Capítulo 6 El hombre indiferente (Segunda parte)

Selina sabía que no tenía sentido rogarle a Spenser y que de hecho no tenía ninguna posibilidad de recuperar a su hijo, así que esperaba poder al menos verlo por última vez. "Spenser, por favor, déjame ver a mi bebé una última vez. ¡Él es sangre de mi sangre después de todo!".

Vivian intervino apresuradamente: "¡Ni siquiera lo pienses! la familia Fang le proporcionará una vida buena y próspera. ¿Por qué te preocupas?". Entonces bajó un poco la ventana para mirarla, aunque no quería que ella viera la cara del pequeño.

Selina lo intentó, pero la abertura era demasiado estrecha para poder siquiera echar un vistazo adentro, de modo que por más que lo intentó, no pudo ver a su pequeño.

"Señorita Vivian, si estas dos locas continúan haciendo una escena como esta, es posible que no podamos salir con facilidad de aquí. Y si los reporteros nos encuentran en estas circunstancias, esto será un jugoso titular", dijo Lily con preocupación.

La mujer se molestó ante la mención de los medios. "¿Y qué se supone que debo hacer? No puedo matarlas".

Lily sacudió la cabeza. "Podemos resolverlo con dinero, dándoles otros diez millones. Creo que con eso estarán lo suficientemente satisfechas como para no seguir impidiéndonos el paso".

"¿Funcionará? Si lo que quisieran fuese eso, no nos habrían acechado".

En ese momento otro auto se detuvo junto al suyo, y al voltear hacia él, Vivian notó los logos de la prensa pintados en él. Se trataba de una van de reportaje, lo cual significaba que se habían enterado de su disputa. Sintiendo los problemas que se avecinaban, ella asomó la cabeza rápidamente y le lanzó un cheque a Selina. "Allí tienes diez millones. ¿Es suficiente para que mantengas la boca cerrada? Podrías vivir una vida de rica con eso a cambio de tu bebé".

Las cejas de la nueva madre se fruncieron ante la despiadada audacia de esa mujer. ¿Qué se creía? ¡Al ofrecerle dinero, la hacía parecer una traficante de niños! Los espectadores comenzaron a murmurar con más furia todavía ante las palabras de Vivian. Sin embargo, Selina no sabía si estos la culpaban por su crueldad o si la despreciaban a ella por renunciar a su propio hijo.

Aturdida por un momento, gritó: "¡No quiero tu dinero! Lo único que pido es a mi hijo, ¡devuélvemelo!". Acto seguido agarró el cheque frenéticamente y lo rompió en pedazos.

"¡Qué loca! ¡Conductor, vámonos ya!", ordenó Vivian, girando el rostro hacia adelante para ignorar los golpes de la otra en la ventana. Al mirarla, el hombre al volante vaciló, pero no podía desobedecer la orden, por lo que tras un breve momento, al fin pisó el acelerador y se alejó.

"¡Bebé! ¡Mi bebé!", gritó la madre, persiguiéndolos algunos pasos hasta que tropezó y se cayó. Ella solo pudo mirar el auto rojo brillante con desesperación mientras las lágrimas empapaban su rostro y su corazón se rompía en un millón de pedazos al saber que su pequeño le era arrebatado.

"¡Selina! Hija mía...", dijo Jane al tiempo que se le acercaba y se agachaba junto a ella para decirle con tristeza: "No llores. Eso no es bueno para tu salud y no te has recuperado por completo". La herida en el vientre de la joven se abrió debido a que había corrido y la sangre comenzó a manchar su ropa.

No obstante, ese dolor no era nada comparado con el que tenía en su corazón. "¡Mi bebé! ¡Se llevaron a mi pequeño! Mamá, ¿por qué me hacen pasar por todo esto?", exclamó, derrumbándose por completo.

"¡Te odio, Spenser! ¡Nunca te perdonaré en toda mi vida!", gritó hacia la dirección en la que había desaparecido el auto, como esperando que se detuviera milagrosamente y ellos le permitieran ver a su hijo. Ella guardaba la esperanza de que el hombre que amaba se diera la vuelta y la mirara... al menos por una vez. Sin embargo, todos sus deseos eran en vano, porque ninguno se haría realidad. Con un vacío en su corazón, sintió que no le quedaba nada en la vida.

Todo su mundo se derrumbó a su alrededor en el instante en que se llevaron a su bebé de su lado y Spenser la traicionó sin previo aviso. Entumecida, ella se quedó allí sentada mirando fijamente el camino, pero como aquello fue demasiado para soportar, todo se volvió negro ante sus ojos y se desmayó.

Sosteniéndola con fuerza en sus brazos, Jane lloró al ver el estado de su pobre hija. "Mi pobre niña, ¿por qué estás tan triste?".

Por su parte, los reporteros salieron del vehículo uno a uno y les tomaron fotos como locos.

"¿Puede decirme qué pasó hace un momento?", preguntó uno de ellos.

Otro lo siguió: "¿La mujer que acaba de llevarse al bebé es la novia de Spenser de Fang Group y su futura esposa?".

"¿Por qué se llevó al niño? ¿Spenser Fang también iba en el auto?", sondeó algún otro para enseguida agregar:

"¿Tiene algo que ver con disputas emocionales?".

"Señora Jane Wang, escuché que tu hija es una mujer vanidosa que hace un año usó medios despreciables para separar a unos enamorados comprometidos y así poder ser parte de los Fang. ¿Tiene alguna explicación para eso?".

Ninguno de ellos simpatizaba con el estado de ellas dos, ya que seguían haciendo preguntas tras preguntas. Si en el pasado la señora hubiera sabido que pasarían por eso, ¡nunca habría aceptado que su hija se convirtiera en la novia temporal de Spenser! Si Selina no hubiera sido su esposa sustituta, no habría terminado de esa forma.

Esa historia había comenzado un año atrás.