Sí, mis ojos suelen hacer eso algunas veces -suspiro, dejando mi barbilla libre-. Las clases serán en mi casa. Te enviaré la dirección después. Valentina tiene muchas cosas que hacer y se le dificulta moverse sin Mara, que es su niñera.
-Sí, la señorita Mara me explicó algunas cosas -huelo su miedo, Surt estaba completamente complacido entre su dulce voz, su calma y su manera de ser-. Entonces, para mí está bien...
-Por mí también -nos miramos fijamente por unos minutos antes de volver a hablarle-. Espero poder verla bailar en su presentación. Hoy vamos a dejarlo hasta aquí.
-Perfecto -se levanta de la silla-. Cuando termine mis ocupaciones le haré llegar toda la información de la primera clase de su hija.
Miro el rostro de la chica poco expresivo y su mirada me evadía la mía, observo con determinación cada parte de su cuerpo, cuando noto cortaduras en sus brazos y cicatrices en sus manos.
Frunzo el ceño... ¿Quién fue?
-Bien.
Nos estrechamos las manos y la vi salir de la oficina.
Voy a averiguar quién eres, Leah.
Lo haré y te reclamaré como mía.
***
Los recuerdos me invaden nuevamente al pensar en como mi hermano rechazaba a su mate. No sé cómo logró aceptarlo después de tanto tiempo.
-¿Qué tanto observas a mi hermana? -nos enfrentaba el niño-. No tenemos más dinero y ya vieron que estamos arruinados. No permitiré que le hagan daño a mi madre y a mi hermana nuevamente.
-¿Daño? -pregunto, frunciendo el ceño.
-Niño, no sé de qué hablas. Soy la persona que tu hermana rescató hace un rato de la calle -respondió mi hermano.
-Ah, haciendo lo que le gusta y niega tanto -el chico se levanta del suelo y se coloca al lado de Ayla-. Entonces, ¿mi hermana te rescató y la persiguieron hasta aquí?
La chica inspeccionaba el cuerpo del muchacho y presionaba sus labios para salir de la habitación molesta. El chico va detrás de ella y Velkan me hace una seña para que nos vayamos de la casa.
-¡¿Hasta cuándo seguirás con esto, Parker?! -le grita al hermano con desespero-. ¡Entiende que me haré cargo, siempre lo hago!
-Ayla, das lástima todo el tiempo. ¡No tienes idea de cómo pagar las deudas de papá! ¿Acaso crees que haciendo lo que haces lo lograrás? ¡Eres mi hermana y me das lástima!
A la chica se le escucha una carcajada.
-Tienes 16 años, Parker -su voz se escucha temblorosa-. Solo tú sabrás lo que estás haciendo, pero llegas drogado a la casa, traes dinero en las noches y por la mañana te vas sin decir nada. Soy tu hermana mayor y debo velar por ti. Me duele saber que estás haciendo algo malo, deja que me haga cargo de la situación, en algún momento podré controlar esto, solo espera un poco más.
Y era verdad lo que decía Leah sobre el papel que le tocaba interpretar a ella. Todas las personas que lo hacían, habían sufrido de alguna manera en su vida diaria. No sé qué clase de sufrimiento lleva Leah, pero espero que no sea similar al de mi cuñada. Ayla es un ángel caído que encontró el amor en mi hermano mayor.
Solo espero que con Leah las cosas no sean de esa manera.
Intentaré no rechazarla, pero no será una tarea fácil para mí...