Capítulo 4 Conque mis deseos no se cuestionan ¿he

Era pasado del medio día cuando Antonio y todo el equipo había finalizado de verificar y organizar la propuesta que se le presentarán a los inversionistas, necesitaban que todo saliera perfecto en esa junta, había demasiadas cosas en riesgo, principalmente que en ese momento no se podían permitir perder ningún proyecto por insignificante que fuese, porque los haría parecer débiles ante Rafael Sandoval y sabía que sus rivales y sus enemigos los acechaban como buitres a la espera de cualquier oportunidad, para arruinar posibles negociaciones entre el imperio de la Ross y el consorcio Sandoval, l

a unión de esos dos imperios sería formidable, y si calculaba bien, también se unirían su dinastía. Como si fuera un rito, los ejecutivos miraron su reloj y Samanta, la encargada del departamento de Marketing propuso salir a almorzar. Todos estuvieron de acuerdo, a excepción de Ariana. –Disfruten de la comida, no podré acompañarlos a almorzar –Había quedado de reunirse con Isabella sobre las dos de la tarde, para salir de compras. Se quedó organizando unos documentos mientras el resto de los ejecutivos abandonan la oficina. Antonio la miró intrigado, usualmente era ella que proponía al equipo salir a comer, el casi nunca tenía tiempo de unírseles, y hoy había decidido ir. Le daba curiosidad qué tendría que hacer, que era más importante que comer con él y el equipo. Como él sabía, Ariana no tenía relaciones personales, más allá del trabajo. Salió de la oficina con el resto del equipo, pero después que iba llegando al ascensor tuvo que regresar a la oficina a buscar su celular. Pudo haber enviado a uno de sus guardaespaldas, pero decidió ir personalmente. Cuando entró a la oficina escuchó a Ariana hablando por teléfono, estaba apoyada en su escritorio de perfil a la puerta. -Ya saldré para allá, iremos de compras, aunque sabemos que ninguna de las dos lo disfrutara, y bien sabemos que es una excusa para tu pedirme un favor al que yo me negaré, ni en sueño haré lo que me pides –Le dijo a Isabella que estaba impaciente al otro lado de la línea telefónica. Su amiga estaba pidiéndole que acompañará a Antonio a la fiesta del sábado –Tu hermano es un idio... -No terminó la frase, al levantar la cabeza vio a Antonio observándola. Ariana se quedó con la boca abierta al ver el objeto de sus insultos frente a ella, que la observaba con una mirada inquisitiva en los ojos. Cuando recuperó el habla dijo –Nos vemos en unos minutos –Y colgó el teléfono. No sabía que tanto Antonio había escuchado de su conversación con Isabella, pero decidió que como mejor opción adoptaría la actitud por la que siempre optaba él mismo, lo ignoraría como si no hubiera dicho nada. Recogió su bolso y cuando iba pasando a su lado escuchó la voz profunda de Antonio decir: - ¿Conque mis deseos no se cuestionan he? Ariana lo miro con confusión y él le aclaro –Eso fue lo que le dijiste esta mañana a mi secretaria –Comento con arrogancia y una expresión de burla en los ojos –sin embargo, le dices a mi hermana que soy un idiota. Ariana le dijo – ¿Qué te hace pensar que estaba hablando con Isabella? –Repuso con rapidez, intentando salir del enredo. Antonio se río, y preguntó - ¿Acaso tienes otra amiga tan íntima además de ella?, ustedes dos sois dos bichos raros. Ariana intentó esquivar la acusación diciendo –Estaba hablando del hermano de una amiga que me querían presentar. Antonio la miró con burla por su nerviosismo, a leguas se notaba que estaba mintiendo, se veía un poco avergonzada, así que decidió seguir presionando, solo para molestar. - ¿Pero estabas hablando con mi hermana verdad? –Preguntó con un gesto irónico. Ariana suspiro y después le respondió – Si, así es, de hecho, quede de reunirme con ella, por lo que me tomaré la tarde libre. La puerta estaba abierta, y en ese momento Adela iba a entrar a la oficina, pero se quedó observando el intercambio de palabras sin interrumpir. Antonio la miró con las cejas arqueadas y le pregunto ¿Y desde cuando te tomas las tardes libres sin mi consentimiento? –Sabía que estaba siendo quisquilloso, porque desde que Ariana trabajaba con él, apenas había tenido días libres y en esos últimos meses estaba sometida a mucha presión. Ella lo miró con furia, desapareciendo todo rastro de vergüenza –le encantaba esa expresión de su cara cuando estaba enojada, aunque a simple vista Ariana parecía una chica muy sofisticada y distante, la verdad es que era una mujer inocente, muy apasionada y hermosa. Ella era la fantasía de cualquier hombre hecha realidad, por lo que le costaba bastante mantener sus manos apartada de ella. – ¿Acaso te atreverás a negarmela? –Le cuestiono con un tono más alto de lo necesario. Antonio no le dio tiempo a responder, Adela aprovechó el momento para hacerse notar, pensó que un hombre tan orgulloso y autoritario como Antonio no pasaría por alto la grosería de Ariana frente a alguien. -Señorita del Monte, ¿Cómo puede ser tan atrevida para hablar de ese modo al jefe? –Sintió que era su oportunidad para revanchas por la mañana. Los dos se sorprendieron un poco por la interrupción de Adela. Ariana, le lanzó una mirada fría y salió de la oficina. Antonio que estaba de espalda apretó los puños, y se volvió a mirar de frente a la inoportuna mujer. Esa calma por parte de Antonio no era sin duda lo que Adela esperaba, por lo que decidió instigar un poco: –Señor, ¿No cree que Ariana está siendo muy osada? Si tiene ese tipo de comportamiento ante los demás empleados, creo que eso puede minar su autoridad. Antonio cada vez más molesto, la miró con fastidio. Si no fuera porque hasta ahora era una persona muy eficiente, la habría despedido de inmediato, así que decidió dejarle las cosas claras. -La señorita del Monte – dijo enfáticamente –No es una empleada ordinaria de esta empresa, así que le sugiero que se centre en su trabajo, la persona que ocupaba su puesto antes que usted, fue despedida por ella por indiscreta y deficiente. –Le dijo con frialdad, aunque sabía que no fue por causa de Ariana que habían despedido a su secretaria anterior, sino por órdenes de su hermana. Salió de la oficina, su jefe de seguridad lo esperaba fuera de la puerta. Avisó al resto del equipo que iban saliendo.

            
            

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