La había perseguido por todo el camino para evitar que Leah estuviese en peligro. Le he pedido a Charlotte que si veía algo extraño en la academia, detuviera el tiempo y se enfrentará a Katrina. Charlotte es un ángel caído y es pupila de Aaron, una de los mejores demonios que hay en el inframundo por ser estudiante del rey demonio.
El tiempo detenido me recibió en la academia, Katrina y Charlotte estaban peleando. El ángel caído tenía contra la pared a Katrina, que estaba tratando de convertirse en la muerte. Mi lobo quería destrozar a Katrina, al ver el estado de Leah.
-¡Esa humana me robó mi lugar! ¿Ahora todos la quieren porque es débil y hermosa? A ella no la critican por su aroma ni por nada de lo que haga. ¡Solo a mí se me ven los defectos!
-Debes respetar la Luna de la manada. Ya fue elegida y lamentablemente, el lugar no te pertenece porque, simplemente, la Diosa Luna no te lo permitió -rasguña el rostro de Charlotte, cuando le responde-. Nadie está hablando de tus defectos o tu aroma... solo sucedieron las cosas así.
Miro a Leah que está desmayada en el suelo, pero no puedo acercarme porque Charlotte tiene un escudo protector.
-¡Charlotte, quita el escudo y permíteme entrar! -le grito, desde la puerta del salón de Leah.
-Esto no terminará hasta que tú vengas conmigo al inframundo, Katrina... -la tira al suelo y quita la protección.
-Te permitía todo, Katrina, pero esto es un atentado hacia la Diosa Luna y sus decisiones -entro al salón-. Lo que tú no querías que sucediera, lo adelantaste con tus malas intenciones.
-¡Ares, entiéndeme! Todo es una...
No la dejo terminar de hablar. Debo ponerle fin a su rebeldía y hacerle entender que su lugar, nunca fue estar a mi lado.
-¡Yo, Alfa de la manada Diamond, reclamo a mi mate, Leah! -hablo en voz alta, para que todos me escuchen.
Había un sol reluciente, pero ante lo que dije, cayó la noche y la luna brilló por las ventanas de la academia. Había seres sobrenaturales en movimiento y con eso, los lobos pertenecientes a mi manada, se arrodillaron con respeto.
Fuera de la academia, se escuchaban los lobos de la ciudad y aullaban como respuesta, ante la aparición de la nueva Luna.
-Tocas a mi mate y te mato, Katrina -la amenazo.
-Es una humana, Ares. No podrá contigo ni con nada de la manada. Te tendría miedo y sería un destino incierto contigo -suspira-. Ella no pertenece a tu mundo. No entenderá la situación. Podría ser como Sara. Debías ser como Velkan y buscar alguien más digno para ser la Luna de la manada.
-¿Tener otra mate o alguien más digno? Ayla era la súcubo destinada al príncipe de los demonios. ¿Crees que la elección del Alfa Velkan es mejor que la del Alfa Ares? -interviene Charlotte.
-¡Sí! La elección del Alfa de Rumanía, es mil veces mejor que esa humana débil -ve con odio a Leah. Katrina estaba en el suelo sentada, retomando su forma humana.
-Te lo dije esta mañana -la miro detenidamente, porque no me creo su falsa preocupación-. Las elecciones que tuvimos Velkan y yo, han sido correctas para nuestras manadas. ¿No estás de acuerdo? Entonces, tendré que echarte de la mía y enviarte de regreso a Rumanía. Leah es mía y aunque seas la muerte que acompaña en el camino a los seres humanos, debes aceptar que tengo una mate y no eres tú.
Un olor a sangre se hace notorio. Me empiezo a acercar para ver si era Leah, pero no. El olor a sangre era Charlotte.
-No está marcada -se ríe Katrina-. Deberías pensarlo una vez más antes de cometer semejante locura.
Un demonio que había estado cuidando de Leah, había sido paralizada por Charlotte para que no saliera lastimada. Voy hacia Katrina, la tomo por el cuello y la hago verme, cuando clavé mis garras en el, ella empieza a forcejear para liberarse, la diferencia es que ella no tenía tanta fuerza.
Al fin la haría entender el error que tuvo por meterse con la persona equivocada.
-¡Es mía! -la lanzo hacia un lado del salón y voy con Leah, la tomo entre mis brazos y la veo tan frágil que me duele el pecho-. Nadie más que yo, tiene derecho sobre ti, mi Luna.
Clavo mis colmillos en el brazo derecho de Leah, ella gime de dolor y varias lágrimas empiezan a salir de sus ojos. Dice unas palabras que no logro entender y aleja mi rostro de su hombro. Sus ojos eran de un verde intenso y su piel parecía de porcelana, parpadea lentamente mientras sonríe.
-Gracias por salvarme... -acaricia mi rostro y se vuelve a desmayar.
Beso su frente y miro a Katrina que se levanta del suelo molesta y se acerca hacia nosotros. Charlotte se interpone para que no avance más y deje en paz a Leah.
-¿Cómo es posible que un ángel caído cuide a una humana? Qué bajo caíste, Charlotte -se lamenta-. Regresaré a Rumanía, pero te vas a arrepentir de todo lo que me hiciste vivir. No sabes cómo quiero verte sufrir por la mujer que no te ama.
-Tal vez soy el ángel guardián de Leah -responde con simpleza, Charlotte.
Sonríe con ironía.
-No la lastimes, Katrina -nos miramos fijamente-. Ella no tiene la culpa de ser mi Luna y mucho menos que en todos estos años que estuviste conmigo, Surt, no despertó por ti.
-No puedo hacer nada, más que odiarla. Su destino es la desgracia por tu culpa. Es un ser humano admirable y querido por todo el mundo. No creas que ella te va a aceptar tan rápido como tú lo hiciste -tráquea su cuello-. Estaré en Rumanía y esperaré a que vayas a pedirme perdón por todos los malos tratos que he recibido, tanto tuyos cómo de Valentina.
-Ja, ja -me río seco-. Esperar es muy doloroso, Katrina. Te recomiendo que dejes las cosas tranquilas y lleves la fiesta en paz. No pediré disculpas por nada porque yo no te di esperanzas de una relación sentimental.
-Siempre me diste esperanza y me usaste como te dio la gana sin importarte mis sentimientos -la miro mal-. Lo dejaré pasar, pero tarde o temprano ella te va a rechazar y tú vas a venir a mí -mira el hombro de Leah-. Ya la marcaste, pero igualmente es una humana que no sabe nada sobre lobos. Al final del camino sabrás el verdadero infierno que le harás pasar por ser egoísta.
-Ve a morir lejos, Katrina -dejo a Leah en el suelo y la enfrento-. Deja de pensar en su destino. Vete en paz y olvídate que ella tiene que enfrentar cosas que no te competen a ti. Eres la muerte, pero la vida de Leah no te pertenece.
-Soy la muerte, no un lobo. Así que no tienes derecho de pedirme nada -vuelve a suspirar-, pero debes cuidarla y lo sabes. Otras especies vendrán por ella para llevarla lejos de ti. Recuerda que todos quieren estar bien con sus jefes y ver sufrir al Alfa de una manada, es un buen entretenimiento.
-No puedo pensar por el resto. Porque mi principal problema ahora, eres tú. ¿La dejarás en paz? -pregunto.
-Mi intención jamás fue lastimarla. Estoy dolida porque me usaste y yo solo quería que viera en lo que se iba a meter -mira hacia los lados-. Eras mi amigo, pero al ir pasando el tiempo me fui enamorando de ti. No fue mi culpa y vine a Grecia porque tu hermano me lo ordenó. Jamás lo hice por otra cosa.
-Katrina, mi intención jamás fue lastimarte. Sé lo que significa la manada para ti -le respondo sinceramente.
-Me hiciste sentir la peor persona del mundo. No me enamoré de ti intencionalmente. Simplemente, sucedió, pero en tu manada fui rechazada sin darme una oportunidad de mostrarme como era -sonríe-. Me dolió que hasta Valentina, la niña que ayudé a criar, me rechazara cuando creció. Nunca les hice nada, pero solo recibí malos tratos de ustedes.
-De verdad que lo siento muchísimo, Katrina -presiono mis labios, al verla triste.
No quería eso...
-La culpa será tu compañera eterna y cometerás los mismos errores por toda la eternidad, si no sabes separar tu vida amorosa de la manada -traga grueso-. Cambia su destino y trata de protegerla siempre. Nunca la hagas sentir mal y dale su posición en tu vida. No hagas con ella lo mismo que conmigo, Ares.
-Katrina...
-Tranquilo, estoy deseosa de ver qué pasará con ella. Puedo irme después de hablar con Velkan y preguntarle cuándo puedo regresar -sonríe con tristeza.
De verdad, lo siento.
-Velkan está esperando tu llamada...
-Me arrepiento de haberte amado como lo hice y no darme cuenta de que era una molestia -me pasa de lado.
-Eres mi mejor amiga, nunca lo olvides -se detiene a verme fríamente-, pero ahora mismo no puedo ponerte en primer lugar.
-Nunca lo hiciste y eres demasiado cruel conmigo... incluso ahora al decirme eso -ve al resto de los lobos-. Son leales a ti, pero a todos les falta empatía.
-Es mía y no puedo dejarla de lado por nadie. Sé que te lastimé, pero es lo que hay y nada de eso puede cambiar -asintió se fue.
Empezaremos otra vez.
Solo que esta vez si lograré cuidar a mi Luna de todas las personas que intenten apartarla de mí.